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154 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
5
Pinchazo
Pues lo que te iba diciendo, iba Nicolas Winding Refn conduciendo su deportivo por una calle que él conocía muy bien, Camino Cool. Apenas prestaba atención a la carretera, pues se la sabía al dedillo. Pero se aburría de ir otra vez por el mismo sitio, así que se desvió por la Calle Kim Ki Duk, cogió la Rotonda David Lynch y la abandonó por la salida que le llevaba a la Vía Onírica.

Decidió sacar de la guantera un CD en el que estaba escrito en rotulador rojo: "Del Cliff Martínez pa'l NWR. Brothers Forever". Tres pistas de sintetizadores inundaron el subwoofer y una lluvia de neones cayó sobre la ciudad. Él iba a 200 km/h pero los transeuntes le veían pasar a cámara lenta, para que pudieran apreciar como las sombras que se proyectaban en su rostro perfilaba sus rasgos. Todos querían ser tan guays como él.

Por fin llegó a la Vía Onírica y apenas avanzó 10 metros (2 kilómetros en la escala NWR) cuando tuvo un pinchazo que le hizo empotrarse contra una tienda de relojes de diseño taiwanés. Tuvo la decencia de no cargarse ninguno para no fastidiar la simetría de la escena. Se quedó mirando al infinito tres cuartos de hora y decidió que había que cambiar la rueda. Se giró hacia su copiloto, Ryan Gosling.

"Ayúdame".

Ryan Gosling dijo que por supuesto e instantáneamente hizo el gesto de quitarse el cinturón para bajarse del coche, pero NWR clavó en él su mirada y Ryan Gosling la interpretó acertadamente: "Las reglas".

A saber:

- No pronunciar más de 20 palabras por escena.
- Tragar saliva cada 5 palabras como quien se traga un litro de mayonesa.
- No pestañear.
- Mirar al infinito tres cuartos de hora antes de hacer cualquier cosa.
- Poner siempre la misma expresión. Ya sea ante tu madre apretando su mejilla contra tu entrepierna, ya sea observando a una pilingui hacer cosas de pilingui, ya sea cayendo de un rascacielos vestido de gitano con un tiburón mordiendote los dedos de los pies.

Mientras Ryan y NWR abrían el maletero, Kristin Scott Thomas bajó de un asiento trasero, encendió un pitillo, se lo fumó y encendió otro porque el bueno de Ryan aún estaba levantando el capó en tiempo-bala. Había pasado por el taller de chapa y pintura de Brazzers, sección MILF's.

- "No habéis traído rueda de repuesto". Dijo Kristin.

NWR esperó a que un semáforo cercano se pusiera en rojo para que proyectara su haz de luz sobre el rostro de Ryan. Solo entonces le hizo una señal para que hablara.

- "Es verdad". dijo Ryan.

Entonces NWR lo entendió todo. Había conducido por la Vía Onírica como si fuera por el Camino Cool que tan fácil le resultó en Drive. Pero no solo eso. Con Drive sí llevaba una rueda de repuesto, una historia simple pero potente. Con Only God Forgives solo llevaba un deportivo, muy bonito por fuera, pero no aguantaba una revisión.

Del otro asiento trasero salió Vithaya Pannosequé. Se llevó la mano a la espalda y sacó por encima de su cabeza un micrófono.

- "¿Canto ya?"

NWR le dijo un "No" rotundo el cual se arrepintió de pronunciar al instante. Había sido demasiado conciso. Tres cuartos de hora mirando al infinito hubiera resultado una respuesta más apropiada.

Derrotado, NWR miró a cámara, cerró los ojos e inspiró profundamente. Para entonces ya había amanecido y su sombra se proyectaba sobre un reloj de diseño, que ya que están ahí, habrá que sacarlos. Sin previo aviso, soltó un gapo de categoría superior. Se dirige a nosotros, los espectadores.

Vemos en slow-motion como la masa viscosa iba cambiando de forma armónicamente mientras describía una parábola perfecta entre luces de neón, sombras y el sintetizador de Cliff. Una amplia gama de colores eclécticos se reflejaba en el exputo que seguía cambiando lentamente de forma como buena sustancia multiforme. Ryan aprovechó que NWR no le miraba para pestañear. El escupitajo nos dio de lleno en la cara.

- "¡Me has tirado un gapo!". Dijimos.
- "Pero, ¿a qué ha sido bonito?". Contestó NWR tres cuartos de hora después.

Bajamos la cabeza y asentimos. Sus babas aún colgaban de nuestras mejillas.

Y entonces NWR hizo una señal y Vithaya Pannosequé comenzó a cantar.
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241 de 319 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Deudas sin saldar
Película deudora de los mimados planos y de los ritmos a los que acostumbra Wong Kar-Wai (sus luces de neón en 'In the mood for love' -las secuencias del pasillo con luz roja de burdel- y la afición por los espejos), el halo onírico siempre subyacente en el Lynch más enfermizo y que nos transporta directamente a la psycho del personaje principal, en este caso Julian, y a su inestabilidad emocional interior (el pasadizo-laberinto por el que vaga el protagonista abriendo y cerrando puertas, entrando y saliendo de habitaciones donde irá haciendo frente a las turbaciones presentes en su vida) incrementado por una base instrumental lóbrega además del gesticular lento y de coreografía del personaje redentor de la cinta; el Policía –una de las figuras, recordemos, encargadas de hacer acatar la ley en la Tierra-). Todos estos elementos convergen, también, con un gore directo y sin tapujos que puede recordar al Tarantino más subversivo (la escena del karaoke o la posterior al "Do you wanna fight?", que bien podría estar sacada de 'Kill Bill', asemejándose a una escena de un videojuego).

A pesar de ser un director con mucha sangre fría y que tiende a sortear los excesos emocionales, la meditada construcción de los tres personajes principales (esto es: Julian, la madre -una impresionante Kristin Scott Thomas- y el Policía) hace que sea ésta, quizás, la mayor diferencia con respecto a su anterior producción, “Drive” (2011), pues en esta ocasión el director nos ofrece una historia sólida, de personajes definidos y cuyos escabrosos detalles se contarán, en su mayoría, por omisión e inferencia del espectador.

Pero, desde luego, el personaje más logrado es el de Julian, maravillosamente bien construido. No teniendo apenas diálogos en toda la película, su personalidad se va construyendo y caracterizando por lo que calla -y oculta-.

(El meollo del asunto en el spoiler)
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160 de 195 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Refn, Gosling y luces de Neón.
Antes de entrar en materia me gustaría traer a colación una cuestión que me surge, y es que no entiendo como este film ha sido tan defenestrado por la crítica tachándola de vacía, violenta, pretenciosa... ¿Qué esperaban? Es decir, después de ver los trailers, yo he encontrado lo que esperaba en 'Only God Forgives', al menos en esencia.

'Only God Forgives' es ante todo cine de autor, lo cual se traduce en un ejercicio del particular estilo de Winding Refn, que, para bien o para mal, es único. Y es que, a nivel audiovisual, Refn demuestra un innegable talento a la hora de crear atmósferas oníricas e hipnóticas, recordando inevitablemente a David Lynch en muchos momentos.

'Only...' es violenta, sí, pero no tanto como se dice por ahí. Tiene momentos crudos y desagradables, pero aún así, creo que sugiere bastante más de lo que muestra. En cualquier caso, esos momentos sangrientos nunca son gratuitos (como también he leído por ahí) sino que están plenamente justificados por el tono de la película en general y de los personajes en particular. Además, hay que saber ver un poco más allá, porque detrás de toda esos momentos hay imágenes de gran belleza, con mucha fuerza visual.

