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19 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
5
Lenta para un Foxtrot
Uno de los directores más destacados del cine Israelí es Samuel Maoz, que cuando era un joven soldado, formó parte de un destacamento de tanques formándose como artillero, esas experiencias le dieron pie a que dirigiera su primera película "Líbano" en 2009 con la que gano el Leon de Oro en Venecia en la que nos contaba la historia de unos chavales en un carro de combate durante la guerra del líbano en 1982.

Foxtrot fue la candidata a los Oscars por Israel y consiguió el premio del jurado en el Festival de Venecia. Según palabras del director la película la concibió en tres partes muy diferenciadas no ciñéndose exclusivamente en el dolor de unos padres por la pérdida de su hijo.

Tras un arranque demoledor tras saber la noticia de la muerte del hijo, es la parte central la que cambia el enfoque hacia Jonathan (Yonatan Shiray) un guardia fronterizo con otros tres soldados en un lugar alejado de la mano de Dios. Siendo la parte final la que te contara en lo que realmente sucedió.

Protagoniza Lior Ashkenazi visto en "Big Bad Wolves" junto a Sarah Adler.

La película puede ser una buena experiencia por temas interesantes que trata o puede ser algo aburrida, por tener poquisimo diálogo y momentos con ritmo muy lento. Yo me quedo con la primera parte que para mi es impresionante pero a media película comienza el interés a desinflarse y Maoz creo que no sabe cómo terminar la historia y dejar un film redondo.
Destino Arrakis.com
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La frontera entre el desorden y el caos
Pensar en el vilipendiado Estado de Israel es pensar en el Holocausto, en las interminables guerras con casi todos sus vecinos – por lo general y casi unánimemente vencidos – o en la intifada palestina, pero pocas veces pensamos en las personas de carne y hueso que habitan ese emplazamiento histórico del pueblo judío cuya crónica se remonta a miles de años atrás y cuya cultura ha impregnado e impregna toda la tradición occidental, ya sea de forma directa o indirecta. El enigma que rodea toda su lacerante existencia es una de las grandes incógnitas de la humanidad: ¿qué hacemos los unos para mantenernos enfrentados a los otros, sea por el motivo o causa que sea? El incesante enfrentamiento fratricida entre las tres religiones monoteístas – que además albergan el mismo origen semítico – es uno de los arcanos que más sangre ha vertido y más ríos de tinta ha hecho correr a lo largo de los siglos. Revisar, penetrar y cuestionar sus implicaciones actuales es casi una obligación moral.

Y pocos pueblos tan propicios y propensos a la reflexión como el judío, cuyo pensamiento ha venido echando luz – y también sombra – a algunas de las atrocidades y afrentas más indignas de la humanidad, tinieblas impías que envuelven a los letales linajes dispersos de los efímeros y batalladores seres terrenales de un manto realizado con jirones funestos cuyo efecto seguimos padeciendo hasta el vergonzoso y nauseabundo presente. Por eso asistimos aquí a una tragedia en dos actos – con un intermedio chusco y burlón, que quizás se alarga en demasía – que apunta hacia una tímida reconciliación espolvoreada con destellos de esperanza. La muerte es siempre una tragedia para los supervivientes, tanto más cuanto más joven es el interfecto; por ello conviene advertir que polvo somos y en polvo nos convertimos para no henchirnos de solemnidad ni artificio que el tiempo borra y la memoria olvida.

No somos el centro del universo y mientras antes nos demos cuenta de ello tanto mejor para todos. En el ínterin tenemos que contentarnos con fatigar y repetir nuestros errores – como el pobre de Sísifo – hasta percatarnos que somos tan prescindibles como la arenilla que borra los senderos que tratamos de recorrer a tientas y a ciegas como estúpidos mortales, sin otro asidero que nuestra empecinada voluntad y una alucinada brújula loca que disfruta confundiéndonos a cada traspiés.

Película imperfecta, sugerente y ecléctica que plantea las preguntas adecuadas sin abocetar ni subrayar sus posibles soluciones, aderezada de un humor minimalista y patético que quizás no sea del agrado del gran público pero que nos enfrenta a nuestra obscena ignorancia secular.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La yenka
Foxtrot es una broma del destino contada desde el sarcasmo. Una sátira tan cruel como crítica que alterna perfectamente el humor negro con el drama. Tensión, lágrimas y carcajadas. Un objeto fílmico tan libre como fascinante. Una obra valiente que ha desatado la ira del Ministerio de Cultura israelí por su desencanto con el propio Estado, poder que se inmiscuye en la vida de la gente, cumpliendo la función de transporte a un fatal desenlace. El foxtrot es un baile que sigue un patrón bastante claro: vayas a donde vayas, siempre terminas en el mismo punto de salida. Los abuelos, los padres, los hijos: Alemania, Líbano, Palestina.

