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44 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Sólo en 3D
En 1976, un tal Bernardo Bertolucci llegó al Festival de Cine de Cannes con su nueva película... y con una petición para la organización: no participar en la Sección Oficial a Competición. Ni Palmas de Oro ni reconocimientos del Jurado, su mastodóntica 'Novecento', de más de cinco horas de duración (y de medio lustro de cronología narrativa), no debía estar en el palmarés de aquella edición. No por falta de calidad, sino por diferencia de tamaño respecto a sus rivales. Si se trataba de ver quién la tenía más larga, entonces el concurso estaba descompensadísimo. Bertolucci ganaba por goleada, pues, si se lo proponía, él mejor que nadie encarnaba el espíritu de aquella semi-legendaria industria cinematográfica italiana que empezaba a dar sus primeros pasos. Pompa, fastos y fanfarria para concebir, de la manera más desacomplejada, espectáculos que sólo sabían pensar en dimensiones colosales.

Pero 27 años después, Don Bernardo, que por aquel entonces había reducido considerablemente la escala de sus historias, se cansó. El cuerpo, y sobre todo la mente, dijeron basta. La llama que alimentaba la pasión por su profesión se apagó... pero no de forma indefinida. Porque nunca es demasiado tarde para reconciliarse con el séptimo arte. Nunca es tarde para (re)descubrir el gran cine. "Y nunca es demasiado tarde para volver a ejercerlo", debió pensar el legendario cineasta, quien, efectivamente, se ha aplicado aquello de "nunca digas nunca". Dicha lección le quedó clara, afirmó hará dos años en Cannes, después de ver 'Avatar'. Sí, la de James Cameron. El revolucionario uso de la tecnología 3D (truco de magia por aquel entonces casi olvidado del todo, no está de más recordarlo) hizo renacer en el viejo maestro las ganas de ponerse detrás de las cámaras.

De modo que aprovechando la concesión de la Palma de Oro honorífica que se le ofreció en la Croisette, declaró que en breve, empezaría el rodaje de una película con UN solo escenario, con DOS personajes y en TRES dimensiones. Un año después, y en el mismo escenario, el director cumplió a rajatabla su promesa con 'Tú y yo'. ¿Seguro? ¿Y la tridimensionalidad? ¿Dónde han ido a parar las gafas polarizadas? En el baúl de los recuerdos, de donde jamás deberían haber vuelto a salir -ya lo he dicho-, porque ¿qué falta hace convertirse en cuatro-ojos (incluso seis-ojos; los miopes, por cierto, lo pasamos fatal en cada proyección de estas características) cuando los protagonistas y las situaciones descritas están tan bien definidos? Ésta, y ninguna otra, es la auténtica profundidad. La emocional, la que ningún efecto digital ha sido todavía capaz de falsear. Emociones desborda por todos lados el prodigioso descubrimiento de Jacopo Olmo Antinori, un adolescente con la cara masacrada por el acné, un bigote que empieza a intuirse y una mirada calcada a la de Malcolm McDowell en 'La naranja mecánica'. Acompañándole, el también sorprendente hallazgo de Tea Falco, suerte de "continuación natural" de la Eva Green de 'Los soñadores'.

Juntos comparten espacio y vivencias en un área mínima que encierra una historia máxima, y de la que mejor no oír nada antes de ver la película. En el aire, David Bowie se mezcla con los Arcade Fire, y Bertollucci da síntomas de una juventud apabullante, trayéndonos un regalo fílmico de valor incalculable. Hay actores como Michael Cera que parecen hacerse más niños a cada año que pasa. Hay actrices como Ellen Page cuyo cuerpo, en vez de crecer, se hace cada vez más pequeño. Por si a alguien le interesa, hay directores que siguen la misma lógica de relato fitzeraldiano. Detrás de este curioso caso de atípico -y más que bienvenido- rejuvenecimiento, está una historia tan desgarradora como preciosa, tan sutil como visceral, tan pequeña en su claustrofóbica apariencia teatral como inmensa en el fondo.

Granos, moratones, gritos, palabras hirientes y gestos tiernos... la naturalísima magnitud del conjunto sólo puede apreciarse, como no podía ser de ninguna otra forma, en 3D. No lo van a ver anunciado así, pero a diferencia de algún subproducto palomitero al que no le queda otra (será que la vergüenza no ha desaparecido del todo en este mundillo) que presentarse también en su original formato bidimensional, 'Tú y yo', a efectos prácticos, debería proclamar por todo lo alto que sólo va a proyectarse en prodigiosas tres dimensiones. Si ''dinosaurios'' como Werner Herzog salieron vivos del intento, ¿cómo no iba a hacer lo mismo un Bertollucci cuyos últimos y distanciadísimos trabajos se alejan a más no poder de cualquier indicio crepuscular? Con las gafas en la basura y el espíritu cinéfilo rebosante de vida, esta contagiosa, apabullante y -sí- moderna oda a la rebeldía constituye razón suficiente para, por fin, volver a darle las gracias al incombustible maestro... y para pedirle, por favor, que no vuelva a irse.
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21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Juventud, Problemas, Crecimiento y Madurez
La última película del maestro Bernardo Bertolucci “Tú y Yo”, llega varios años después de la excelente “Soñadores” (2003). El gran director de cine italiano vuelve a uno de sus temas recurrentes, la juventud, el crecimiento y la madurez. Con una pareja de hermanastros que tratarán de lidiar con sus problemas y salir adelante.