Sin embargo, lo que más me ha sorprendido (para bien) de esta película, es su extraordinaria capacidad para transmitir al espectador todo lo que quiere contar a base de silencios, gestos, miradas y música. Y es que los diálogos prácticamente carecen de importancia.
Y esto me lleva a comentar el siguiente punto, la historia. Familia, mafias, crímenes, asesinatos, sangre y venganza son los elementos clásicos que forman esta historia, una historia simple pero también efectiva, que funciona por como Winding Refn nos lleva de la mano por todos esos callejones y tugurios tailandeses, al ritmo de la acertada banda sonora de Cliff Martinez. Los personajes, aún sin ser nada del otro jueves, son más profundos de lo que aparentan, lo cual puede apreciarse si se presta un poco de atención (el complejo de edipo subyacente madre-hijo, por ejemplo). Sin embargo, a mi me cuesta conectar totalmente con los personajes, pues no acaban de quedar claras sus motivaciones y sus miedos, lo cual pasa factura una vez aparecen los títulos de crédito, dejando los ojos como platos por lo majestuoso de sus imágenes, pero también una cierta sensación vacía respecto a lo que te quiere contar.

Del elenco de actores destaco a la siempre brillante Kristin Scott Thomas, que borda su papel en las pocas escenas en que aparece. Y bueno, qué decir del curioso caso de Ryan Gosling, ese actor que, en la cima de su carrera (nominación al Oscar incluida), decide dedicarse casi exclusivamente a "papeles-carapalo". Lo cierto es que le vienen como anillo al dedo, sí, aunque me cuesta comprender como un actor con tanta capacidad decide encasillarse de esta forma.

Resumiendo: 'Only God Forgives' es, tal y como decía más arriba, cine de autor y que puede resultar un poco espesito para según qué público, que estará más o menos dispuesto a aguantar los "caprichos" de Refn. Por cierto, poco o nada que ver con 'Drive' y, en mi opinión, bastante menos asequible. En cualquier caso, cine diferente, lo cual resulta admirable en los días que corren.
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70 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Aunque la mona se vista de seda mona se queda
Con un guion que ocupará, a lo sumo, dos páginas escritas, Refn pretende contextualizar infinitas dosis de violencia. Pero la violencia gratuita solo tiene una explicación (que no justificación), el sádico placer de disfrutarla, y, puesto que yo no comparto dicho placer, este salvajismo me parece inexcusable.

De todas formas, atendiendo a la dirección de la película, concluyo que Nicolas no pretende basar la violencia en una trama, sino más bien crear una especie de poema visual a través de la brutalidad. Pero para mí, por mucha estética que le imprimas a la sangre, los puñetazos y los asesinatos estos no cambian su repugnante naturaleza y siguen siendo despreciables, no admirables como se pretenden presentar aquí.

La estética visual de esta cinta es impresionante, eso hay que admitirlo. La fotografía es inmejorable por su fantástica utilización de la iluminación y el color; hay ciertas escenas que enamoran. Pero el resto de atributos no tienen nada que YO pueda defender.
La dirección me parece técnicamente buena pero extremadamente pedante, con unas tomas eternas e insulsas que pretenden mostrarse profundas y solo consiguen ser pretenciosas hasta el agotamiento.
El montaje es tan lento que da tiempo a echarse una siesta en cada toma y despertarse sin que esta haya terminado. Algo que reafirma el hecho de que este director es un magnífico vendedor de humo.
La dirección de actores está tan milimétricamente calculada que los personajes se presentan totalmente antinaturales, parecen robots en vez de personas.
La única actriz mínimamente salvable es Kristin Scott Thomas, los demás protagonistas son todos sustituibles por figuras de cera con ruedines. Estos actores deberían aprender que introversión no es sinónimo de apatía. Sobre todo Gosling, que repite y, aunque parecía imposible, intensifica la inexpresividad de su papel en “Drive”.
La banda sonora es musicalmente anodina pero sobrecargada de violentos efectos sonoros. Y en cuanto al resto de características de la cinta no hay nada destacable, ni malo, ni bueno.

En conclusión, aunque rocíes una mierda con pepitas de oro, la bañes en Chanel Nº5 y la hagas llamar “excremento melifluamente ornamentado y sutilmente perfumado”, sigue siendo lo que era antes, una mierda.
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78 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica a los críticos
Aviso a los navegantes: “Only God Forgives” no es una película convencional sino cine de arte y ensayo, artificio conceptual y puro avant-garde audio-visual. Olvídense de pedir algo más a un guión de 20 páginas (y tirando por lo alto) de diálogos, de impávidas interpretaciones gestuales y de una anti-revolución narrativa. Olvídense de una nueva “Drive” por mucho plano que tenga Ryan Gosling y olvídense de criticar si son conscientes de aquello que van a ver porque la nueva y controvertida cinta de Nicolas Winding Refn debería simplificar la opinión del público (y crítica), como correspondiera a toda obra de arte contemporánea y a lo vídeo de youtube, con un ‘Me Gusta’ o ‘No Me Gusta’. Cualquier otra derivación me parece reiterativa y simple y fútil cliché: que si los personajes no están definidos, que si no hay guión, que si es un corto inflado, que si todo el conjunto es una sobredosis de slow-motion, que si es ridícula y ya con los ‘karaokes’ ni te cuento, que si es una mala copia de Wong Kar-Wai… y así una y otra vez… entre las mismas quejas y lloros.

Que una película sea experimental no la exonera de una crítica, pero utilizar argumentos peyorativos y simplistas sería como etiquetar de «precuela del gotelé» la obra de Vincent van Gogh o calificar de «mierda» una cinta conceptual tras haber visto tres minutos de sus más de cinco horas de metraje. Y que nadie diga que Nicolas Winding Refn es el nuevo niño mimado de la crítica porque en EEUU ha tenido peores reseñas que “G.I.Joe: La venganza” y al mismo rasero que “The Host” y “After Earth”, claras referentes para los Razzies que se entregarán el próximo año. El propio cineasta da la impresión de ser auto-consciente del ajusticiamiento ultra-violento de gran parte del público y crítica y parece reencarnarse bajo la piel de Ryan Gosling, esperando el castigo letal y rápido que le incapacite de por vida para volver a tocar con sus manos una cámara.

Planteémonos aquello que ha querido contar Refn antes de propinarle el primer puñetazo entre ceja y ceja… Revisemos la hemeroteca virtual y pongamos en un buscador ‘nicolas winding refn interview only god forgives’… para que sorprendámonos al escuchar / leer que el director de “Drive” y “Bronson” odia la violencia y todo aquello que pueda ‘herir’. La utilización del terror físico es sinónimo de ‘pasión emocional’ para sus personajes y el tema ya es incluso recurrente en su filmografía. De hecho, se podrían enlazar los paralelismos de los instantes más surreales y arrebatados en la cinta que protagonizó Tom Hardy, como colocar ‘It's A Sin’ de los Pet Shop Boys en la fiesta de un psiquiátrico con esas actuaciones de ese policía que haría feliz a Friedrich Nietzsche.

“Only God Forgives” exorciza al guión y es poseído completamente por la imagen entre la pose, la vanidad y el ego del cine contemporáneo. Se trata de un juego artístico y conceptual para regenerar la típica historia de venganza y lucha como espejismo de una realidad sórdida y violenta, donde niñas pre-adolescentes son violadas e incluso asesinadas en un paraíso turístico internacional. La violencia es gráfica y ultra-estilizada en ese arrebato espiritual en mundo amoral, como columna vertebral de la justicia, donde el pasado y la búsqueda de la redención se ofrece como moneda de cambio a un altísimo precio. La película de Refn me parece focalizada sobre la aceptación del precio del perdón para poner fin a la espiral de crímenes y sinsentidos como herencia de esa familia llamada raza humana; la violencia innata y los instintos primitivos de venganza únicamente pueden ser frenados por ese componente sobrenatural y espiritual que el propio título de la cinta se encarga de recordarnos: Dios o un enviado divino, un ángel exterminador. Es decir, una moraleja en la que no habita la moraleja: el ser humano está condenado a excederse de sus límites morales y ahogarse eternamente sobre su sed de venganza.

