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39 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Lunar en francés se dice grain de beauté
No es muy frecuente que una película sea capaz de conmover hasta el llanto. Pero es todavía más difícil que un mismo film pueda provocar lágrimas de tristeza y, en la siguiente secuencia, de alegría. La guerre est declarée ciertamente lo consigue. Narra la historia de una joven pareja de enamorados, Romeo y Julieta (sí, en la escena en que se presentan ella le dirá a él ¿Romeo; es una broma? Porque yo me llamo Julieta) Fruto de su amor nace un bebé, Adán, que a los dos años enferma de cáncer. El mismo día que le llevan al hospital a hacerle las pruebas que se lo diagnosticarán comienza la Guerra de Irak. Y ellos mismos declaran a su vez la guerra a la enfermedad de su hijo. Será una lucha larga y dura que pondrá a prueba su amor, pero la afrontarán con determinación y optimismo.
Se trata de una película que consigue combinar muy acertadamente recursos dramáticos y cómicos, y tratar un tema tan complicado sin ser otro sentimental cuento de superación personal. Curiosamente, está basada en la historia real de sus dos protagonistas, Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm, cuyo hijo enfermó de cáncer. Ambos firman un guión que no tiene nada que ver con esos telefilmes cuyos títulos están rotulados con ese “basado en una historia real” que no suele presagiar nada bueno. Pero esta vez estamos de suerte (quizás porque en ningún momento aparece un rótulo así). La declaración de guerra que nos atañe consigue sortear un tema tan escabroso con buenas dosis de alegría, sensibilidad y sentido del humor. Quizás sea ese uno de los puntos en que las piezas no encajan del todo: el que los problemas en la pareja protagonista parecen quedar demasiado atenuados por estos buenos sentimientos. Pero francamente, me importa un bledo. Porque he conseguido de lleno meterme en una historia que es un canto al amor, a la unión familiar y a la amistad como apoyo frente a las adversidades.
Sigue en spoiler con unas reflexiones personales, pero sin desvelar nada.
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54 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La enfermedad ha sido declarada
Pequeña película que nace de lo que les ocurrió a la pareja protagonista, Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm, con la enfermedad de su hijo.

Ambos escribieron el guión y Donzelli dirigió la película sobre sus vidas, aunque para ello cambiaron sus nombres (por los de Roméo y Julliette) y el de su hijo (por Adam), así realizaron un film basado en sus propias vidas.

Por ello la película es pequeña, mínima, con una historia intimista, la de esa pareja frente a la adversidad, con el apoyo de los suyos y de los médicos que trataron a su hijo.
Muestra un gran cariño por todos los personajes, lo malo es que por ello cae en el buenismo, todos se comportan excelentemente y cuando puede (debe) haber problemas no los muestra (como expongo en el spoiler)

La película posee un ritmo intenso, sin bajones en ningún momento. Se agradecen su sentido del humor totalmente cotidiano, y una búsqueda de cierta riqueza y originalidad visual, lástima que la mayor parte de las veces no lo logre, mayormente debido a su fotografía, en vídeo, de aspecto bastante pobre.

Su gran baza es no caer en el sentimentalismo, ni la búsqueda de la lágrima fácil y hacerse cercana gracias al gran optimismo con el que afrontan la enfermedad. Se agradece que huya del cliché rompiendo de vez en cuando el dramatismo con imágenes extrañas, llenas de fuerza a veces, música alejada de los convencionalismos y cierta frescura.

La película ha cosechado un gran éxito de opinión de crítica y público en Francia, y ha sido elegida para representar al país en los Oscar, pero lo cierto es que, pese a ser una historia a la vez triste y agradecida, a la vez tierna y fresca, también tiene mucho de amateur, de ser un video para mostrar a los seres queridos más que una película para el gran público. Exceso de canciones, escenas fallidas (como por ejemplo el número musical) y ciertas concesiones hacen que no sea una gran película, lo mejor es que no lo busca, simplemente quiere servir para mostrar sus sentimientos.

Película para los que quieran ver una pequeña, triste y optimista historia cotidiana contada con naturalidad.
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35 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Declaración de Cine
Romeo conoce a Julieta y se enamora instantáneamente de ella. Pero no se apellidan Capuleto ni Montesco ni viven en la Italia medieval, que diría aquella...

"La guerre est declarée" ("Declaración de guerra" en su título español) demuestra admirablemente que no todas las películas que tratan las enfermedades en la infancia (asunto con el que tan fácilmente se suele caer en lo lacrimógeno), están cortadas por el mismo patrón. Ese que suele aplicar Hollywood en esperpentos pornoemocionales como "Patch Adams", "El aceite de la vida" y demás.