La estructura de la película consiste en dos escenarios y tres actos, centrados cada uno en un personaje distinto. Además, dos intermedios hacen la función del sainete: la transición del estilo de un acto al siguiente. Maoz ha escrito y dirigido la película, lo que demuestra sus aptitudes tanto como guionista que como director, pues ha sabido diferenciar ambas tareas de forma prodigiosa. El guión y los diálogos siguen un desarrollo teatral, fácilmente podríamos ver una adaptación de la obra sobre las tablas. En cambio, el trabajo de cámara y edición son cien por cien cinematográficos, cada plano tiene un sentido, cada movimiento de cámara, también. Esto, que repetimos siempre en este blog una y otra vez, es la base del cine clásico universal mejor valorado: Welles, Hitchcock, Bresson. Maoz no se contenta con facturar un teatro filmado ni con vagar cámara en mano, sino que mezcla dos códigos distintos de manera precisa, matemática y efectiva.

Un primer acto en el apartamento familiar, siguiendo la figura del padre. Un acto casi silencioso que impacta desde la primera imagen. Una puerta que se abre, una mujer que se desmaya y la cámara, avanza silenciosa por el pasillo hasta que aparece en el plano un hombre inmóvil, en shock. El shock es la clave de este episodio. El protagonista apenas habla y es el ejército quien toma el control. Desde el primer momento, desde la reacción más natural ante la injusticia de la muerte de un hijo, el grito, rápidamente los soldados se sacan del bolsillo un calmante para neutralizar cualquier rabia ante el suceso. La puesta en escena es fría, opresora, claustrofóbica: la luz de un cielo bajo nublado en Tel Aviv, un apartamento lujoso pero gélido, planos cenitales en cuartos angostos, una alarma que se repite una y otra vez. El padre intenta mantener el tipo mientras comprobamos, atónitos, hasta qué punto el Ejército toma el control no sólo de la vida, sino también de la muerte de su hijo. El funeral de Estado está estrictamente organizado y la familia apenas tiene derecho a intervenir. Mientras el rabino del ejército lo abasaya con la organización de la ceremonia, el padre, horrorizado, recupera un hilo de humanidad al ver a su perro asustado tras haberlo agredido. Arrepentido le hace seña para que se acerque y lo acaricia mientras el rabino sigue recitando sus trámites.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de Foxtrot por Cinemagavia
Foxtrot es un tríptico altamente metafórico que intenta lidiar con el atolladero del conflicto palestino-israelí. Es la segunda película de ficción de Samuel Maoz, quien con su debut, en “Lebanon” (Líbano), ganó el León de Oro en 2009. Ocho años después de que “Lebanon” de Samuel Maoz nos llevara dentro de un tanque israelí y no nos dejara salir, el escritor y director nos traslada a la casa de un soldado, donde la información y la desinformación sobre el bienestar de su hijo amenaza con destruir a su ya dañado padre.

La película trata de la pérdida o supuesta pérdida de un hijo soldado en el ejército israelí. Foxtrot está estructurado en tres partes.

Observamos en el puesto de control como los soldados con cierta frialdad infligen humillaciones a los ocasionales coches palestinos, el robo de productos y, en una escena particularmente inquietante, haciendo que sus víctimas se bajen del coche bajo una lluvia torrencial.

Foxtrot se adentra en el aburrimiento y los prejuicios banales que surgen en primera línea, y por tal motivo ha sido una película muy controvertida en Israel al ser condenada por la Ministra de Cultura Miri Regev. El gobierno israelí estuvo muy enfurecido con la descripción que hace la película de un crimen de guerra y su encubrimiento posterior, así como la sugerencia de que esto es lo habitual.

El drama israelí Foxtrot, aclamado y vilipendiado, está repleto de dolor y confusión, con muchos sentidos metafóricos, uno de ellos se extiende al propio título de la película. Foxtrot es por un lado, el nombre de un puesto de control aislado del desierto, en un camino transitado por algún que otro coche palestino y camellos.

Pero también es, por supuesto, un baile, cuyos peculiares pasos han inspirado a Samuel Maoz para evocar la vida en un estado traumatizado y ciegamente militarista donde uno siempre termina en el mismo punto de partida. Foxtrot es un baile, y como tal nos conduce a una secuencia visual surgida de la nada de un soldado danzando con su rifle, así como a un momento más tranquilo, conmovedor y casi desesperado, entre el matrimonio.