El propio autor nos da pistas sobre el personaje que interpreta Kristin Scott Thomas diseñado como un cruce de Lady Macbeth y Donatella Versace y esa propia ambivalencia desata el espíritu de la obra conceptual como film de extremos, de odios y amores, de cielos e infiernos.
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52 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Brutalidad extrema hecha poesía.
La gente parece que se había olvidado del pasado del director Nicolas Winding Refn, no solo es el ganador de la palma al mejor director por Drive, detrás de eso tenía mucha pero que mucha chicha. Y parece que vuelve a su mejor senda, la poesía en forma de violencia, pero por favor no confundáis esto por violencia gratuita. He visto salir gente a mitad de la película indignada por su violencia, ¿pero...? ¿Es que nadie conocía la filmografía de este director? Personalmente me ha parecido un film redondo. Cargado de grandes momentos y con grandes dosis de brutalidad. Al acabar no tenía otra opción, ponerme de pie para aplaudir la mejor cara del director danés. Más silenciosa que Valhalla Rising, más bestia que Bronson y una fotografía tan detallista y cuidada como en Drive.

Julian vive exiliado en Tailandia ya que está buscando en Estados Unidos. El y su hermano se encargan del negocio de la droga desde un gimnasio de Muay Thai. Pero todo se complica cuando el hermano de Julian mata a una prostituta. El jefe de la mafia local tomará cartas en el asunto y empezará un descenso a los infiernos para los protagonistas.

Aun sin ser comercial, Drive fue la película que más se acerco a ello en la filmografía de Nicolas Winding Refn. Ahora con Only God Forgives, huye de todo lo comercial y vuelve a sus inicios. El guión también del director es muy poético, mezclando la ultraviolencia con una historia potente. En cuanto a las actuaciones, destacaré a Vithaya Pansringarm, el autentico protagonista del film. El personaje que interpreta me recordó a Kyung Chul, el personaje que Choi Min Sik nos regalo en I Saw The Devil, uno de esos malos carismáticos que son difíciles de olvidar, sin escrúpulos, con recursos y que no mueren con facilidad. Ryan Gosling por su parte vuelve a repetir su papel de Drive, pasando esta vez más desapercibido por pantalla aunque nos regala escenas muy impactantes que quedarán para el recuerdo del cine.

Otro de los puntos más importantes en esta cinta es su fotografía, el director vuelve a confiar en un viejo conocido Larry Smith, que ya habían trabajado juntos en Bronson. Parece que esta pareja funciona a las mil maravillas, una fotografía cuidada al milímetro que enamora, jugando con el rojo y el negro hasta la saciedad, nos pasea por las calles más oscuras de la Tailandia más profunda. El trabajo en este apartado es de 10 sin duda, y más tras comprobar que transmite más con simples imágenes que con los escasos diálogos del film.

Pero desgraciadamente no todo son rosas, hablamos de un apartado que ha disminuido en calidad, aunque no por ello sea malo. Hablamos de la música, además volvemos a hablar de otra persona que anteriormente había trabajado con el director, Cliff Martinez, fue el encargado de componer la música para Drive, donde realizó un trabajo colosal, para mi gusto de los mejores apartados. Esta vez aunque la música que acompaña no tiene tanta fuerza como en su anterior trabajo.

Como dije al principio de esta crítica, Only God Forgives te enamorará o la odiarás, es tan extremista que no existen los puntos medios, es algo arriesgado, pero a la vez admirable que el director haya querido traernos un producto como este, personalmente un regalo del cielo. Los seguidores de Ryan Gosling disfrutarán del actor, aunque no es tan protagonista indiscutible como podría parecer, si que hace un buen papel. ¿Los seguidores del director quedarán contentos? Eso es fácil, rotundamente SÍ. Aunque avisados quedáis que no es una película para todos los paladares, puede que cueste de digerir un poco, incluso puede que gane enteros tras un segundo visionado.

http://www.terrorweekend.com/2013/05/only-god-forgives-review.html
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71 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Los personajes se miran mucho entre sí, pero rara vez se dicen algo. Y así, todo el rato.
Sorprendente mezcla entre el cine de Wong Kar-Wai, con su aburrimiento y su colorín, y el de Robert Rodriguez, con su tosca idiotez canalla. Un truñazo infumable.

El Sr. Gosling se pasa la peli tieso y compungido, como si le hubiesen metido el palo de la escoba por el orto y eso le pusiese triste. Dan ganas de sacudirle por los hombros. Reacciona chico, que estás saliendo por la tele. Posiblemente, el actor más soso de la historia.

Tras su aclamada Drive, al director le sale una comedia involuntaria. Una película estúpida, engreída, hueca y sofronizante, de esas que miras sin saber muy bien qué estás viendo, ni por qué.
Los pasillos los retrata bonitos, eso sí, y la Scott Thomas, pese a ir un poco pasada de vueltas, tiene sus momentos de interés.

Por mi parte, se puede usted ir yendo un poquito a la mierda, Sr. Winding.
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29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
PERDONABLE DELIRIO DE NEÓN Y VIOLENCIA
Con su anterior película, Nicolas Winding Refn, nos dejó abrumados ante uno de los más apasionantes, contundentes y viscerales ejercicios de cine negro visto en lustros (para un servidor, sin dudas, el Taxi Driver del siglo XXI). No esperaba por tanto que repitiera fórmula ni éxito (puesto que el listón estaba enormemente alto), pero desde luego no me esperaba lo que he visto. Aquellos que se enfrenten a Only God Forgives esperando un Drive potenciado y mejorado saldrán defraudados e indignados, mientras que aquellos que no esperen absolutamente nada, tal vez encuentren una rara avis. Porque desgraciadamente esta cinta es la nada, eso sí, una vacuidad maravillosamente fotografiada. Con una estética recargada y un ritmo moroso e hipnótico entre neones y ensoñaciones bizarras, se nos transporta a un Bangkok violento, sucio y sangriento donde discurre una historia de venganzas.

Dos hermanos Billy y Julian (interpretado el último por un híper hierático Ryan Goslin) regentan un gimnasio de muay thai (es decir, boxeo tailandés) que sirve de tapadera para su negocio de drogas. Una noche, el hermano mayor, Billy, acaba asesinando a una joven prostituta (una niña de 14 años). El jefe de policía Chang (Vithaya Pansringarm), que aplica métodos poco ortodoxos para impartir justicia, venga a la joven asesinada dejando que el padre de esta aplique la ley del talión. Cuando Crystal (fabulosa como siempre Kristin Scott Thomas), la madre de Billy y Julian, se entera de la muerte de su primogénito, se dirigirá a Bangkok y tratará por todos los medios que paguen con su vida aquellos que han tenido que ver con la muerte de Billy. Engendrándose una espiral de violencia y brutalidad sin límites.

Lo mencionado no es el argumento de la película, desgraciadamente es el guión entero, a excepción de los escasísimos diálogos (los cuales podrían omitirse y no afectarían al resultado final de la obra). Es una pena que un relato típico de género negro cuyo leitmotiv es la venganza y la familia (cómo en las grandes tragedias griegas) esté tan desaprovechado y se hayan centrado de forma minuciosa y magistral (al César lo que es del César) por la parte visual, olvidando el resto (es decir, la esencia).

Es innegable, pues ya lo había demostrado el señor Winding Refn en anteriores ocasiones (Valhalla Rising, Bronson o la sensacional Drive) que es un generador de iconografías impactantes y memorables, pero la poesía (visual o lírica) desprovista de fondo no conduce a ningún sitio. Además, los intentos de dotar a la cinta de cierta carga metafórica (para que cada uno interprete lo que quiera) lo único que consiguen es complicar aún más la vacuidad y demuestran que es tremendamente complejo realizar lo que hacen autores como David Lynch o Peter Greenaway. Al final sólo queda una sucesión de secuencias de una violencia atroz magistralmente rodadas (que se grabaran a fuego en la retina de los espectadores por mucho tiempo), potenciadas con una banda sonora de autentico lujo y la sensación que experimentas en muchos momentos es que el bueno de Winding Refn quiere emular a Wong Kar-Wai con una historia de género negro que no sabe cómo resolver.

