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Estación polar Cebra (1968)

Estación polar Cebra
148 min.
6,2
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Sinopsis
Un agente estadounidense y un espía se dirigen a la estación Cebra, en el Polo Norte, a bordo de un submarino nuclear, para rescatar a unos científicos que se encuentran en peligro; pero el verdadero objetivo de la misión es un secreto que sólo conoce el espía. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Intriga Espionaje Submarinos Guerra Fría Zonas frías/polares
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Ice Station Zebra
Duración
148 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1968: 2 nominaciones al Oscar: Mejor fotografía, efectos visuales
6
Guerra fría en el Ártico
Basada en la novela homónima (1963) de Alistair MacLean, celebrado autor escocés de superventas de obras de acción ("Los cañones de Navarone"), fue dirigida por John Sturges ("Los siete magníficos") y rodada mayoritariamente en estudio. Obtuvo dos nominaciones a los Oscar (fotografía y efectos especiales visuales).

La acción tiene lugar a bordo de un submarino nuclear norteamericano en los años 60, durante un momento álgido de la Guerra Fría. Narra la historia de James Faraday (Rock Hudson), comandante de la Marina, que recibe órenes de llevar a la estación polar Zebra (un observatorio) a un civil británico, Daniel Jones (Patrick McGooham), a un antiguo espía ruso al servicio de la inteligencia británica, Boris Vaslov (Ernest Borgnine) y a un grupo de marines comandados por el capitán Leslie Anders (Jim Brown). La misión del submarino "Tigerfish" contiene una parte que no es conocida por su comandante ni por el público. La película desarrolla una trama de intriga y suspense, basada en la evidencia de que la dotación de la nave incluye una o más personas interesadas en impedir la misión. Las sospechas del comandante recaen en los tres personajes atípicos que se han unido a su tripulación: Boris Vaslov, Daniel Jones y Leslie Anders, pero sus pesquisas no dan ningún resultado. Las dificultades de la navegación submarina bajo el hielo ártico y los sabotajes de que es víctima la embarcación contribuyen a crear una tensa atmósfera de intriga, que se mantiene hasta el final. Es de interés la visión de la vida de la tripulación de un submarino nuclear, estrecho, incómodo y opresivo. Sirve como documento ilustrtivo de lo que fue la Guerra Fría que enfrentó a las dos grandes potencias nucleares durante 45 años (1945-90).

La múscia, del actor ("Cleo de 5 a 7"), cantante y compositor francés Michel Legrand ("Los paraguas de Cherburgo"), aporta una partitura solemne y elegante, de factura vanguardista, interpretada por una orquesta de viento. En el apartado final incorpora, con gran acierto, sonidos metálicos que se han oído a lo largo del metraje como parte del sonido ambiental. El guión hilvana unos diálogos elocuentes, una atmósfera de tensión ininterrumpida y giros sorprendentes, que mantienen en vilo la atención del espectador. Los efectos visuales, pese a su calidad, no impiden ver que la nieve es artificial, que el paisaje de la estación polar está montado en plató, etc. La interpretación de los protagonistas es creíble y convincente, especialmente la de Hudson y Borgnine. La dirección de Sturges construye una obra absorbente y entretenida, en un trabajo muy correcto.

Una de las películas más interesantes enmarcadas en los años de la Guerra Fría. Filmada en formato de superproducción y con un sonido vibrante, el tiempo ha incrementado su valor documental.
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24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Dos películas en una
Estación Polar Cebra es una película fiel a su tiempo, lo que no se sabe si hay que considerarlo grandeza o servidumbre. Así que nos ofrece la guerra fría como base de una obra que no pasa de entretener y que, al final, defrauda a la mayor parte del público. No deja de ser curioso que los finales malos perjudican menos a la película que los desarrollos malos: en definitiva, se prefiere el desencanto de breves minutos al aburrimiento de muchos minutos.
John Sturges tiene una larga lista de películas dirigidas donde la acción domina. Grandes westerns están firmado por él. Y de buenas películas netamente de acción. La habilidad como director se aprecia también en esta película.
Llegó a alcanzar dos nominaciones a los Oscar: en fotografía fue desplazada por el Romeo y Julieta de Zefirelli; en efectos especiales fue barrida por 1001, odisea del espacio. Enemigo mayor no se podía encontrar.
Más que hablar de una película habría que hablar de dos: una que se desarrolla en un submarino nuclear y otra que se desarrolla en el Ártico, perdón en un decorado que pretende recrear el Ártico con escasísima fortuna. La primera es, como buena película de submarino, claustrofóbica. La segunda, pretende ser lo contrario: agorafóbica. Pero al sustituir el desolado Ártico por un escenario reducido pintado de blanco, termina siendo también algo claustrofóbica, aunque sea de escenario.
Pero cumple su función de entretener. Estamos en 1968 donde la televisión apenas balbucea y donde las películas de Hollywood nos hacían ir los domingos a los cines de estreno. Y donde, al mismo tiempo, los cineclubs tenían vida real. Había sitio y tiempo para todo. Eran otros tiempos y, al juzgar aquellas películas, esas circunstancias no pueden olvidarse.
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18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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