Su directora, que también es la coprotagonista, cuenta en ella la historia del extraño cáncer de su hijo (vivió este caso en la vida real, además), y lo hace, además de con competentes y atractivos recursos visuales y de escritura, sin dramatismos innecesarios, sin intentar llevar al espectador a la catarsis emocional con métodos manipuladores. E incluso se permite un sano y agradecible sentido del humor -y un tono lúdico por momentos- que no desvirtúa ni frivoliza en absoluto la seriedad del problema que tanto angustia a los preocupados padres protagonistas.
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23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Romeo [Adán] y Julieta
La propuesta más básica, sencilla y honesta del cine francés del 2011 llega desde su sinopsis:

Una pareja, ROMEO y JULIETA.
Un niño, ADÁN.
Una lucha, LA ENFERMEDAD.
Y, sobre todo, una gran historia de amor, LA SUYA.

“Declaración de Guerra”, película autobiográfica encarnada por sus propios protagonistas reales y también actores de la ficción, desvela una corriente prácticamente inédita en tiempos de perfección de la comedia dramática con “Los descendientes” de Alexander Payne o revisiones indies y sumamente inteligentes de “Love Story”, como en el caso de “Restless” de Gus Van Sant. El material que maneja Valérie Donzelli es, por el contrario a todas las propuestas anteriores, una historia de amor condenada y atada, cual cuerpo atado a una pesada ancla, a la tragedia desde la grave enfermedad del hijo que comparten ambos. Una tragedia que les amarra imponiendo su historia de amor como única salvación y sacrificio para salir a flote. Elementos con aire godariano y de nouvelle vague, predisposición musical y personajes que parecen narrar su propia historia desde la voz en off de otros. Como si fuera, al igual que la historia de Romeo y Julieta, algo universal y se nos contase la misma tragedia desde diferentes narradores sin poder evitar la condena impuesta por el destino. Como si la misma película se mirase en un espejo y se entendiera como tal.

Ese destino nos es mostrado desde su arranque y credenciales narrativas y cinematográficas. El interés de la cinta de Valérie Donzelli reside en mostrarnos sus cartas desde su presentación. Sabemos que el hijo de Romeo y Julieta, Adán, sigue vivo y su estructura parece incluso clásica con un gran flashback que desvela dicha baza dramática para restar suspense y centrarse en la historia de amor que narra. Porque realmente “Declaración de Guerra” nos cuenta, aparte de ser una dedicatoria a la sanidad pública, la historia (musical) de dos enamorados y un amor, a golpe de post-punk, a primera vista y flechazo inmortal con lanzamiento de flecha en formato de fruto seco. Ellos son conocedores de su destino de antemano y saben que sólo los dos pueden enfrentarse a él. La descontextualización del drama y la tragedia, de este modo, se realiza sobre referencias claras del mundo del clip, la chanson, el decibelio y la vertiente musical de Jacques Demy.

Como en toda guerra hay víctimas. La tragedia y la condena del vil destino hacen que aquellos que se convierten en héroes tengan que sacrificar algo a cambio. Valérie Donzelli quiere hablarnos, desde el optimismo, sobre la destrucción la entereza de las personas, como una pareja de ave Fénix, que renacen de sus cenizas aunque regresen a los cielos en solitario mirando al sol de cara… en un nuevo día y horizonte dejando atrás, pero no olvidando, el ayer.
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19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
SENDEROS DE GLORIA
Aunque no lo aparenten, Romeo y Julieta, protagonistas de esta historia, transitan uniformados por blancas y asépticas trincheras desde las que libran una encarnizada guerra. El enemigo se ha cebado con aquello que es la más perfecta y concreta encarnación de su amor, y no cabe cuestionarse los motivos, pues las guerras, aunque puedan explicarse, difícilmente pueden comprenderse.

La película narra la historia de un amor ideal, despreocupado, sometido a la circunstancia más atroz, al tiempo que realiza un muy personal elogio de la resistencia. Los protagonistas se nos presentan, efectivamente, bajo el signo de la felicidad; su idilio casi predestinado, su libérrimo estilo de vida, la calidez de sus amistades, y el nacimiento de su hijo Adán, así parecen sugerirlo, pero cuando la enfermedad haga acto de presencia, todo ese edificio común se verá puesto a prueba.

Desde ese momento el filme establece un acertado paralelismo con la guerra; en efecto, la pareja, pasada la conmoción inicial del "ataque por sorpresa", se ve obligada a reaccionar. Así, como si de una campaña militar se tratara, escogen campo de batalla (el hospital), adquieren las mejores armas (especialistas reputados), se rodean de sus fieles (familiares y amigos), y tratan de mantener alta la moral propia ("resistir es vencer") y ajena. La situación les obliga a madurar, pues se percatan de que en esta particular guerra pueden perderlo todo, y que incluso venciendo, será difícil no sufrir alguna derrota; la toma de conciencia que ello supone -y que resulta magníficamente plasmada por algunos diálogos que no nos sorprenderían de haberse ambientado en una trinchera embarrada batida por el fuego enemigo- encarna también la asunción de un sacrificio, pues son conscientes de que nada será igual tras la lucha, de que algo se morirá en su interior y en su relación, pero que habrá valido la pena si con ello se alcanza la victoria.