Es imposible saber por qué los personajes se comportan como lo hacen, cuáles son sus motivaciones, ya que apenas se esbozan sus personalidades. Su pasado se nos escamotea y es difícil entrever las traumáticas experiencias que parecen arrastrar. Se nos priva de todo lo esencial de un relato, se nos priva del propio relato en pos de la estética, que una vez más se muestra incapaz por sí misma de mantener a flote una historia. De la actuación destacar el trabajo de todo el elenco que se deja llevar y confían plenamente en su director, a pesar de no saber este último donde se dirige, y nos brinda un cúmulo de inexpresividad, solemnidad, exotismo y alienación difícil de digerir.

Es una pena que no articulara el señor Winding Refn de forma coherente el relato, porque podríamos haber presenciado un espectáculo tan potente o más que el de Drive. ¿Por qué omitir el desarrollo de una historia donde tiene cabida la venta de drogas, la prostitución infantil, el incesto, la envidia, el deseo, la violencia y la venganza? ¿Por qué privarnos de una revisión híper violenta, sangrienta e insana del mito de Edipo? Yo no veo el motivo, salvo que es mucho más difícil dar vida a un papel en blanco que llenar un encuadre. Obviar la bizarra trama familiar repleta de taras y relaciones enfermizas que apenas se esboza es un pecado casi imperdonable, cómo imperdonable es no desarrollar el personaje del ángel vengador de Chang.

Sólo espero que esta película sea sólo un pequeño traspiés en la prometedora carrera del danés y que con el tiempo sea simplemente un error humano perdonable.
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26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una violenta, pero justificada, tragedia en Bangkok
Tras el éxito cosechado con Drive (2011), en su nueva película Winding Refn ha aprovechado la recién conquistada libertad creativa para dar un paso adelante en sus inquietudes temáticas y formales. Quien acusó entonces de formalista y vacuo a ese relato de un (anti)héroe humano desconectado de la realidad, verá en Sólo Dios Perdona la refutación de sus argumentos; mientras quienes disfrutaron con la atmósfera de la película, la fuerza de sus imágenes y el atractivo del protagonista de Drive, quedarán aún más fascinados por la potencia visual de la nueva película. Otros, creerán que en esa intensificación de todas las características que definían su anterior trabajo Winding Refn está cayendo en la burla de sí mismo. Al final, toda polémica sobre la película gira sobre la misma pregunta: ¿Es una película vacía? ¿La ultraviolencia de sus imágenes, la atmósfera onírica, lo artificial de todo el film, es todo eso gratuito?

Sólo Dios Perdona es ante todo la historia de Julian (Ryan Gosling), un fugitivo estadounidense en Bangkok que lleva con su hermano un gimnasio de boxeo como tapadera del narcotráfico. Con una turbia historia a sus espaldas de la que su manipuladora madre es directa responsable, Julian se encuentra desconectado de la realidad que le rodea teniendo una perturbadora y contenida relación con las mujeres, el sexo y la violencia. La historia comienza cuando el hermano de Julian es asesinado tras violar y matar a una prostituta de quince años. Entonces, nuestro misterioso y contenido protagonista -en el fondo un héroe, un ser humano tal y como se esforzaba Drive en presentárnoslo-, se ve inmerso en una intriga de venganzas que no desea forzado una vez más por su madre.

¿Es gratuita esa atmosfera irreal, de una potencia visual portentosa, ese ambiente hipnótico, onírico, repulsivo y fascinante al mismo tiempo? Si concebimos que toda la película gira alrededor de la alienación del protagonista por su pasado familiar y violento, la artificialidad y extrañeza del film está más que justificada: es la forma en que Julian percibe el mundo que le rodea. Y encima nos viene avisado desde esos créditos en tailandés siendo la película una producción franco-sueca. La película debe transmitir ese fascinante extrañamiento y confusión de un personaje tan desconectado. Y lo logra. En realidad Sólo Dios Perdona es la tragedia que podría haber escrito el autor de Edipo Rey si hubiera nacido en la posmodernidad y si la hubiera filmado en Bangkok. Este tono trágico se funde con el personaje protagonista, con la estética artificial del film y con el tema principal, pues el alienado Ryan Gosling -con la indiference face de Gosling- actúa casi por inercia, como llevado por la fatalidad, sin ser del todo autor de sus propios actos. En esta tragedia, la figura artificial de un chino experto en artes marciales, que canta en un karaoke tras cada asesinato, y que parece más un dios de la venganza (némesis) que un ser humano, no solo está tan justificada como toda la atmosfera, el distanciamiento, la extrañeza y la confusión realidad-sueño, sino que era necesaria.

Lo mismo ocurre con la ultraviolencia. En la escena más desagradable del film, el asesino pide a la mitad del público que cierre los ojos. Entonces la cámara se centra en sus rostros sacudidos solo por el sonido -permaneciendo quienes los tienen abiertos fuera del campo-. El espectador es libre de elegir si desea mirar o no. Lo importante es que, sea por el sonido o la imagen, el espectador sea consciente de los efectos devastadores de esa violencia, una violencia que ha encerrado al protagonista en sí mismo, y que al mismo tiempo le hará despertar y abandonar la trampa en que se encuentra su vida.

Todo en el nuevo film de Refn está por tanto justificado, por extremo que sea. Todo tiene significado, además de dejar una devastadora impresión en nuestras retinas. Otra cosa es que no nos guste aquello de lo que se nos habla o que no nos atraiga ponernos en la piel del protagonista.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Vendiendo peras a euro el kilo
Nicolas Winding Refn tras el éxito de "Drive", de la que me declaro fan absoluto, debió de pensar que eso de la fama, los premios, las nominaciones y el éxito de taquilla no iban con él. Demonios! Es lo que pierde a un buen director! Así que ni corto ni perezoso habló con Ryan Gosling sobre resarcirse de la decepción que les supuso a ellos dos "Drive" y hacer algo más outsider y raruno para que, de nuevo, volvieran las polémicas y las cejas arqueadas. Y así debió de ser la corta conversación:

-NWR: eh, Ryan, ¿por qué no hacemos una película en Thailandia, con mucha sangre y violencia, con mi pretenciosidad habitual, pero con planos y secuencias en plan raro para aburrir al personal, pero al mismo tiempo parecer muy cool?

-Ryan Gosling: ¿Puedo seguir poniendo cara de palo? Quiero arrebatarle el título honorífico de actor con cara de palo a Keanu Reeves.

-NWR: ¡Hecho!

Y así se produjo el rodaje de esta película de apenas hora y media, pero que se hace muy lenta, confusa (esos planos premonitorios... ¿a cuento de qué vienen?), pretenciosa, vacía y un tanto aburrida, cuya trama es muy simple: básicamente se reduce todo a un encadenamiento de vendettas repleto de sangre, pequeños toques gore, muchas luces de neón, una fotografía que pulula entre el rojo intenso y colores más fríos, con un diseño de producción entre malsano y art decó, planos lentos que mezclan erotismo con... ni idea... y entre muerte y muerte, una canción de karaoke (sí, va en serio).

Al final el resultado es menos comercial y menos directo que "Drive", pero tampoco llega al nivel de "Bronson", por ejemplo, en cuánto a nivel psicológico o de profundidad, sino que se convierte en una especie de nada muy artísticamente rodada, demasiado seria, demasiado off, que no dejará indiferente a nadie, o que directamente hará que los no muy pacientes abandonen sus butacas. El papel de Kristin Scott Thomas, por cierto, es bastante destroyer.

Al final esto no llega a ser gran cosa, pero por lo visto al despertar tanta admiración en ciertos sectores de público y crítica, ha provocado que de nuevo, NWR y Ryan Gosling, no hayan quedado satisfechos, porque su conversación tras el estreno fue:

-NWR: Ha vuelto a ocurrir, colega, al principio parecía que no nos iba a aguantar nadie, pero al final hasta he conseguido gustar entre mis fans. Esto no puede ser.

-Ryan Gosling: Ya te digo, y encima el título de actor con cara de palo, se lo ha llevado el policía megaup de la katana, que debe de mezclar el café con Red Bull. ¿De dónde sacas a esos tíos?