Lorenzo, es un joven de 14 años un poco tímido y apartado, que siempre busca la forma de escabullirse y estar solo la mayor parte del tiempo. Hasta que un día, en la escuela organizan un paseo y él se las arregla para ausentarse, hacerle creer a su madre que ha ido, y quedarse en una especie de sótano en el mismo edificio donde vive con su madre.

Olivia, es una joven un poco mayor que Lorenzo, ella es su hermanastra, producto de una relación anterior del padre de Lorenzo. Olivia detesta a la madre de Lorenzo por considerar que le ha robado a su padre y no han tenido una buena relación. Ella fue una prominente artista que pronto decayó en las drogas por todos los problemas que tenía. Es considerada un caso perdido y se ha marginado de la vida familiar. Encuentra a Lorenzo, cuando éste se encuentra escondido en el sótano, y allí conviven durante varios días, en donde desnudaran su alma, tratarán de limar sus asperezas y cada uno aprenderá algo del otro.

Es una película sencilla pero muy agradable de ver. Bertolucci a pesar de su avanzada edad, da muestras de su destreza aún reconocible tras las cámaras. Además de una notable banda sonora, donde sobresale una excelente canción de David Bowie que él mismo adaptó al italiano: “Ragazzo solo, Ragazza sola”, que aparece al final, es una de las mejores escenas del filme.

La mayoría del metraje transcurre en ese sótano, lo que proyecta una atmósfera muy intimista. Ese sótano, en donde Lorenzo y Olivia, discuten, pelean, se agreden, se insultan, se ríen, bailan, crecen y aprenden algo de cada uno del otro y de ellos mismo.

Las interpretaciones de los chicos son sobresalientes, Bertolucci siempre ha tenido buen ojo para detectar las nuevas estrellas jóvenes y sacar lo mejor de ellas. Aunque Jacopo Olmo Antinori, que interpreta a Lorenzo hace un buen trabajo, la que me ha encantado es Tea Falco, quien interpreta a Olivia, quien vive y domina a su tormentoso pero frágil personaje. Además, me gusta que el joven protagonista tenga acné, ya que en muchos filmes que retratan la juventud, vemos muy pocos protagonistas con acné. Parece un detalle sin importancia, pero muchos jóvenes sufren de esta enfermedad en su crecimiento, y muchos se acomplejan. Por lo que me parece muy interesante y positivo este detalle.

En síntesis, el filme me gustó, me agradó mucho y el tramo final la acerca al concepto de joya. La recomiendo para los fieles seguidores de Bertolucci y para los que quieran ver una historia sincera, nostálgica y luminosa sobre esos problemas en la juventud.

http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/04/tu-y-yo-bernardo-bertolucci.html
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23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Crítica conversacional en tres actos
1. No sé, a mi me pareció bastante mal todo. Pasan cosas, pero sin mucho motivo: soy un personaje, y ahora hago una cosa, luego otra, ahora me "medio cabreo", luego ya no, y es así un poco "porque-a-Bertolucci-le-da-la-gana". Y puedo decir "claro, esto significa que la relación llegó a este punto, o a este otro", pero eso no está traído con la película, sólo llega, y te lo comes. Los personajes no es que sean planos, es que no son personajes. Son el soporte de las imágenes, pero inconsistentes como tales, marionetas. Y la historia me pareció superficial, plantea una situación que se pretende compleja, adolescentes bien jodidos, pero luego no hay nada. No hay una crisis como Dios manda, una buena discusión de hermanastros (una con mono de heroína) que llevan días encerrados en un sótano. No hay complejidad psicológica, nada. Y ya, para rematarla, Space Oddity versión italiano, con una bien modificada letra que contiene un poco el mensaje de la película, porque "lo que no te doy mostrado, mejor ya te lo digo, y nos vamos para casa" (Heidegger, papeles perdidos). Bertolucci, MAL.

2.A mí me gustó mucho más que The Dreamers, que me resultó acaramelada y pretenciosa, con una clara intención de satisfacer los cultos y modas del moderneo y con un atrevimiento "salvaje" pero moralmente impoluto que me daba un poco de no sé qué .

A mí de Io e te me gustó todo. No es una gran historia pero me pareció una película redonda y genuina. Al contrario que a número 1, a mí me pareció que los personajes estaban psicológicamente bien caracterizados y en absoluto creo que las vicisitudes de su convivencia se deban a ninguna trama o narración caprichosa forzada por el guión. Me parece un retrato muy sincero y bien acabado de una de esas situaciones a las que no se les presta tanta atención cinematográfica como se debería, una de esas vivencias inesperadas no grandiosas pero sí extraordinarias que a uno quizá no le cambien la vida entera, pero sí el modo de entenderla. Para mí, todo bien: fotografía, escena onírica win, actores, armadillo molón, ritmo, banda sonora (arriesgada pero bieeen).

