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18 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Áspero Enclave
Retomar el género del western pudiera parecer un acto de nostalgia o escapismo, pero revitalizarlo, renovando sus entrañas con tanto mimo como respeto es una labor digna de elogio que merece ser resaltada. Esto es el caso del presente filme que evoca las cintas de vaqueros del Hollywood clásico pero añadiendo un brioso discurso autocrítico que lo convierten en una rareza llena de audacia y rabia. Estamos en Australia, años veinte del pasado siglo, pero sólo la alusión velada a la Gran Guerra Europea (luego llamada I Guerra Mundial) nos permite determinar la época. Y como todo país colonizado por los desteñidos europeos y con una milenaria población autóctona aborigen, el rechazo, desprecio y vejación con la que los invasores agravian a los nativos nos recuerda que todos somos culpables de unas actitudes arrogantes y racistas, por demasiado tiempo consideradas ‘normales’.

Negar la evidencia de esa infausta y perseverante ignominia visceral nos llevaría a repetir los errores del pasado. Por ello lo que podría parecer una cinta localista se erige así en una pertinente acusación intemporal contra todos aquellos que se creen superiores e inmaculados, recordándonos que la fraternidad y la compasión son tan humanas como cicateras y que conviene acordarse de dónde venimos para no tropezar de nuevo en la misma piedra de la infamia. Basta con que un nativo mate a un blanco para que el ‘sentir popular’ lo quiera linchar sin más, obviando los detalles y disquisiciones de leguleyo que permitan determinar su grado de culpabilidad o los motivos exactos de semejante suceso. Este es el meollo del relato: mostrarnos una sociedad escindida entre ‘nosotros’ los buenos por la gracia divina y los odiosos ‘otros’ criminales por naturaleza y pigmentación de la piel.

Además nos propone un recorrido punzante y nada benévolo – aunque quizás algo premioso – sobre un paisaje tan lejano como severo, tan inhóspito como rudo, es decir, de la Australia ‘profunda’ alejada tanto de las metrópolis bulliciosas como de las leyes que oficialmente rigen esos recónditos territorios quizás ya ‘independientes’ pero tanto entonces como ahora bajo el dominio de la áurea corona británica. Pocas veces se ha visto tan bien retratado el complicado tema de la justicia humana como en esta agreste propuesta a trasmano de fatigados tópicos al uso. Y al cubrir su inequívoco discurso antirracista en un envoltorio insólito y remoto nos permita apreciar mejor el esfuerzo que requiere construir un mundo cabal y recto en la bárbara lontananza de la periferia, donde impera la ley del talión.

Es admirable la reconstrucción de una época pasada y, sin embargo, aún próxima. Y aunque el ritmo demasiado moroso – elegido de forma consciente – pueda desafiar nuestra paciencia, el resultado final es encomiable y desolador.
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de Sweet Country por Cinemagavia
En su extraordinario debut cinematográfico con “Samson and Delilah” en 2009, el realizador, guionista y director de fotografía Warwick Thornton esboza brillantemente los problemas contemporáneos de su pueblo, los aborígenes. Sitúa la acción en una sociedad donde son considerados como ciudadanos de segunda clase, sufren la pobreza, padecen adicciones y con un índice muy bajo de alfabetización.

Esa idea inicial sobre los aborígenes desfavorecidos que luchan contra los perjuicios preconcebidos de la sociedad australiana contemporánea inspiraría a Thornton a realizar una versión moderna de la historia bíblica de amor entre Sansón y Dalila. Ahora con Sweet Country, el director australiano muestra la forma en la que han sido tratados los habitantes originarios de Australia durante décadas, y como los problemas a los que se enfrentan los aborígenes han sido creados por el propio opresor blanco. La tierra de las tribus aborígenes fue arrebatada, su cultura y tradiciones destruidas y la gente humillada. En ambas películas sus protagonistas huyen tras una tragedia.