-NWR: Tienes razón, no he andado fino de nuevo, pero se me ha ocurrido otra idea! Vamos a hacer una película sobre un vendedor de fruta que tiene su puesto ambulante frente al edificio de las Naciones Unidas, y que... yo que sé... pasa el día vendiendo peras a euro el kilo, y un día tiene que ayudar a una chica que al entrar en casa encontró mapaches en su baño. Mapaches que trafican con droga y tienen negocios turbios. La gente sabrá que son malos cuando les enfoque en primer plano y vean esos ojos de antifaz, moviéndose sospechosamente de lado a lado. Todo estará muy atrezzao y con luces de neón, planos a cámara lenta, música de Cliff Martínez, ambientes malsanos y tú con cara de palo. Outsider total.

-Ryan Gosling: ¡Compro!

Sí, mi crítica es absurda, pero es que la película me pareció una absurdez enorme y no tenía ganas de hacer una crítica seria como en otras ocasiones así que en fin, total, no me va a leer nadie...

Le doy un tres porque la fotografía me ha parecido muy buena y por la pelea entre Vithaya Pansrigarm y Ryan Gosling, estupendamente rodada y en la que los golpes se sienten de veras, aunque hablando del policía... me quedó una pregunta en mente: si cuándo la cámara le enfoca por detrás, no lleva nada a la espalda... ¿cómo es capaz siempre de llevarse la mano tras la nuca y sacar una katana???

Gracias si me lee alguien y me valora positivamente! (Si de milagro me lee alguien)
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18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tapices rojo sangre, tristes karaokes
Winding Refn se va a Tailandia con todo lo que ello significa y nos recuerda que su parada cinéfila en USA con la premiada Drive fue sólo un jalón más de un firme camino autoral, surgido de las grises nieblas escandinavas en Valhalla Rising y con parada final en este mundo de karaokes, de tapices rojos y ornamentos dorados que es la Bangkok de Only God Forgives. El film del director danés nace, desde su primer en pase en Cannes, destinado a formar parte del Olimpo de obras abucheadas por la platea festivalera, algo paradójico si se tiene en cuenta que se venía acusando a la película (¡¡¡con la única guía de su tráiler!!!) de ser algo así como la segunda parte de Drive, ¿alguien duda de las acusaciones de autoplagio si las cosas hubieran ido en ese sentido? Lo curioso, retomemos el hilo inicial de la reseña, es que sí que hay una especie de mímesis camaleónica en Winding Refn (descodificando en imágenes la esencia de sus locaciones cinéfilas) que forja así su libro de estilo, despojando su película de cualquier artificio argumental, profundizando en su estudio continuado del lado brutal de la naturaleza humana. También esperamos ansiosos las reacciones de sus fans ante un Ryan Gosling más hiératico que nunca, en el que apenas se manifiesta un gesto diferente a lo largo del metraje, sometido física y moralmente a una fastuosa Kristin Scott-Thomas, mezcla genética perfecta de Lady Macbeth y Yocasta, motor trágico de esta heredera directa de Sófocles y Shakespeare que es Only God Forgives, de esta pieza donde la imagen se independiza de su entorno y cobra relevancia por ella misma, aunque sea por este único motivo debería ser vista con el respeto del cinéfago sediento de sensaciones. Sobre los abucheos, decidan ustedes mismos.

Reseña publicada originalmente en cinemaadhoc.info
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20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Te voy a contar un cuento:
Había una vez, en un país frío y lejano, un director de cine de apellido pronunciable pero fácilmente olvidable que quería revolucionar el mundo del cine. Empezó una breve pero intensa carrera sorprendiendo a todo el mundo con una trilogía sobre el crimen y el lado más oscuro de su país, “Usher”. Luego se aventuró a empresas cada vez más experimentales (el granizado de naranja mecánica “Bronson” y la vikinga “Valhalla Rising” como ejemplos), y fue así como el joven de apellido pronunciable pero fácilmente olvidable (JAPFO en adelante) empezó a ver en sus películas, marcadamente visuales y violentas, una constante que no paraba de repetirse: la exploración de la psique de individuos con oscuros pasados cuyo interior sólo ha conocido la aflicción y el odio. Pero no una exploración psicológica como la solemos entender, no… Era más bien… ¿cómo lo diría? Como… acercarse al interior de los personajes, llamar a las puertas de sus almas y quedarse fuera. De entrar en casa de dichas almas ya se encargaría el espectador. De esta manera, JAPFO se había propuesto hacerle de guía al espectador, acompañarlo de la mano en los llamados “viajes hacía el interior del alma”, envueltos todos ellos por una cada vez más satisfactoria factura visual, hasta llegar a la obra que lo ha encumbrado como precoz autor de culto, “DRIVE”. En ella, consiguió ambas cosas: “sugerir” lo que hay en el interior del personaje de Ryan Gosling mediante un inteligente uso de herramientas cinematográficas (música techno-retro, movimientos de cámara, cámara lenta… y el rostro impasible del actor) y al mismo tiempo narrar una historia comprensible con toda clase de alicientes (desde un romance hasta las logradas escenas de acción), y aderezarlo todo con un curioso aroma a tragedia de anti-héroe. JAPFO logró volver a poner en boca del público el vocablo “Cool”, en nuestras tierras más conocido como el “¡Cómo mola!”.

Pero a JAPFO, tras ver su marcado estilo y ser consciente de él, le empezó a asaltar la codicia y quiso abusar de todo aquello que había caracterizado su estilo, y llevarlo al extremo con su nueva película “Only God Forgives”. La historia era lo de menos en este caso: la simple premisa de un delincuente (Gosling) que vive prófugo en Bangkok y que debe valorar si vengarse o no de “los asesinos” de su hermano. Todos aquellos recursos que funcionaban en “Drive”, utilizados aquí de forma desproporcionada sólo consiguen hacer florecer la vacuidad del conjunto, agravada por la caricaturesca e inolvidable actuación de Gosling, cuya expresión no cambia ni un ápice en toda la película, calcada a la que mostraba en “Drive”, e incluso muy parecida a la que mostraba en otro film independiente como era “Cruce de Caminos” (2012), donde su director quiso aprovechar el éxito de la “Fórmula Drive” para dirigir a Gosling exactamente igual que lo hiciera JAPFO.
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17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Edipo no perdona, ¿y el público?
Los celos entre hermanos no son buenos, pero cuando tu madre se dedica al tráfico de drogas y tu hermano mayor es un auténtico cabronazo, la cosa va aún a peor. Nicolas Winding Refn nos propone esto y una espiral de violencia a lo largo de los noventa minutos que dura Only God forgives.

Rápidamente, la película establece sus virtudes y sus defectos. Por un lado, tenemos a un Refn preciosista, que bebe mucho (por no decir, se emborracha) del cine oriental. Le acompaña la música de Cliff Martínez, consiguiendo transmitir agonía o espiritualidad.

Luego, se establece el detonante la historia de un hermano mayor Billy (Tom Burke), que viola y mata a una prostituta menor de edad, y un hermano menor Julian, que es obligado a vengarse mientras que por medio está su madre Crystal (un diabólica y a la vez shakesperiana Crystal), un policía fan de la katana y el karaoke Chang (Vithaya Pansringarm) y la hermosa prostituta Mai (Yayaying Rhatha Phongam).

En resumen: tenemos algo estéticamente muy bonito (capaz de crear inquietud, cuando imita a Kubrick y sus pasillos, o a David Lynch), pero más vacío en cuanto a guion pese a que beba de las tragedias clásicas como Edipo e incluso en cuanto a metáforas visuales; con unos actores empeñados en no transmitir ninguna emoción en sus caras, aunque se las hinchen a moratones (especialmente un lacónico Ryan Gosling -con poco más de veinte líneas-, que sustituyó a Luke Evans, y que ya había vivido el éxito con Refn gracias a Drive).

Hay que saber que Refn es un experto en hacer trascendentales tramas de acción que en manos de otro director serían películas normales y corrientes o bodrios. Por ejemplo, si a Drive le quitamos su dirección y muchas de sus decisiones, tenemos una especie de A todo gas. En este caso, en Only god forgives, la trama da para lo que da, pero pronto empiezan los desvaríos de Refn y no es raro que el film esté dedicado a Alejandro Jodorowski (al que ya le dedicó Drive). Una virtud dependiendo del espectador.