Foxtrot se mueve al mismo ritmo de la danza de la que toma su nombre, permitiéndose intervalos de ensueño, poéticas y eróticos, pero siempre volviendo al punto de partida, en un ciclo sin fin y cruel de culpa, castigo y expiación.

Las imágenes son de una belleza tan extraordinaria que le da a la película aún más brillo. Además de la ingeniosa historia, hay que destacar el impresionante trabajo realizado de cámara.

Muchos ángulos de cámara directamente desde arriba, casi como un intento de mantener a cierta distancia los problemas humanos, como si un poder superior nos observara y tomara decisiones sobre nuestro destino, como si fuéramos pequeñas piezas de ajedrez.

Cuando Michael camina por el pequeño y minúsculo baño, se siente muy claustrofóbico, como si los fuertes sentimientos no encajaran, y no tuviera a dónde ir. Una escena particularmente notable es en la que la cámara desde arriba le sigue y vemos como las baldosas debajo de sus pies crean la impresión de que los cubos se levantan debajo de él en todas partes. La cámara comienza a girar, mientras Michael lucha lentamente por moverse a través de la habitación, y se crea una ilusión óptica que hace que parezca casi como si, aunque se estuviera moviendo, no pudiera moverse en absoluto. En cambio, el personaje parece permanecer dolorosamente atrapado tanto en su dolor como en el duro mundo militar que parece encerrarlo desde todos los ángulos.

Foxtrot arrastra al espectador en un viaje vacilante, inquieto y sin control, con humor cínico, que analiza el poder del destino y el azar en nuestra existencia.

Estamos ante una película sobre coincidencias que no son casuales, que parecen parte de un plan más grande. La historia de Foxtrot está inspirada en un episodio real experimentado por propio director, que casi perdió a su hija el día que le dijo que tendría que tomar el autobús para ir a la escuela.

A su dormilona hija se le pegaban muy habitualmente las sábanas cada mañana, con lo que tenía que coger un taxi para llegar pronto a clase. Los padres cortaron por lo sano esos gastos y la obligaron ir siempre en autobús, la linea 5. Aquella mañana, cuando se extendió la noticia de que un grupo armado tomo el bus 5 matando a varios pasajeros, Samuel Maoz, obsesivamente marco una y otra vez el número de teléfono de su hija. Las lineas estaban colapsadas. Cuando la niña regresó a casa contó que se había levantado tarde y perdió el autobús. Hay lugares en el mundo donde uno tiene las mismas posibilidades de salvarse de la muerte a propósito o por error.

Foxtrot es claramente una película sobre la inutilidad y la banalidad de la guerra, el sin sentido de la muerte, un tríptico alucinatorio de los horrores de la guerra, a la vez que es un rico estudio cultural del pueblo israelí.

Samuel Maoz realiza un brillante trabajo al mezclar magistralmente el surrealismo y el drama para contar una historia cargada de emoción y discurso político en un país que está teniendo dificultades para reconciliarse con la violencia cotidiana y las muertes sin sentido.

