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Colorín colorado (1976)

Colorín colorado
92 min.
4,8
227
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Sinopsis
Manoli y Fernando son una pareja de ideas comunistas que desea vivir su amor libremente huyendo de cualquier convencionalismo burgués. Al principio la pareja rechaza la ayuda de los padres de ella, pero pronto empezarán a ceder y a aceptar toda clase de comodidades. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Colorín colorado
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
Colorín colorado… este cuento ¿no ha acabado? –ver spoiler 3-
Película con director desconocido por mí, pero que retrata con acierto la convivencia a finales de los 70 entre las dos Españas, a saber: la de derechas está representada por un matrimonio de más edad, con Sazatornil o simplemente Saza que es el marido y padre de familia que quiere que todos en su familia lleven una vida “como Dios manda”, y con Mary Carrillo que es la esposa y madre de familia protectora cuyo único reconocimiento público es escuchar el día de la boda de su hija –Teresa Rabal-, de boca de ésta, “Mamá, contrólate los nervios”, a lo que ella contesta que “eso se le da muy bien, porque lo lleva haciendo toda la vida”, matrimonio el de Saza y Mary Carrillo que pasan sus primeras Navidades de casados solos, pues su hija, estando aún soltera, acaba de tener un hijo con un miembro de la otra España, la de los rojos, pues el novio –Juan Diego- fue un compañero de universidad, que es cojo, y que la salvó a ella de un incidente político que sufrió ella por poseer en su bolso unos panfletos, incidente éste que no se muestra en la película y que le sirvió a Juan Diego para enamorar a la “hijita y niña de sus ojos” del padre Saza, incidente que provocó al mismo tiempo que al novio lo expulsaran de la universidad y no pudiera acabar la carrera de arquitecto, por lo cual él no ha podido progresar en la vida.
Y claro ya está el enfrentamiento servido a la mesa, pues Saza no le perdona a Juan Diego que haya mancillado el honor de su familia por dejar preñada a la hijita, sin previo paso por el altar, sino que además el novio tiene las desgracias de ser cojo y rojo, vamos que su hijita va a ser madre gracias a un “don nadie” y eso Saza no se lo puede perdonar.
Total que toda la película se mueve entre las dos Españas, la de derechas que posee el dinero, y la de izquierdas que aspira a tenerlo. Y como ella, cual Julieta, se ha enamorado de un Romeo de la otra España, las dos Españas están condenadas a ayudarse y soportarse mutuamente, aunque no lo quieran.
Ocurre lo que en otras grandes películas españolas:
Primero.- Además de la buena actuación de los protagonistas ya nombrados todos excelentes en sus papeles, la película está plagada de actores secundarios, que también bordan sus papeles, -otra pareja de novios, ambos rojos, compuesta por Antonio Gamero y Fiorella Faltoyano, cuyos problemas les vienen porque ella no puede tener hijos por las complicaciones surgidas de un aborto anterior, y que tienen un problema de comunicación, pues ella no quiere dar el primer paso y contárselo todo a su marido, y él anda toda la película muy revolucionado, pues aunque accedió a casarse por la iglesia, -ver spoiler 1 o momento de humor-, no recibe de su esposa el regalo sexual que, según él, se tiene más que merecido.
Esta otra pareja convive en la misma casa con la antes citada paraje de Julieta de derechas y Romeo de izquierdas.
Y segundo.- El siempre importantísimo papel en la trama de la película de las jóvenes asistentas, -objeto de deseo sexual de los maridos-.
Buena película, que además tiene su breve momento de amor –ver spoiler 2-; así que música maestro, dejen de leer esta crítica, enciendan la televisión y a ver la película, que a día de hoy año 2.013 la emiten en los canales Somos y 8 madrid-.
Y no cuento más. Solo añado en el spoiler los tres comentarios:
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Mediocre comedia coyuntural
Y en mi opinión, totalmente ridícula. Como muy bien afirmaba su director, el irregular a veces, con películas mediocres como ésta y bastante lúcidas otras que filmaría más adelante: “Es una comedia de costumbres española”. Así se justificaba José Luis Gª Sánchez, que pese a ser un cineasta descaradamente de la izquierda militante entonces, era capaz de recrear con un guión del conservador y antiguo censor, Juan Miguel Lamet, una comedia de choque generacional, paródica y algo casposa sobre la hipocresía reinante.

De unos supuestos pensadores progres que se rebelaban críticos con la vida burguesa, cayendo irremediablemente en las seductoras costumbres de la vida confortable, dentro del repugnante capitalismo que por supuesto detestan, como buenos hombres de la izquierda militante. Una gran casa que les ofrecen unos suegros reaccionarios y a los que no hay más remedio que aguantar, forzados por las circunstancias. Era el nuevo cine que se vislumbraba con ansias de libertad y realismo social, mientras el dictador acababa de morir, se abrían nuevos tiempos para el cine español, con películas que pretendían dar la batalla comercial desde una cierta crítica social.

Fernando (Juan Diego) es un arquitecto pobre, enemigo del matrimonio católico, hijo de portera, que ha dejado embarazada a su novia Manoli (Teresa Rabal) una chica de familia rica, pero pragmática que asumiendo los postulados comunistas de su novio y de ella misma, intenta convencerle de llevar una vida acomodada que su pareja no puede garantizar a su futuro hijo. Los padres (José Sazatornil y Mari Carrillo) con su ancestral forma de entender la vida, no aceptan la relación de su hija con un descamisado. Todo ello da argumentos al cineasta, incluso para la propaganda subversiva de multicopista clandestina y represión política y policial, para retratar las dos patéticas Españas difícilmente reconciliables.

Si exceptuamos al matrimonio que representa la memoria del antiguo régimen, pues lo hacen francamente creíble, el resto de los personajes no terminan de empatizar con el espectador, son poco creíbles por su deficiente fisicidad para asumir el rol asignado, me refiero a los jóvenes, incluyendo a los amigos de la pareja como un histriónico Antonio Gamero, un reprimido sexual que pierde el control por unas faldas y su novia Fiorella Faltoyano más fría y reprimida que el anterior. Una película prescindible que no aporta nada nuevo a la historia de nuestro cine, que el tiempo, ese juez insobornable que no entiende los dogmas ni las ideologías, la ha masacrado sin compasión.
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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