En cuanto a la polémica sobre la violencia que hubo en algunos festivales, parece que el público desconoce la trayectoria de Nicolas Winding y las fuentes que toma como suyas (el caso del cine coreano, donde nadie suele salir indemne, ni siquiera el espectador). El exceso de violencia no es el mayor problema del film.

La duración, la falta de profundización en algunos momentos, la frialdad en otros, la ausencia de intensidad, el contraste de algunos momentos (el karaoke chirría)… Esos son los problemas que lastran, en realidad, Only god forgives.

Sea como sea, Only god forgives y Nicholas Refn deberá ahora aprender una importante lección: solo el espectador perdona y será el que decida el devenir de este film. Que los dioses del séptimo arte, los espectadores, decidan.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Truño imperdonable
Para mí, ésta es una mala película, pero lo peor es que se cree muy buena. Aparte de aparatosos destellos visuales en cada fotograma, la historia no ofrece nada. Bueno, sí, violencia, mucha violencia. Y, más que gratuita, la violencia es absurda, como casi todo lo que se cuenta.

Parece haber una obsesión enfermiza por deslumbrar al espectador en cada fotograma. El argumento es flojo y está contado de una manera deliberadamente confusa. Por ello la película, más que deslumbrar, aburre, y el comportamiento de los personajes hace que todo el conjunto termine cayendo en lo grotesco. “Drive” ya dejaba ver este estilo artificioso, pero al menos allí había más autolimitación, y los recursos visuales estaban al servicio de una trama muy potente. Aquí sólo hay efectismo barato. Para mí, esta película supone los peores trabajos de todos los actores que intervienen en ella, aunque no creo que sea un problema de interpretación sino de forma de dirigir y abordar los personajes. En el caso de Gosling, alguien debería explicarle a Refn la diferencia entre contención e impavidez. No es lo mismo. El problema ya se hacía evidente en “Drive”, pero aquí es aún más cargante.

El conjunto es un pastiche indigerible en donde el autobombo está por encima de todo. No se puede negar que “Only God forgives” tiene una buena fotografía, pero como película es, a mi entender, aburrida y grandilocuente. Y muy larga!!!
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La belleza de la violencia como género cinematográfico.
André Breton, padre del surrealismo, dijo una vez, —Todo aquel que sea incapaz de visualizar un caballo a galope sobre un tomate es un idiota. Esta frase define perfectamente la lucha, la defensa incondicional y en última instancia, la desesperación de un hombre por aquello que tanto trabajo le había costado, un cambio radical en la poesía y la literatura, que llegó a expandirse hasta las artes plásticas y, por supuesto, al cine. Woody Allen, reflejó genialmente aquella generación en Midnight in Paris, 2011.
Desgraciadamente, la segunda guerra mundial llegó, y con ella, el final del primer periodo surrealista del que España fue gran representante. Actualmente, grandes directores del cine han continuado con la lucha que Breton inició años atrás, ya sea de manera esporádica o de forma constante, como es el caso de David Lynch quien si, en algún momento de su carrera, hubiese decidido hacer una película en colaboración con Park Chan-Wook, Sólo Dios Perdona hubiera sido el resultado. Las referencias al cine de Lynch son inacabables, tanto es así, que en la escena en la que Gosling le regala un vestido a su novia para que le acompañe a conocer a su madre, por un momento pensé que la chica aparecería vistiendo Terciopelo Azul.
Nicolas Winding Refn vuelve a apostar por una estética de contrastes, una fotografía a cargo de Larry Smith, que proyecta sombras sobre luces fluorescentes en un entorno lóbrego, depravado, y con un asfixiante ambiente pecaminoso por el que transitan los mayores degenerados y los personajes más peligrosos de Tailandia. Sin duda el apartado visual es uno de los mejores aspectos de toda la película, y es que Refn tiene un indudable talento para crear cine que, mejor o peor encaminado, siempre resulta llamativo. Su capacidad de mostrar la violencia desmedida, mediante un sinfín de recursos con la cámara, es digno de mención en cualquier escuela de cine.
Julian es el regente de un club de Muay Thai, del que se encarga desde hace diez años tras haber huido de la justicia americana por cometer un asesinato. El club, a su vez, es una tapadera para la venta de drogas. Todo parece ilícitamente estable, hasta que un día el hermano de Julian, Billy, asesina brutalmente a una chica de dieciséis años. Este suceso hará que Billy sea ajusticiado a petición de un policía corrupto que gobierna los bajos fondos de la ciudad. A partir de este escabroso incidente la vida de Julian se convertirá en una onírica espiral de violencia, sexo y miedo que se verá intensificado por la llegada de una madre enajenada que acaba de perder a su hijo preferido, y no se cansará de atacar al único que le queda, recordándole lo inferior que era respecto a su hermano, la envidia que siempre le había profesado y su culpabilidad en lo ocurrido. La impasibilidad de Julian ante este maltrato maternal, se debe a un complejo de Edipo oscuramente enfermizo, y que compensará mediante las esotéricas escenas sexuales con la guapa Mai, en las que, mediante el contacto genital femenino, más parece buscar el amor materno perdido, que el placer sexual de su pareja.
Muchas influencias de directores asiáticos es esta cinta de arte y ensayo en la que Refn construye un guion de escasos diálogos, para dejar que las imágenes hablen por sí solas. La violencia explícita no ha sorprendido conociendo la trayectoria del realizador, pero sí lo ha hecho la carga surrealista con la que el director parece volver a sus orígenes, creando una atmósfera más parecida a la de su filme Fear X, 2003, que a lo que nos había estado mostrando en sus últimos trabajos. Que no se ha logrado aquella fantástica armonía de dirección, actor, fotografía y música, que el danés alcanzó en su anterior película, Drive, 2011, es una obviedad, pero dudo mucho que ni siquiera se estuviese intentando acercar a ese tipo de resultado. Cliff Martínez vuelve a componer una banda sonora que, al igual que la fotografía, las actuaciones y la dirección, funciona genialmente por separado, pero al mezclar todos los factores, pugnan por lograr un mayor protagonismo, originando un tropiezo considerable en cuanto a la historia se refiere, algo que, por otra parte parece hecho deliberadamente, como queriendo decir, no voy a volver a hacer Drive una y otra vez sólo porque a la crítica le gustó. Una fuerte personalidad se descubre detrás de todos los neones de la película, que deja muchos detalles de la calidad de un realizador que se permite el lujo de experimentar y buscar nuevas formas de expresión, mostrando de forma antagónica, la más hermosa belleza que la violencia puede originar, y esto puede ser algo tan grande como un género cinematográfico en sí mismo. Algo que, bajo nuestro punto de vista, merece mayor consideración que la otorgada en las críticas generales. Un final completamente atípico, que rompe con todos los manuales del cine de venganza, consigue la decepción e incomprensión necesarias que pueden hacer de esta cinta transgresora una pieza de culto muy apreciada en un futuro, como ha pasado con otras obras de similares controversias, cuyos títulos no osaremos a citar por miedo a escandalizar a propios y extraños.
Fin de la película, y el primer título que aparece vuelve a inundar la sala de sorpresa a la vez que aclara muchas incógnitas. Alejandro Jodorowsky recibe la posición de honor de los créditos en un agradecimiento especial del director. Entonces recordamos la actuación de la genial Kristin Scott Thomas, en el papel de la madre de Gosling y que es todo un homenaje al controvertido y polifacético director.
Ejercicio impresionista de arte y ensayo. Arriesgada propuesta de un impertérrito director que no se deja abrumar por el profundo alcance que su trabajo está alcanzando.
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El bien y el mal por Nicolas Winding Refn
Ni el mismísimo Refn se imaginaba todo el éxito que tendría. Con películas como ‘Valhalla Rising’ a sus espaldas ¿Quién se iba a esperar un éxito? Lo consiguió con ‘Drive’. Teniendo a un actor de renombre como Ryan Gosling y nombres como Bryan Cranston además de la película con mayor ritmo del director, consiguió en su mayoría críticas positivas, nominaciones y premios, importante la de mejor director en Cannes. Pero los nuevos seguidores de Nicolas Winding Refn, cuando supieron de una nueva obra del director de ‘Drive’, repitiendo Gosling, se esperan una secuela, cuando se parece más a la nombrada ‘Valhalla Rising’ que a ‘Drive’.

