Rogelia (1962)

Rocambolesca adaptación de la novela "Santa Rogelia", de Armando Palacio Valdés.

Y si digo rocambolesca es por no decir, insufrible, ridícula o patética, aunque en los tiempos que se realizó quizás estuviera a tono con el "sentir religioso y moral" de la sociedad española.

Es por ello (desconozco el dato) que igual tuvo éxito y fue bien recibida, pero vista hoy en día resulta un peñazo, no porque sea aburridísima, que se puede ver, sino porque nada es creíble, resultando un drama tremebundo y nada riguroso, donde el sentimiento católico embarga cada toma, haciéndola, repito vista hoy en día, rechazable.
Y no lo digo porque yo no sea católico, que lo soy, sino porque todo está pasado de rosca, no tiene ningún sentido y los acontecimientos se suceden sin razonabilidad.

El aspecto técnico, no obstante, está bien, con una estimable dirección artística de Enrique Alarcón, uno de los grandes del cine español, y una bonita fotografía a todo color de Michel Kelber.

Los intérpretes por su parte, lucen bastante desigual, con una pareja de tortolitos sufrientes que no alcanzan grandes cotas dramáticas, como son Pina Pellicer, sí, aquella de "El rostro impenetrable" de Marlon Brando, y que murió suicidada apenas dos años después en Ciudad de México, y nuestro Arturo Fernández, por aquél entonces meritorio actor, que intervino en varias buenas películas policíacas del llamado nuevo thriller barcelonés.
Aquí, sin embargo, está en su tierra, Asturias, viéndose al comienzo preciosos paisajes.

En fin, que es una peli pasada de moda, creo yo que ya desde su realización, pues tiene el clímax fervoroso, o lo pretende, de las pelis "religiosas" del cine patrio de los cuarenta y cincuenta, principalmente.

Hoy en día, prescindible.

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