Tierra de odios (1997)

No es “Tierra de odios” una mala película. Lo cierto es que entretiene a ratos en su escasa hora y media de duración, pero me esperaba algo más y sobre todo algo diferente tras el buen arranque que tuvo. El inicio del filme amaga con ser un interesante drama con el apartheid como motor de la historia (el pasaje inicial donde le “leen la cartilla” al joven negro es bastante bueno). Sin embargo, la cinta se convierte poco después en un mediocre thriller de acción y, además, con el agravante de tocar los temas políticos y raciales de Sudáfrica como telón de fondo, nunca como historia principal. Esto tampoco sería tan criticable visto desde la objetividad (cada director puede contar una historia como le dé la gana), pero sí que lo es cuando se mete esta denuncia social a martillazos dentro de la trama y de manera tan rocambolesca.

Hay cositas buenas y rescatables del filme que nos atañe: el buen arranque, el papel protagonista de Ice Cube (me he llevado una grata sorpresa con este actor pues no es precisamente santo de mi devoción, pero he de reconocer que está acertado en este filme), la belleza de Elizabeth Hurley (me encanta esta mujer, la encuentro siempre muy atractiva), y por último la presentación del personaje de Ving Rhames, el cual entra en escena con mucha fuerza como el malo malísimo (aunque luego se pasa un poco de rosca para mi gusto). Personalmente, creo que esto es todo lo bueno que te puede ofrecer “Tierra de odios”, junto con el hecho de que no llega a aburrirte por completo.

¿Recomendaría verla? Pues depende. Si no tienes nada que ver o buscas un filme para pasar el rato sin más, pues adelante. No es que sea un despropósito ni nada que se le acerque, pero siendo justo tampoco lo veo como un filme que llegue siquiera a merecer un aprobado. Tiene alguna escenita buena (como la del robo del coche), tiene escenas que sobran totalmente (por regla general todas las de racismo entre blancos y negros), su apartado técnico es muy discreto (no resaltan ni la fotografía, ni la banda sonora, ni tampoco los efectos especiales), y las interpretaciones también son discretitas (me quedo solamente con la de Ice Cube).