https://cinemagavia.es/foxtrot-pelicula-critica-maoz/
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El hundimiento
Es una película que amenaza varias veces con romperse de tanto que estira algunas situaciones o escenas, con vencerse hacia el terrible pozo en el que caen las obras más pretenciosas y vacías, con caer en la tentación de la impostura y la pose, pero no, siempre sale a flote, se salva, nos da esperanza, se explica, juega fuerte.
Procede de ese modo: mediante escenas tensas, silenciosas, claustrofóbicas, oscuras, deprimentes que son, luego lo descubres si eres de mirada paciente y alma curiosa, el precedente necesario para preparar un estallido de sentido, conocimiento, luz o simple pasatiempo*.
Así pasa varias veces. En tramos de unos quince o veinte minutos.
Es una película que renuncia al placer fácil, al camino trillado, que apuesta a lo grande, que va dirigida a un público entrenado, a atletas de largo aliento, de espíritu fuerte, con nervios de acero.
La cámara se mueve con precisión ampulosa (esos planos cenitales... ), la puesta en escena es sobria y opresiva, los actores están bien elegidos y el acompañamiento musical es poderoso y ayuda (Mahler, por ejemplo).
Quizás peca de exceso, de una ambición que coquetea con la pura nada autocomplaciente. Quizás se podrían haber limado algunas escenas. Quizás...
Pero el viaje merece la pena. El rompecabezas está bien hecho, encajan todas las piezas.
La propuesta es honesta. No hay trampa. No hay truco. Solo algún pequeño recurso que despista y tiene finalmente una recompensa si eres un espectador encallado y no temes a las duras pruebas.
Se mueve a través de aproximaciones, para crear sensaciones, para describir estados de ánimo, para concretar abstracciones e indagar en contradicciones, profundos dolores, negras angustias y enormes desilusiones.
Cada tramo podría tener un color y nombrar una sensación.
Estupefacción, dolor, ira, desconcierto, tedio, absurdo, rechazo, aceptación, reconciliación, reposo... podrían ser las estaciones de paso de este vía crucis tan doloroso y a ratos hermoso, de este fenomenal calvario.
Se la puede atacar/afrontar/analizar desde muchos puntos de vista. Pero yo diría que su corazón, su idea central es la exposición de Israel, nada menos que todo un país en su actualidad, como un gran dolor en estado de negadora convulsión/implosión, una enfermedad terminal, un cáncer sin solución. O dicho de otra manera: un Estado militar embarcado en una guerra eterna contra un enemigo que no existe, imaginario, inventado, y que como consecuencia inevitable y lamentable de construir artificialmente ese rival han levantado un absurdo monstruoso en forma de ejército que a falta de enemigo exterior se acaba autodestruyendo sordamente en acciones de esperpéntica necedad y abominable falta de sentido.
Un control militar como terreno de nadie, lugar de no retorno, espacio varado (borrado/soñado/pesadilla), inerte, abstracto, que deviene absurdo, negación de la negación, como una encarnación desvaída de El desierto de los tártaros de Buzzati, sin su aliento lírico y su poderío metafísico. Como si Kafka y Beckett jugaran una partida con las cartas marcadas y no fueran más que un par de tahúres de medio pelo.
El eterno retorno, la historia que se repite, la desaparición/absorción en un bucle infinito, no hay salida ni esperanza si no te escapas de ese círculo maldito. Como el foxtrot, siempre, hagas lo que hagas, vuelves al inicio, al mismo sitio. Con el mismo recorrido, inalterable, condenado, sin ningún motivo.
Pero hay mucho más. La lucha, como identidad nacional, entre la religión, que simboliza el pasado y el martirio, el negro pozo oscuro del exterminio, y el sexo, que representa el deseo, el humor, el futuro; entre la Biblia salvada del frío y el miedo y los pezones golosos de una mujer que es todas, que es la vida misma, con todo su ímpetu, con todo su instinto fiero y su naturaleza salvaje.
De ese círculo infernal en el que andan metidos solo se puede escapar, momentáneamente, a través de la compañía, del recuerdo sanado, de la ayuda recreativa y del humor como salvoconducto.
Es, por lo tanto, una película negra, crítica, autocrítica, destructiva en su plasmación cruda de un estado mental que refleja un mundo atroz.
Y es, al mismo tiempo, una pequeña y fugaz salvación, una visión luminosa, valiente, inteligente, lúcida, de una realidad alucinada.
El dictamen es terrible. El arte, al contarlo, al darle vida a ese hecho funesto o clima enrarecido, su lugar y sentido, lo redime, por lo menos ese rato, el que dura el cuento, suficiente, no se puede pedir más, somos humanos.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tragedia sorprendente
Trata la historia de una familia con problemas tiene que afrontar los hechos después de que algo salga terriblemente mal en el lejano puesto militar donde está destinado su hijo.

Es una película que, quizás, necesita de un segundo visionado para que se obtenga una mejor apreciación o una evaluación completa global correcta. ‘Foxtrot’ funciona bien, aunque alguna parte (los niños) se hace un poco pesada. Guarda alguna sorpresa y la maneja bien, lo que siempre es de agradecer. Una buena película que ha causado exagerado entusiasmo, pero que bien merece un vistazo.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Valiente y sorprendente
El último día de programación en la Seminci 2017 aparece esta sorprendente y valiente película israelita.
Con un guión aparentemente sencillo, sabe construir una historia terrible que, unido a unas buenas interpretaciones de los actores, hace que estemos ante un gran film. Sobre todo por la valentía de criticar al gobierno israelí.
Samuel Maoz ha dividido la película en tres actos: “el primero debe sacudir, el segundo debe hipnotizar y el tercero debe conmover” y sobre el título ha dicho: “El foxtrot es la danza de un hombre con su destino. Es el tipo de danza donde hay muchas variaciones, pero todas terminan en el punto de partida”.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Hay lugares en los que las posibilidades de morir a propósito o por error son las mismas
Aúna, esta cuidada obra de Samuel Maoz, una serie de componentes, a veces no demasiado ortodoxos; que animan al visionado de Foxtrot:
- Un espectacular comienzo que, por fortuna, no será el único sorprendente durante las cortísimas dos horas de metraje.
- La difícil cualidad de ejercer la crítica sin tener que eviscerar para mostrar principios incontestables.
- Una fotografía fija que son auténticos cuadros en movimiento.
- Sólidas interpretaciones.
- Y una extraña capacidad para mantener una válvula escapatoria, e incluso humorística, próxima a los momentos más dramáticos.

