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Black Mirror: El himno nacional (TV) (2011)

Black Mirror: El himno nacional (TV)
45 min.
7,6
46.192
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Disponible en:
Suscripción
Black Mirror | Tráiler El Himno Nacional (Español)
Sinopsis
Cuando la joven y querida princesa Susannah es raptada, el primer ministro Michael Callow se enfrenta a una difícil y delicada situación. Para ponerla en libertad, el secuestrador exige que el primer ministro tenga relaciones sexuales con un cerdo y sea retransmitido en directo... Primero de los episodios independientes de "Black Mirror", serie creada por Charlie Booker, antiguo crítico televisivo de "The Guardian" y artífice de "Dead Set" (2008). (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Drama Secuestros / Desapariciones Sátira Política Internet / Informática Televisión Episodio de TV
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Black Mirror: The National Anthem
Duración
45 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Black Mirror [Serie]
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8
La Sátira, siglo XXI
El creador de la notable "Dead Set", Charlie Brooker, vuelve a la carga con una miniserie de tres episodios que se inicia con este "The National Anthem", una de las sátiras más brutales que recuerdo haber visto y que resulta aún más alucinante teniendo en cuenta que ha sido estrenada en abierto en la televisión pública británica. Como el resto de los episodios que conforman "Black Mirror", lo que aquí se busca es conseguir una mirada clara de los tiempos actuales desde un punto de vista mordaz, pero creíble y realista. Objetivo conseguido porque el guión el propio Brooker es sencillamente brillante, convirtiendo una premisa estúpida en una bomba de relojería que atrapa al espectador desde el primer minuto, o al menos a un servidor. Prefiero no decir de que va más allá de lo que pone en la sinopsis: el Primer Ministro británico recibe una llamada a las tantas de la madrugada, dándosele a conocer que la Princesa Susannah ha sido secuestrada... y de él depende, enteramente, que la liberen. El gran mérito del libreto es tratar el asunto de frente pero sin caer en la provocación, presentando un desarrollo de los acontecimientos completamente creíble, pausado pero vibrante. A los pocos minutos te tiene enganchado y cuando lleva veinte estás dentro de la pantalla, eres un espectador más de ese juego macabro de voyeurismo inmoral.

Una sátira fría, gélida, que provoca esa risa nerviosa de "no puede ser", que pasa por criticar al poder para luego darle todo el protagonismo en un giro maestro que muestra una sutileza inaudita. "Dead Set" también era ácida pero al situarse en el centro del conflicto también era más burda; o mejor dicho, más directa. Aquí hay para todos, no queda títere con cabeza pero me atrevería incluso a equiparar su valentía y su lucidez con la de "The Social Network" de David Fincher (salvando las distancias), siendo además todo un deleite para la vista gracias a la fantástica dirección de Otto Bathurst, que usa su cámara como un bisturí para crear imágenes turbadoras con un tono casi documental. La fotografía de Jake Polonsky es igualmente notable y la aportación de Stephen McKeon con la banda sonora es incalculable. Mención final -y especial- para un reparto en estado de gracia donde destaca una vez más el gran actor Rory Kinnear (visto este año en otra miniserie de gran calidad, "Women in Love" para la BBC). Un ejercicio ejemplar de crítica, que sorprende por su enfoque serio a pesar de que bajo sus imágenes subyace un sentido del humor macabro en grado sumo. Una sorpresa que vale su peso en oro, y que merece llegar a más público. No me quiero ni imaginar la que podría liarse en España si alguna cadena pública emitiese algo así cambiando a los protagonistas por nombres de la política/realeza del país. Me cuesta imaginar que pueda hacerse algo más turbador en menos tiempo. Brutal.
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172 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El neo-arte y la audiencia lobotomizada
“The National Anthem” es una crítica ácida al mundo que regenta nuestra actualidad diaria tocando todos los palos posibles que se compartan con su hilarante argumento. Desde la monarquía a la política, pasando por la información, las redes sociales y el ciudadano a pie de calle (y bar). Se ha hablado mucho sobre su punto de partida y arranque y en esa extraña petición que realiza la persona, que ha secuestrado a la princesa de Inglaterra, directamente al Primer Ministro Británico: debe practicar sexo emitido en directo con un cerdo al estilo gonzo-Dogma95 si quiere salvar la vida de esa ‘princesa del pueblo’, del Facebook, de los ecologistas y corazón absoluto de la nación.

Desde ese punto de partida se nos muestra el concepto que simboliza el título de la serie de Charlie Brooker, que hace referencia a esas pantallas tan frías y brillantes con las que vivimos cada día (y sobre nuestro día a día): el televisor, el monitor de nuestro ordenador ya sea del trabajo o de casa y el de esos novedosos teléfonos súper-inteligentes que pueblan el planeta y se han convertido en apéndices de la sociedad. En “Exit Through the Gift Shop” de Banksy se nos documentaba claramente que el arte ya no se expone (al menos inicialmente) en museos sino que toma origen de las propias calles de manera viral. Esa facción del neo-arte parte de nuestra realidad para contagiar al mayor número de posibles espectadores. Las redes sociales ya actúan de una manera parecida: la realidad de varios se puede convertir en la de muchos en apenas segundos. Los informativos basan ya parte de sus contenidos en valorar la opinión globalizada que extraen de las redes sociales que actúan como colmena social y determinante. “The National Anthem” parece jugar a todas esas bazas en una parábola político-social en las que también aparece ese post-humor al explotar esa crueldad por la vía de la humillación (y solicitada por un público ávido de polémica impactante trash-catódica) para que ese espejo negro deje de serlo y se proyecte directamente sobre los propios espectadores. La incomodidad y vergüenza ajena se hacen propias y la risa queda congelada. Ya no queda nadie en las calles que quiera conocer la auténtica realidad salvo la que le muestra esa pantalla irreal y hueca, cada vez más negra, que transcribe la oscuridad del alma de la sociedad. Hace tiempo que ya hemos dejado de ser nosotros mismos para ser un reflejo distorsionado en ella.
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118 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
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