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139 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
De entre los muros de mi aula a los de una sala de cine
Mañana, a las ocho y veinte, estaré de nuevo allí, entre ellos. Con las chavalas y chavales de mi tutoría, un programa de apoyo para alumnos de 2º de la ESO con carencias educativas del que forman parte tres marroquíes, dos colombianos, dos ecuatorianos, un chaval gitano ... Por supuesto, soy profe de insti. De un centro público, por supuesto. Y, por supuesto también, situado en zona periférica. Se comprenderá fácilmente que, por todo ello, mi mirada a "Entre los muros" resulte a la vez próxima y extrañada. Diríase que, a ratos, tenía la sensación de estar observándonos, a los chavales y a mí mismo, a través de un espejo. Y ese es, sin duda, el mayor logro del film: su inmediatez prácticamente documental, la veracidad con que muestra los espacios (siempre interiores pero nunca opresivos), las situaciones cotidianas que se van desgranando con encomiable agilidad, el mosaico de profes y alumnos que comparten las aulas etc.

No cabe duda que "Entre los muros" se halla en las antípodas de la mayoría de títulos de ese subgénero, absolutamente alejado de la realidad de las aulas y plagado de tópicos, que podríamos llamar "cine escolar". "Entre los muros" es un film honesto y eso se huele a distancia. Y sin embargo...

Al levantarme de la butaca, sin embargo, en la boca tenía un sabor agridulce. Se ha insistido mucho en los logros del film. Y saltan a la vista. No tanto en sus carencias. Que también saltan a la vista. El vuelo de la película es muy bajo. Casi tan a ras de los hechos, de los espacios y de sus personajes que, cuanto de inmediatez ofrece, le dificulta elevar la altura de sus análisis y emociones. Todos los cuestionamientos que en la película se esbozan son certeros e importantes, pero uno echa de menos mayor implicación y riesgo en los análisis, más vibración en el retrato de los personajes y de sus inter-relaciones y, a la postre, mayores dosis de compromiso y riesgo personal tanto en lo formal y narrativo como en lo argumental. Ya sabemos que no existen recetarios en universos tan complejos como éste pero ... ¿alguien recuerda "El pequeño salvaje" de Truffaut o aquél irrepetible final del "If ..." de Lindsay Anderson?. ¿Sabéis entonces a qué me refiero?.
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157 de 181 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Educando a la educación
- El material: unos veinte adolescentes, es decir, proyectos de adultos, que hay que formar. Los hay de todo tipo y de todas las clases en cuanto a físico y a carácter, resultando completamente humanos, que no modelos como los de las repugnantes series de TV de chavales.

- El artesano: un profesor que no es un cabrón fascista armado con regla ni Robin "hada madrina" Williams en "El club de los poetas muertos", sino un ser humano (perdón por repetirme, pero es que ver esto en el cine me sorprende). Un tío capacitado, que logra que la clase funcione en la medida de lo posible, pero que comete algún que otro error (y no pequeño), como todo bicho viviente haría en esta situación.

- El taller: la cámara jamás nos saca de esas paredes estrechas que nos encierran en la cotidiana lucha dialéctica por la eduación que siempre acaba en guerra psicológica. Lo que ocurra en el exterior pertenece al terreno de la conjetura. Dentro del instituto conviven dos terrenos: el de la civilización (clase) y el de la selva (recreo), que contrastan muy claramente en la escena en la que el profesor sale del primero al segundo.

- El proceso: moldear personas es algo bastante complicado. En caso de que individualmente el material sea dócil y maleable como algunos de los personajes/personas que nos encontramos la cosa funciona, pero en cuanto se presentan duros y afilados ya es otra historia. Y si ya los juntamos no hay dios que pueda con ellos. Incluso habrá que desechar material para que la máquina ande. Así, deshumanizando lo humano. Lo racional falla. Pero, ¿así realmente funciona?

- El futuro: llegamos al final del trayecto. Se han jugado todas las bazas. La mayoría del material ha ascendido un peldaño más en el proceso para llegar a ser adultos, lo cual es un éxito muy relativo. La cuestión lógica que habría que preguntar ahora sería: ¿han aprendido?, pero tal como está planteado el proceso, eso es secundario. Este proceso no consiste en adquirir conocimientos, sino que intenta ser un trampolín para que el material alcance una polsición social vía trabajo. La herramienta para vivir. Pero, ¿y si en realidad es un obstáculo?

La película nos plantea la situación con la veracidad como principal arma y deja entrever alguna que otra pregunta. Lo de las respuestas ya es cosa nuestra. Que interese buscarlas o no, ya es cosa de cada uno, pero el planteamiento de las dudas es admirable.

Sillas vacías. El futuro es una incógnita.
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117 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Francés para inmigrantes
Ganadora de la Palma de Oro en Cannes y representante de Francia de cara a los oscar, "Entre les Murs" narra con estilo cercano al documental (lo que no implica ni mucho menos frialdad) el día a día de un profesor y sus alumnos en un interracial curso de educación secundaria de un colegio del extrarradio parisino.

