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Creative Control (2015)

Creative Control
97 min.
5,3
349
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Sinopsis
En Brooklyn, un inventor crea un par de anteojos de realidad aumentada, que utiliza para engendrar un avatar de la novia de su mejor amigo. Pero su fantasía tecnológica se vuelve contra él. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine independiente USA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Creative Control
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2016: National Board of Review (NBR): Mejores películas independientes del año
2016: BAFICI: Selección oficial largometrajes a concurso
6
Crítica de Creative Control por Cinemagavia
Creative Control filmada de forma elegante en blanco y negro, con estética apple, nos presenta de forma inteligente una sociedad dominada por la tecnología en la que el director y guionista Benjamin Dickinson interpreta a un prometedor publicista de nivel medio y hipster, en un futuro muy cercano, donde las lineas entre la realidad virtual y real se difuminan. Una rotunda sátira ambientada en Brooklyn sobre el futuro de la humanidad.

Creative Control ambientada en Brooklyn, en un futuro no muy lejano, en el que todo es muy similar a nuestro presente, salvo algunos avances tecnológicos, el director, guionista (y actor principal) Benjamin Dickinson interpreta a David, un prometedor ejecutivo de publicidad de la empresa Augmenta. David está a la cabeza del marketing y branding de las últimas gafas de realidad virtual de la firma. Una versión sofisticada de Google Glass capaces de crear una realidad aumentada incomparable.

Antes de este proyecto, sabemos que David es una persona infeliz, recurre a pastillas y al alcohol para tratar de escapar temporalmente de la realidad en la que vive. Se pasea por la vida completamente desconectado de las personas que lo rodean, y no parece feliz con su novia Juliette (Nora Zehetner), instructora de yoga. Además en la trama aparece otra pareja, su mejor amigo, Wim (Dan Gill), fotógrafo de moda con una relación de compromiso con Sophie (Alexia Rasmussen), una artista visual. Observamos a ambas parejas a través de una narración lineal e indisciplinada al mismo tiempo.

David se entrega por completo a la campaña y probará el dispositivo para encontrar el mejor enfoque publicitario. Pronto descubre que Augmenta utiliza el reconocimiento facial permitiendo a la persona que porta las gafas realizar una verificación de antecedentes sobre la persona escaneada, además, tiene otra característica única que solo él conoce: dicho reconocimiento facial se puede implementar en un avatar hecho a medida que a su vez se puede utilizar como holograma.

Esa sensación de vacío y soledad experimentada por David le llevará a construir una versión virtual de la novia de su mejor amigo, Sophie. A medida que la campaña avanza, su relación con Juliette se desmorona y comienza a tener una aventura virtual con Sophie de forma que las líneas entre la realidad y la fantasía digital se vuelven cada vez más borrosas para él. David se ha construido su propia versión de la realidad.

Creative Control puede generar cierta confusión porque a veces tenemos la sensación de estar ante una película de ciencia ficción y otras ante una comedia cercana a lo absurdo. Este desconcierto va en aumento cuando descubrimos que los personajes claramente no están bien desarrollados, se asemejan más a androides que a seres humanos, de manera que fácilmente puede brotar cierta frustración en los espectadores, fundamentalmente al principio de la película. La narrativa es desigual y, a veces, ridícula, sin embargo, enseguida comprendemos que está elaborada así de forma intencionada, ya que la película se sostenta en parte sobre la confusión de las líneas existentes entre las realidades absolutas y virtuales.

Creative Control alegóricamente nos avisa de que nos podemos convertir en demasiado dependientes a la tecnología, hacernos cada vez menos útiles y en consecuencia destruir a nuestra sociedad. No existe tanto temor porque la tecnología reemplace al hombre o que haya una revuelta o sublevación de robots contra el ser humano, sino mas bien la preocupación radica en que el hombre se pierda en la tecnología. Por otra parte, existe otra preocupación real, cimentada en la idea de que la combinación entre tecnología y pornografía corrompa nuestro estado emocional. En lugar de fomentar y desarrollar nuestras relaciones personales, activaremos nuestros deseos sexuales con la utilización de la simulación de la realidad virtual o aumentada.

La estética de Creative Control basada principalmente por formas geométricas, estilismo y contrastes es más atractiva inclusive que su propio argumento o personajes. En su intento por hacer un mundo futurista lo más convincente y artístico posible, Benjamin Dickinson también utiliza los personajes como objetos de arte uniformes. El apego a la tecnología, la creación de contenidos y el lugar de trabajo se han vuelto tan vacíos y sin sentido como la estética incolora del film.

Estamos ante una película presentada principalmente con elegantes y bellas imágenes en blanco y negro, con una estética muy de apple, donde las únicas excepciones con imágenes a color aparecen irónicamente cada vez que se trata sobre la realidad virtual o aumentada. Drazen Bosnjak realiza un excelente trabajo con la banda sonora en la seleccón de temas de Mozart, Vivaldi y Händel, ya sea en formato electrónico o no.

https://cinemagavia.es/pelicula-critica-creative-control/
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
EL AMOR EN LA ERA DIGITAL
Si bien todo el relato está revestido de una pretendida modernidad que intenta poner en tela de juicio una visión más tradicional de las relaciones humanas, en verdad narra una historia contada una y mil veces, en muchos casos con infinitamente mejor puntería que en esta cinta.
Todo el entorno que rodea la película, la realidad virtual (bastante pobre si vamos al caso), la tecnología omnipresente, los diálogos (que no las relaciones) enrevesados y a veces confusos, el distanciamiento afectivo de los personajes; lo único que logran es alejarnos a nosotros, espectadores, de una historia que no se decide a ser transgresora o diferente, y que nos lleva a los caminos más tradicionales, casi sin pena ni gloria.
El amor inventado como escape de una realidad chata (a pesar de toda la tecnología), como alternativa a la alienación, como búsqueda trascendente, como punto de apoyo para el equilibrio inestable de casi todos los personajes, no termina de resolverse en sensibilidad, en profundidad, en poesía, o tragedia, o drama, como cualquier historia (buena o mala) de amor, desamor, traiciones, engaños. Lo que propone en cambio es un híbrido entre la visión de un futuro cercano (bastante triste) y un cuento convencional de amores y desamores (pobremente contado); el resultado para nosotros, espectadores comunes, es que quedamos por fuera, el costado humano no tiene vuelo ni profundidad para conmovernos, y la reflexión de como los nuevos tiempos influyen en las relaciones humanas, es casi de manual, no da para pensar demasiado.
Dicho todo esto, y aunque parezca contradictorio, no es una mala película, está bien hecha, con pocos medios, con actuaciones correctas, la fotografía está bien, nada del otro mundo, en fin, se deja ver, hay momentos de diálogo (cuando se vuelve más directo) que pueden resultar interesantes, no es una mala película, pero compararla con el universo narrativo de Antonioni (como he leído en alguna crítica) parece casi un despropósito.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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