La trama de Sweet Country se basa en una historia real que el guionista David Tranter (aborigen al igual que el director Warwick Thornton) oyó una vez a su abuelo, sobre un juicio ocurrido en los años veinte donde un nativo fue arrestado y juzgado por el asesinato de un hombre blanco. En la película el personaje se llama Sam Kelly (Hamilton Morris) que junto con su esposa Lizzie (Natassia Gorey Furber) viven bajo la custodia del afable predicador Fred Smith (Sam Neill). El matrimonio es tratado por el religioso con dignidad y de forma igualitaria. Esta relación lamentablemente es una excepcionalidad en aquella época ya que la mayoría de los aborígenes tienen dificultades con sus amos.

La caridad y fraternidad de Fred conlleva prestar a Sam y Lizzie a su nuevo vecino, Harry March (Ewen Leslie), un militar recién llegado del frente que desea la ayuda de Sam para arreglar su valla. Una decisión equivocada que dará lugar a unos trágicos acontecimientos. Harry es una bomba siempre a punto de explotar, un hombre amargado y violento que trata a los aborígenes con desprecio. Este hecho provocará situaciones conflictivas y tensas, fuera de control, que terminarán con la muerte de March por Sam en defensa propia. El matrimonio se ve obligado a huir al desierto. Un grupo dirigido por el sargento Fletcher (Bryan Brown) comienza una persecución contra Sam y Lizzie.

Tiene todos los elementos propios de un western clásico: vaqueros, disparos, paisajes polvorientos, personajes taciturnos, bebidas, los sombreros característicos, la frontera……..Sweet Country bajo la envoltura de un western narra una historia sobre racismo, y el sometimiento de todo un pueblo.

En el western clásico, los blancos son los “buenos” y los indios los “malos”, sin embargo, Sweet Country se desvía de esa idea, y aparentemente en un inicio concebimos a los aborígenes como héroes sobreviviendo ante la explotación del hombre blanco. Digo aparentemente, porque al finalizar la película te das cuenta que, no todos son tan buenos en un bando ni tan malos en el otro. Todos intentan sobrevivir a su manera en un mundo duro y despiadado.

Warwick Thornton deliberadamente no utiliza música en su película, a excepción de “Peace in the Valley” de Johnny Cash bajo los créditos, de esta manera los sonidos ambientales adquieren un papel relevante y exigen nuestra atención. La hábil forma de utilizar y jugar con el sonido ambiente contribuye a intensificar situaciones inquietantes y turbadoras.

A través de fragmentos de flashbacks y forwards, Thornton revela lo que sucedió o está a punto de suceder. Estamos ante una película amarga, con una puesta en escena sencilla y austera, desprovista de adornos, y con un reparto muy justo sin apenas extras.

El paisaje es otro elemento inconfundible y característico de la película. Al igual que el Gran Cañón está interconectado con el Oeste de Estados Unidos, Outback, región interior de Australia, impregna de carácter a Sweet Country. Los alrededores de Alice Springs, la única gran ciudad del interior y lugar de nacimiento del director, son hermosos e impresionantes, y están bellamente filmados por Thornton y su hijo Dylan River.

La naturaleza salvaje de la zona con las áridas praderas adornadas de elementos rocosos, los charcos de agua en medio de desiertos de sal, sirven de hermoso telón de fondo para reflejar la dura realidad a la que se tiene que enfrentar y adaptar el hombre y el ganado para sobrevivir. La muerte parece estar siempre al acecho en este paisaje.

Las dilatadas imágenes de la superficie de la tierra adquieren con frecuencia una belleza adicional debido a que van acompañadas de peculiares fuentes de luz, como la luna llena o el amanecer, filmadas con mucha sensibilidad y cuidado por Warwick Thornton.

Sweet Country con la utilización de un ritmo comedido, escasos diálogos y el apoyo de la impresionante belleza del interior de Australia, parece que Warwick Thornton intenta transmitir al espectador un mensaje donde deja entrever que realmente se ha avanzado bien poco desde 1929 hasta nuestros días en cuanto al trato y reconocimiento de su pueblo.

https://cinemagavia.es/sweet-country-pelicula-critica/
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Interesante
La película si bien no es mala tampoco es excelente.