Creíble, didáctica, oportuna, necesaria... "Entre les murs" está en las antípodas de los tópicos y efectismos de películas como "Rebelión en las aulas" o "Mentes Peligrosas" incluso del lirismo de "El club de los poetas muertos". Cantet baja a la arena, dando tanto protagonismo al profesor como a sus alumnos, se ciñe a lo que ocurre entre los muros de la escuela, sin distraerse con conflictos personales de los personajes, construyendo un análisis certero y que invita a reflexionar sobre las dificultades del sistema educativo para sacar adelante a algunos de sus estudiantes y del profesorado para lidiar con determinadas situaciones.

La credibilidad y capacidad de sugerencia de los diálogos que entablan profesor y alumnos, la inteligencia de los dilemas que nos plantea (¿hasta donde ha de llegar la autoridad del profesor?, ¿donde está la línea que separa lo que es competencia del profesor y lo que lo es de los padres?, ¿cuánta culpa tienen las situaciones familiares en el fracaso escolar?, ¿es ético expulsar a un alumno conflictivo cuando supone condenarlo al trabajo forzoso y cerrarle las puertas a un futuro esperanzador?) y la brillantez y naturalidad del reparto, convierten las dos horas de "Entre les murs" en una propuesta obligada para los amantes del cine social inteligente, auténtico y sin maniqueísmos.
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76 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los muros
Híbrido entre ¿cine documental y ficción?, Cantet postula (una vez más) aquellos valores del mayo del 68. No lo muestra abiertamente, pero ya el mismo título original “Entre las paredes (muros)” abre un abanico de intenciones que parecen medio ocultas en un planteamiento a priori neutral.

Nada más lejos de la realidad, la neutralidad es nula y Cantet expone el sistema educativo como un error, una forma de excluir los alumnos que no se amolden a un plan, una cárcel donde lo importante no es aprender, sino pasar de nivel. Su última secuencia, certera, dura, jodidamente afilada, es un puño en forma de roca. Y la alumna, descorazonada, abiertamente dubitativa, sabe que algo falla y no consigue entender si es su culpa. Lo que falla, señores, es el sistema educativo que existe y no el alumnado.

Cantet, que de neutral repito no tiene nada, saca de la manga una de las escenas menos crédulas que he visto en mucho tiempo. Una alumna de 14 años, contestona, follonera y brabucona reconoce que no ha aprendido nada en el curso escolar, pero si lo ha hecho fuera de ella, gracias a un libro, prepárense que esto es bueno…, el libro, de un tal Platón, llamado algo así como La República. ¡Para mear y no echar gota! Escena absurda, fuera de lógica y que una vez más usa su director para pretender demostrar que el sistema educativo está obsoleto y que es fuera del aula donde los alumnos aprenden más.

Veraz o no veraz; necesaria o no, lo cierto es que Cantet nos planta una cinta muy atrevida, con prácticamente todo el metraje metido entre las paredes del aula, con una cámara viva y unos personajes que trasmiten veracidad y humanidad.

El final, ya lo he dicho, es contundente. Y si a alguien le quedaba duda de las intenciones del director galo, deben despejarse. Y luego queda esa aula vacía, esa sensación de error grande, de futuro incierto, de una pausa de sendos meses para que luego, en septiembre, todo siga igual. Girando, con consejos disciplinares, con broncas dentro del aula, con una docena de expulsados al año para seguir como si nada, con un excesivo fracaso escolar inaceptable, con profesores deprimidos o amargados porque deben seguir un sistema que no funciona.
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62 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Excelente retrato de las victimas del sistema educativo
Sobrecogedor retrato de la situación de la escuela publica en Francia, que al igual que en España, ha sido liquidada por caducos dogmas presuntamente progresistas y desgraciadamente triunfantes en buena parte de Europa, que ha llevado a las clases populares e inmigrantes a la exclusión social y a la imposibilidad de que sus hijos puedan progresar en la escala social por la vía de la educación

En España, un invento infame llamado LOGSE ha ocasionado numerosas victimas entre las clases que la ideología perpetradora de tales ingenierías sociales dice amparar. Resultado: masiva huida de las clases medias y medias baja a colegios privados (los pocos que pueden) y sobretodo a los concertados, donde si bien no inmunes al destrozo perviven ciertos rescoldos de autoridad del profesor, respeto, y valores de esfuerzo y superación. España: últimos en la escala de excelencia educativa (Informe Pisa); la desposesión de la autoridad del profesor ha conducido a la kafkiana situación de que haya un teléfono de atención al profesor maltratado. Niveles de depresión del profesorado, acoso escolar y violencia a tutiplén.

