Trailer (FRANCÉS)
Ver 4 más- Sinopsis
- Michel Poiccard (Jean-Paul Belmondo) es un ex-figurante de cine admirador de Bogart. Tras robar un coche en Marsella para ir a París, mata fortuitamente a un motorista de la policía. Sin remordimiento alguno por lo que acaba de hacer, prosigue el viaje. En París, tras robar dinero a una amiga, busca a Patricia (Jean Seberg), una joven burguesa americana, que aspira a ser escritora y vende el New York Herald Tribune por los Campos Elíseos; sueña también con matricularse en la Sorbona y escribir algún día en ese periódico. En Europa cree haber hallado la libertad que no conoció en América. Lo que Michel ignora es que la policía lo está buscando por la muerte del motorista. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Romance Crimen Nouvelle vague
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1960 / Francia
- Título original:
- À bout de souffle
- Duración
- 89 min.
- Guion
- Música
Premios
"Sin este pequeño inmenso filme no se entendería nada del cine posterior"
Ángel Fernández Santos
[Diario El País]
13
13
Positiva
0
Neutra
0
Negativa
Ver más
El caca-culo-pedo-pis de Godard
5 de mayo de 2008
Todo cinéfilo que se precie debe ver sí o sí films como “A bout de soufflé”. Otra cosa es que, sugestionados por el enorme impacto que en su momento provocó la peli de Godard en particular y la “nouvelle vague” en general, debamos mear bechamel sí o sí ante la mayor chapuza narrativa que ha dado el cine europeo. Seamos serios. Godard era un gamberrete, uno de esos petulantes e iluminados niños de papá que creyeron que dinamitando la sintaxis cinematográfica iba a convertirse en el Picasso del séptimo arte. Afortunadamente, el lenguaje cinematográfico volvió a su cauce y los desvarios anarquistas, nihilistas y antiburgueses de Jean-Luc quedaron como lo que son hoy en día: estrambóticos experimentos que solo salen a la luz cuando, de vez en cuando, algún ‘gafapasta’ con cuatro clases a sus espaldas flipa en colores hablándote de falsos raccords, saltos de eje, asincronías y demás espasmos visuales.
Le adjudico seis estrellitas porque Jean Paul Belmondo (impagable chico Martini) y Jean Seberg (bellísima) forman un pareja excelente y porque, como experimento, la cogorza de Godard fue original e innovadora en su época e iluminó a futuras generaciones de cineastas que, gracias a Dios, supieron emplear muchos de estos recursos gramaticales con mayor cordura y mesura.
Le adjudico seis estrellitas porque Jean Paul Belmondo (impagable chico Martini) y Jean Seberg (bellísima) forman un pareja excelente y porque, como experimento, la cogorza de Godard fue original e innovadora en su época e iluminó a futuras generaciones de cineastas que, gracias a Dios, supieron emplear muchos de estos recursos gramaticales con mayor cordura y mesura.
[Leer más +]
358 de 493 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nouvelle Vague 1
4 de octubre de 2007
Hace ya casi cincuenta años que varios críticos de la revista francesa “Cahiers du Cinéma” idearon la película que Godard terminó rodando. Por aquel entonces, los chicos malos de “Cahiers du Cinéma” inventaron una especie de Dogma danés. Se deshicieron de formalismos y linealidades. Jugaron con la improvisación y la provocación.
Godard abrió la veda con “A bout de soufflé” y sobre ella, vertió todo lo que defendían en la revista. No dejó nada en el tintero: cambios absurdos de raccord, los personajes observan fijamente a la cámara, en el guión se encuentran improvisaciones, el encuadre se lo pasa por las narices…
Era algo nuevo que revolucionó (como lo hizo Flaubert en la novela) lo establecido. Y quedará el interés por una película fiel reflejo de una sociedad convulsa y disconforme con lo institucionalizado y que aún tardaría diez años más en romper con lo establecido y revelarse.
Sin esta pandilla de noveles directores o películas como “Al final de la escapada”, el cine de hoy en día no sería lo mismo. Sólo por ello, esta película merece estar donde está: como una de las grandes películas de la historia del cine.
Godard abrió la veda con “A bout de soufflé” y sobre ella, vertió todo lo que defendían en la revista. No dejó nada en el tintero: cambios absurdos de raccord, los personajes observan fijamente a la cámara, en el guión se encuentran improvisaciones, el encuadre se lo pasa por las narices…
Era algo nuevo que revolucionó (como lo hizo Flaubert en la novela) lo establecido. Y quedará el interés por una película fiel reflejo de una sociedad convulsa y disconforme con lo institucionalizado y que aún tardaría diez años más en romper con lo establecido y revelarse.
Sin esta pandilla de noveles directores o películas como “Al final de la escapada”, el cine de hoy en día no sería lo mismo. Sólo por ello, esta película merece estar donde está: como una de las grandes películas de la historia del cine.
[Leer más +]
165 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Al final de la escapada
Fichas más visitadas