Empieza de una forma que a más de uno podría enganchar, cuenta una historia buena pero demasiado lenta y con muy pocos momentos que te hagan sentir alguna emoción, no es mala como dije pero realmente no hay nada destacable de la misma. Hay una película parecida a ésta que a mi parecer es mucho mejor, se llama "The Ballad of Lefty Brown" que tratan casi de lo mismo y ambientada casi en la misma época, pero que en la mencionada se me hace es mejor en muchos aspectos que "Sweet Country".

La historia es simple, un ciudadano indigena "negro" mata a un "blanco" en defensa propia, sin embargo deciden darle caza por el crimen que cometió pero sin importárles la razón de el porqué lo hizo sino el color de la persona de quién lo hizo, así que el resto de la película transcurre en el seco y árido desierto de Australia donde vemos unos excelentes paisajes pero que a pesar de ello la película no logra despegar en ningún momento, quedándose solo en una película genérica con un guión más que aceptable y una gran ambientación.

La película la verdad a pesar de que no es mala, no se la recomendaría a nadie, solo es para que uno la vea en una tarde aburrida y este solo en casa.
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La bondad y la verdad son presas propicias de la violencia
Western australiano que transcurre por los territorios del verismo, enmarcado en una fotografía espectacular y unos paisajes agrestes o acogedores según quien los transite.
Hace cerca de un siglo la mayoría de los granjeros blancos de nuestras antípodas, al igual que los americanos, poseían caballos, vacas y negros sin deferenciar demasiado su valor. Con el agravante además de que los tipos "civilizados" habían sometido, esquilmado y esclavizado las tierras de Oceanía y a sus nativos. Ni siquiera se tuvieron que molestar en comprarlos o en ir a cazarlos a África. En este deshumanizado panorama transcurre la odisea de Sam Kelly, un sensato e íntegro aborígen que se ve obligado a defenderse de un colono borracho y desalmado.
La jauría de los racistas y los funcionarios corruptos abogan por su muerte inmediata, pero un jurista defensor de los derechos de los individuos consigue llevarle a juicio para que argumente en su defensa.

Warwick Thornton, nacido en Alice Springs (Australia) hace 47 años, es un defensor de la cultura de sus ancestros y aunque ama a su tierra de ahí el título (Sweet Country) no duda de que el mayor peligro vendrá de algunos de sus habitadores, de ahí el lamento del predicador: ¿Que será de este país?
Aunque lo que se cuenta tuvo lugar en el primer tercio del siglo XX, los comportamientos de unos y otros son extrapolables a nuestros días. Y es que la pobreza, ignorancia, abuso, injusticia y falta de escrúpulos siguen dañando la convivencia de los seres humanos. Y el esclavismo, que escondía algunas raicillas, ha rebrotado de forma violenta disfrazado con fórmulas que huelen a vaselina y neologismos hipnotizadores.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La justicia en el punto de mira
El director australiano Warwick Thornton nos presenta su último trabajo, un maravilloso western de los de la vieja escuela. Dirigió los cortometrajes “Green Bush” y “Nana”. En el año 2009 presento su opera prima “Samson & Delilah” con la que logro ganar la Camera de Oro en Cannes. Sweet Country gano el premio del jurado en el último festival de cine de Venecia y también estuvo presenta en La Seminci, que fue donde yo la pude disfrutar.

Nos cuenta la historia de Sam Kelly, un nativo australiano de mediana edad que trabaja como agricultor en las tierras de un predicador. Todo transcurre sin ningún problema, hasta que aparece un veterano de guerra en estado de embriaguez y empieza a dar problemas.

Después de tanto aguantarle Sam se enfrenta a él en una pelea y el otro acaba falleciendo. El predicador se da cuenta que ha cometido un gran error al prestarle sus trabajadores al malvado hombre que se creyó con el derecho de poder abusar de ellos simplemente por ser esclavos.

