Easy Virtue (Vida alegre) (1928)

Juicios de honor. Altura burguesa de insensible desprecio. Culpas del que dirán, victimas del que dijeron. Destrozando vidas sociales. Humillando manchas nominales.

Un interesante ejercicio que se desinfla a medida que avanza, pero que deja uno de los mayores mensajes de empoderación de la época. Evidencia conductas burguesas y difamaciones de sentencia eterna. Es un tirón de orejas al sistema judicial y a medios de comunicación.

Su ritmo es irregular, a pesar de algún que otro recurso de Hitchcock, pero su discurso resulta acertado y atrevido.

Si alguien tiene la bondad de leer esta reseña y para que mi comentario no sea anodino y soso – aquí ni siquiera hay el cameo habitual del director –, no puedo resistirme a recordar algunas perlas del cineasta sobre sus opiniones en el arte de hacer películas:
1. “La duración de una película debería ser directamente proporcional a la resistencia de la vejiga humana”.
2. “No existe ningún miedo en una explosión, solamente en lo que la precede”.
3. “Siempre hay que hacer sufrir al público lo más posible”.
4. “Cuando un actor viene a mí y quiere hablar sobre el personaje le digo que todo lo que necesita está en el guión. Y si me pregunta por su motivación le digo que está en su salario”.
5. “Los asesinatos deben ser filmados como escenas de amor, y las escenas de amor como asesinatos”.

La inventiva y la audacia formal de su anterior película “Downhill” (Declive) no encontró el respaldo del público, lo que reportará al director una lógica consecuencia profesional: su productor, Michael Balcon, le impondrá el tema de su siguiente film. Se trata de “Easy virtue”, adaptación de una exitosa obra teatral del prestigioso Nöel Coward en las que se ilustran las penalidades atravesadas por una mujer incapaz de ocultar un pasado “deshonroso” y marcado por el escándalo y un obligado divorcio, circunstancia ésta última vista muy negativamente en el seno de su sociedad.

El tono moralizante de la obra lastraba ya de entrada a este film, un tema totalmente ajeno al cineasta, en mi opinión, que ha envejecido lamentablemente y que está claro que Hitchcock no pudo imprimir ningún rasgo personal a este melodrama que visto a día de hoy se nos antoja caduco y trasnochado. Película totalmente olvidable impropia del talento del maestro. El cineasta abandonó a Michael Balcon y el estudio Gainsborough para integrarse en la British International Pictures con la que hará su siguiente film, “The Ring”.