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Pollo al vinagre (1985)

Pollo al vinagre
110 min.
6,4
418
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Trailer (FRANCÉS)
Sinopsis
En una pequeña ciudad de provincias, un médico, un carnicero y un notario necesitan comprar la casa del cartero para cerrar un importante negocio inmobiliario. El problema es que lee el correo de todos antes de entregarlo. Una vez que descubre la trama, decide que no le dará a nadie la satisfacción de ganar dinero con su patrimonio.
Género
Intriga Crimen Policíaco Familia Vida rural
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Poulet au vinaigre
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1985: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1985: Premios César: Nominada a Mejor actor revelación (Lucas Belvaux)
7
Grata intriga policiaca, que inicia una nueva etapa del autor
Realizado por Claude Chabrol, el film se basa en la novela "Une mort en trop" (1982), de Dominique Roulet. Se rodó en exteriores e interiores de Forges-Les-Eaux (Normandía). Fue nominada a la Palma de oro de Cannes y a un César (actor revelación, L. Belvaux). Producida por Marin Karmitz, se estrenó el 10-IV-1985 (Francia).

La acción tiene lugar en una pequeña población de provincias, no definida, en 1983/84, a lo largo de casi dos semanas. Narra la historia de Louis Cuno (Lucas Belvaux), de unos 18 años, hijo único de madre abandonada por el marido, cartero, dominado por la madre y aficionado a leer las cartas de los convencios antes de entregarlas. A través de este sistema y de la observación de sus movimientos, él y su madre conocen muchos de los secretos de los habitantes del lugar. La Sra. Cuno (Stéphane Audran), tras ser abandonada por el marido, hace unos 12 años, cayó por la escalera de la casa y quedó parapléjica. El notario, el médico y el carnicero del pueblo desean comprar la casa de los Cuno para realizar una muy lucrativa operación inmobiliaria. Ante la negativa de éstos a vender, emprenden contra ellos una campaña de amenazas, insultos y agresiones.

La película suma elementos de comedia, crimen, misterio, intriga y romance. Presenta una ácida crítica de la burguesía provinciana, codiciosa y desaprensiva, que no duda en utilizar métodos criminales cuando le conviene. Critica los métodos expeditivos y brutales que a veces utiliza la policía en sus investigaciones. El autor exhibe su afición por la gastronomía, en esta ocasión representada por platos disparatados, como el par diario de huevos fritos con paprika del inspector Jean Lavardin (Jean Poiret) y el medallón de foi-gras de Henriette (Pauline Lafont), y por un vino mediocre, el Chateauneuf-du-pape, que se introduce al amparo del humor sutil que puntea la obra. El arco dramático se apoya en el acoso de los Cuno, la desaparición de Delphine, esposa del médico Philippe Morasseau (Jean Topart) y el accidente de coche con incendio que siega la vida de Anne Foscarie (Carolina Cellier), amiga de Delphine. Las maquinaciones, deslealtades, traiciones, engaños, abusos de poder y conductas criminales del pueblo, se ocultan tras un muro de apariencias e hipocresía. El autor inicia con esta obra una etapa creativa en la que abandona las pretensiones comerciales anteriores y se centra en la cración de obras de autor.

La música aporta una partitura original a cargo de una orquesta de metal y percusión, que combina armonías, estridencias y algunas disonancias, de excelente factura. La fotografía acentúa el realismo del relato y hace uso predominante de ocres, cremas y grises, con algunos toques rojos. El guión, rico en matices y sugerencias, ofrece unos diálogos precisos, de frases breves. La interpretación corre a cargo de actores y actrices preferidos de Chabrol. La dirección crea una obra de intriga que es, a la vez, una crónica de la vida provinciana de mediados de los 80.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Intriga provinciano-hitchcockiana
Espléndido Jean Poiret como policía avinagrado, y descomunal Stéphane Audran como madre del apocado protagonista (un jovencito Lucas Belvaux).
Audran hace el papel de una madre paralítica, amargada por el abandono del marido, obsesiva, paranoide, despótica y dominante con su hijo, sobre el que vuelca todo su odio hacia los demás, en particular hacia el elemento femenino.
¿A alguien le suena de algo?
Efectivamente: puede decirse que Stéphane Audran interpreta a una prima francesa de la Señora Bates. Y tiene momentos geniales, como esa patética cena con su hijo, en la que come compulsivamente y se desespera, sabiendo que su hijo desearía estar en otro lugar y no con ella, mientras suena ese viejo disco que ha puesto…

La historia es muy interesante y contiene numerosos puntos de enganche (especulaciones inmobiliarias, morbosas violaciones de la correspondencia ajena, varias muertes, amoríos…) pero le falta ese plus de genio que la haga perdurar en la memoria (está bien, a ratos muy bien, se disfruta, pero siendo la segunda vez que la veía la recordaba poco).

Como en “El carnicero”, la mezcla de intriga y costumbrismo provinciano le da ese tono tan particular de Chabrol.
Como en “Las ciervas” o “La ceremonia”, se nos habla de la lucha de clases, resuelta aquí también en detrimento de los de arriba (los de abajo no suelen ser corderitos, y no están exentos de sus buenas dosis de turbiedad y puñeterismo; Chabrol es cualquier cosa menos maniqueo).
Los ecos de esta película en “La ceremonia” también se aprecian en similitudes de guión muy llamativas (como la antes citada intrusión en la correspondencia, o la trama de un hijo que cuida de un progenitor impedido, mientras siniestros especuladores ansían hacerse con su casa, que está en la historia pasada de Sandrine Bonnaire en "La ceremonia").
También hallamos esa querencia del director por la gastronomía, por el mimo y el detalle al abordar lo relativo a la alimentación.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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