A partir de ese momento Sam y su familia se ven sometidos a todo tipo de presiones por parte de los colonos, porque aunque lo mato en defensa propia, al fin y al cabo es un aborigen y ha matado a un hombre blanco. Tendrán que huir hacia el interior del país para seguir con su vida.

El director nos va contando la historia de una manera asfixiante, nos presenta de manera sublime la desesperación, la desconfianza y el desencanto de esta pobre familia.

El continuo polvo, el calor y los duros paisajes del desierto se convierten en otro personaje más, nos muestra un uso escueto y preciso de los diálogos y un profundo sentido del lugar. Y qué decir del guion y su desarrollo.

He disfrutado mucho con esta cinta ambientada en los años 30, donde se nos muestra el tema del colonialismo, el derecho y el poder, pero con un más que convincente eco contemporáneo. También la película pretende dar un mensaje al espectador y presenta la división racial en el país oceánico de manera pocas veces vista.

Lo mejor: El guión y el paisaje.
Lo peor: Nada
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sweet Country – Desiertos discriminatorios
A pocos días de que llegue de manera prominente el verano, y a pocos días de que clausurase el último festival de Cannes, todavía siguen llegando a nuestra cartelera películas importantes de los festivales grandes del año pasado. En mayo está siendo el turno de las películas programadas en Venecia en 2017. Y a falta de contemplar los nuevos trabajos de Haigh o Pallaoro, y tras haber disfrutado de los filmes del certamen de Del Toro, McDonagh, Aronofsky, Clooney, Payne, Legrand, Doueiri, Kore-eda, Virzì, Wiseman o WeiWei, llegó el turno de descubrir en pase de prensa el filme que nos ocupa. Una película que también se proyectó en la Sección Oficial de la última Seminci, pero que me pilló fuera de combate. Hablamos del western australiano de temática racista Sweet Country, segunda película del realizador de ascendencia aborigen Warwick Thornton. Película de atractiva sinopsis y sugerente aspecto visual. Las críticas eran positivas, y no en vano recaló algunos galardones durante su recorrido por festivales. Por ello, no dudé en confirmar asistencia al pase tan pronto como pude. Y que duda cabe, saboree una buena película, pero considerando su recorrida, también decepcionante. El filme es bueno, e innegablemente elegante, así como lo suficientemente interesante como para merecer su visionado, pero está atado por un argumento típico. Nos implica en su drama y nos atrapa en el desarrollo rítmico de ciertas secuencias, pero esta belleza formal no oculta una narración monocorde y simplista.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sabe mal decirlo, pero son todos unos losers
Vaya mala suerte la mía, fiarme de la sinopsis que se lee hoy en FA para que me digan que un aborigen mata a un hombre blanco. Si eso no es una parte fundamental del argumento, si no es un spoiler como una casa, entonces no lo es decir que al final acaba emigrando a Cuba por ese asesinato (por favor, nótese la ironía, no se va al Caribe, pero tampoco se me ocurriría decir si lo cuelgan o no tras ese asesinato); recuerdo una crítica que no me validaron de una película checoslovaca que sólo habían visto treinta usuarios, resulta que desvelaba una parte importante de la historia y debía permanecer en la parte oculta de mi texto. Aquí el pobre Sam tiene que disparar a un demente a la media hora, pero eso es algo que ya sabrás si pasas (a fecha de hoy) por FA para leer de qué va "Sweet country". Mala suerte, yo también hubiera preferido no saberlo.

Así que un western renovado, tanto que no es en los USA, no hay indios con la cara pintada en plan guerreros, no hay luchas al galope ni pistoleros. Pero parece un western. Aunque sea en Australia y hablen de la Corona, hay un desierto inmenso y la mala costumbre de querer colgar al que sea sin juzgarlo. Sabe mal decirlo pero todos son unos perdedores, desde el chaval mestizo que no sabe a qué grupo social pertenece, esos aborígenes lamentablemente domesticados, a los colonos que viven en el culo del mundo y pretenden alcanzar su bienestar tan alejados de todo y todos. Unos losers, desde el sargento que se cree que atrapa al aborigen cuando es él el que se entrega habiéndole salvado la vida además, los blancos y los negros, los cazadores recolectores cuya cultura tiene los días contados... Todos son unos losers.