Aspectos de la película a comentar en el Spoiler
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67 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Houston, tenemos un problema
Entre 1993 y 1999 me gané las habichuelas dando clases a mayores de 18 años que querían -o necesitaban- obtener el título de F.P. de primer grado. Mi función docente consistía en prepararles durante todo un año para que fueran capaces de superar las asignaturas del área de letras de unos exámenes libres denominados, por aquellos entonces, ‘pruebas de madurez’.

Recuerdo con mucho cariño (y nostalgia, por qué no decirlo) esa etapa de mi vida laboral porque, entre otras cosas, nunca jamás he vuelto a desempeñar ningún otro ‘empleo’ con semejante contingente de entusiasmo y estímulo profesional.

Durante esos seis años tuve alumnos de diferente sexo, edad, etnia, religión y estratificación socioeconómica. Niñ@s de papá, solteron@s, emancipad@s, am@s de casa, separad@s, divorciad@s, viud@s... Algunos de esos alumnos eran disciplinados, simpáticos, despabilados, trabajadores y voluntariosos pero también los había vaguetes, graciosillos, pelmas, pasotas y duros de mollera.

Jamás tuve, en cualquier caso, ningún alumno la mitad de díscolo que Souleyman ni la mitad de insolente que Esmeralda.

No quiero decir con ello que la peli de Cantet se pase tres pueblos ni que la situación que plantea el francés no sea perfectamente posible en cualquier instituto del extrarradio de una gran ciudad o incluso -si mucho me apuráis- en cualquier colegio privado de niños-bien. Es más, si yo conseguí esquivar esos problemas de magisterio fue, sencillamente, porque mis alumnos eran gente adulta con un grado de madurez y motivación profesional lo bastante poderoso como para no perder el tiempo en batallas estériles.

Lo que quiero decir es que yo jamás hubiera tolerado trabajar en dichas circunstancias. Y no lo hubiera tolerado porque a un profesor se le debe un respeto. Aunque sea un cabroncete o un pichafloja. Básicamente porque al margen del tema del tuteo (menuda soplapollez, por cierto) un profe jamás habría de sentirse vilipendiado, humillado o amenazado por ningún alumno. Y eso, lamentablemente, está a la orden del día. Entiendo que un entorno poco propicio y las escasas expectativas laborales de hoy en día no son, sin lugar a dudas, un buen caldo de cultivo para que cualquier adolescente aprenda un poco de civismo. Pero lo más cojonudo es que esa carencia de urbanidad y respeto también aparece, curiosamente, entre los vástagos de la gente más acomodada, con lo cual el pretexto de la influencia socioeconómica (familias desestructuradas, marginalidad, blablablá, blablablá...) constituye lo dicho: un pretexto.

Quién me conoce sabe bien que no soy reaccionario ni fascista. Más bien todo lo contrario. Pero nuestra excesiva condescendencia está echando a perder a varias generaciones ya. Solucionemos ese problema conductual desde la base (la familia) y luego ya hablaremos de pedagogía, planes de estudio, del gobierno y de la Belén Esteban si queréis. Pero antes solucionemos ese tema. Si no, estamos perdidos.
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42 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Entre los cimientos de una educación desasistida
Una de las últimas noticias que he leído sobre nuestro sistema educativo, es que a partir de ahora los alumnos de Primaria contarán con ordenadores portátiles personales en un intento de modernizar susodicho sistema y, supuestamente, confamiliarizarse con las nuevas tecnologías. Vamos, que lo que antes se hacía con boli, papel y un libro, ahora se realizará mediante computadoras, las mismas computadoras que también reinan en el entorno familiar y los procedimientos que, a la larga, terminarán por aborregar a un alumnado que ya está suficientemente aborregado a día de hoy. En definitiva, que la educación está convaleciente, por no decir herida de gravedad, y cualquier cosa que el señor Cantet nos cuente en su "Entre les murs" estará, seguramente, por debajo de la realidad, aunque no por ello el intento por otorgar esa cercanía y ese tono tan natural a su obra van a dejar de hacer de su último film algo valeroso y necesario. De todos modos, y aunque el acercamiento de Cantet sea tan fidedigno como palpable, una cinta como ésta debía tener algo más.

Se entiende, que en el intento de cualquier cineasta por querer trasladar una de las realidades que nos rodean a la gran pantalla, éste produzca un acercamiento que nos desvele la situación y que, en muchas ocasiones, narre tal cual lo que está aconteciendo, dejando que sea el espectador quien discierna por si solo y, sin embargo, el realizador galo consigue traspasar ese umbral, el que muestra de un modo más pasivo al espectador todo aquello que quiere contar, trenzando momentos que, no sólo dan pie a un debate inteligente y fundamental para "Entre les murs", sino también otorgan un fondo y alguna de las posibles soluciones a un problema que, día a día, se va agravando cada vez más.

