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Before We Vanish (2017)

Before We Vanish
129 min.
5,3
246
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Trailer 2 (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
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Sinopsis
Narumi y Shinji atraviesan una mala racha en su matrimonio. Un día Shinji desaparece y cuando vuelve está totalmente transformado. Al mismo tiempo, una familia aparece brutalmente asesinada y extraños fenómenos empiezan a producirse en la ciudad. El periodista Sakurai empezará a investigar el misterio. (FILMAFFINITY)
Género
Ciencia ficción Drama Comedia Extraterrestres
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Sanpo suru shinryakusha
Duración
129 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2017: Festival de Sitges: Sección oficial largometrajes a concurso
2017: Festival de Cannes: Un Certain Regard (Sección oficial)
2018: Japan Academy Awards: 2 nominaciones
7
Reformulando la invasión alienígena
La ciencia ficción siempre ha hallado a través del terror una ventana para reflejar el cisma e inquietudes de una sociedad alterada por los distintos cambios —tanto ideológicos como culturales— que ha ido padeciendo con el paso del tiempo. Es a través de esa ventana a un horror en cierto modo sugerente donde títulos como La invasión de los ultracuerpos de Don Siegel han encontrado un reflejo perfecto de ese desasosiego, y la incursión en un miedo desconocido —el que proviene del exterior, de aquello que resulta recóndito para el ser humano— ha servido como vehículo idóneo para exponer todas esas sensaciones.

Tenía que llegar pues el momento en que Kiyoshi Kurosawa, cineasta inquieto como pocos cuyos límites de un cine conocido han ido siendo derrocados con el paso del tiempo, se dirigiese a un espacio perfecto para reflejar el carácter del mismo; y es que si hay un autor contemporáneo concienciado con unas inquietudes y pensamiento que atenazan tanto a sociedad e individuo—reflejado en cintas ineludibles de su filmografía como Kairo o Cure, entre otras—, ese podría ser sin ninguna duda el nipón.

Las claves de un subgénero —el de la invasión alienígena— cuya expresión se ha ido estancando progresivamente —y ante el que pocos cineastas han hallado soluciones para rearmar sus cimientos— encuentran en el prisma del nipón aquello que precisamente se antojaba esencial, y es que el modo de ejecutar esa reformulación que Kurosawa sostiene es fundamental; desde una dirección que elude la tensión buscando un ‹impasse› más dramático e incluso en ocasiones una incisiva comicidad, un tono atenuado por la estructura narrativa, que huye de fomentar momentos climáticos y logra que los personajes preponderen por encima de las constantes del género y una puesta en escena austera, que huye casi siempre de las claves del terror —incluso tras momentos como esa desbocada secuencia inicial con un personaje ensangrentado bajando por el centro de una calle— parapetándose en una búsqueda que Kurosawa transcribe mediante una imagen sutil pero colmada de significado, condicionada por sus personajes y, en especial, por la carga de un discurso que continúa reflexionando acerca de individuo y sociedad.

La reinterpretación realizada por el autor de Creepy no se muestra sólo implícita en lo formal, pues el relato trenzado por Kurosawa propicia a través de su guión una serie de elementos capaces de voltear ese universo ya conocido por el espectador mediante constantes que le otorgan una dimensión distinta. Así, la subversión de sus personajes —o cómo aquí el invasor deja de ser el elemento intrusivo, mientras los altos intereses beligeran contra ese cuestionamiento entablado—, el (en ocasiones) mordaz cuestionamiento de un lenguaje y la evolución de los personajes que rodean a esos alienígenas tras el escepticismo inicial, complementan una perspectiva que vira en torno a una panorámica más cercana a otros géneros; y es que si bien Before We Vanish continúa bordeando inquietudes afines al subgénero elegido por el nipón, sus mecanismos distan en buena medida del carácter que se les supone a priori, logrando así un escenario más relajado que no parece tensarse ni en las secuencias de mayor incertidumbre, apoyándose para ello en ese sustrato humorístico que no es tal, pero al que el film apunta, cargando las tintas, con una ironía que evidencia en cierto modo sus intenciones.

Before We Vanish sigue así alimentando el ideario de un Kurosawa que, si bien se parapeta mediante dispositivos distintos en el cine de género, demuestra la virtud de un discurso férreo ante el que seguir desplegando un cine que, con sus altibajos, siempre se muestra en cierto modo inconformista y comprometido con un germen que halla en este nuevo trabajo un punto álgido, siendo tanto el tenaz juego de apariencias —en torno al género tratado— como su visión de un universo discordante las vías para armar otra sugestiva obra, cuyos recovecos resulta un placer explorar.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La invasión silenciosa
¿Valoramos los sentimientos, las posesiones y el conocimiento al mismo nivel de humanidad e identidad que proporciona?
Es hora de que otros lo averigüen.