Estoy de acuerdo en que su originalidad la hace mejor, pero echo de menos más lucha del indefenso, a mí esa sumisión al hombre blanco me parece lamentable. Someterse sin apenas lucha es indigno. El grito final del religioso, ese grito sordo, triste y patético, me parece lo más explicativo: ¿qué oportunidad nos queda?, ¿qué oportunidad tiene esta tierra?
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Soso western
Es un western muy mundano, muy plano, que no aporta absolutamente nada y que incluso da la sensación de que sobra. Su reparto no está mal (Hamilton Morris, Bryan Brown… e incluso aparece Sam Neill) y cuenta con algún gag simpático, pero su desarrollo es de cajón. Apenas hay sorpresas en el guión y la historia paralela del crío pequeño no termina de encajar al cien por cien.

Tampoco ayuda el montaje, que destripa en algunas ocasiones las mínimas sorpresas que podría darnos la historia, utilizando erróneamente flashbacks que buscan volver un poco loco al espectador. Vamos, que no levanta grandes pasiones.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
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5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Colonialismo racista
La película se proyectó en el Festival de Cine de Venecia en 2017 donde ganó el Premio Especial del Jurado, ocho años después de que Warwick Thornton su director fuera galardonado con la prestigiosa Camera d'Or en el Festival de Cannes por  Sanson y Dalila en 2009.

Warwick Thornton toma una historia verdadera ocurrida a principios del siglo pasado para mostrarnos un western en unos parajes australianos preciosos donde el racismo de los colonos ingleses  hacia los aborígenes era brutal. Toda una época oscura donde el sistema judicial empezaba a tomar forma gracias al avance de la civilización pero que para muchos habitantes era un "atraso" acatar ciertas leyes.

Sam Neill interpreta a un predicador que convive con el aborigen Sam (Hamilton Morris) y su esposa, cuando una disputa con el vecino del rancho de al lado acaba con la muerte del hombre blanco en defensa propia por parte de Sam,  da lugar a una persecución y a un largo juicio. También aparece Bryan Brown (F/X) en el reparto como un soldado fronterizo.

Muy bien filmada con una excelente fotografía y muy buenos diálogos, pero con un ritmo algo lento a la hora de contar esta historia que resulta también bastante predecible. Pero en resumidas cuentas es una buena película que nos muestra bastante bien una época colonialista de los británicos con el inicio de la independencia de un nuevo país, así como el racismo hacia los nativos australianos por parte de los nuevos invasores.
Destino Arrakis.com
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7
Un episodio racial en Australia
He tenido la oportunidad de ver este destacado largometraje dirigido por Warwick Thornton, responsable de títulos como "Samson & Delilah". Está inspirado en una historia real sucedida en el interior de Australia en 1929. Cuando el aborigen Sam (Hamilton Morris) mata al propietario blanco Harry March (Ewen Leslie) en defensa propia, Sam y su mujer Lizzie (Natassia Gorey-Furber) emprenden la huida. Pero la pareja será perseguida de forma incansable por las autoridades. Este excelente film australiano tiene una apariencia de western que cuenta un drama sobrio sobre el racismo y la violencia en la historia del pasado de un país, que puede tener ecos de la intolerancia de hoy en día. Hace pensar en que los hechos del film tienen lugar después de la primera Guerra Mundial, no hace tanto tiempo y tienen eco en el presente. La película, que en algunos momentos tiene un montaje paralelo que ayuda a entender mejor las acciones de los personajes, cuenta con imágenes bellas, crudas y visualmente es expresiva, el director sabe captar los paisajes del país, con una fotografía a cargo de Dykan River y el mismo Thornton. Podemos ver los diferentes estratos de la sociedad: el religioso, judicial, el aborigen y la película está bien interpretada por Hamilton Morris, Bryan Brown, Sam Neill , Thomas M. Wright y Matt Day. La cinta fue muy bien recibida en la Mostra de Venecia del año pasado donde ganó el premio especial del jurado.