Hace poco, hablando sobre "La ola", llegue a la conclusión de que al intentar adaptar unos acontecimientos que sucedieron hace décadas a la actualidad, se producía una grave descontextualización, y es que, no vale vendarse más los ojos: lo que sucede en la actualidad con la cuestión educativa es algo que nos atañe a todos, y que cada vez es más patente y está más alejado de aquel sistema que, aunque fuese muchísimo más duro, no ofrecía la permisividad y libertades que sí da éste, donde incluso los padres se han dado el capricho de tomar parte golpeando a los profesores de sus hijos, si es menester.
Es por ello que una película como la de Cantet es tan imprescindible a día de hoy: porque no sólo intenta concienciarnos sobre el problema que ha surgido con el sistema educativo, sino que además nos hace partícipes de la comunicación de unos muchachos en su escuela, logrando que empaticemos con ellos y, advirtiéndonos que si alguien no pone fin a este descalabro, esos muchachos que ahora sólo son mentes impulsivas y descontroladas, quien sabe hasta que punto pueden llegar.
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34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tras las barricadas
Entre les murs (mal traducida, para no variar, como La clase) es un precioso film que tomando como partida las premisas del docudrama construye un vibrante, entretenido y en muchas ocasiones emotivo análisis sobre dos temas capitales que deben abordar las sociedades occidentales contemporáneas si quieren sobrevivir a si mismas: la educación y la inmigración.

Laurent Cantet, uno de los directores más interesantes del panorama europeo, se encomienda en cuerpo y alma a François Bégaudeau, autor del libro original, guionista y protagonista de la película. Sin este profesor de los suburbios parisinos reconvertido en excelente actor, el proyecto de corte humanista de Cantet se hubiera venido a bajo. Bégaudeau y sus jóvenes alumnos, todos ellos novatos en las lindes interpretativas, son el alma, el corazón y la cabeza del filme. Conversan, discuten, gritan, pelean, se aman, se odian y sobre todo sacuden al espectador por medio de diálogos ingeniosos, irónicos, que roban la risa y motivan la emoción. Entre les murs es cine del bueno, del inteligente, del que remueve conciencias, del que no se olvida, del que permanece en la memoria agitándose silenciosamente.

Un final a la altura de las circunstancias, sentido, sencillo da paso al fundido a negro, se oyen aplausos, tímidos. Se encienden las luces, me levanto y salgo de la sala, sonrío, en mi cara se dibuja una sonrisa, amplia, sincera, que viene de las entrañas, la película me ha hecho sentir una felicidad que hacia mucho que no sentía viendo cine. Es de madrugada, llovizna y hace frío, pero soy feliz y eso es lo que importa.
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33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EDUCAR BIEN ES MUCHO MÁS CANSADO Y DISPLICENTE QUE EDUCAR MAL
Es una película interesantísima porque trata sobre un maestro de estos que ahora se llevan tanto y gracias a quienes el hecho docente en Francia, España y otros países parecidos, se ha convertido en un hecho muy problemático, dificultoso y tremendamente degenerado.

Es decir el filme narra el día a día de un maestro que va de "demócrata-simpático en el aula", de esos que se la dan de más creativos, magisteriales y pedagogos que nadie, que establecen en el aula una «relajación amistosa» con los alumnos en lugar de una relación de «docente-discente», «autoridad-subordinados», de «guía-guiados», de «especialista que debe enseñar su asignatura a quienes asisten entre esos muros para aprenderla».

Pero no, cualquiera puede ver que Francois Bégaudeau en lugar de dedicarse a ejercer de docente en el pleno sentido de la palabra, se dedica principalmente al intento de caer bien, caer simpático y ser considerado bueno o amigo por sus alumnos (en esto se creen algunos, como el maestro Francois Bégaudeau, que consiste lo principal de la educación académica); así, en vez de emplear su clase magisterial al completo en la asignatura y los conocimientos propios de su especialidad y para lo que está contratado y se le paga, él permite y se pone a responder todo tipo de cuestiones que no vienen al caso, incluso preguntas personales las cuales no son ese el lugar donde debe contestarlas (p.ej., si él es o no homosexual), para mayor gloria de sus maleducados alumnos.

Es obvio que este profesor siembra él mismo su propia falta de autoridad y les pone en bandeja a sus educandos las chispas con las cuales encender el fuego del irrespeto, del cachondeo, del desorden; en consecuencia el propio preceptor contribuye a que el espacio escolar construido para la enseñanza, no sirva exactamente para tal fin; el propio maestro es el causante consentidor de que la clase, donde ha de reinar el silencio, la atención y el clima imprescindible de aprendizaje, se convierta en un salón donde los colegiales más aviesos e incívicos den rienda suelta a sus chulerías, groserías e incivismo; esto es: “dándoles cuerda para que con ella le ahorquen".