El guión de ‘Only God Forgives’ no creo que superase las 30 páginas. Ryan Gosling se pasa la mayoría de la película mudo, en ‘Drive’ ya era callado pero en esta es un cambio radical. Y no es el protagonista indiscutible, tenemos a la madre de Gosling con una relación un tanto distinta y un policía que busca la justicia. El público ha abucheado esta película en Cannes, cuando hace poco Refn consiguió su premio allí. Yo pregunto ¿La película es mala por qué no es como ‘Drive’? El problema no ha sido la película, ha sido del público. La película es sincera consigo misma demostrando su desvinculación con la anterior película de Refn. El papel de Gosling es totalmente contrario al de ‘Drive’, la forma de llevar la trama y la violencia es distinta, los propios planos e iluminación son distintos. Ya si nombramos que el film tenía previsto ser rodada antes que ‘Drive’ las comparaciones se rompen. La propia película tiene una entidad propia, entonces ¿Para qué seguir comparando?

Nos encontramos ante un film con una narración especial, como ocurría con ‘Spring Breakers’, es una película basada en sensaciones. Aunque la obra de Korine tenía la capacidad de sí preguntabas a 100 espectadores que les parecía, cada uno tendría una opinión diferente, en ‘Only God Forgives’ no divide tanto la opinión de las masas en opiniones dispares, las divide en un me gusta o no me gusta de Youtube. Lo veo un claro error teniendo en cuenta la obra que nos ponen delante, no se basa en el propio gusto, si no en la calidad que nos encontramos delante. El gusto al fin y al cabo, es algo personal, hay gente que le gustara más ‘Sharknado’ que ‘2001: Una odisea en el espacio’, no podemos acribillar los gustos de la gente, pero es obvio que la obra de Kubrick tiene más calidad que la divertida ‘Sharknado’. Y esto ocurre con ‘Only God Forgives’, esta es una obra realmente compleja y sensorial que es digna de admirar.

No me creo que nadie se haya quedado absorto viendo los planos de la película. Perspectiva frontal y simétrica digna de Kubrick con una iluminación impresionante. Los colores de la iluminación consiguen ayudarte, no solo a captar las sensaciones de la película si no a darle un valor estético bastante bueno. Cada una de las imágenes captadas de la película puede servir como ejemplo del apartado técnico tan soberbio. Es interesante hablar del director de fotografía, Larry Smith, ya que trabajo con Kubrick en iluminación en ‘Barry Lyndon’ y ‘El Resplandor’ para dar el salto luego con ‘Eyes Wide Shut’ como director de fotografía. Trabajo con Refn en ‘Fear X’, ‘Miss Marple: Némesis’ (TV movie) y en ‘Bronson’. Por ello se podría entender esos planos tan maravillosos en esta. Aquí no terminan las referencias, teniendo también la atmósfera malsana, caótica y tensa que tiene otro director como Lynch. Refn coge dos características de dos grandes y las hace suyas.

Insultar o tachar como mala la narración o el guión de ‘Only God Forgives’ me parece ridículo. La propia película se basa en puras sensaciones que el espectador capta y el debe interpretar a su modo, realmente no es una película tan compleja como pueda parecer. El problema que tenemos, es el estar anclados a una narración clásica y el salir de ella sea visto como un fallo. La película en sí no es un arrebato de metáforas sin conexión como puede ser ‘La Montaña Sagrada’, nos encontramos un hilo narrativo claro por medio de una conexión de elementos que se percatan ya en el primer visionado. Con las piezas del puzle ya puedes unirlos para crear el significado de la película. La película no se debe amoldar al espectador, el espectador debe amoldarse a la obra. Si el espectador no es capaz de enfrentarse a un nuevo tipo de narración, entonces se pierde una gran obra.

Si el guión se basa en pocos diálogos, el film debe sostenerse en sus actores y bien que lo consigue. Ryan Gosling hace un papel increíble, por medio de miradas y gestos consigue hacernos entender las motivaciones de un personaje tan complicado como es Julian con solo 22 líneas de dialogo. Una malvada Kristian Scott Thomas, la cual clava su papel y capta la esencia del personaje para volverse ella misma, no actúa, se vuelve el personaje. Vithaya Pansringarm es Dios en esta película y consigue captar esa esencia, es más, el propio Refn le dirigía diciéndole al oído que era Dios. Unos verdaderos actores que han demostrado poderse lucir en una película tan complicada para ellos.

La conclusión se basa en que ‘Only God Forgives’ se va a llevar las patadas de público y crítica. No es una película fácil sin lugar a dudas, pero es distinta. Si realmente estas contento con películas simples y no quieres probar algo distinto, no la veas. Pero si estas cansado de lo mismo, Refn te lo destruye, lo une con una gran narrativa, una cinematografía impresionantes, unas actuaciones desbordantes y una música magistral. ‘Only God Forgives’ funciona en sus niveles más profundos, su principal error es no funcionar en los más superficiales, pero si te adentras en su contenido, podrás disfrutar de un gran ejemplo de cine moderno actual de calidad. Refn lo ha vuelto a hacer.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Qué hermano tiene la truanca más grande?
Tras una joya de culto como ha sido “Drive” 2011, Nicolas Winding Refn vuelve con “Sólo Dios perdona”, en la que Ryan Gosling vuelve a ofrecer sus servicios como actor protagonista, eso sí, realizando un rol totalmente distinto.

La cinta se adentra en los bajos suburbioos de Bangkok, en Tailandia, donde Julian (Gosling) junto a su hermano Billy (Burke), regentan un club de lucha, o lo que es lo mismo, una tapadera que cubre a la perfección sus trapicheos de drogas. La noticia de la muerte de Billy llegará a oidos de Julian, quien irá a la caza del asesino de su hermano.

Con un claro interés por centrar nuestra atención en todo lo que respecta a la iluminación (el predominio del rojo es constante), mostrarnos unas secuencias detalladas y ciertas dosis de gore, la cinta va más allá de la mera parafernalia visual. Se nos muestra a unos personajes atormentados, perdedores viviendo en un mundo lejos del suyo.

Es quizás la venganza ese chispazo que les aviva y les hace seguir viviendo un poco más. Una vez más, como ya ocurre con “Drive”, son pocos los diálogos que se nos ofrecen, lo cual no es impedimento alguno para conocer al personaje de Julian en profundidad, pues es su madre quien nos dice todo lo necesario que hay que saber sobre él ejerciendo como su voz interior. Por tanto no me hace falta decir mucho más sobre la importancia que tiene Kristin Scott Thomas (“Lunas de hiel“, 1992).

Pero la cosa no se queda ahí, siendo a medida que va pasando el metraje, el otro protagonista de la cinta, quien va acaparando importancia. Me refiero a Chang, intepretado por Vithaya Pansringarm, un respetable y venerado jefe de la policía que ejercerá la justicia a su manera: con su espada oriental. Siendo capaz de notar lo imperceptible y con un gran poder de autocontrol y fuerza, su serenidad es equiparable a su indestructibilidad, actuando más bien como un dios vengador que como un policía.

Y aquí es donde quiero llegar, en como bien dice el título “Only God Forgives”, todo acto de crueldad, venganza u asesinato no es olvidado por ninguno de los presentes en la cinta, ni siquiera por su madre, quien en un momento determinado hace mención de un suceso pasado bastante importante. ¿Quién es capaz de parar todo esto? Sólo Dios es capaz de perdonarlo.