Va a explorar Kiyoshi Kurosawa las posibilidades de tal acontecimiento, en un momento, no hace mucho aún, en que la crítica internacional le aclamaba por la brillante "Creepy" y su primer film fuera del país ("The Woman in the Silver Plate"). Una vez más, lo que se antoja raro, es inspirado por un trabajo ajeno; "Sampo suru Shinryaku-sha" procede de una popular obra de teatro estrenada por la compañía independiente Ikiume allá en 2.005, la favorita de su fundador, el dramaturgo Tomohiro Maekawa, quien no dudó, después de varias representaciones con igual éxito, trasladarla a las páginas de una novela.
No pudo sentirse el primero más fascinado con ella tras caer en sus manos de pura casualidad; la razón es que Maekawa era un gran admirador del trabajo de Kurosawa, y dicha influencia "siempre estuvo presente para él", así que era cuestión de tiempo que tal admiración recíproca terminase en colaboración mutua, si bien han hecho falta diez años para llegar a materializarse en una película. Y si en el formato literario la trama necesita algún tiempo para despegar, el cineasta no se demora y nos sirve, a su manera, un inicio impactante, escabroso y con ese particular toque de humor surrealista que siempre le caracterizó.

Es un inicio que confunde y presagia lo más insospechado. También nos impide conocer a los protagonistas antes de abrirse la historia. Esto es un hándicap para entrar en el seno del matrimonio Shinji/Narumi Kase, ya afectados por un incidente incomprensible: él ha perdido la memoria y su comportamiento es de lo más inquietante; el director quiere lograr nuestra empatía con tal situación, que se soporta gracias a las divertidas actuaciones de Ryuhei Matsuda y Masami Nagasawa, sin embargo no debería quebrar el ritmo tan pronto. Y lo hace tan pronto como puede, llevándonos a otra historia.
En ella el protagonista es un reportero arrogante, Sakurai, investigando el caso de asesinato que ya vimos al principio (irrelevante, claro); será culpa del anterior o de su colega Sachiko Tanaka, pero es una metedura de pata el que, en boca de un joven con quien se cruza Sakurai, se revele que todos esos inexplicables sucesos son parte de una paulatina invasión alienígena. Curiosa decisión ya que, si algo distingue a Kurosawa, es el mantener los misterios en sus obras hasta el final (o no descubrirlos nunca). Ambas tramas circulan entonces en paralelo en una progresión no tan sorprendente como se pretende...

La forma de observar una conquista al estilo de la seminal "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos" en la sociedad actual desvela una fuerte conexión con "Cure" o "Kairo", de ideas similares; el nipón regresa, por un lado, a una variación de la manipulación de la conciencia y la liberación del "yo" interior de la primera (los actos del psicópata Mamiya y los de los alienígenas son iguales en la medida en que, al "arrebatar" de los humanos una idea, estado mental o emoción, liberan a sus conciencias de dicha carga, "ingenuizándolos" para invadirlos más fácilmente) y de la crisis global de la segunda, sólo sustituyendo a los fantasmas por extraterrestres (llegados ahora de manera inexplicable).
Fábula de espíritu minimalista con pretensiones de "thriller" "sci-fi" a gran escala, Kurosawa hace uso de un despliegue de medios inusual, utiliza grandes escenarios para generar el caos, pero regresa a los lugares recónditos y apartados de la sociedad para aproximarse a sus personajes y desgranarlos poco a poco. La trama de Sakurai sería más agradable de no ser por el carácter ambiguo de éste (¿pero qué mejor personificación de la peor cara de la sociedad que un periodista, ser que se mueve por la ambición personal y la falta de moral?) y los alienígenas con que colabora (una, la psicótica del grupo, se gana mi deseo de ver su cabeza reventada en el suelo desde el principio).

Y mientras prosiguen su misión de establecer contacto con su casa para la invasión, a través de unas increíbles muestras de crueldad (o, más bien, indiferencia), el cuarto en discordia, agazapado bajo el físico de Shinji (bien elegido al significar su nombre "honestidad", o "fe"), irá aprendiendo gracias a Narumi (en un poco disimulado tributo a "Starman") los conceptos de "familia", "hogar", "identidad" y otros que sus compañeros no tendrán oportunidad de rozar, llegando a un conmovedor y significativo instante en que ha de encarar la idea de "amor" (y nada mejor que sea ofrecida por un grupo de inocentes niños en un entorno católico...).
Lo restante es el apocalipsis ofrecido en las mismas surrealistas dosis que "Kairo", pero utilizando un presupuesto mayor, de nuevo optando por la acción, la huida de la ciudad, que sucumbe a la pérdida de identidad y la despersonalización, la recuperación entre los protagonistas de una huella que les devuelva algo de humanidad, y un gasto considerable en efectos visuales; desgraciadamente se le va tanto de las manos y el resultado es tan irregular (lo enorme del contraste entre la historia de Narumi y la de Sakurai) que más bien todo ello pareciera dirigido por Takashi Miike (en uno de sus días de mucho ácido y poca inspiración real).

Siguiendo la estructura de la novela, el guión comete el mismo error y la resolución que nos vende es una que carece de explicación...simplemente tenemos que tragarlo. Kurosawa opta, algo nada habitual, por una vía optimista para con la raza humana.
Por lo tanto "Sampo suru Shinryaku-sha" es muy extraña incluso para su cine, y si bien no entusiasmó a los críticos, en Japón arrasaría en taquilla y pasó por numerosos festivales y galardones. Y no lo comprendo...se me habrá escapado el concepto. Eso sí, la inversión de roles planteada en última instancia en ese matrimonio disfuncional es brillante.
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