En definitiva, el maestro Francois Bégaudeau, demuestra a todas luces en el interior del aula una praxis académica poco solvente, contraproducente y fuera de lugar. Como docente está SUSPENDIDO, porque él es el primer causante, el principal fomentador de los problemas que surgen en su clase, desde el desorden a los brotes de irrespeto que sus alumnos le dedican; porque demuestra ser una autoridad que carece de autoridad y siembra entre sus escolares la continua desautorización. Como educador da suficientes motivos para, una vez acabado el curso del que somos testigos, calificarle con un REPROBADO magisterial.
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31 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Suspenso en comprensión mutua y motivación
"La clase" de Cantet nos introduce en un año escolar de la clase 4º (lo equivalente a la E.S.O allí, supongo) de un instituto francés.
Como principal baza tiene el alejamiento de ese tratamiento tan idealizado y simplista que suelen realizar la mayoría de filmes salidos de Hollywood sobre la eduación estudiantil. Aquí se respira tinta y papel, diálogos punzantes y atractivos se te incrustan en el pelo. Verdaderamente se ha colado "Entre les Murs" de un instituto cualquiera.

Cantet utiliza actores no profesionales, o debería decir alumnos reales, donde muchos de los diálogos que aparecen son improvisados sobre la marcha y que nos hacen replantearnos en primera instancia la dificultad de ser profesor, de como hacer entender a un alumno que rectificarleno es perderle el respeto, entre muchas otras cosas.
Y aquí el mayor logro de la película, consigue que reflexionemos sobre este y otros muchos aspectos de una enseñanza caduca, donde otros films se quedan en su simple visionado "bonito". Nos deja pensando en el futuro incierto de los escolares, en los motivos de su desmotivación, de la falta de entendimiento entre profesores y alumnos, quizás una desmotivación también por parte de cierto sector del profesorado.
Y sobretodo no aburre y mantiene el interés hasta el final, a pesar de las reticencias que se puedan tener al principio al poseer una apariencia de semidocumental, lo cierto es que se sigue espectante hasta ese desenlace del conflicto con un alumno y el consejo, y el resultado del mismo que te deja con la sensación de que se podría haber buscado otra solución (no por el filme en sí, sino dentro de la situación) y que al final parece que el año lectivo lo han aprovechado verdaderamente 4 gatos.
Y aún teniendo medianamente frescos mis años de estudiante digamos que me encuentro en mitad de unos y otros, entiendo las desganas de unos y la lucha diaria a la que se ven advocados los otros, y sólo llego a una conclusión. El sistema educativo actual está obsoleto. No se cual sería mejor, pero se que el existente no da los resultados deseados.
Y sobre eso nos hace reflexionar Cantet, que no da soluciones, pero si preguntas que mantienen la mente pensante, más de lo que consiguen algunas lecciones en clase. Debería verse en aulas tanto profesores y alumnos juntamente y debatirla, desde luego saldría un buen debate.
Valiente, muy interesante y necesaria, me atrevería a decir.
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25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
SOLVENTE Y REAL
Crítica rápida:

Película extremadamente realista. Intérpretes más que naturales. Credibilidad total. Situaciones que se pueden extrapolar a colegios públicos españoles y sacar conclusiones interesantes. Visión documentalista y seria de los problemas de la enseñanza. Toques de humor. Imparcialidad con los personajes.

Lo mejor: Es un filme extremadamente real. Casi parece un documental.

Lo peor: Su realismo hace que la película no parezca una obra de ficción. Se plantean más preguntas que respuestas. Los conflictos que se dan en el colegio en el que sucede son bastante leves, lo que hace que el filme flojee un poco de falta de drama.

Conclusión: Obra imprescindible para profesores en activo y para gente interesada en la situación de la Francia actual.

Absténganse de verla los fans del cine de entretenimiento: puede que se aburran o que lo que se cuenta no les interese demasiado (lo que confieso que me ocurrió a mí).
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24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una película necesaria
"La clase" retrata, en tono semidocumental, la realidad de las aulas en un instituto francés. La película se mueve entre la verdad y la ficción, desde el momento en que el actor principal se está representando a sí mismo. Hablo de François Bégaudeau, que escribió el libro en que se basa la película, contando sus experiencias como profesor. En el filme interpreta a un profesor de Lengua, que encara un nuevo curso al frente de una clase conflictiva.

El título original de la película es "Entre los murs", porque toda ella se desarrolla en los estrechos márgenes del aula y del instituto, trasmitiendo por momentos una sensación claustrofóbica. En la clase salen a relucir los conflictos, la violencia, la diversidad, la miseria y la grandeza de una clase real, que se nos presenta como microcosmos de la Francia contemporánea, con su mezcla de culturas y razas diversas.

El tema principal de la película es el diálogo, la lucha socrática del profesor por educar a través del diálogo con los alumnos. En este sentido, queda perfectamente reflejada la dificultad de la tarea, la labor ardua y diaria que supone educar, moldear a los adolescentes, con la frustación que conlleva cuando solo se consigue el fracaso, como en el caso del alumno expulsado, o de esa alumna que a final de curso le dice al profesor que no ha aprendido nada.