No es la película épica del año. No creo que se pretenda que la situación sea más compleja de lo que simplemente se muestra, ni retratar a los personajes en una situación extrema. No ocurre nada grandioso ni los personajes sufren catarsis locas fruto de los dramas más contundentes de la vida. Pero estas cosas pasan, y pasan así. O a mí me lo parece.

Bertolucci, BIEN

3. La película a mí no me disgustó, no me pareció especialmente conmovedora ni arrolladora, ya sea en la fuerza de las imágenes o de la historia, pero en mi opinión lograba bastante bien las expectativas a las que, según mi criterio, aspiraba el propio largometraje.

Sí que me pareció que la psicología de los personajes, a pesar de no que no se presenta de forma profunda o en su mayor visceralidad, está bastante bien representada: digo esto porque creo que lo que se pretendía no era revelar los procesos internos, los sentimientos más íntimos o las reacciones más brutales a que puede dar lugar el tipo de situación que se trata en la película, sino más bien cómo puede llegar a desarrollarse eso en la superficie, dentro de la "simplicidad" o "vulgaridad" que puede caracterizar a las relaciones cotidianas, cómo se mezclan los hábitos y las necesidades (tener que comer, mear o pasar el mono) con un cambio que se va produciendo dentro de ti a causa de una vivencia concreta; pero todo ello visto desde fuera, como espectador, no desde la propia marea interna que puedan estar viviendo los personajes.

Lo que vemos en esta película, creo, es cómo se revela todo eso en los gestos cotidianos, la forma que toma. En cuanto a esto, me gustó bastante el tratamiento del tema de la droga: cómo se pueden manifestar las consecuencias de una adicción en lo cotidiano. Me gusta cómo Lorenzo manifiesta curiosidad ante ello como fenómeno, la misma que ante las hormigas o el camaleón y me parece que a través de esos detalles, por ejemplo, va quedando bastante hilada su personalidad; sin caer en los tópicos del dramatismo guarrofeísta que solemos tener que tragar cuando se trata de drogadictos y tal.

Con número 1 estoy un poco de acuerdo en lo de la banda sonora, sí que se aprovechan un poco de las canciones para expresar lo que está sintiendo/pensando el personaje, aunque lo justifico (o me molesta un poco menos) porque retrata bastante bien la realidad de un adolescente: no me resulta raro que a Lorenzo, siendo como parece que es y pasando por la situación que nos presentan, escuche esas canciones. Aunque a mí también me pareció que tenía menos pretensiones y que le quedó más auténtica que The Dreamers.

Bertolucci, DEJA DE REVOLVERTE EN LA PRE-TUMBA
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19 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Estoy flotando de un modo peculiar
Como e.e.cummings (no es una errata, escribía su nombre con minúsculas), Bertolucci toma partido por los adolescentes, los que siempre tienen derecho a equivocarse, a esconderse en un agujero, a confundir al hombre del caballo con el hombre de los caballos:

“Y aun si es domingo que yo pueda equivocarme,
pues cuando los hombres siempre tienen razón ya no son jóvenes.”

Bertolucci está lejos de ser joven, pero se identifica hasta tal punto con sus protagonistas (parece buscar en sus rostros y en sus miradas la marca de la adolescencia), que su nueva película transmite una intensidad que ha logrado conmover incluso a algunos críticos de gruesas escamas; y nos reconcilia con su cine, soltando lastre ideológico.

La ideología no está ausente de Tú y yo: las tensiones freudianas entre algunos personajes están expresadas de forma un tanto teórica, pero Bertolucci quizá asume que las relaciones edípicas son tan evidentes, especialmente en un lugar como Italia, que no merece la pena ser sutil en este punto.

He escrito últimamente sobre Antonioni, cineasta muy distante, pero unido a Bertolucci por la búsqueda común de la belleza en su sentido más superficial (si quisiéramos decirlo con una palabra: Italia)... una belleza que en las manos de Bertolucci se muestra, no obstante, mucho menos severa; más generosa, frívola y relajada.

La película ofrece mucho más que las expectativas que puede despertar la lectura de su argumento, o el nombre de Bertolucci; carece de toda autosuficiencia y rebosa hasta tal punto de sensualidad y belleza que resulta un auténtico placer, sin efectos secundarios.

Así lo sintió el público de la filmoteca en la sesión a la que asistimos, que permaneció sentado flotando de un modo peculiar mientras seguía escuchando la música hasta el final, antes de enfrentarse al mundo exterior.
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Claustrofobia Adolescente
Bernardo Bertolucci, mítico realizador de films como “El último emperador”, “Belleza Robada”, o “Soñadores”, entre otras muchas, vuelve, tras años alejado por factores de salud, a situar su talento tras las cámaras para dirigir “Tú y yo”, una intimista película con la que participó en el Festival de Cannes y en la sección de perlas de la 60 Edición del Festival de Cine de San Sebastián.

