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Arenas de muerte (1957)

Arenas de muerte
109 min.
5,7
986
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Fragmento (ESPAÑOL)
Sinopsis
Un joven americano, acompañado de un guía, trata de encontrar en el Sahara a su padre. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras África
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Legend of the Lost
Duración
109 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
El tesoro escondido
Film dirigido por Henry Hathaway. Escrito por Ben Hecht ("Scarface", 1932; "Encadenados", 1946) en colaboración con Robert Presnell Jr., se rueda en exteriores de Libia y en Cinecittà Studios (Roma), con un presupuesto estimado de 1,75 M dólares. Producido por Hathaway, se estrena el 17-XII-1957 (EEUU).

La acción tiene lugar en la ciudad de Tombuctú (Mali) y en el desierto del Sahara. Paul Bonnard (Rossano Brazzi) es un americano acaudalado que llega a Tombuctú, puerta de entrada tradicional del desierto del Sahara, con el propósito de adentrarse en él en busca de su padre, desaparecido 10 años antes. Contrata como guía a Joe January (John Wayne), un americano bebedor y vividor, buen conocedor del desierto. Poco después de emprender el viaje, se les une Dita (Sophia Loren), una bella prostituta que desea cambiar de vida.

La película desarrolla un relato de aventuras en parajes exóticos con elementos de drama y romance. Explora la diversidad del comportamiento humano en situaciones extremas de dificultad y fatiga. Focaliza la atención en la lucha por la supervivencia frente a las dificultades naturales de un desierto árido, seco e inhóspito. Enfrenta la religiosidad, la ambición, la codicia, el deso, la lealtad, el engaño, el amor, los celos y el oportunismo, en un escenario que suma belleza natural y dificutades sobrehumanas. Muestra escenas de interés documental, como la de una procesión de acompañamiento de un entierro, las caravanas de beduinos, el uso de mulos para el transporte de personas y víveres, la desolación del desierto, etc. Tombuctú, próxima al río Níger, fue en el pasado una de las principales puertas de acceso al desierto y punto de reunión de caravanas y camelleros. El film es uno de los nueve en los que colaboran Hathaway y Wayne. Es el único en el que coinciden Wayne y Sophia Loren. Es uno de los pocos ("El zorro de los océanos", Farrow, 1955; "El conquistador de Mongolia", Hughes, 1956; "El bárbaro y la geisha", Huston, 1958) en los que Wayne participa con el propósito de demostrarse y demostrar su versatilidad como actor.

La música, de Angelo F. Lovagnino ("Otelo", Welles, 1952), se ajusta a una partitura de tonos suaves, románticos y descriptivos, que subrayan la fatiga, la sed, la inmensidad del desierto y el sentido épico de la aventura. La fotografía, de Jack Cardiff ("La reina de Africa", 1951), en cinerama y color, se recrea en imágenes de inusitada belleza de los paisajes del desierto y del reflejo en ellos de las variaciones de la luz a lo largo del día. Capta con verismo de tonos expresionistas el rostro y los gestos de extenuación y deshidratación de los actores.

La monotonía del paisaje y la escasa variedad de los posibles lances de la acción, hacen que la obra proyecte en el espectador sensaciones de desinterés, cansancio y aburrimiento, pese a los destellos de buen narrador que exhibe Hathaway.
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56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sobre todo para espectadores con
Película para espectadores de la tercera edad, que somos los únicos capaces de apreciar sus virtudes y de enaltecer sus méritos, pues el resto de espectadores, habituados a arcas perdidas, parques jurásicos y demás, no suelen valorar este tipo de aventura en las que el trío de personajes protagonistas se enfrenta al desafío del desierto con solo unas mulas y unas cantimploras. El desierto está ahora muy trillado, no inspira ningún respeto, tan poco que hasta se lo humilla trazando en sus arenas el recorrido de unas frívolas carreras de coches que lo arañan en toda su extensión. ¿Qué decir, pues, de estos personajes que, llevados por sus pasiones - la ambición, la lujuria, la envidia... - arriesgan sus vidas a lomos de esas mulas primero y, como es pertinente en este género de películas, a pie finalmente?. Pues se puede decir que en su conjunto conforman una hermosa película, quizá no una película memorable, pero sí digna de ser vista y que se inscribe en la tradición del cine que en los años 50 buscaba escenarios africanos, dado que entonces todavía eran exóticos. Sus ejemplos más destacados serían desde "La reina de África" a "Mogambo", pasando por "Las nieves del Kilimanjaro" o "Las minas del rey Salomón".
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32 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
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