La clase es una película que destila autenticidad y veracidad por todos lados. Como profesor que soy, diría que no conozco una película en el cine moderno con un acercamiento tan cabal, y tan necesario a la realidad de las aulas, con sus valores y sus miserias.

Uno de los aspectos que más me gustan de la película es que no pretende criticar ni aleccionar. Tan solo muestra una realidad posible, de la que el espectador podrá sacar su propias conclusiones. Aquí no hay buenos ni malos, aunque al principio estos alumnos nos parezcan terribles. Cuando se produce el proceso de expulsión a alumno africano, se siente la desolación de un proceso inútil, y se percibe que el fracaso de este alumno que es también el fracaso del sistema.

Por último, hay que destacar que el estilo documental no quita que haya momentos estéticos y evocadores en la película. Me quedo con el plano final, que retrata las sillas vacías de la clase, abandonadas sin alumnos a las vacaciones de verano.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
CERO GRADOS, es decir, NI FRÍO NI CALOR (Me retracto, lo admito)
NO DIGO QUE se trate de una mala película.

NO DIGO QUE sea aburrida.

NO DIGO QUE la forma de rodar no resulte original.

NO DIGO QUE los chavales, sin ser actores profesionales, lo hagan mal.

NO DIGO QUE los diálogos no parezcan creíbles o suenen forzados.

NO DIGO QUE esta película no se mereciese la palma de oro en Cannes... ¡UN MOMENTO! ¡Eso SÍ QUE LO DIGO!

¿Conclusión?

Es una BUENA película, para verla una vez como cosa curiosa, vale, pero no es una película GENIAL, al menos dentro de lo que yo entiendo por cine, claro...

Está originalmente rodada y la película en sí es original: el planteamiento, la conclusión... No es la típica peli de Michelle Pfeiffer haciendo que los monstruitos muten, NO.

Los chavales y el profesor lo hacen bien, incluso resulta imposible no cogerle manía a "Esmeralda", la niña más repelente de todo Francia por lo que parece...

Los diálogos no suenan forzados, y eso se agradece y hace bastante por el film.

Y NO, esta película no se merecía la PALMA DE ORO EN CANNES.

Termino con una reflexión personal. ¿Cuándo vamos a empezar a llamar a las cosas por su nombre? Si hay un "inventor" que se llama DOCUDRAMA, pues vamos a darle uso. Si las películas como ésta, o como Gomorra, que no son ni Documental ni Cine Documental ni Semidocumental (porque si ROMA, CIUDAD ABIERTA es un semidocumental, "esto" no puede llamarse igual...) y que TANTO gustan a los críticos del mundo son DOCUDRAMAS, pues démosle caña al término. Por lo menos de esta manera las personas NORMALES sabríamos a qué atenernos. ¡¿La clase un Drama?! (Entonces lo miraríamos en Filmaffinity y veríamos "Docudrama") ¡Ahhh! Vale, eso sí. JE. Por sugerirlo que no quede...
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17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Puede decepcionar
Vista en VOSE, Documental (más que película) con una buena dosis de honestidad y un reflejo más o menos fiel de los aconteceres y problemas de la docencia frente a determinados escenarios. Sin embargo, carece de historia, trama o enfoque, con lo que, aún siendo un buen ejercicio fílmico, no creo que sea una buena película.

Y no creo que sea una buena película porque no explica una buena historia. Es más, no explica ninguna historia. Es una magnífica vitrina de cristal sobre un entorno (algo que tiene su mérito, sin duda) pero... ¿evolución de algún personaje? ¿trama?..
Es un buen reflejo del libro, que debió tomarse como base para un guión pero no como guión.
(Opinión personal, claro).

http://himajina.blogspot.com/2009/01/la-clase.html
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20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Encerrona
El mayor logro de la película o falso documental es sin duda la ambientación, el montaje y los adolescentes. Todo ello crea una sensación de realismo que parece que estés inmerso en el aula y que te sientas identificado tanto con el profesor como con los alumnos.