Demuestra el realizador israelí, que consiguió en el 2009 el León de Oro, como mejor película, por Lebanon (Líbano), que es capaz de ser dinámico en sitios pequeños y con presupuestos escuetos, habilidad que solo poseen los grandes. También sabe de qué habla cuando saca el ejército a colación, no en balde fue militar y tanquista.
El Jurado de la 62 Seminci, creo que injustamente, no se ha acordado de Foxtrot a pesar de que el público la recibió con aprecio.

El cartel, pleno de fuerza y cromatismo, del joven militar marcándose unos pasos de baile con el fusil, traerá recuerdos a quienes vieron Soldados de Salamina (David Trueba/2003).
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un baile circular en medio del sin sentido de la guerra
Años después de ganar el León de oro en la Mostra de Venecia con su ópera prima "Lebanon" sobre unos soldados dentro de un tanque en la guerra, y de participar en el film colectivo "Venice 70: future reloaded", Samuel Maoz ha dirigido esta película en que una familia con problemas tiene que afrontar los hechos después de que algo salga terriblemente mal en el lejano puesto militar donde estaba destinado su hijo cuando realizaba su servicio militar. Estructurado en tres actos relacionado con el baile circular del título, este es un notable drama israelí antibelicista sobre el sinsentido de la guerra, un aspecto que se puede apreciar en varios momentos como el pase del camello, la identificación de transeúntes o el objeto que cae por una pendiente. Además, el director hace una crítica a su país sobre el conflicto bélico y subraya que todos los chicos tengan que hacerse soldados para luchar. Es un film con pocos diálogos cuya fuerza reside en el plano visual, con ángulos de cámara poco habituales en el cine, tiene una puesta en escena muy sobria y un aspecto triste y frío, aunque en el último acto afloran los sentimientos de los personajes. La película cuenta el sufrimiento de unos padres por tener a un hijo soldado en la guerra, un tema no muy original pero se mantiene interesante por el tipo de realización del director y unos giros de guion aunque esto hace que quede una cinta un poco desnivelada. Cuenta con buenos momentos como el inicio con la irrupción de personas en la casa de los padres, la vida cotidiana de los soldados en su puesto de mando o el final, tan sorprendente como un tanto absurdo. Esta es una buena muestra de cine de autor que obtuvo el gran premio del jurado en el festival de Venecia del año pasado, fue reconocida como mejor película extranjera por el National Board of Review, nominada al Satellite award a mejor cinta extranjera y fue elegida como una de las nueve preseleccionadas al Oscar a mejor película de habla no inglesa.

Valoración: 7'5
Lo mejor: el tipo de realización sobria y el apartado visual del film.
Lo peor: es un poco engolado y deja frío al espectador.

https://josh-cine.blogspot.com.es/
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Roto por dentro
Un matrimonio recibe la brutal noticia de que su hijo soldado ha fallecido en acto de servicio. Cada uno se lo tomará de una forma diferente hasta que de nuevo llaman a su puerta para anunciarles otro acontecimiento todavía más insólito…

Tras unos primeros treinta minutos brillantes por extenuantes y dramáticos, el interés por lo que me están contando va disminuyendo a velocidad de vértigo y sólo al final remonta otra vez un poco el vuelo, pero en líneas generales la película no llega al aprobado. ¿De qué sirve arrasar en Festivales de medio mundo si luego no tienes ese plus para empatizar con el espectador de a pie? He aquí un claro ejemplo y la prueba más inequívoca es que no hubo ni un solo aplauso al acabar su proyección, la que inauguraba las sesiones matinales de la Filmoteca Rafael Azcona del Actual 2018. El director Samuel Maoz dirige y escribe un dramón, con unos personajes con profundas heridas del pasado que no les dejan avanzar, que narra muy bien la psicología y el interior del ser humano, pero que cuando intenta ir más allá y mostrar el exterior, se pierde en subrayar lo evidente sin dejar al espectador un ápice de imaginación. Los padres son interpretados por los aquí desconocidos Lior Ashkenazi y Sarah Adler (¿Solo yo les saco parecidos más que razonables con Steve Carrell y con Charlotte Gainsbourg respectivamente?) que se enamoraron perdidamente de jóvenes y ahora malviven con la tristeza de la pérdida y sin saber qué hacer con su vida. En definitiva, la película trata de mostrarnos lo absurdo de las guerras y de muchas de las decisiones que tomamos, que quedarán marcadas a fuego en nuestra piel y en lo más hondo de nuestro ser. Aunque el mensaje está muy bien, la falta de ritmo condena a la película a un lugar apartado en el pozo de nuestra memoria. Sitio para otra.