En su afán por evitar excesos dramáticos, tendencia difícil de eludir en este caso, el guión, las imágenes y la música, articulan frecuentes anti-climax, que aunque puedan extrañar o parecer ridículos o exagerados, responden nuevamente a ese paralelismo bélico, concretamente al aspecto de la moral (cuando en medio de la tragedia y el pesimismo vemos a la pareja divertirse o ir a fiestas, es inevitable recordar las fiestas de esparcimiento para los soldados que aparecen en los filmes de guerra).

Con excelentes interpretaciones, un inteligente guión, y algunas secuencias brillantemente concebidas (la que nos cuenta el idilio entre Romeo y Julieta y su vida en común de forma casi exclusivamente visual resulta magnífica), llama la atención el uso de la banda sonora, que privilegia el contraste y la sorpresa sobre el subrayado, dando todo ello como resultado una película lúcida y emocionante, que deja poso en el espectador.
Acaba en spoiler, sin revelar detalles.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Truño total
Pues que queréis que os diga, siento llevaos la contraria a todos los que decís que es una buena película, pero para mí ha sido una de las peores películas que he visto en mi vida. No se, me parece malísima, me parece un sin sentido en muchos aspectos, me daba hasta ganas de reír de lo mala que era. No es realista, ni tierna, ni siquiera se hace dolorosa, ni siquiera me puedo creer a los personajes. He sentido cero empatía( y ni una lágrima! y soy de lágrima bastante fácil), no me ha llegado. Hubo situaciones en las que pensé : " ¿De verdad se puede reaccionar así a la enfermedad de tu hijo? ¡venga ya! no me lo creo!" En fin, que no se la recomendaría a nadie, y si tuviera que verla otra vez sería un verdadero suplicio. ¡La banda sonora me ha sacado hasta dolor de cabeza!
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17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El buen cine francés
El buen cine francés existe. Existió la nouvelle vague hace ya bastantes años y últimamente solo quedaban rastros más bien soporíferos y reiterativos. Personajes grises interpretados por Huppert, Auteuil,Depardeieu...mon Dieu, quel ennui ! Pero nos ha llegado un soplo de aire fresco con Valerie Donzelli. En otras manos podría haber sido el melodrama lacrimógeno del año. Sin embargo,sus responsables optan por un enfoque humano, sensible y respetuoso, dinámico y vital, moderno sin estridencias, que elude con acierto la grandilocuencia, así como cualquier atisbo de conmiseración.
La banda sonora exquisita y fascinante en ciertas secuencias que te atrapan inmisericordes.
Una historia que revela cuán frágil y fuerte a la vez, puede llegar a ser la condición humana. Una contradicción apasionante que descubrimos gracias a Valerie Donzelli en toda su belleza.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Insufrible y abominable
Lamento ser un aguafiestas, vistas la críticas. A mí esta película no me pareció ni un ejercicio de libertad ni ninguna de todas esas otras maravillas que ahora no recuerdo. Lo siento, pero no me va mucho el cine edificante con todos los respetos hacia la historia personal que haya detrás de lo que se cuenta. Para hacer una buena película hacen falta algo más que buenas intenciones. Vi este film hace ya algunas semanas y me he esforzado por olvidarlo, de modo que difícilmente puedo ser más concreto. Tan sólo recuerdo una persistente sensación de vergüenza ajena y unas tremendas ganas de que aquello terminara de una vez. También lo repelente de los personajes (Romeo y Julieta, ¡muy ocurrente!), que llegó al paroxismo cuando los protagonistas se pusieron a cantar su amor cada uno en un autobús diferente. Romanticismo del tres al cuarto, del que se te atraganta y te provoca arcadas. Por Dios bendito, salvo que uno esté predispuesto anímicamente esta película- absolutamente previsible además- no sólo bordea el ridículo sino que cae de lleno en él en más de una ocasión. Véase por ejemplo la escena en que la abuela (o quien fuera) sufre un colapso al recibir la infausta noticia a la salida del metro. Una cinta que no hay por donde cogerla y que me confirma una vez más que el cine francés- que antes me gustaba- está haciendo denodados esfuerzos por parecerse al nuestro cada vez más.
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31 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
¿Romeo y Julieta? Mejor Narciso y Narcisa.
Las pelis americanas que tratan el tema de la enfermedad grave de un hijo a base de edulcorar hasta la saciedad todas las situaciones me dan repelús, pero esta peli, que aparentemente pretende lo contrario, tratar el tema con normalidad, dado que son sus propios protagonistas los que han vivido el tema el carne propia, también me da repelús. No es solo que la historia esté mal contada y vaya a trompicones, es que está narcisistamente centrada en la parejita protagonista, con la que no he podido empatizar en ningún nomento, puesto que, en el afán de escapar del cliché americano de la "sufrida-familia-que-lucha-unida-contra-la-enfermedad", se van al extremo contrario y se dedican a mostrarse ante todo como una pareja muy "moderna" que se enfrenta a la enfermedad de su hijo a base de carreras entre París y Marsella (que nadie explica a cuento de qué), fiestukis varias con los amigos, y otras tonterías incomprensibles que no hace falta explicar para nada porque todos somos muy "cool" y las explicaciones son para tontos que ven TV movies.
Ya comprendo que lo pasaron muy mal, pero no lo han logrado transmitir en la película, entre otras cosas porque muy buenos actores no son, precisamente. Concretamente ella tiene cara de palo todo el rato pero con un rictus que parece que se esté aguantando la risa, como si no se tomara en serio lo que quiere contar. Y el pobre niño está de más todo el rato: es la historia de sus padres, no la de él, y eso se nota para mal. He tenido todo el rato la sensación de que la peli no va de lo mal que lo pasa una familia, ni siquiera de mostrar una forma de enfrentarse a la enfermedad de un hijo de otra manera, sino de lo guays que son sus padres.
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10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Romeo y Julieta
Sólida propuesta francesa dirigida, escrita y protagonizada por Valérie Donzelli, que se inicia en una fiesta juvenil en la que un par de jóvenes demuestran interés mutuo. Irónicamente ella se llama Julieta y él Romeo, lo que les hace temer por un destino cruel. Y a veces las predicciones más superfluas pueden llegar a cumplirse. Lejos de quedarse en una relectura de la historia de Shakespeare (sólo coge los nombres de ésta), lo que nos narra "La guerre est déclarée" ("Declaración de guerra" en España) es la historia de esta pareja y del hijo de ambos, que con sólo 18 meses de vida es diagnosticado de un cáncer. Sin ningún acercamiento lacrimógeno por parte de la directora, vamos viendo cómo los personajes afrontan esta situación a lo largo de un tiempo. El verdadero mérito del film es pues esquivar el llamado "porno emocional", esos tics que muchos directores exageran para conseguir sacarle las lágrimas al espectador de cualquier forma posible. En España tenemos un ejemplo muy claro de esta tendencia en la mediocre "Camino" de Javier Fesser.