Ya por último, el director danés nos ofrece la posibilidad de jugar con nuestra imaginación y construir un desenlace a la par entre lo bello, lo desconcertante y lo imaginable, dándonos a escoger la alternativa que más nos guste. No obstante, nos deja como bien he dicho un magnífico reflejo de lo que es la venganza en estado puro poniendo como punto de partida una Bangkok con una estética que a mi, y repito, solo a mí, me ha recordado un poco a aquella ciudad de Los Angeles de “Blade Runner” (1982) sumergida, abandonada de la mano de Dios, en la que las corruptelas están a la orden del día. Simplemente es intentar verlo con profundidad. Quien no lo haga, únicamente verá a Ryan Gosling posando plano tras plano colorido y acabará por no ver el trasfondo del asunto. Hay que ver más allá, si lo hay claro está. Y aquí lo hay.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Poesía -brutalmente- divina
El buen viajero no se mide por la cantidad de quilómetros que ha recorrido, tampoco por las toneladas de souvenirs que lleva en la mochila; mucho menos por los centenares de Gigas de fotos almacenados en su(s) tarjeta(s) SD. El buen viajero si acaso puede detectarse mirando cuántas lenguas habla de forma fluida, cuántas personas ha conocido en el país / región que ha visitado, cuántas situaciones peliagudas ha salvado en territorio ajeno... todo esto para intentar poner número (hoy en día, de esto trata casi todo) a algo que es intangible. Lo que realmente determina la diferencia entre ''caer-en'' ó ''evitar'' el turismo es la capacidad de adaptación al nuevo medio. Llegar, observar y entender las normas que lo rigen para actuar en consecuencia... sin olvidar de dónde se viene. Suena complicado y realmente lo es.

Nicolas Winding Refn es un consumadísimo experto en la materia, así lo atestiguan sus películas. Así lo atestiguan sus continuas idas y venidas. Así lo atestigua una carrera cuyos trabajos muestran, de momento, cuatro distintas nacionalidades. Dinamarca -su país natal-, Reino Unido, Estados Unidos y ahora Francia. 'Sólo Dios perdona' era seguramente la película más esperada de la 66ª edición del Festival de Cine de Cannes, y ya es decir en una Competición con nombres del calibre de Asghar Farhadi, François Ozon, Alexander Payne o los hermanos Coen. No era para menos. Hará ya dos años, el discípulo de Lars Von Trier fue la gran sensación con su desembarco oficial en América. 'Drive' fue un estallido de estilo que confirmó a Ryan Gosling como gran héroe fílmico de nuestros tiempos y, claro está, a Refn como uno de los mejores viajeros del séptimo arte.

La película sobre el conductor especialista que por la noche se transformaba y dejaba que saliese a la superficie su parte más oscura (en la por aquel entonces citada fábula del escorpión y la rana estaba seguramente el leitmotiv de la obra del danés), era a la práctica (y quizás ahí estaba la clave del éxito) una trabajadísima reducción de distancias entre el viejo y nuevo continente. El cine de Europa iba a buscar y se empapaba del estadounidense... y viceversa. La mezcla, orgullosísimamente moderna, hizo gala de una estabilidad encomiable y, tal y como estaba escrito en su destino, se hizo con el favor incondicional primero del Jurado de Cannes y después del público. Se confirmó la obra -y el autor- de culto. La lástima es que, como es sabido, todas las recompensas tienen su lado negativo...

En el caso que ahora nos concierne, todo se resume con el concepto hype. Las altas expectativas; la necesidad de seguir manteniéndose ahí arriba sin defraudar a aquellos que te han encumbrado a las alturas; a los mismos que, en lo más hondo de su ser, están esperando, por simple morbo (o directamente por cruel sadismo), a que te des el gran batacazo. Si se analiza 'Sólo Dios perdona' en cuanto a viaje, es obvio que teniendo en cuenta el ''de dónde venimos'', es fácil entender por qué la experiencia se convirtió en uno de los grandes fiascos de este año en la Croisette. Abucheos en el Lumière. Muchos. Y es que la aventura de Refn en Tailandia es un despropósito. Un fracaso sonado en el que se nota que su autor se ha creído demasiado los elogios recientemente recibidos...

... Aunque -no está de más recordarlo- en 'Sólo Dios perdona' no importa de dónde se viene. Para entendernos, y para que quede claro: no es 'Drive 2', porque en la mente del director, es como si no hubiera habido 'Drive'. No es la secuela deseada porque no lo pretende y porque Refn, al ser tan buen viajero, no puede tolerar que lo sea. Porque sería faltarle al respeto al nuevo país de acogida. Si debe entrarse en comparaciones, la propuesta de ahora está mucho más emparentada con la magnífica 'Valhalla Rising', cinta que supuso el verdadero punto de inflexión en la carrera del cineasta de Copenhague y que empezó -por algo sería- a abrirle las puertas en el plano internacional. En aquella ocasión no había por qué darle excesivas vueltas a la historia. Mejor dicho, no había que buscarle la lógica que podría encontrarse en, por ejemplo, un relato clásico criminal. No era prosa. Era poesía.

'Sólo Dios perdona', guste o no, es lo mismo. Poesía del cuerpo humano dedicada a la violencia; a lo animal. Para ello, nada mejor que una venganza (la de un hombre que persigue a los asesinos de su hermano) en plan comiquero. Los versos son los nudillos en tensión de Ryan Gosling, las estrofas son sus puños, a punto de lanzar un ataque mortífero. Las heridas sangrantes, los moratones y los huesos quebrados, junto a las luces led y de neón, ponen la rima. No es que no haya contenido; es que éste hay que encontrarlo en el país de, entre muchos otros, Apichatpong Weerasethakul (véase la lucha entre los dos polos opuestos de la historia, presentada en impresionante anticlímax), o de un muy reconocible cine de serie B que ahora seguramente será reivindicado. A la ecuación añádanle una dedicatoria especial a Alejandro Jodorowsky. Imagínense. Nada viene masticado; todo está por descubrir. En el cine, pocas sensaciones son tan mágicas. Refn, que sigue adaptándose a la perfección allá donde le lleva el viento, demuestra que no ha perdido su toque.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Refn 100%
Ver una película de NW Refn es como podar un bonsai o dedicar 3 horas a pasar el rastrillo por un jardín zen.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Dios no engaña
Que uno de los actores de actualidad siga comprometido con papeles incompatibles con la fama es de agradecer, aquí Gosling se somete a otro producto que busca sensaciones y ambientes, que experimenta en muchas vertientes, la fotografía y secuencias completas de un tipo de cine que bien se podría denominar como congelado, invita a conocer al diablo confrontando el submundo de lo real y lo irreal, en ocasiones ambos fusionados, un descenso a la violencia en un estímulo siniestro y perturbado en el que las personas se convierten en almas de destrucción, dolor y sangre, cada uno en su interior sabe qué es lo que siente con "Sólo Dios perdona" un thriller de trama sencilla, un ensayo descontrolado, pero que tras su visionado, permanece meditando.

Las extrañas conductas son introducidas para confundir, pero hay inconexiones en una trayectoria plana que se alejan extremadamente de la lógica, puede que sea cine visionario, puede que esa estética estática no permita arrancar, lo cierto es que juega peligrosamente con la desconexión total del espectador, pero seguro que también incomoda con la humillación y la venganza en una historia que no se sabe bien si es sólo de ira o también de justicia, si es un homenaje al cine negro en su máxima evolución tecnológica o si sólo se trata del clásico debate de dejarse llevar y tragarse cualquier mierda o en toda esa complejidad emocional hay un retrato tipo cómic, yo me quedo con la sensación vivida por encima de un argumento mediocre adornado con color y violencia, me quedo con la alucinante experiencia por encima de la reiterada propuesta, me quedo con esa extraña fuerza que vigila el mundo y que genera pánico en una pelea perdida.

Todo el mundo surrealista creado se va quitando la máscara, de repente parece tener la sensación de tener que confesarse, se humaniza y pasa a la acción oriental, pero mantiene un extraño poder legendario, es cine del que no se aconseja a la gente, sino a algún amigo en particular, al que tiene ese gusto feo y perturbado, de mente sucia e insaluble, del que sabe jugar a perdedor, del que apuesta por el trauma y del que no tiene una falsa moraleja ni el freno de la industria, Dios no engaña, este ridículo estímulo está demasiado cercano a la frontera del infierno como para no ser considerado ni reconocido.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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