Lo peor (y es bastante gordo) es que no cuenta nada que ya no sepamos. Aunque por desgracia no abundan películas como esta, creo que es un intento fallido de denuncia social ya que sólo se queda en la superficie de los problemas. La inutilidad de los tiempos subjuntivos en el lenguaje coloquial o el hecho de poner Pepito y no Ahmed cuando escribo la oración "Pepito se va de compras" son como mucho meras anécdotas que no permiten contemplar con exactitud los problemas que existen hoy en día en la educación, especialmente en los centros escolares de las periferias. El realismo no está reñido con las reflexiones y el análisis, sólo hace falta ver "Hoy empieza todo" de Bertrand Tavernier (que por cierto es bastante mejor y más o menos abarca la misma problemática), pero parece que en esta película sí que lo está. Ninguna reflexión y ningún diálogo elocuente entre los maestros. Parece que lo único que les preocupa a los profesores es el grado de disciplina o flexibilidad que hay que aplicar a los alumnos. En ningún momento se cuestionan los contenidos de las asignaturas, el modelo de aprendizaje o el mismo sistema educativo.
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15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Difíciles 15
Que el cine Europeo está en alza, no es ningún secreto; tampoco es un gran descubrimiento darse cuenta de que el cine francés es bueno, muy bueno: ya nos lo demostraron en el 2004 con la emotiva "Los chicos del coro" y un año antes con "El señor Ibrahim y las flores del Corán", ahora, nos lo enseñan en "La Clase", verdadero cine social, alabado por llevarse(merecidamente) la Palma de oro en el Festival de Cannes del 2008.

Adentrándonos en la historia, la pelicula nos narra el día a día de un instituto de la conflictiva periferia Marsellesa. Donde reina un conjunto de chavales de muy diversas razas, que afectados por el "virus" de la adolescencia presentan graves síntomas de constante inconformidad y rebeldía. Dentro de este panorama, se encuentra Francois, un compasivo profesor de secundaria que intentará (sin mucho éxito, pero sin descanso) enseñar su asignatura y aún si cabe, hacerlos mejores personas. Este encuentro entre profesor-alumnos, desarrollará estimulantes conflictos verbales que destapará las preocupaciones y ambiciones de unos chavales frustrados y perdidos.
Metiéndonos de lleno en el desenlace del film, llegamos a un final crudo de gran contenido emocional que no puede dejar indiferente a nadie, en el que surge el siguiente dilema: ¿ El Sistema Educativo actual es el correcto o debería ser modificado para una mayor tolerancia y comprensión hacia los chavales que intentan educar? Mi respuesta la tengo muy clara.....

Como curiosidad comentar que, existen contadas ocasiones en que los chavales (jóvenes debutantes) miran nerviosamente a la cámara "como si les estuviesen grabando" un día cualquiera en su ámbito de estudio. Esto puede que resulte algo incomprensible para algunos espectadores, pero a mi parecer, enriquece la película con cierto aire a documental que aporta realismo al film.

En fin, en un panorama cinematográfico actual donde abundan los remakes flojos, segundas partes malas, muchos héroes y pocas ideas buenas, engendradas todas ellas en la industria Hollywoodiense, pienso que el cine llega a ver un poco la luz gracias al cine Europeo, que utilizando un marco espacio-temporal sencillo y fácilmente reconocible por todos, llevan a cabo historias en las cuales retratan los aspectos de la vida y las relaciones humanas.

Para acabar, os recomiendo el visionado de "La cena de los idiotas", "Un crimen en el paraíso" y la reciente "Bienvenidos al Norte", auténticas comedias Francesas que os aportarán una visión distinta a la que podais estar acostumbrados.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Au-delà de les murs
Un sistema educativo funciona cuando existen voces críticas que lo cuestionan desde distintos ámbitos. Parece que en este país se nos olvida el poder didáctico que puede tener el cine y la riqueza que posee para debatir temas actuales e interesantes.
Francia es la referencia indiscutible en lo que se refiere a política educativa. Sin embargo, ahí están Tavernier, Philibert o Cantet para examinar sus luces y sombras, demostrando que se puede hacer cine interesante y comprometido sin resultar tendencioso ni aburrido.
Con un estilo cercano al documental, Cantet se adentra en las clases de un instituto caracterizado por la mezcolanza racial, hecho este que da mucho juego a la hora de tratar los distintos problemas del día a día en una clase. Es asombrosa la capacidad del director para hacernos creer que esto es una clase diaria más. Así como también es capaz de meternos en la piel de François, el vocacional profesor de francés, haciendo que nosotros sintamos como él la sensación de frustración por ver cómo es incapaz de domar a las fieras que tiene delante.
Dos temas tangenciales implícitos a lo largo de toda la película son la disciplina y el respeto. Estos dos rasgos constituyen un pilar fundamental para la formación personal y el aprendizaje, pero se nos olvida que estos no deben impartirse en la escuela, sino en casa. Tengo la sensación de que cada vez más, los nuevos padres dejan a sus hijos en la escuela "para que los eduquen". Pues no. La educación comienza desde casa: dedicando tiempo a los chavales, preocupandose por sus amistades y compañías, imponiendo respeto en el trato a los familiares, premiando lo bueno y castigando lo malo. La escuela debe ser un centro de aprendizaje del conocimiento (aprender a aprender) y formación de habilidades, pero para ello debe haber una estabilidad emocional trabajada anteriormente.
Existe por ahí un manifiesto que niega que la nueva educación sea peor que la de épocas anteriores. Se alega que ahora los chavales manejan una cantidad de conceptos mucho mayor y más abstracta. Que los profesores están más formados en los aspectos emocionales del alumno. Y es cierto. Pero hay dos factores que impiden que los nuevos educadores progresen:
- No ha habido una migración de la disciplina, antes impartida en las clases con el castigo físico, a los hogares, con lo cual los profesores están indefensos ante los ataques a su persona, especialmente por la tendencia a la sobreprotección del menor.
- El concepto de educar en valores es peligroso, porque implica una individualización de la enseñanza, algo que en la escuela pública no es viable. Por no hablar de que cada vez más se les atribuyen a los profesores tareas que no son de su incumbencia. (sigo en spoiler por falta de espacio)
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
arrieros somos
La película de Laurent Cantet muestra con hiriente naturalidad el día a día de un esforzado y sarcástico profesor de lengua en un instituto publico francés y sus 25 alumnos, jóvenes apáticos y ociosos, inseguros y egocéntricos en un escenario donde el fracaso de la comunicación hace imposible la transmisión de conocimientos de una forma transversal y en el que cada resquicio del lenguaje es aprovechado para empezar una nueva discusión vacía de contenido.