“Io e te” nos ubica en el seno de una familia desestructurada, donde cada miembro vive al ritmo que su independencia le marca. El más joven de sus integrantes, un adolescente, miente a sus padres indicándoles su participación en una excursión a la nieve que realiza el instituto para, en su lugar, encerrarse solo en el sótano del edificio a pasar tiempo consigo mismo y sus hobbies. Pero allí tendrá una compañía inesperada, la de su hermanastra y su adicción a la heroína. Juntos, en la oscuridad del subsuelo y en absoluta soledad, habrán de lidiar con sus fantasmas interiores.

Pese al gran nombre de su director, estamos ante una película pequeña, con escasos actores y escasas localizaciones, una película íntima, de sensaciones, sentimientos, emociones y pensamientos. Bertolucci, en el claustrofóbico y decrépito emplazamiento donde desarrolla la narración nos encierra con los dos actores (Tea Falco y Jacopo Olmo Antinori) que encarnan con gran verdad a los hermanastros para acercarnos a su visión de la familia, la adicción, el arte, la soledad, la sociedad… un caleidoscopio de grandes ideas contadas desde lo más común y pequeño que no sería posible sin una más que meritoria adaptación de la novela de Niccolo Ammaniti a un guión ágil y cercano.

“Tú y yo”, si bien no representa una cumbre dentro de la carrera de su director, sí que nos demuestra que sigue en forma y que con lo mínimo en recursos y lo máximo en buen hacer cinematográfico y creativo puede hacerse una buena película. Entretenida e interesante.

-Enoch-
www.raven-heart.com
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La yonki y el ermitaño, un dueto un poco extraño
Para empezar me hago una pregunta base: qué pretende Bernardo Bertolucci en el ocaso de su vida con esta su última película sobre un adolescente granulento. Tiene tal vez el maestro nostalgia de su juventud? Echa de menos sus primeros granos y sus primeras pajillas?

En fin, os cuento. La historia es un poco rara y, la verdad, me cuesta catalogarla, clasificarla y sobre todo valorarla. Esto es un chaval que en lugar de irse a pasar una semana a la nieve con sus compañeros de clase prefiere encerrarse clandestinamente él solo en un sótano oscuro, mugriento y abandonado a observar un hormiguero y a escuchar musiquita. En esto que está el chico tan feliz de la vida mirando su hormiguero cuando se le cuela en la guarida una hermanastra yonki y bastante perjudicada, ruidosa y pejiguera a más no poder, que no tiene nada mejor que hacer que joderle el planazo chupiguay que el chaval se ha montado.

Y la mayoría pensaréis: pues la mata o se lían a hostia limpia o algo así. Y los más guarretes pensaréis: guay, incesto a la vista (sobre todo si la tía está buena, que lo está; Tea Falco se llama la moza). Bueno, pues no; la cosa es que congenian y se hacen coleguitas y ella pasa el mono y él se porta con ella como un hermano de pro, cuidándola y limpiándole las vomitonas y demás cochinadas, a pesar de que la tía ha venido a fastidiarle por to el morro sus fantásticas vacances de ermitaño subterráneo.

Choca un poco, no? Choca la historia, chocan los comportamientos de los personajes, chocan los diálogos y choca el desarrollo de la relación. Y sin embargo… no sé, da como ternurilla. El chaval está tan solo y la otra tan pirada y tan sola también que parece obligado que se agarren el uno al otro como a un clavo ardiendo. Y ahí estoy, que si me gusta que si no me gusta. Hombre, no es “El último tango en París” ni mucho menos y tanto los personajes como la relación entre ellos son mucho menos destroyer pero Bertolucci es un tío que cuando se pone a indagar en el alma de la gente casi siempre saca cosas interesantes y toca alguna tecla afectiva en el personal, aunque sea en las pelotas. Y ahí sigo, que si sí que si no, sin terminar de decidirme. Pero ya sabéis lo que se dice: la duda es el primer paso hacia la sabiduría. O algo así.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"In crescendo"
La película comienza mostrándonos a un joven adolescente complicado, que alterna explosiones de genio con una actitud apática y retraída. Nos cuesta entenderle y le sentimos desde una considerable distancia y rechazo emocional.

Poco a poco, sin embargo, entendemos que detrás de esa fachada, se encuentra un alma herida de algún modo, con una tremenda sensibilidad, que a través de un personaje maravilloso como es el de su hermanastra, que invade precipitadamente sus planes, se abre, se descubre, y saca lo que tiene dentro.

Estamos ante dos seres que viven en el márgen. Dos ángeles caídos, que sufren, que buscan desesperadamente. La unión accidental entre ellos logra que adquieran la fuerza perdida, a través del reconocimiento del otro, del ser un espejo en el que ven retratadas, recíprocamente, sus miserias y debilidades, pero también su enorme belleza, arte, y fuerza para seguir viviendo.