Sacapuntas de oro: La interpretación del padre es impecable y sus momentos con los soldados son impagables. La reconciliación de los padres una vez pasada la tormenta es un canto a las segundas oportunidades, tan olvidadas hoy en día.

Sacapuntas de madera: Lo que ocurre en el puesto fronterizo, salvo el sobrecogedor incidente con la lata, es aburrido hasta decir basta. Me falta algo tan imprescindible como ahondar en la historia con la hija. Ritmo lento y cansino.

Nota: 4 Sacapuntas.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Continuo Dolor
El director israelí Samuel Maoz nos presenta su segunda película, un drama cuyo punto de partida es el anuncio de unos funcionarios del ejército a un matrimonio de que su hijo ha fallecido mientras prestaba servicio. La película obtuvo el gran premio del Jurado en el último Festival de cine de Venecia. En su debut también trataba en mundo de la guerra, “Lebanon” en la cual un grupo de soldados pasaban 24 horas dentro de un tanque en plena guerra del Líbano

La verdad que es que hay lugares en el mundo donde uno tiene las mismas posibilidades de que le maten a propósito o por error. Ese lugar en Israel, donde el conflicto armado es constante. La experiencia del propio director que fue militar se nota en todo momento.

La cinta se divide claramente en tres partes. La primera en la cual los padres tienen que asumir la noticia de la muerte de su hijo, resultan impresionantes las imágenes de dolor de los progenitores, casi agónicas que se extienden en la piel de miles de familias del Estado Israelí.

En la segunda parte el director nos lleva a la zona norte, en la frontera, donde el hijo junto con otros compañeros está al cargo de un puesto de control y su labor es inspeccionar los vehículos que cruzan la zona revisando las tarjetas de identificación. Viven en una caravana contenedor y su vida es monótona y aburrida. Las imágenes que nos muestra el director acaban por hipnotizar al espectador. Cualquier movimiento les pone nerviosos y disparan casi sin preguntar.

Y en la tercera parte el director vuelve a mostrarnos el claustrofóbico apartamento de los padres, e intenta conmover mostrando la gestión de pena de los padres y los problemas psicológicos que han ido pasando.

Desde la escena inicial te engancha, esta maravillosamente dirigida y las actuaciones de todo el elenco de actores es impresionante. En muchos tramos sobran las palabras y solo con las imágenes y el movimiento de cámara hacen de la película una pequeña obra maestra.