Superada esta barrera (que parece fácil pero no lo es), "La guerre est déclarée" alterna el drama con la comedia puntual, una sutil y que sirve para dar un pequeño respiro ante lo que sucede en pantalla. El reparto hace una labor notable (sobre todo los dos protagonistas) pero la película tiene un problema, al menos para un servidor: no consigue conmover del todo. Por instantes emociona pero no es una de esas que se te meten bajo la piel, que te cogen y no te sueltan hasta el final. Una pena que en su tercer acto tenga algún momento prescindible y que no cierre como debiera (o como a mi me gustaría), pero desde luego es una propuesta sólida que merece la pena. Enviada por Francia a los Oscar en representación de su país, por cierto... no es un filme académico (de hecho es un claro ejemplo de cine independiente), aunque por la temática quizá acabe ganándose, al menos, la nominación. El respaldo del público lo tiene asegurado: en su país obtuvo un (merecido) gran éxito en taquilla.
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8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS: ¿PORQUE A NOSOTROS? ... PORQUE PODEMOS SUPERARLO
"Declaración de guerra" es también una declaración de principios. Principios que van más allá de lo puramente cinematográfico, para adentrarse en el terreno de lo "muy personal". La historia que Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm llevan a la pantalla (un bebé que padece cáncer) no es una historia cualquiera y, sin embargo, por momentos lo llega a parecer. No me estoy refiriendo a que se frivolice o se deshumanice la historia, sino todo lo contrario.

Son tantos, tan bien traídos y tan bien enfocados los pliegues de esta historia tan brutal que podría decirse que la mayor parte de la historia transcurre implícitamente en nuestras cabezas.

Valérie y Jérémie rehuyen del manierismo emocional en cada fotograma, y reducen las secuencias lacrimógenas a la mínima expresión. Con gusto y con dolor, con alegría y con sufrimiento contenidos. El saber mantener esa distancia de seguridad entre la historia, los protagonistas y el espectador, hace que nos mantengamos aferrados a la butaca y sobre todo, bastante enteros, hasta el final. Un final que en realidad es el principio de otra historia que ya vuela libre en nuestras cabezas, libre de ese lastre que empieza a soltarse a mitad de la película cuando él le pregunta a ella: - ¿Porque a nosotros? ... Y ella le responde con una sentencia magistral - Porque nosotros podemos superarlo !!