La escena en la que suena la canción de Bowie es definitamente sublime y fielmente expresiva de esa unión transformadora.

Una pequeña y gran película: tan dura como hermosa y esperanzadora.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Adolescentes de ayer y de hoy
Un chaval de catorce años, introvertido y poco sociable, que siempre está escuchando música para evitar que le hablen los compañeros de colegio, se siente solo y desubicado, excepto cuando se encuentra en soledad. Vive en su burbuja, con sus libros de vampiros, su ordenador portátil y su música, y además empieza a dar muestras de un cierto complejo de edipo. Su colegio organiza una excursión de una semana a la nieve, y su madre le da dinero para que pague el viaje, pero él se lo gasta en provisiones porque decide no ir al viaje, y encerrarse esa semana en el sótano de su casa.

Allí se traslada, y al principio se encuentra genial estando solo en su mundo, con sus cosas. Pero de repente aparece por allí su hermanastra, una yonki que decide pasar allí también unos días para sobrellevar el mono.

Estos hermanastros, que apenas se conocían, se ven forzados a conocerse en ese sórdido y claustrofóbico lugar, ese sótano lleno de hormigas e incomodidades, en el que poco a poco se van conociendo y ayudando el uno al otro. La historia no da más de sí, se trata de eso, la relación que entablan dos hermanastros, dos personas que se sienten excluídos fuera del sótano, dos outsiders que no encuentran su camino y que buscan en ese sótano el refugio donde recuperarse y salir a la vida convertidos en otras personas. Ella limpia del mono de las drogas, él aprendiendo a mirar la vida de otra manera, a dejar de encontrar hostilidad en el mundo exterior.

Me parece que es una película que consigue lo que pretende. Es cierto que no hay una gran historia, y que parece que van a pasar más cosas de las que al final pasan. Pero es que la película lo que pretende es retratar los personajes, desarrollar psicológicamente el modo en el que inciden en los personajes las situaciones que se van produciendo como consecuencia de esa experiencia inesperada que ambos van viviendo.

Bertolucci lo tenía difícil para hacer interesante esa historia sin historia, en ese escenario siniestro y con esa relación forzada. Seguramente la mayoría de los directores no habrían superado la prueba, pero Bertolucci logra una película sincera y hasta lírica por momentos.

No busca grandes complejidades, ni lleva a los personajes a situaciones límites, no ocurre nada extraordinario, ni los personajes viven experiencias de éxtasis ni para bien ni para mal. Simplemente, cuenta una experiencia diferente, que a determinadas edades resulta determinante para que la vida lleve una dirección u otra. Parece que no pasa gran cosa, pero el chico que sale del sótano no es el mismo que entró en él una semana antes.

Por lo tanto, se trata de una película intimista, de pocos actores (apenas tres o cuatro), con pocas escenas en exteriores, casi todo sucede en ese sótano siniestro, una película poco explícita, en la que priman las sensaciones, los pensamientos, los sentimientos. Una película, en definitiva, que no recomiendo a cualquiera. No es una película para pasar la tarde y evadirse. No es un entretenimiento. Quien quiera ir, que sepa lo que se va a encontrar.

Los problemas de la vida se tratan en ese sótano, con ese par de personajes frágiles y rotos. El mundo del arte, los problemas familiares, el amor, las drogas, la soledad, y sobre todo la adolescencia y sus problemas, están tratados de una manera poco pretenciosa y honesta en esta película. Es lo que es, y para lo que es. El cine de grandes alardes es otra cosa.

En definitiva, Bertolucci demuestra que se puede hacer cine de calidad con cuatro elementos bien tratados, que la trama tiene mucha menos importancia que el desarrollo que se haga de la misma, y que con creatividad y talento se pueden conseguir muchos mejores resultados que con otro tipo de recursos. No es su obra cumbre, por supuesto, ni lo pretende, pero es una película más que digna. Eso sí, no para cualquiera, lo advierto.

http://keizzine.wordpress.com/
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
LA SEMANA BLANCA.
Sucede poco y ese poco, es luminoso pese a deslizarse en su mayor parte, por interiores mal iluminados.

Personajes perfilados de un extraño modo; acontecimientos que invitan a interiorizarlos, aún reconociendo que tras el camino no existe meta.

Al final, el riesgo de Bertolucci, es el mismo. Con 72 años y en silla de ruedas, cuando la rodó, hunde su esquema en la adolescencia, así como la toma de contacto con la propia identidad que despierta, y aún no sabe como afrontar...
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Basement Oddity
Lorenzo (Jacopo Olmo Antinori), un chico de 14 años con muchas preguntas en la cabeza y en una situación familiar que le oprime (la relación con la madre es mala y no cuenta con la presencia del padre) decide escapar de todo, construirse su búnker. Aprovechando que en teoría debería estar fuera una semana por una excursión del colegio a los Alpes, se refugia en el sótano de su bloque de edificios. A pesar de que al principio pueda costar empatizar con el chico por sus rabietas caprichosas y su manera de comportarse en general, no tiene ninguna maldad en mente. Sólo quiere estar solo.