Lo mejor: La maravillosa dirección y las actuaciones.
Lo peor: No es para todo tipo de espectadores.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Drama militar israelí auto crítico
El planteamiento es realmente original e interesante. El director maneja sabiamente las líneas de tiempo combinando el "flash back" con el "flash foward" para llegar a una especie de catarsis fatalista donde el destino parece inexorable. Es curioso el nombre del film pues aunque se hace alusión a los pasos del foxtrot, no se oye ni una sola nota de este baile de salón. La banda sonora es a base mambos que se alternan con música de Mahler, con una bella fotografía. La producción no es de las que pasan desapercibidas. El desarrollo es lento pero da que pensar. Está en las antípodas de la propaganda sionista y la visión que proporciona es bastante real, sin perder algunas concesiones a la fantasía y al simbolismo.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cuando el remedios es peor que...
Una obra de tres actos que, con estructura clásica, incide en el fatum, en el destino, en el odio a nosotros mismos tras un exacerbamiento de la acción-reacción-repercusión. Tiene fuerza visual, tiene gancho escénico, tiene embalaje escenográfico y sobre todo tiene realismo fatal, ese que cuan negra vicisitud nos anquilosa en nuestra realidad, la trágica, buscada o advenida, pero que no se aleja a pesar de quererlo. Primera parte extremadamente visceral, con la acción milimétricamente decidida que empatiza con el espectador, lleno de dolor, que busca argumentos para la no desesperación, como los protagonistas, cada cual guardando en su interior la justificación de lo imposible. Tras la acción llega la reacción, que conlleva a la repercusión intencionada pero no buscada. Un juego clásico que siempre auspiciado por el demiurgo de la fatalidad intentan asimilar y despreciar, pero que con los pies en la tierra no dejan de destruir su vida exterior al verse anegados por las circunstancias. Lo tragicómico de las situaciones a veces añaden inquietud pero no deja de humanizar la controvertida realidad, la que enseña las dos caras de la moneda, la que se nos escapa de nuestras potestades. Un juego de diálogos sucintos, acciones intencionadas, interpretaciones góticas y argumentos barrocamente retorcidos.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Foxtrot – Vástago en el limbo
Del mismo modo que, en relativamente poco tiempo, fui capaz de analizar la mayoría de películas integrantes de la sección oficial del último Festival de Cannes, así como las obras más relevantes de la Berlinale 2017, procedía hacer lo propia con las competidoras del Festival de Venecia. Muchas de ellas participaron en la SEMINCI, pero pese a visitar Valladolid no pude visionarlas en ese contexto. Pero el azar quiso que, el mismo día que veía El insulto, disfrutara de madrugada del filme que nos ocupa: el drama israelita de temática bélica Foxtrot, dirigida por Samuel Maoz, distribuida en España por Wanda Films y galardonada con el Gran Premio del Jurado en la ciudad italiana. Preseleccionada estuvo también entre las nueve finalistas a Película extranjera en los Óscar, pero se quedó a las puertas de la nominación. Nunca pude ver la anterior película del realizador, que se llevó el León de Oro en su día, por lo que la premiación de esta y su acabado visual captaron con fuerza mi atención. No pudo ser en un pase, ni a la hora más óptima, pero igualmente aproveché la oportunidad para descubrirla en salas, haciendo el acopio de energías que fuera necesario. Y aún agradeciendo añadir a mi imaginario tan fresca experiencia la película fue una leve decepción. Hablamos de una buena película, filmada con un estilo personal y seductor. Pero es un evidente caso, cómo dijo uno de mis lectores, de hermoso continente para un pueril contenido. O por lo menos, pueril en su enfoque.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La danza del destino
Es una de las películas que más esperaba ver el año pasado, y sólo hasta hace poco he podido verla, sino fijo hubiese estado en mi top a lo mejor del 2017. Apenas la segunda película del director israelí, Samuel Maoz, que ganó el León de Oro en Venecia por su ópera prima, "Líbano", donde narraba la historia de un grupo de soldados dentro de un tanque durante la guerra de Líbano. Menciono la sinopsis porque tiene que ver con Foxtrot. Foxtrot es una palabra clave en un grupo de jóvenes soldados que custodian un camino o una frontera; también es un baile estadounidense. Foxtrot es una película que se divide en 3 partes o actos. En la primera, a unos padres le informan que su joven hijo murió prestando el servicio; lo que al final resulta siendo un error. En la segunda, se muestra al grupo de jóvenes soldados y su cotidianeidad, y los sucesos que acontecen. Y en la tercera, nuevamente los padres del joven. En cada acto pasan muchas cosas que no mencionaré, pero la distribución narrativa es muy detallada y eficaz. Es una película que confunde y juega con el espectador, en un momento no sabes si ver una comedia, un drama, un musical, un film antibélico, en fin, te confunde pero te cautiva y mantiene expectante. Y es todo lo anterior. "La danza del destino" como su título en español, habla de eso, del azar, de los traumas, del pasado, de la guerra, sus consecuencias, su absurdo y sus eternas llagas. Excelentes actuaciones, excelente dirección y fotografía. Uno de los grandes títulos del 2017. La recordaré en las menciones al Top 2018.

Frases y diálogos de la película:
https://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com/2018/07/frases-pelicula-foxtrot-samuel-maoz.html
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8
Consecuencias, trágicas, de un estado de guerra.
Tragedia familiar dividida en tres episodios teniendo cada uno de ellos unas formas de dirección y narración distintas.

En la primera parte el espectador se siente arrollado por la acción de la misma manera que el matrimonio Feldman, Michael y Dafna, lo son cuando tres militares se presentan en su domicilio para comunicarles el fallecimiento de su hijo, Jonathan, en acto de servicio.

Durante la segunda fracción del filme asistiremos a la anodina vida de cuatro jóvenes, un cabo (Jonathan Feldman) y tres soldados, que están realizando su largo servicio militar (de tres años) en un puesto de control situado en el norte desértico de su país, junto a una carretera comarcal, en el que apenas hay movimiento.