Valoración: 7 '5

Lo mejor: trata un tema vigente y la cuidada fotografía.
Lo peor: los personajes femeninos están poco desarrollados.

https://josh-cine.blogspot.com
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8
Sombras del pasado
Sweet Country

En 1929, aún con importantes concesiones, Australia todavía pertenece a la Confederación de las Islas Británicas y es súbdito fiel de la corona inglesa. A pesar de haber sido abolida la esclavitud, al menos en teoría, subsisten graves transgresiones a la Ley. Y en algunas zonas del interior de este vasto territorio -16 veces mayor que España, si les sirve de orientación-, todavía los colonos preservan con total impunidad sus antiguos derechos y privilegios sobre la vida y suerte de los aborígenes, tal y como ocurría en las colonias europeas un siglo atrás.
Y es ahí, en la zona central más profunda y deprimida de la región austral, entre rocosos promontorios y áridas llanuras, en donde el director australiano Warwick Thornton sitúa un hecho dolorosamente real cuya víctima inocente fue el esclavo aborigen Sam, cuando mató al colono propietario Harry March en legítima defensa. De inmediato, Sam, junto a su esposa Lizzie, habrá de emprender una humillante y extenuante huída a través de un paisaje lunar donde el sol abrasador derrite el entendimiento y los escorpiones son las alimañas menos dañinas de ese inabarcable infierno.
Una prodigiosa fotografía, nítida y luminosa, en la que predominan los tonos ocres, nos ofrece unas bellísimos estampas de atardeceres rojizos que nos remiten y recuerdan a los antiguos westerns que tantos extraordinarios momentos nos han brindado.
El guion de Thornton es poderoso, rotundo, su relato muy bien estructurado, va directo al grano y no se entretetiene en disquisiciones de naturaleza abstracta. Los diálogos precisos, escuetos, evitan circunloquios innecesarios a la vez que un grupo de excelentes actores de carácter sobrio y comedido dan la medida exacta que la cinta exige.
En definitiva, el resultado es una película realista, brutal y angustiosa, desoladora como la tierra que cobijó a sus protagonistas en un tiempo en el que algunos hombres tenían menor valor que las bestias. Ah, y ese título, que duda cabe, “Sweet Country”, no es otra cosa sino la constatación de una hiriente y cruel ironía.

Emilio Castelló Barreneche
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7
Drama con estética de western, basado en bochornosos hechos reales
Interesante film australiano, un gran drama con estética de western, que sin serlo per se, tiene varias de sus gratificantes constantes, aunque es más, indudablemente, un drama.
Una intensa, violenta, descarnada y muy dura cinta, con un ritmo irregular, a veces es rápido y contundente, como algunas escenas durante la búsqueda de los huidos, y otras más intimistas, donde las miradas y silencios tienen gran importancia en la trama.
Una trama que va in-crescendo, hasta llegar a su contundente final, quizás no del gusto del gran público, pero totalmente creíble.
Muy buenas interpretaciones, soberbia fotografía en color a toda pantalla y una puesta en escena concisa, sin esteticismos gratuitos, siempre en interés de la historia que se narra (basada en hechos reales), que en verdad produce vergüenza. Y que no se diga que eran otros tiempos. Sí, se ha avanzado, pero en lo sustancial me temo que...

https://filmsencajatonta.blogspot.com
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7
"TERRA NULLIUS"
Warwick Thornton es un cineasta australiano perteneciente a la etnia aborigen de los Kaytetye. Dirige, guioniza y se encarga de la fotografía y hasta la fecha sus películas de ficción (2) y sus documentales son militantes a favor de los nativos australianos que como en toda colonización que se precie fueron explotados y masacrados por el hombre blanco. "Australia fue construida por ladrones, asesinos y catetos", palabras del director. Ya sabemos que aunque no podemos juzgar con los mismos parámetros de hoy día lo que pasaba por las cabezas de nuestros antepasados, aquellos que dejaron sus tierras natales para buscarse la vida en otros mundos no eran lo más selecto y granado de su momento. La distancia y la ausencia de leyes o la capacidad para hacer cumplir las que hubiere dieron lugar a todo tipo de excesos a los que es proclive el ser humano cuando las riendas de la moral y la ética están sueltas y se desbocan las frustraciones y las pasiones. La codicia ayudada por la superioridad tecnológica (armas) de los colonos acabó por extinguir 40.000 años de cultura aborigen.