Ni qué decir tiene que ellos están francamente bien, totalmente al servicio de una auténtica "Declaración de Principios"
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Luminosa, chispeante, efusiva
"Tengo miedo de que se quede ciego, sordo, mudo, enano y... marica. Pues yo de que se quede sordo, ciego, mudo, enano, marica y... negro. ¿A sí? Pues yo de que se quede sordo, ciego, mudo, enano, marica, negro y... vote al Frente Nacional".

Roméo y Juliette son dos jóvenes enamorados, repletos de felicidad y armonía, esas sensaciones derivadas de un transcurrir diario plácido y calmo, entre paseos al atardecer, besos románticos y sueños por cumplir. Uno de esos sueños será Adam, su hijo. Sin embargo, la felicidad quedará truncada cuando pronto descubran que el niño tiene una enfermedad.

En realidad, esta es la historia de la propia Valérie Donzelli (directora, guionista y actriz) y Jérémie Elkaïm (actor y guionista), quiénes realizan una transposición de su vida real a la gran pantalla. Así, interesados en mostrar la intimidad de la batalla, en mostrar cómo afrontaron esa guerra declarada un par de muchachos que nada sabían, es como esta joya francesa nos cautiva y apasiona a partes iguales.

Película bonita, emotiva. Maneja al espectador con sutileza, haciéndole partícipe de un auténtico infierno terrenal casi sin darse uno cuenta. La animosa y cambiante factura técnica, engalanada por una sensacional BSO, es el vehículo ideal para mostrarnos un fresco y efusivo alegato, un grito a la desesperada en pro del optimismo, la alegría y las ganas de vivir. Altamente recomendable, forma parte del Club.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Frios cómo el hielo!
Una película frívola, la pareja protagonista dos par de egoístas que se van de fiesta, bailan, ligan y se rien a carcajadas unas horas después de que el médico les confirmase que su hijo tiene una enfermedad muy jodida, a todo esto mientras el niño está ingresado en el hospital. Sumándole un par de frases por parte de ambos que me dieron ganas de mandarlos a la mierda. Ella: "No quiero una habitación compartida porque hay un niño que llora sin parar y va a molestar a mi hijo". Él, en respuesta a ella cuando le dice que Clara, la niña que compartía habitación con su hijo había muerto: "Joder, pobrecilla", esto sin un ápice de sentimiento e importándole tres pimientos. Fríos cómo un témpano estos dos! No he podido empatizar con ninguno, excepto en el momento en el que ella le comunica a él el diagnóstico del niño y se arrodilla gritando.. lo demás, horchata en la venas. Y constantemente esa voz en off.. he sentido vergüenza ajena y me ha sobrado película, con eso lo digo todo.

Estamos hablando de un tema muy serio, no creo que actuaran así, y si de verdad lo hicieron es para darles a 'Romeo' y 'Julieta' (por cierto muy "originales") de hostias. Si eres padre/madre cuando algo tan terrible cómo es esta enfermedad le sucede a tu hijo no tienes ganas de irte de fiesta, no tienes ánimos para salir por ahí ni piensas en divertirte, sólo piensas en tu hijo y sólo quieres estar con ese niño. Me ha puesto hasta de mala uva esta película porque se de lo que hablo. Y que no me venga nadie que cada uno actua de diferente manera ante algo así, porque esto que he visto aquí es un caso único en el mundo.. Mientras que tu niño está ingresado tu te vas de fiesta con tus amiguetes? Qué guay! No es un canto a la vida cómo he leído, es una falta de respeto a los que sufren esta enfermedad y a sus familiares, sobre todo a los padres de los niños afectados.

Una película muy digna y que refleja perfectamente este trauma es The Broken Circle Breakdown (Alabama Monroe), no cae en el sentimentalismo fácil porque ante un caso así, ante un caso real, la vida se vuelve muy jodida para esos padres, para cualquier padre y/o madre que quiera a su hijo. No hay fiestas a las que querer asistir ni carcajadas, si en cambio leves sonrisas para que ese niño no te vea triste. Por desgracia la realidad es otra, sólo hay lágrimas y más lágrimas.

Le doy un 3, no es que sea para darle un 2 porque es Mala, sino un 3 de Floja al igual que los sentimientos de la directora al realizar esta película.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
... y Shakespeare se equivocó
Dicen, los que saben de ello, que el amor de un padre a un hijo es incondicional. Que no hay mayor sufrimiento que el de tus propios retoños y que nada se iguala a la pérdida de tus descendientes. Premisas nada estudiadas que en la mano de Valérie Donzelli, directora, co-guionista y sufridora de la historia real en la que se basa la cinta, alcanzan su mayor expresión. Porque no hay nada como haberlo vivido para contarlo.

