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Signos de vida (1968)

Signos de vida
86 min.
6,5
558
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Trailer (ALEMÁN)
Sinopsis
Un paracaidista alemán herido de nombre Stroszek, es enviado a Kos, una tranquila ciudad de Creta, junto a su mujer Nora, una enfermera griega y otros dos soldados con heridas menores. Quedan recluidos en un polvorín de una vieja fortaleza y hay muy poco que hacer. Becker se dedica a traducir y transcribir inscripciones, Meinhart se divierte poniendo trampas para cucarachas y Nora ayuda a Stroszek a hacer fuegos artificiales usando la pólvora de las granadas que hay en el polvorín. Lentamente y debido al calor y al tedio, Stroszek comienza a volverse loco y querrá arrastrar a sus compañeros a una misión descabellada. Basada en un relato escrito por Ludwig Achim Von Arnim (1818). (FILMAFFINITY)
Género
Drama II Guerra Mundial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania del Oeste (RFA) Alemania del Oeste (RFA)
Título original:
Lebenszeichen (Signs of Life)
Duración
86 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1968: Festival de Berlín: Oso de Plata - Premio Extraordinario del Jurado
1968: Premios del cine Alemán: 2ª mejor película
1967: Premios Cine Alemán - Lola (Alemania): 2ª mejor película.
8
En su rebelión había emprendido algo titánico ya que su enemigo era muy superior
La opera prima de Werner Herzog ya nos desvela ante que clase de artista nos encontramos. Signos de vida (Lebenszeichen) es una obra extraña, quizás por el empleo de diferentes influencias, por una parte las características que definían el cine italiano del neorrealismo: una estética basada en la profundidad de campo, en rodar al aire libre, en un uso no abusivo del montaje prefiriendo los planos secuencia largos. Por otra parte aún más clave en las obras de ficción de Herzog, emparentado con la Nouvelle Vague francesa, que a pesar de utilizar muchas de las características del neorrealismo, rompía con la estética del realismo al mezclarla con un uso del montaje novedoso, alejado de convenciones narrativas. Y sobre todo hay que sumar las influencias literarias. Signos de vida está basado en un relato romántico del s. XIX de Achim von Arnim, e inspirado en algunas escenas en la tragedia griega o El Quijote de Cervantes.

Esta mezcolanza de elementos no es estéril, Herzog las fusiona en un cine propio. Un cine peculiar y raro donde priman los personajes principales que emprenden tareas imposibles en contra de cualquier elemento social o natural. Así Herzog habla de la locura, ésta en ocasiones al borde de la genialidad, otras es un despropósito sin igual. Habla de personajes únicos al fin y al cabo: como Aguirre (un conquistador que se proclama rey); de escaladores como Reinhold Messner; de imaginativos empresarios como Fitzcarraldo o cualquiera de su extensa filmografía.

En Signos de vida, su primer personaje titánico es Stroszek, un soldado herido que es destinado a Cos, isla del Dodecaneso griego alejada de la guerra. En ese lugar Stroszek comenzará progresivamente a extrañar todo lo que le rodea, no sintiéndose cómodo en el papel que le toca jugar. Además de Stroszek hay otros personajes secundarios que sufren también una difícil adaptación por diferentes motivos, pero que en el fondo se emparentan con Stroszek, como pueden ser el rey gitano, el turco o el hombre del puerto que trabaja incansablemente en su red.

Destacar también como uno de los logros del film, el uso a la vez literal, simbólico y estético de las imágenes. Las transcripciones del griego antiguo realizadas por el soldado Becker, las trampas para cucarachas del soldado Meinhard o el burro muerto serían ejemplos de este triple significado. Imágenes-símbolo en ocasiones inaccesibles, en otras empleadas con humor absurdo, también sublimes o todo al mismo tiempo, ya que Herzog es como sus personajes, un hombre con ideas únicas, nada convencionales que emprende tareas titánicas en el cine para mostrar a los espectadores “Signos de Vida”, de unas vidas que la mayoría no conocemos.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El primer Stroszek
Lebenszeichen (Signos de vida, 1968) de Werner Herzog.

El primer largometraje de Werner Herzog se desarrolla en la isla de Cos, parte del archipiélago del Dodecaneso, una de las zonas más alejadas de la parte continental de Grecia. Se ambienta en una guerra, que por lógica uno pensaría que es la II Guerra Mundial, aunque en ningún momento se menciona como tal. En dado caso, poco importa el contexto más allá de lo que realmente el director busca.

Lebenszeichen, que parte de un guion escrito como de costumbre por el propio Herzog, una de las únicas tres obras suyas basadas en algún otro texto, en este caso un relato de Achim von Arnim. Presenta a un puñado de personajes, tres soldados alemanes -entre ellos el protagonista Stroszek (Peter Brogle)- y una mujer, Nora (Athina Zacharopoulou), quien es precisamente esposa del mencionado anteriormente.

Stroszek es también un filme de 1977 de Werner Herzog, pero no tiene que ver absolutamente nada con este personaje. En el presente largometraje, estas personas son enviadas a la isla mientras el protagonista se recupera de sus heridas tras la guerra. El tiempo pasa y con tan poco por hacer, hace que en cierto momento Stroszek pierda la cordura.

El argumento se puede apreciar como un alegato contra los conflictos bélicos, especialmente sobre el cierre, ese desmedido actuar del protagonista que lo lleva a buscar un conflicto donde simplemente no lo hay, donde lo ridículo está muy presente pero es parte de ese juego con la locura.

Herzog presenta un filme interesante, que puede resultar algo pesado, utiliza mucho la voz en off para contar cuestiones relativas al argumento, guiando al espectador. Siendo su primer largometraje se podría excusar en la necesidad de narrar así y no mostrarlo mediante imágenes como haría posteriormente en sus ficciones.

Enmarca también lo que será parte de su filmografía, a pesar de no filmarse en un lugar completamente inhóspito, si se presentan diversos momentos donde los personajes parecieran estar solos en la isla. Además, el innegable actuar de Stroszek, que se asemeja en cuanto a la locura a muchos otros personajes que fueron tratados a lo largo de su filmografía.

Herzog ganaría con este largometraje el Gran Premio del Jurado en la 18ava edición del Festival de cine de Berlín, en el apartado de mejor opera prima, lo mismo que en los premios alemanes. Desde este primer trabajo deja su marca.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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