El western, género cinematográfico por excelencia, que tanto contribuyó a demonizar al "indio malo, cruel y salvaje" tiene capacidad sobrada para ir pagando su deuda y ofrecernos la otra cara de la moneda. Las tierras australianas se prestan para ello aportando el indispensable entorno natural donde enmarcar las historias. Como esta, una historia de racismo, basada en un hecho real, donde Warwick se toma su tiempo y prescinde de la música para centrarse en el fondo de la cuestión. Personajes reciclados de la Gran Guerra que acaban desfogando sus traumas en los más débiles, en los diferentes que al final siempre pagan los platos rotos de tanta desmesura y barbarie.

Entremezcla el director planos estáticos con escenas que producen un cierto "déjá vu" y un uso de los flashback y los flashforward  que rompen la linea temporal con desigual acierto. Mimada fotografía y acertadas y creíbles interpretaciones para una cata de la lucha titánica que aún persiste entre quienes creen en el imperio de una ley justa e igualitaria para todos los seres vivos y aquellos que se consideran jueces, jurados y verdugos para sus propios intereses.

cineziete
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7
Un país no muy dulce
Sweet Country no tiene que esforzarse para ser un comentario social poderoso. Rara vez lo hace. Thornton así lo entiende y se planta como un observador imparcial, como narrador omnisciente siguiendo las diferentes ramas que surgen del inicio novelesco de la película. En su largo prólogo vemos toda la fauna variopinta del Outback australiano y sabemos que más temprano que tarde van a chocar y van a sacar chispas. La tragedia inevitable se ve venir desde lejos, desde que Ewen Leslie entra a caballo al cuadro en el inicio clásico del western.

Si bien Sweet Country nunca se convierte en un western, Thornton aprovecha la belleza de espacios abiertos y duros como si lo fuera. La belleza del Outback inunda la pantalla y muchas veces regala las mejores secuencias. Una vez Hamilton Morris, en una soberbia actuación íntima, dispara a Leslie la acción se traslada a lo salvaje y es por lejos lo mejor de la película. Hay una persecución que sin embargo nunca se siente peligrosa o emocionante, no es eso lo que le hace memorable. Son las interacciones de los personajes con lo salvaje, con los aborígenes, con la naturaleza.

Pero tampoco pasamos demasiado tiempo en el Outback. No pasamos demasiado tiempo en ningún lugar. Ni el inicio, ni la persecución, ni el juicio tienen el peso que deberían. El impacto de la tragedia en Sweet Country se ve disminuido por su propio guión que insiste en mostrar todos los lados sin ser lo suficientemente incisivo en ninguno.

De todas formas el olor a tragedia de la película y su bien cuidada fotografía le hacen una experiencia interesante. Su final es inquietante y se siente más porque de alguna manera lo ves venir. Y algo está mal en el mundo si vemos venir algo como eso tan naturalmente.
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8
Tierra de sangre.
Inscrita en la liga del tradicional western, ‘Sweet Country’ es una película australiana que revisiona temas como el racismo, la esclavitud y la impartición de justicia, en una película dura en su relato y solida en su narrativa.

La historia sucede en 1929, en el norte de Australia, en una zona donde conviven hombres blancos, los dueños de las tierras, y aborígenes, sus trabajadores. Sam Kelly (Hamilton Morris) es un aborigen que unto a su esposa y sobrina trabajan en la casa del predicador Fred Smith (Sam Neill).

Pero un día acude el veterano de guerra Harry March (Ewen Leslie) para que Smith le preste a sus trabajadores para labores varias, maltratándolos de forma violenta, pero un incidente con otro joven aborigen dará lugar a que Sam asesine a Harry, debiendo huir con su mujer por las inhóspitas tierras.