Durante un año escolar se suceden reuniones de profesores, clases de lengua y reflexiones que cuestionan la utilidad de enseñar a quien no quiere aprender. Y por encima de esto se escucha durante todo el metraje un murmullo incesante de voces de alumnos como molesta pero descriptiva banda sonora, que uno quisiera apagar pero sin la cual no podríamos sentir realmente que estamos dentro de una clase, caldo de cultivo del desinterés, la falta de respeto y la violencia verbal .

La película muestra simplemente la vida tal cual en un instituto de una gran ciudad, unos profesores que ya conocen a sus alumnos, unos adolescentes de 14 y 15 años que creen conocer lo que les van a decir en todo momento y una mezcla racial y cultural ya prevista (tal vez el único nuevo en esta película sea el espectador) sin una trama, sin evolución de personajes, casi sin argumento, o argumentos de 2 minutos que forman un todo heterogéneo, una amalgama de ideas que no tiene principio ni fin.

Dentro del aula, único escenario en la mayor parte del film, la cámara se mueve en tres campos, el profesor, los alumnos que responden, y los que están ajenos, aburridos, apáticos, con las cabezas en la mesa, y el patio, casi siempre con vista panorámicas, como si estuviera observando desde la ventana esa interacción de individualidades. Entre les murs reflexiona, sólo en contadas ocasiones, sobre el papel del educador, burócrata ceñido estrictamente a normas, que los árboles le impiden ver el bosque, o aventajado profesor como motivador de la juventud, que no da por perdidos a sus alumnos. Se pregunta hasta dónde llega la función del profesor y no obtiene respuesta clara, atado entre su propia vocación de educador y sus compañeros, hartos de las situaciones que se viven en el aula, como el alumno con vocación de aprender, aunque no domine el idioma, y sus compañeros hartos de no se sabe qué.

Tal vez por eso se eche en falta durante el film un hilo conductor, una historia concreta que se mantenga más tiempo, pero el acierto del film esta en sentir que cada día es diferente, que cada mañana es otra batalla que dura 55 minutos. La película consigue lo que pretende, acercar y plasmar una realidad diaria a ras de tarima, alejada de los grandes debates y grandes cifras. Lo que un día es victoria, a la mañana siguiente se vierte en derrota aplastante.. y mañana será otro día.
Un siete.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
De cómo poner la cámara entre cuatro paredes
Contundente drama escolar, necesario para cualquier clase ética en cualquier escuela del mundo, donde Cantet coloca la cámara en una clase y no la mueve hasta que sus intérpretes ya no tienen nada que contar, que no es poco. De cómo sostiene la cámara este director es un prodigio que consigue dando rienda suelta a un drama necesario para entender los mecanismos de un profesor que se dirige inexorablemente a la autodestrucción por parte de dos de sus alumnas.Su final, que recuerda a aquel de "Secretos y mentiras", es una lección de lo mejor que se ha visto en el cine de 2008.
Atentos a cómo se enlazan los temas entre los alumnos, sus coversaciones, cómo llegan a las discusiones, a la temible duda de pensar quién tendrá razón,...Excelente!!
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Qué exageradas las notas de mis almas gemelas.
Porque reconozco que se deja ver, y a ratos incluso entretiene bastante. Pero no es original el retrato, y la clase -los alumnos- son bastante increíbles en sus comportamientos: lindando continuamente la insubordinación y la revuelta, pero manteniendo la compostura para que el profesor pueda explicarse. Cuesta de creer, la verdad.
Esta filmada a modo de documental y la mayoría de los que aparecen en la película parecen auténticos profesores y alumnos. Si ya tienes una edad es inevitable ponerse del lado del profesor protagonista que lidia con semejante ganado.
Si es lo que hay en los suburbios parisinos, apañada está la grandeu...
Nota: 5,85.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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