Waterboys (2016)

Con bastante tiempo de retraso, nos llega esta tragicomedia holandesa dirigida por Robert Jan Westdijk y protagonizada por Leopold Witte y Tim Linde. El resto de la filmografía de ese director paso desapercibida por nuestro país.

Nos cuenta la historia cálida y divertida de un padre y un hijo, que tras llevar muchos años distanciados y por distintas circunstancias, se ven obligados a compartir un viaje desde de Ámsterdam a Edimburgo.

A partir de ese momento se verán en distintas situaciones, pero eso si siempre influenciados por las mujeres que van conociendo en el camino y por la música de la famosa banda The Waterboys .

Es una película bien construida, con unos personajes perfectamente estructurados y un guion elaborado que hace que la historia fluya en todo momento. La cinta intenta transmitir un mensaje fundamental, como es el reencuentro con uno mismo y la capacidad de saber tomas las decisiones correctas.

La verdad que se disfruta bastante debido a las grandes interpretaciones, a una banda sonora refrescante y al entorno de la ciudad de Edimburgo que hace a la película más mágica.

Es de agradecer que desde los Países Bajos nos llegue de vez en cuando una comedia como esta.

Lo mejor: Todo lo que transmite la historia.
Lo peor: Que pase desapercibida por el público.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net

Waterboys es una agradable road movie producida entre Holanda y Gran Bretaña. Un escritor de novela negra, Victor, cuyo héroe de ficción es un policía de Edimburgo, es invitado a visitar la ciudad para rendirle homenaje, ya que sus novelas han contribuido a dar publicidad a la hermosa capital de Escocia. Victor está pasando por un mal momento: su mujer le ha abandonado, sospechamos que debido a cierta propensión a encamarse con la primera que se le cruza en el camino, y no se lleva bien con su hijo. Zack toca el violoncelo y también ha sido abandonado por su novia, igual que su padre. Victor decide invitar a su hijo al viaje a Edimburgo, con el fin de no ir solo y tratar de reconciliarse. Además, Victor es un fan de los Waterboys, el mítico grupo de dicha población, en activo desde 1983 y sin prevista fecha de caducidad, y espera asistir a uno de sus conciertos durante su estancia. La película narra lo que acontece en ese viaje con humor y ternura, pero sin sensiblería. Los personajes son convincentes, los diálogos inspirados, las situaciones verosímiles. Westdjik evita caer en la sacarina y procura mostrar a sus criaturas en todas sus contradicciones y ambivalencias. Los actores aportan un toque de veracidad al conjunto, la cámara se mueve con fluidez y, evidentemente, las canciones de The Waterboys acaban de trenzar la narrativa, Suenan títulos tan míticos como Don't Bang the Drum, This Is the Sea y The Whole of the Moon, entre otros, y es imposible resistirse a la fuerza de la banda.
En suma, una buena comedia con toques dramáticos, especialmente recomendable para amantes de The Waterboys. Y si no sois fans, ya me lo contaréis al final de la película.