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La virgen de los sicarios (2000)

La virgen de los sicarios
98 min.
6,4
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Sinopsis
Tras una ausencia de treinta años, el escritor Fernando Vallejo vuelve a Medellín (Colombia), ciudad donde creció. No queda gran cosa de lo que había dejado: sus padres están muertos, una parte de la ciudad ha sido destruida, la mafia de la cocaína siembra el terror mediante bandas de asesinos... En un burdel de chicos encuentra a Alexis, de dieciséis años. Alexis forma parte de estos asesinos que matan a sueldo y que a su vez son asesinados. En esta ciudad de horror, Fernando va haciendo lo imposible para salvarlo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Crimen Drama social Homosexualidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Colombia Colombia
Título original:
La virgen de los sicarios
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Colombia-Francia;
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Premios
2000: Festival de Venecia: Medalla de Oro de la Presidencia del Senado. Nominada a León de Oro
2000: Festival de La Habana: Mejor trabajo de un director no latinoamericano
2002: Satellite Awards: Nominada a Mejor película extranjera
7
La Atracción de los Opuestos
“¿Qué quieres de la vida?” – pregunta el escritor. “Unos ‘jeans’, ropa ‘Calvin Klein’, una moto y una lavadora ‘Whirlpool’ para mi madre”, le contesta el asesino.

Fernando gusta de la música clásica. “Me atraviesa el corazón” le confiesa a su amante Alexis, mientras intenta reeducarlo en sus alborotadores gustos musicales. Fernando ha vuelto a Medellín para morir. Le pesan las canas. Asiste a su realidad con pesadez, con hastío: le molestan los ruidos, la agresividad, el egoísmo. El cinismo se ha apoderado de su ilusión y sólo le queda su ingenio para reafirmarse en su deseo por desaparecer.

Alexis apenas termina de salir de la infancia. Hace de guía y acompañante del escritor, a quien actualiza en la evolución de la ciudad, en los cambios desde que cayó Escobar, “el gran empleador del pueblo”. Dieciséis años, la mirada perdida y un “tote”. Es ligero de gatillo, “son ellos o nosotros” pero sus asesinatos no le quitan el sueño, sino a su amante.

“La Virgen de los Sicarios” no es una película familiar, ni de palomitas, como ya pueden imaginarse. Es difícil de digerir. Algunos la clasificarán como violencia gratuita “¿por qué filmar sólo lo malo de Colombia?”, otros detestarán el formato digital y determinadas secuencias de cámara al hombro y, sin duda, muchos aborrecerán de una estructura fuera de los cánones hollywoodianos. De hecho, todas estas críticas y muchas más se han realizado, y con especial virulencia, en el propio país donde se desarrolla la acción. No es para menos, es la antítesis de cualquier promoción turística.

No obstante, interesará a quienes deseen conocer la desintegración social en Colombia, cómo la viven los críos desde su nacimiento hasta su “profesionalización” como sicarios. Interesará a quienes inquiete la violencia, a quienes deseen conocer mejor la naturaleza humana.¿Por qué Alexis es incapaz de matar a un chucho y no duda un instante en descerrajar un tiro a un vecino ruidoso? Todo ello adornado con hirientes pincelazos apuntando a los problemas de fondo en la realidad colombiana: desde la desestabilización del empleo producida por el narcotráfico, la desproporcionada emigración a las ciudades y el desconcierto del pueblo para con su clase política.

La ciudad ha crecido y se ha enrojecido de sangre que mana con excesiva facilidad. Ese rojo se combina con el amarillo de los taxis y el azul de ropas y toldos, completando los colores de la bandera del país. La paradoja, la permanente devoción por los santos y vírgenes, a quienes los asesinos se encomiendan para ser más certeros con sus armas. Mientras, desde los ojos de los “gamines”, los niños de la calle y futuros sicarios, se abre la puerta al “fondo del infierno”, a la “infamia de Dios”.¿ Por qué permite semejante tierra de “desechables”?

Contra toda lógica, el escritor sin esperanza descubre el amor, donde fue a buscar su muerte encuentra la vida...
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53 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
«—¿A QUÉ VOLVISTE A MEDELLÍN? —A MORIR.»
Filme polémico como polémico es en casi todos sus libros Fernando Vallejo, el autor de "La virgen de los sicarios" y guionista de esta película basada en su novela; como polémicas son sus declaraciones públicas y su forma nihilista de vivir ("A mí me hacen falta los enemigos para poder comer.").

Esta película es una prolongación despotricadora de las páginas de sus propios libros (véase por ej. el publicado recientemente "LA PUTA DE BABILONIA", Seix Barral, Barcelona 2007), para combatir oralmente contra todos los dogmas endiosados como absolutos o como decentes o como el no va más, ya sociales, ya políticos, ya patrióticos, ya religiosos, incluido el mismísimo "Dios" de la tradición religiosa general.

Vallejo, lanza críticas sin pelos en la lengua contra la tradición granítica, contra su propio país de nacimiento Colombia, contra el género humano al que detesta cada vez más debido a la superpoblación: «¡Pero miren qué hacinamiento! millón y medio en las comunas de Medellín, encaramados en las laderas de las montañas como las cabras, y reproduciéndose como las ratas. Después se vuelcan sobre el centro de la ciudad y Sabaneta... y por donde pasan arrasan. "Acaban hasta con el nido de la perra" como decía mi abuela. (...) ya no cabemos. Y cuando las ratas no caben porque están muy apretadas, unas con otras se matan.»

Por supuesto Vallejo es un irreverente y esta película, que lleva su propio sello, también lo es. Pero la irreverencia suele conllevar verdades y potencialidad de la que dinamiza filosóficamente el pensamiento.

La película es sí no es de máxima excelencia, pero sí aproximada y como mínimo NOTABLE. El fondo triste y personal de la misma, donde queda retratado el intríngulis de la persona Fernando Vallejo y del personaje principal del film, que vienen a ser lo mismo, se resume en la canción final, letra y música de Ventura Romero", titulada "Senderito", cantada por Pedro Infante y que dice así:

"Un amor que se me fue
otro amor que me olvidó,
por el mundo yo voy penando.

Amorcito quien te arrullará,
pobrecito que perdió su nido,
sin hallar abrigo
muy solito va.

Caminar y caminar
ya comienza a obscurecer
y la tarde se va ocultando.

Amorcito que al camino va,
amorcito que perdió su nido
sin hallar abrigo
en el vendaval."


En definitiva, una película digna de verse, de contundencia oral, un recorrido a pie y en taxis por la superpoblada ciudad de Medellín (Colombia) mientras un escritor escéptico y curtido en dar tumbos por el mundo, de regreso a la ciudad donde nació y creció, va lanzando sus últimos clamores ante de apagarse o correr las cortinas de su vida para siempre, cual especie de despertador de mentes o martillo golpeador contra todo tipo de creencias y convencionalismos asentados como monolitos.

Fej Delvahe
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43 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
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