Julieta y Romeo son dos jóvenes que se enamoran desde el primer instante en que se cruzan porque el destino es así de caprichoso o porque así lo escribió Shakespeare. De un modo u otro, la pareja desborda felicidad por cada rincón parisino que pisan. Como si se tratara de "Al final de la escapada", los enamorados se creen comer el mundo de azúcar en el que están inmersos hasta que son llamados a fila. El descubrimiento de un tumor cerebral al fruto de su amor en los pocos meses de vida supone el inicio de la réplica a esa declaración de guerra que menciona el título de la película.

No es la primera vez ni será la última que el cine se inmiscuya en dramas con el cáncer de fondo. Sin ir muy lejos Coixet brindó su obra maestra con "Mi vida sin mi" y en la actualidad, hasta la comedia indie "50/50" gira en torno a la fatídica enfermedad. El éxito de estas cintas, a la que hemos de sumar Declaración de guerra, radica en la visión del vaso medio lleno. Quien diga que aquí no hay lágrimas miente. Haberlas, haylas pero no constituyen ríos de depresión, todo lo contrario, su caudal se compone de ternura, fuerza y valor.

Declaración de guerra aboga por una visión optimista de la vida. Rechaza cualquier lugar común de plegarias y mohínes. Es cine vivo hablando de los límites de la muerte con una capacidad de riesgo brutal donde los actores, convertidos en protagonistas de su propia historia, comparten el peso de su mochila. Un ejercicio de exorcismo que libera el sufrimiento de unos padres ante la enfermedad de su hijo. Porque el dolor compartido se padece mejor.

No sólo es la sutileza de un guión esperanzador excelentemente escrito el que convierte a esta cinta en una de las últimas joyas del cine francés. La meca del cine europeo tiene en Declaración de guerra uno de sus mejores exponentes. Movimientos de cámara en mano característicos de la Nouvelle Vague, el dinamismo de su montaje, una banda sonora deliciosa donde hay cabida para algún que otro número musical y una frescura casi perdida en el panorama actual hacen que esta película transpire arte en cada fotograma.

Lo mejor: la valentía y madurez de Donzelli tras y delante de la cámara.
Lo peor: algún grito con más decibelios de lo normal.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Extrañas sonrisas
Complicado lo de pillarle el punto a la cosa.

Quizás fue la imposibilidad de verse reflejado en las actitudes de los personajes ante un drama de esas características, o que la vi en versión doblada, o que me no me pude identificar con el lenguaje que usan, o que no era mi día, pero me resulto fría y distante y me daba un poco igual lo que pudiera suceder al final.

Igual es que la verdad es así y por eso no nos importa nada lo que sucede a nuestro alrededor.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Estimable lección de cine...francés
Reconozco que, en líneas generales, hay muy buen cine francés. Siempre han tenido para mí, comparado con el resto de filmografías europeas, ese plus de interés. No dejo de reconocer que hay auténticos petardazos, también.

Yo jamás, a pesar de seguir la filmografía francesa, había oído hablar de Valérie Donzelli (ni siquiera como actriz) hasta este momento. Y la verdad es que merece la pena verla. La directora le pone fuerza, pasión, conocimiento (es autobiográfica), amor, dolor,..., y sabe alternar a la perfección penas y alegrías. La musica juega tambien un papel importante, ya que acompaña a la trama de manera clara. E incluso en algún momento, la música sustituye a los diálogos para expresar estados de ánimo.

El cine americano tiene sus superhéroes, con muchos poderes. El cine francés tiene, de vez en cuando, sus héroes cotidianos, de andar por casa.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La guerra de la vida
Parece claro que estamos ante una de aquellas películas cuyos responsables han realizado pensando más en ellos que no en los espectadores. Es decir, “Declaración de guerra” nace de la necesidad de su pareja protagonista en transformar una experiencia personal durísima en una película para despojarse finalmente de todos los daños colaterales que el drama que les tocó vivir les había dejado. Así pues nos hallamos ante un proyecto en el que Valérie Donzelli deja claras dos cosas: el deseo de no dejar nada en el tintero, volcar todos sus sentimientos en cada fotograma transmitiendo al mismo tiempo un mensaje de esperanza para las personas que puedan estar pasando por algo parecido y alejarse cuanto más posible del melodrama tradicional al que un argumento como este parecía empujar desde un principio. Y en este aspecto tenemos lo mejor y lo peor de la película. Porque si es verdad que el tratamiento formal que Donzelli da al film se desmarca claramente del acostumbrado (no carga las tintas dramáticas en ningún momento, añade canciones y gotas de humor, resalta en todo momento la naturalidad de las situaciones) también es cierto que algunos aspectos chirrían y alejan por momentos al espectador de la esencia de la historia. Altibajos iguales a los que sufre la pareja protagonista en esa guerra contra el desaliento que tan bien queda reflejada.