Con elementos propios del género más norteamericano de todos, como planos muy amplios que muestran la geografía del lugar, Thornton da forma a un relato violento que transita por varias etapas, primero la que plantea los hechos, después la persecución y termina en un juicio donde el relato se torna reflexivo.

El relato se aleja de toda complacencia hasta volverse cautivante desde la belleza de sus encuadres y sus imágenes, que no cumplen solo con la función de embellecer porque si el relato, sino que le otorga toda su personalidad y fuerza.

Un western intenso, incómodo narrado de manera muy sólida sin subrayados y con total dominio de las convenciones propias del género.

https://tantocine.com/en-territorio-amigable-de-warwick-thornton/
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7
Café hervido, café perdido.
Escena inicial. Primer plano de una cazuela con agua hirviendo en la fogata. Una mano arroja un buen puñado de negro café, poco después hace lo mismo con otro de blanco azúcar. Resultado: un café negro, sí, pero sin duda demasiado dulce. No han medido bien el azúcar. De todas formas, café hervido ...
Australia años veinte del pasado siglo. Ranchos perdidos en las grandes soledades propiedad de antiguos soldados o presidiarios como Harry March (Leslie), el sargento Fletcher (Brown) o Mick Kennedy (Wright), borrachos, violentos y racistas, "¿No pensarás dormir en mi casa? ¡Vete con los caballos!"
Como excepción, algún predicador temeroso de Dios, Fred Smith (Neill) trata a los indígenas como seres humanos.
Mucho más interesantes son los criados negros. Silenciosos, con la cabeza siempre agachada, temerosos, acostumbrados a los desprecios ... y a ver violadas sus mujeres por los jefes. Saben que la supervivencia depende de su discreción, como también saben sacrificarse unos por otros. Como hace la bondadosa Lizzie (Furber) cuando advierte las miradas lascivas de Harry hacia la joven Olive (Magdeline).
Conservan todavía vestigios de sus antiguas creencias como Archie (Gibson), "Sin tradiciones ni cuentos nocturnos serás como ellos", advierte al travieso Philomac (Doolan), una especie de Tom Sawyer mulato.
Auténtico western austral con personajes rotundos, sin claroscuros ni términos medios. El más interesante sin duda Sam Kelly (Morris), sin apenas diálogos sabe expresar con solo su mirada o sus temblores su pensamiento, su rico mundo interior. Gran interpretación la suya.
Técnicamente impecable. Destaca la fotografía, el color, los paisajes, la ambientación, vestuarios, efectos especiales como ver manar la sangre de las heridas ...
Cine en el cine cuando con una sábana por pantalla proyectan en el pueblo, precisamente, la primera película dedicada al bandido-héroe australiano por excelencia, Ned Kelly. Obsérvese la similitud del apellido con el viejo Sam. Se trata de "The story of the Kelly gang" (1906, Charles Tait).
En lo negativo la extrema lentitud que caracteriza al western moderno.
Bello final dentro del drama con ese arco iris de fondo que parece representar la necesaria gradación colorista que rompe la dicotomía del blanco y el negro.
Una buena cinta que recomendamos
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6
6/10
Película buena. Abstenerse quienes son amantes de la acción trepidante ya que estamos ante un metraje muy crudo, lento y que se consume a fuego lento. Muestra de ello es que no hay música en toda la peli. Interpretaciones, fotografía y guion muy Buenos.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Colonialismo y poder
Inspirada en una historia real sucedida e Australia e 1929, este western con el tema del racismo por medio, utiliza el paisaje como un actor más y consigue transmitir, al menos por momentos, con fuerza el dramatismo de las situaciones.
Sin embargo no acaba de cuajar del todo, ya que las situaciones son predecibles.
El colonialismo y el poder son los dos grandes temas del film.
El titulo obedece tanto al asombro del personaje ante la belleza del paisaje, como al lamento final de otro: “¿Qué será de este país?”.
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