El tercer capítulo, y final, se desarrollará de nuevo en el hogar de los Feldman una vez que la tragedia ha roto sus vidas.

Samuel Maoz, director y guionista de esta obra, realiza tres brillantes ejercicios de estilo en cada uno de los apartados en que la divide. Primeros planos, picados, siluetas tras cristales semiopacos, juegos de cámara con los dibujos de las baldosas, atmósfera asfixiante en el interior del piso, son las claves principales de la desasosegante primera sección. La luz, el color del cielo, la aridez del paisaje, la comicidad irónica, e incluso sarcástica, el surrealismo y la metáfora definirán el segundo lance hasta su desenlace, fatal y con coda, el que tanto irritó a las autoridades israelíes, y quizá con razón, pues no sé si la barbaridad que cuenta, como resolución del caso por parte del ejército, es algo que haya ocurrido, o una acción similar, en la dura realidad de su país. El cuadro definitivo lo enmarca, con gran contención, dentro del ambiente, muy oscuro, de ruptura familiar y matrimonial, producido por los acontecimientos anteriores. En definitiva, perfecta y bella exposición del dolor sufrido, de la fatalidad y, finalmente, del posible resurgimiento tras lo inevitable, tras el ineludible destino.

Este cineasta nos muestra de forma admirable, sin artificio alguno, sin levantar la voz, el estado de nerviosismo y miedo que se vive en Israel producido por una larga guerra, más o menos virulenta según el momento, que parece no tener fin. Y, al tiempo, el dolor, y muerte, de unos seres víctimas de lo anterior, pero no responsables de ello, encerrados en esa ratonera. Samuel Maoz conoce muy bien el mundo que describe, algo que al público foráneo nos llega de oídas, por lo tanto, sin el conocimiento suficiente para un análisis riguroso y cierto.

Para finalizar, destacar la imponente fotografía de Giora Bejach y la interpretación de Sarah Adler.
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8
Pasos de baile
Un matrimonio en crisis, interpretado por "Steve Carell" y "Charlotte Gainsbourg" (no, edusaenz, no eres el único :D), un hijo soldado con problemas de conciencia, un puesto fronterizo en medio de la nada, donde lo más emocionante es abrir la barrera para que pasen los dromedarios de la zona...

Muy buen drama israelí, impactante en varios momentos, y sentido en sus momentos de diálogos ente los -inspirados- intérpretes. Muy inteligente y sorprendente la estructura narrativa del guion, también. Y para rematar, gran realización y fotografía, con estupendas imágenes.

Sólo le pongo algo de pega al ritmo, en ocasiones algo discutible, pero en parte justificado por el drama de los personajes.

Un cineasta a seguir este Samuel Maoz, que con tan sólo dos largometrajes ya colecciona leones de la Mostra, y ya tiene la parejita, el de oro y el de plata.
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8
EL TROTE DEL ZORRO
Con 56 años y apenas dos películas con un intervalo de siete años en su carrera, el ex soldado israelí Samuel Maoz posee una potencia visual en su cine innegable que ha sido reconocida por partida doble en cada uno de sus films en el Festival de Venecia.
Su narrativa es original, dividiendo en un tríptico una idea central que a su vez se derrama y subdivide en un abanico de imágenes simbólicas. La situación de perenne conflicto que se vive en Israel y la dicotómia existente entre las razones de estado y las razones de sus ciudadanos son la espina dorsal del relato. Abusa, es cierto Maoz de una búsqueda casi obsesiva de imágenes estéticas, con predominio de las tomas cenitales, como si ese "Dios del pueblo elegido" estuviera observando neutral los azares y la futilidad de la vida de sus criaturas. El gusto por el detalle, el manejo de los tiempos pausados en los que se potencia el dolor, el aburrimiento y el hastío y la ruptura del propio tiempo lineal conforman una visión muy personal donde los giros narrativos son aldabonazos que resuenan nítidos y sorprendentes. Sin lugar a dudas Maoz, es un autor a seguir.  

cineziete.wordpress.com
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7
Rarita
Si se logra superar un cierta lentitud, aunque amenizada con encuadres sugestivos y abundancia de planos cenitales, la película interesa, también por la excelente fotografía.
Resulta asimismo una cierta crítica del ejército israelí, con escenas de una elocuencia llamativa.
El drama familiar está contado fragmentariamente pero en conjunto resulta convincente, aunque me parece que no se nos dan todas las claves.
Me queda la duda de si interesa más el cómo contar la historia que la historia mísma. El drama al servicio de la estética.
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