Lo mejor: la naturalidad con la que está tratada la historia.

Lo peor: cuando se ponen a cantar.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Romeo, Juliette y Adan
Romeo mira a Juliette. Juliette se acerca a Romeo. Se presentan. No hay duda: están destinados a seguir juntos el resto de sus días. Luego viene Adan, el primer hijo. Y con él los primeros desvelos, biberones y pañales. Al principio todo parece manía de madre primeriza y agobio de padre nada experimentado. Pero no. A Adan le pasa algo. Tiene un tumor. El destino juega su primera mala pasada: ¿por qué a nosotros?, ¿por qué ahora? Y se empieza a fraguar una guerra que se prolonga horas, días, años. Una batalla por ver la luz al final del túnel, por abrazar la vida y derribar a la muerte; por mantener intacto el ánimo, el ímpetu, el espíritu de juventud, el deseo por seguir siendo Romeo, Juliette y Adan, los tres, juntos.

Una historia para llorar a moco tendido, ¿no? Pues olvídense. Declaración de guerra no es un drama. Es un título generacional que cita a aquellos jóvenes urbanitas, con estudios y trabajo, con mucha vida vivida y por vivir, con un gran dominio de la teoría y un desconocimiento total de la práctica, obligados de golpe y porrazo a sentar la cabeza y a amansar sus arrebatos de pletórica y eterna adolescencia. Es un cuento colorista, de amistad y fidelidad, de amor y sentida pasión por quienes queremos, por quienes verdaderamente importan. Es la historia de una unión familiar, la crónica de aquellos momentos cuando todo deja de importar, cuando todo se relativiza, cuando todo pasa a un segundo plano, cuando solo queda esperar y el tiempo se para (y al mismo tiempo se eterniza). Es un homenaje a un equipo médico tenaz que acaba convirtiéndose en parte importante de la vida de todos. Es el retrato de una ciudad luminosa, de parques de atracciones, de fuentes, de calles por las que correr, de gran vida nocturna, de carreteras y estaciones de tren, aunque finalmente París se reduce a un pasillo de hospital. Es una guerra que nos reconcilia, que demuestra lo pequeños que somos, que invita a saltar de la butaca y vivir la vida a tope.

Una película que si bien no se vive con pasión sí se ve con interés y tensión, con una media sonrisa en la cara y un pañuelo arrugado en la mano. En lo cinematográfico, lo que los españolitos diríamos 'un film muy francés': sus formas son tan libertinas como un Christophe Honoré menos amanerado y más vitaminado, tiene un momento musical a lo Jacques Demy, juega con lo ridículo y lo grave tal y como haría Arnaud Desplechin. Y para la cinefilia, la película que representó a Francia en los Oscar 2012, la gran triunfadora del Festival de Gijón, una de las sorpresas de Cannes 2011 y sorpresa en las nominaciones al César con seis candidaturas. Porque hay guerras en las que merece luchar: no será una obra maestra, ni tan siquiera la gran película que nos habían vendido, pero tiene el mérito de ser una de las cintas más alegres sobre la muerte. Y eso, además de merecer los seis euros de la entrada y los quince del dvd, tiene mucho mérito.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Adam.
83/03(03/04/20) Fallido y pretencioso film francés realizado por Valérie Donzelli, basándose en su propia experiencia con su hijo pequeño con un tumor, que petulantemente ella también protagoniza, junto a su ex marido Jérémie Elkaïm que también vivió la experiencia con ella (hasta el niño que aparece en el final es el suyo propio que vivió los hechos), los dos además guionizaron, con lo que no hay distancia para dar matices a la historia, se siente edulcorada por todos lados, vale que no cae en lo sentimentaloide, pero todo me queda muy artificioso y aséptico. Empezando por un argumento tan sencillo como plano y falto de aristas, ya desde su comienzo pasteloso en que nos presentan el romance exprés de los dos en una fiesta, que con sensación de arcada nos enteramos que se llaman Romeo y Julieta (por supuesto esto es una licencia almibarada). Parece entonces que estaremos ante una dramedia romántica (lo del tramo canción en telepatía cada uno en bus diferente es de órdago), pero la historia da un giro con el descubrimiento del tumor del niñito de ambos, embarcándose ambos en una travesía que los llevará por diferente s fases intentando que su retoño escapemos de las garras de la muerte. Todo esto tratado de un modo que quiere ser tan diferente que se pasa varias vueltas, en muchos tramos que no quieren hacer ver que a pesar de su drama ellos necesitan tener su espacio para desconectar con diversión, esto realmente mal engarzado hace que nos alejemos de lo importante, desconectándonos (por lo menos yo) de su sufrimiento, y provocando que estos dos progenitores me resultan distante, y cuando tiene su arranques de dolor me sean forzados.

