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Aelita (1924)

Aelita
120 min.
6,4
658
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Sinopsis
Adaptación de una novela del conde Alexei Tolstoi, pariente lejano de León Tolstoi. Aelita, la reina de Marte, harta de vivir sometida a su despótico padre, lanza una llamada de socorro a la Tierra. Tras descifrar el mensaje, el ingeniero de la Estación de Radio de Moscú, al que se une el revolucionario Gusev, emprende un viaje a Marte en la nave que ha construido. Los dos ayudan a Aelita a derrocar al tirano, pero, a continuación, también ella implanta un régimen totalitario. (FILMAFFINITY)
Género
Ciencia ficción Aventuras Drama Cine mudo Celos Aventura espacial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Aelita
Duración
120 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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8
RECOMENDADA PARA EXPLORADORES.
Aelita ha pasado a la fama por ser la primera película de ciencia-ficción de la Unión Soviética. Pero en la Rusia de los años 20, con una sociedad reubicándose tras distintas Revoluciones, especialmente la de Octubre del 17, la guerra civil y el conflicto mundial, era imposible no acabar haciendo cine político. Y Aelita, reina de Marte es una película donde la ficción ocupa, pese al título del film, un lugar secundario frente a un pseudo documental donde la dureza de la supervivencia coexiste con la picaresca más hispana, el humor más rocambolesco y el melodrama pasional.

Curioso retrato costumbrista donde Protazanov se desenvuelve bien. Interesante este director con nombre medicamentoso cuyos orígenes como cineasta se remontan a la Rusia de los zares, y que, sin hacer cine-político, o al menos ese cine propagandístico al que otros directores nos acostumbraron, impregna con sus ideas todo el film. Esos personajes venidos a menos, ocultando sus vestidos de fiesta bajo sucias botas y pobres harapos, son algo así como el exponente de ideologías en decadencia. Y lo mismo cabe decir de esa sociedad marciana al más puro estilo esclavista faraónico, donde las ideas revolucionarias progresistas y favorecedoras de la clase obrera acaban sucumbiendo ante nuevas dictaduras surgidas de los mismos estratos que después serán oprimidos.

Son lecturas políticas para una película que, por mucho que se resista a ello no puede dejar de serlo. Es el año 24. Y aunque los hechos se disfracen de sueños del protagonista y sean, por ello, algo menos culpables ideológicamente, destilan cierto inconformismo.

Disidencias aparte, el film tiene un triple interés. Por un lado, el histórico, al situarse en el contexto ideológico de la revolución, por otro, el científico con sus referencias a una futura carrera espacial, y por último un interés artístico-estético e incluso costumbrista, por lo que hace al universo marciano y a sus formas de vida y gobierno un tanto en la línea del mundo feliz de Aldus Huxley.

Recomendada para exploradores de universos cinematográficos
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Marte bien vale una revolución
Extraño sci-fi panfleto que en el fondo no es ni sci-fi y para colmo no se trata de un panfleto sino todo lo contrario para el gobierno ruso de aquella época: ¡¡E-S--U-N-A--P- E-L-Í-C-U-L-A R-U-S-A--M-U-D-A--A-N-T-I-R-E-V-O-L-U-C-I-O-N-A-R-I-A!!

Aunque Yakov Protazanov dirigiese sesenta películas únicamente será recordado (o ha tenido una trascendencia) con ésta, basada en una novela de Alexei Tolstoy. Desde el futurismo al cubismo la revolución llega a Marte con doble asesinato incluido, violencia de género y decorados y vestuario a juego. Cruce también con el expresionismo y previa a “Metropolis” aunque posterior a “Viaje a Marte” de Holger-Madsen.

La “Aelita” de Yakov Protazanov habla del esclavismo que se sufre en Marte y que es necesaria una revolución, con cierta mirada maquiavélica: matar por conseguir objetivos. Nos describe una dictadura y que la única manera de evitarla es una revolución pidiendo ayuda al “extranjero”, y una vez conseguida la libertad, tendremos otro ‘¡dictador!’

Aunque Protazanov intenta meter el panfleto por todos lo medios en ese final feliz: el protagonista se deberá comprometer con el deber social en vez de satisfacer sus intereses individuales.
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
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