La película en sí es muy sencilla. Bertolucci se mete en la vida de un adolescente para mostrar la dificultad del que quiere estar solo y lo difícil que es conseguirlo. Se muestran momentos en el colegio en el que se ve la relación del protagonista con sus compañeros de clase y ahí uno no llega a estar tan seguro si la decisión de aislarse es propia o más bien ha sido aislado socialmente por sus allegados. Lorenzo tiene problemas para controlar su ira y la relación con su madre es bastante mala, no empatizan. Cuando parece que va a conseguir su propósito de pasar los próximos 7 días alejado del mundo, entonces aparece ella.

Ella es Olivia (Tea Falco), una chica que acaba de rebote en el mismo sótano. Viene de una fiesta y no sabe dónde ir. Resulta ser su hermanastra 9 años mayor que él. Mismo padre (el gran ausente de la película), diferente madre (primera mujer de éste). Lorenzo la recibe con rechazo. Ellos dos apenas se conocían y dentro de las paredes de ese sótano con la premisa de que él no quiere salir y ella no sabe dónde ir, acabarán cuidado el uno del otro.

No creo que sea casualidad que ‘Tú y yo‘ recuerde inevitablemente a ‘Soñadores’, ese ménage à trois para modernos afrancesados. Las comparaciones son odiosas e injustas, pero la protagonista está tallada con el mismo patrón que Eva Green en Soñadores, son ellas que tienen conocimiento, la curiosidad y la sensualidad para hacer que los chicos a su alrededor participen en sus juegos. A parte tienen otros elementos muy parecidos como son la juventud de los personajes, las dudas propias de la edad, espacio donde intimidar, evasión social (al menos al principio de Dreamers) y momentos de catarsis de los protagonistas. Lorenzo y Olivia irán mostrándose tal como son, quitándose esa máscara que muestran cuando salen al mundo.

La película merece la pena solo por el hecho de ver el viaje que realizan durante esa semana. Hay un proverbio que dice que un hombre al cruzar un río no es la misma persona que antes de hacerlo. Tampoco el río es el mismo. Y es bien cierto, ellos no son los mismos que cuando se conocieron. Tampoco lo es el sótano.

En la BSO hay cosas muy interesantes, a parte de la música creada para film, podemos encontrarnos con Muse, The Cure, Arcade Fire… y un temazo cara B de Bowie de 1969 (La letra que está entrelazada en este post), una rareza del Space Oddity que parece estar creado para la ocasión.

http://intrepidocinefilo.wordpress.com/
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
No, ragazzo solo no, ragazza sola no.
Es una gran película, que nos muestra dos personas que tratan de escapar del sufrimiento de vivir recurriendo a las drogas o al aislamiento hasta que, al convivir con la angustia del otro, al sentir el amor, aunque de naturaleza fraterna, surge la esperanza, comienza la revolución del alma, que se nutre de ese afecto, de la necesidad de no defraudar a quien te ama pese a todo.
Cierto es que los primeros treinta minutos pueden llevarte al tedio, es la presentación del personaje al que todavía no comprendes y desde esa incomprensión te repulsa, son como esas primeras cincuenta o cien páginas de una novela, ese límite que concedemos para engancharnos a una historia, pero, ¡ay, ragazzo!, de pronto, el drama se desarrolla y con esta hermosa canción se llega al clímax, devolviéndote la esperanza en la vida, a pesar de los cientos de moratones que te va dejando.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Aprendiendo a (con)vivir
"Tu y yo" es una oscura, agónica y bella película de un Bertolucci crepuscular que, a pesar de su progresiva decrepitud física, muestra su aún espíritu transgresor en el acercamiento a los mecanismos de aprendizaje e iniciación de un adolescente reñido con el mundo.
En el fondo subyacen las obsesiones recurrentes de su cine más personal, la dificultad de relacionarse (tu y yo) y de empatizar con el grupo, el conflicto en sí mismo que supone vivir - recordemos "El último tango en París"- y la heroina como falsa salida -"La luna"-.
Las tinieblas y angustias del cosmos adolescente están tratadas con honestidad y los dos jóvenes actores están a un nivel notable.
Recomendable film, esperemos que no sea el último de este iconoclasta y libertario creador llamado Bernardo Bertolucci.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ragazzo solo, ragazza sola
Bueno, ya sabéis de qué va.
Lorenzo, un chico introspectivo, le dice a su madre que se va a esquiar con el instituto, cuando en realidad ha decidido quedarse en un sótano disfrutando de su tranquilidad. Pero al aparecer su hermanastra verá cómo sus planes se modifican, aunque él no quiera.

Estamos ante una película sincera. Lo cual ya es mucho hoy en día. Estoy convencida de que Bertolucci ha disfrutado haciendo esta película y de que es lo que quería hacer. No lo que un público ávido de finales imprevisibles pide. Y le aplaudo.
Y la verdad, conozco pocos autores que sean capaces de realizar un film intimista y, aún así, embelesar y entretener de principio a fin.