Hay una delineación de secundarios que resulta de un endeblez patética, por lo que cuando vemos a los supuestos familiares o amigos sufrir con la pareja no sentimos nada (ejemplo el ridículo vahído de la abuela, o ese parentesco le creo), pues no sabemos de dónde han salido, ello con momentos tan grotescos como el de después dela primera operación que les dicen a los padres que le queda aún parte del tumor y ellos hacen una celebración con champán (yo no entiendo nada). Es un film cargado de narcisismo donde la cámara y la historia parecen más preocupados de sacar a la parejita muy cool, adornado con música muy cool (con tramos estridentemente videocliperos, mezclando heterogéneamente temas de música clásica [Vivaldi, Bach, Offenbach], con temas pop actuales), con escenificaciones histriónicamente pasadas de vueltas del dolor (el mencionado vahído de la abuela, o la carrera por los pasillos de la madre cayendo desmayada [a ritmo del tema ‘Break Ya’ del DJ Yuksek), que de ofrecer una trama que te atrape, en lo que debiera ser el afán de superación, sin ahondar en lo mucho que ofrece, como podría ser la salud pública (personal médico y de enfermería que son entes fríos en la trama, ni buenos, ni malos, ni tan siquiera grises. De hecho los títulos de crédito elogia a la Sanidad gala), no hay análisis alguno de como la patología del niño afecta socio-laboralmente (apenas un apunte de que tienen números rojos, pero se sabe cómo superan esto) a la pareja, los vemos adaptados y ya está. Tampoco ayuda una arritmia galopante, metiéndote escenas tan grimantes y sin sentido como esa de la carrera a la desesperada, cuasi-muerte por París para coger un tren a Marsella, cuando no es más que para una consulta informativa. No suman que el dueto protagonista resultan dos trozos de carne sin expresividad alguna (ello me lleva a pensar que el padre parece en todo momento que detesta al hijo) no ayuda esa torpísima narración múltiple en off (que nos dice lo que ya estamos viendo, o lo que la directora en su inseguridad no sabe transmitir), metida cual parche extemporáneo. Los diálogos parecen manufacturados en su mezcla de querer trascender y a la vez de darnos humor. Destacar que la película está casi enteramente filmada con una cámara de fotos.

La supuesta introspección del tándem protagónico resulta muy suave y delicado, pintándoles a los dos muy guays, sin defectos, siempre cariñosos el uno para el otro, siempre con una palabra de ánimo para el otro (Romeo: -por qué Dios nos mandó esto?, Respuesta de Julieta:-Porque podemos superarlo), si tiene una mínima disputa esta termina de modo tierno para ambos, incluso en el colmo de lo manipulador, nos habla la chirriante voz en off de que la pareja se separa y esto sucede porque sí, sin darle importancia, cuando todo lo visto hasta entonces se basaba en su amor mutuo inquebrantable, resulta que rompen como si nada (puaj!) por combustión espontánea, esto me es de una cobardía penosa.

Tiene recursos argumentales regularmente tratados, como es la forma de abordar la patología del niño, donde la verborrea de los médicos se enrollan de modo farragoso, sin saberse bien que es lo que nos dicen, sin haber una voz que nos sepa traducir que le ocurre al niño en lenguaje de la calle. Tampoco el humor me resulta bien encajado, me parece que han querido escapar al melodramatismo con diálogos humorísticos que me son grimantes por el tema central de la película.

Me queda un film fallido, pues se nota que quiere tratar el tema de modo valiente en su modo inicial de exponerlo, pero a medida que avanza las costuras se deshilachan en su falta de capacidad de empatizarme. Fuerza y honor!!!
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Meritorio principal premio en FICXixón
Por su fina ironía al tratar el tema que trata, la enfermedad bajo la piel de un niño; por estar tan sólidamente interpretada (de ahí el premio a los actores también en Gijón, muy astuto el jurado); por incorporar, con lucidez y ese distanciamiento que tan bien le sienta a la trama, ese número musical entre sus protagonistas. Y por, sin ninguna duda, aventurarse a dar el premio principal a una película que huye de los convencionalismos en estos casos (le restaría algún punto a su final, muy dado a ganarse el apoyo incondicional del público) desde un punto de vista que se aleja de la lágrima fácil pero llegando a emocionar en muchas de sus secuencias. "Declaración de guerra" es un muy estimable drama, comercial, entretenido y lleno de interés. Y además, ese jurado, por suerte, no le ha dado el premio principal a la insufrible "Fausto" de Sokurov, de lo cual me alegro aún más.
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