No creo que os decepcione, porque:

1. Es entretenida, desde que empieza hasta que acaba. Es lo que llamo un entretenimiento tranquilo. Una vez la empiezas a ver no puedes evitar dejarte llevar, metido de lleno en su mundo.

2. Los protagonistas son majos. Parece una broma, pero no. Cuántas películas habré maldecido por tener personajes inaguantables. En este caso, los actores dan vida (de forma más que correcta) a dos personas con forma, fondo, contenido y un algo, llamémoslo carisma.

3. La banda sonora sigue ahí cuando acaba la película. Y seguramente siga durante un par de semanas. Piersanti es un señor compositor.

4. Cuando la acabes de ver, podrás decir que has visto "la última de Bertolucci". Eso queda bien en cualquier conversación que se precie.

5. Esto es más personal, pero creo que es una película que te deja algo. Buenas sensaciones, mayormente.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
ARMADILLOS, SÓTANOS, POTAS Y MONOS Y ALMAS DESNUDAS
Que Bertolucci es un director moderno y destroza moldes se desprende de casi toda su filmografía. No hace falta acudir a Ültimo tango en París, peli erotizadora de toda una generación con su famoisa escena de la mantequilla que sigue poniéndonos burros, basta con acudir a las más cercanas Soñadores o Belleza robada.
Aquí, Lorenzo, un chico freak obsesionado por los armadillos decide engañar a su familia, contarles el típico viaje a esquiar que todos nos hemos montado alguna vez en la vida, para realmente distanciarse de todo y de todos y encerrarse en un sótano. Un sitio oscuro pero luminoso, barroco, con perros de escayola y lámparas art-decó.
A este escenario hace su entrada Olivia, su hermanastra, drogadicta en pleno mono.
Así, en esos días de escapada, a ratos a oscuras, a ratos iluminada por el propio carisma y luminosidad de ambos actores, cada uno se despoja de lo malo que llevan atragantado para irse pareciendo cada vez más a lo que podría llamarse familia en un código civil moderno y poco facha.
Lo mejor: Tea Falco. Impresionante. Jacopo está de miedo también, en un personaje bombón, pero a la sombra de la escandalosamente hermosa Falco.
Lo peor: No es una peli convencional y descoloca al espectador a ratos.
Imprescindible.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Surfeando en silla de ruedas.
Casi 9 años después de su excelente Soñadores, Bernardo Bertolucci, con setenta y dos años y en silla de ruedas, demuestra con Io e Te, la adaptación de la novela homónima de Niccolò Ammaniti, que continúa dando muestras de plenas facultades a la hora de representar los temas que han caracterizado, en términos generales, gran parte de su carrera: la adolescencia, la familia y la conflictiva relación entre sus miembros, la incomunicación y, por supuesto, la soledad movida por un espíritu libertario de rupturismo individual.

A través de los ojos de un adolescente de mirada y mente inquietas, que decide enclaustrarse en el sótano de su casa para lograr el tan ansiado espacio que necesita sobre el mundo, Bertolucci se recrea como su joven alter ego ficticio para continuar retratando sus obsesiones emocionales más características en relación reflexiva con el séptimo arte, algo de lo que su anterior obra se veía claramente salpicada. El proceso creativo del artista rebelde e insomne, y también comprometido, requiere de una ausencia total, de un cataclismo que extinga temporalmente la vida, para elucubrar una hazaña imperecedera: el paso hacia nuestra perenne madurez. Nuestro protagonista se refugia; esconde su cuerpo y da salida a sus ideas. Se deja llevar por el aprendizaje y la aprehensión, libre de maestros y varas de madera, de la literatura clásica, de la música independiente moderna, tomando a estas como subterfugio, como una manta calentita que abriga a aquel sabedor de que no necesita más. Quien nunca ha pasado por esa etapa en su vida, es que nunca ha nacido.

Bertolucci narra una no historia sobre la deconstrucción de la juventud que se señala a sí misma con el dedo como contradictoria, narcisista y egomaníaca, asumiendo que dicho estadio de rebeldía no es sino aquel que dicta, llamémoslo, la subjetivización del alma.
Esto, como suele ser habitual en el italiano, actúa como artefacto dramático que logra una gran variedad de matices psicológicos a los ademanes y actitudes espontáneas injustificadas de sus creaciones más identificativas.

Pese a la aparente pedantería formal de dichas abstracciones, que se han convertido en su sello autoral a plomo, este fenómeno de singularización de los caracteres, en actitud aversiva hacia cualquier convencionalismo, me evoca a los “surfistas” franceses de la década de los cincuenta, que bajo la denominación Nouvelle justificaban que los personajes que veíamos gritar, correr y bailar por la pantalla no eran sino coartadas de dichos creadores acuáticos para retratarse a sí mismos, en el esplendor de aquello que eran y de aquello que querían ser, rompiendo la cuarta pared a base de confesiones íntimas, deseos y anhelos. El paralelismo que veo con Bertolucci hacia este fenómeno me resulta incuestionable.

Io e Te es una película con la que, en definitiva, el excelso director italiano parece poner el contrapunto a una carrera caracterizada por vulnerar los cánones del entretenimiento intrínsecamente adheridos al cine. Véase aquí, la acción se desarrolla, en gran medida, dentro de un solo escenario, reducido y oscuro, en el que la acción es teatralmente limitada, dejándose llevar por las agravadas histerias espontáneas de los adolescentes. El carácter de inmovilismo narrativo nos hace creer que ni la película ni los personajes van a algún sitio.
Estos últimos no se trasladan; se estancan y se afligen por ello. Ergo la aparente retórica plúmbea y artificiosa que sale de sus bocas sería una lacra si no reconociéramos que el retrato que se nos ofrece es el de la cerrazón enfermiza como sentido de la vida, como concepto vital.

Hay quienes verán en esta última película de Bertolucci sus habituales dosis de estridencia gafapasta y el habitual tono moroso de su falta de explicaciones pero, con o sin depresiones, el viaje que nos propone, indudablemente más espiritual y catárquico que físico, supone una proyección de relativismo subjetivo que presenta un obvio sentido de la paranoia personal más orgánica e identificable de lo que cabría esperar, algo que concede a la película una honestidad inestimable.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Bien poquita cosa.
Un adolescente con tendencia a la misantropía (un niño difícil de clase media) decide que no quiere pasar la "semana blanca" esquiando con sus compañeros de instituto, pero que tampoco le apetece quedarse en casa con su atosigante mama. Prefiere pasar las vacaciones sólo, encerrado en el sótano de su edificio. Y tú te preguntas: ¿por qué será este niño tan difícil?
De repente, aparece su hermanastra, mayor que él y con la que no se relaciona, que no tiene donde quedarse y que decide que el sótano es un buen sitio para pasar el mono. Se fastidiaron las vacaciones. Pero no. Como el roce hace el cariño, pues al final de las vacaciones, tan amigos. Se quieren tanto que se pueden dar consejos tan paterno-filiales como "no te aisles, que es muy malo" o "no te drogues, que es fatal". Pero el final queda abierto. Menos mal.
Bernardo lo sigue haciendo muy bonito, pero la moralina no era lo que más me gustaba de sus películas. Será que se ha hecho mayor y no puede imaginar a donde irá a parar está loca juventud que se aisla o se droga para dar la espalda a la realidad. Por mi, si eso les hace felices, dejales.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EL GRAN REGRESO
Una bellísima película la de este director después de diez años de inactividad, los que le ha costado asumir su dependencia de una silla de ruedas. Pero ha vuelto por la puerta grande con esta precisa y preciosa historia sobre la relación entre dos hermanastros, un chico de catorce años con problemas de introversión y acné de pubertad y ella, mayor que él, y más que desinhibida... Tiene también unas reflexiones trascendentales de fuste aunque sin grandilocuencia, formuladas de modo natural y al hilo de lo que pasa en esa 'semana blanca' encerrados en un sótano-desván que marcará un antes y un después en sus vidas.

Tea Falco y el joven Jacopo Olmo están perfectos en sus roles y la música de David Bowie les arropa en alguna secuencia. También cabe destacar la cuidada fotografía y su ambientación en general. Aleluya! por fin una gran película en cartel. (Ah! y el "Yo y tú" del original debiera estar permitido.)
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Obra menor?
Tildada por algunos como obra menor, es en realidad una gran película, lo que antes llamábamos una película bonita, puede que sea menor para el autor de maravillas como "Ultimo Tango en Paris";"Novecento";"El Ultimo emperador";"La estrategia de la Araña";"El Inconformista" y "Belleza Robada", pero si esto es menor que podríamos decir de la mayoría de los bodrios de Tim Burton, Del Toro, e incluso Scorsesse, sin duda podríamos conformarnos con que una de cada película estrenada, fuera una película aún algo menor, creo que eso acabaría con la crisis del cine y los que no soportamos zombies y vampiros de atrezzo.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hermandad underground.
"Io e te" es la historia urbana de un rencuentro subterráneo. Evitando magistralmente conmoción y sensiblería, Bertolucci encuentra el punto exacto de credibilidad. Una trama sencilla, desarrollada sin aspavientos, pero entretenida.

Con unos recursos aparentemente mínimos (reducidísimo grupo actoral) y con la siempre bella Roma de telón de fondo, esta historia posmoderna de hermandad y dudosa superación personal entronca con el mejor cine europeo de su tiempo.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Pasando de todos
La película muestra una situación que a casi todos los adolescentes (y no adolescentes) se les ha pasado alguna vez por la cabeza: encerrarse para pasar de todo y de todos.

El protagonista lo lleva a la práctica: se encierra en un sótano para comer lo que le da la gana, escuchar música con sus cascos... y de pronto aparece su hermana que rompe el hilo argumental (para mejorarlo).

En mi opinión muy buena película, muy buenos actores y muy buena música. Se nota la mano de un maestro como Bertolucci y no te dejará indiferente
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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