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Estado de sitio (1998)

Estado de sitio
116 min.
5,7
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Sinopsis
Tras el secuestro de un líder religioso musulmán por tropas norteamericanas, Nueva York se convierte en el objetivo de una serie de atentados terroristas. Anthony Hubbard, el director del equipo antiterrorista del FBI, y la agente de la CIA Elise Kraft serán los encargados de intentar acabar con la organización criminal. Mientras tanto, el gobierno decide declarar la ley marcial en la Gran Manzana. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Terrorismo Conflicto árabe-israelí
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Siege
Duración
116 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1998: Premio Razzie al Peor actor (Bruce Willis, también por "Armageddon" y "Al rojo vivo")
"Narrada con buen pulso y con un hábil guión. El problema reside en su interés por no ofender a nadie"
[Diario El País]
"Ácida crítica sobre la violación de derechos humanos. Otras escenas anulan la seriedad de la historia"
[Cinemanía]
7
2
Positiva
3
Neutra
2
Negativa
7
El síndrome de Casandra
-“Poco importa que el desarrollo resulte inverosímil, los personajes inexistentes y el fervor patriótico arrasador".

-”Otras escenas anulan la seriedad de la historia".

Lo siento, pero no he podido resistirme a repetir estas reseñas. Es superior a mí, lo reconozco. El gustazo que me provoca reirme de nuestros “sesudos” críticos "profesionales" y de su “preclaro” criterio es orgásmico. Y es que pocas veces el tiempo ha vapuleado tan cruelmente a nuestro gurús cinematográficos y sus vacuas opiniones como con respecto a esta película. Porque, sí, efectivamente: fue gracias a análisis tan “certeros” y “atinados” como los citados que esta interesantísima y profética película paso en su momento, en lo que a crítica se refiere, con más pena que gloria. ¿Que dónde estaba el problema? Pues ya lo has leído: por lo visto, que le vamos a hacer, la película, a nuestros intelectuales de sesión continua, les resultó “inverosímil” y fantasiosa, casi ridícula…

Porque, ¿quién iba a creerse tamaña gilipollez?:“¿Células terroristas suicidas actuando en Nueva York? Chorradas. ¿Edificios de Manhattan saltando por los aires? ¡Venga ya! ¿Soldados patrullando las calles? Lo que tú digas. ¿El ‘benévolo’ ejército yanqui torturando salvajemente a prisioneros para arrancarles información mientras el gobierno mira para otro lado? Ridículo, hombre. Eso es imposible". "América es la hiperpotencia invulnerable: freiría a eso ‘moritos’ en cinco minutos. Además, en el país de la libertad semejantes violaciones de los derechos humanos no tienen cabida”.

Sí, eso debían pensar todos estos.

Lo malo es que, como todos sabemos, el tren de la Historia les pasó por encima, y esta película se ha revelado a la postre como una de las críticas más brutales y lúcidas hechas jamás a las políticas de Bush tras el 11-S. Sólo que, eso sí, con el curioso (y perturbador) detalle de que ésta se adelantó tres años en el tiempo a los acontecimientos.

Y es que esta película, y ahora, a toro pasado, resulta obvio, pretendió ser ante todo una advertencia sobre hasta qué punto somos vulnerables al miedo y de cómo de sencillo es arrastrar una sociedad entera a los abismos del fascismo con tal de que éste venga envuelto en los falaces ropajes de la paz y la seguridad: un milimétrico análisis de los mecanismos de la espiral del miedo y de cómo, si se sobrepasan las barreras de la ética en pos del "bien", el “terrorista” y sus “víctimas” acaban siendo indistinguibles… Pero, por desgracia, nadie escucho el mensaje… ¿O sí? ... ¿La vida, cuando imita al arte, lo hace siempre “inconscientemente”? ¿No sería que algunos entendieron demasiado bien el mensaje y tomaron buena nota? Mejor será que deje el tema.

Por supuesto, la película no es perfecta. Su ritmo es algo flojo, y, a pesar de todo lo dicho, irónicamente, peca de cierto maniqueísmo y de un final demasiado convencional y políticamente correcto. No obstante, resulta de visión obligada para todo aquél que no tema hacerse preguntas.
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58 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No afectó lo más mínimo en la elaboración de la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Dentro de la filmografía de Edward Zwick hay un título que parece que siempre se olvida y minusvalora como es “Estado de sitio” y que sin embargo es una película bastante apreciable de la que se puede sacar muchas conclusiones de política internacional algo que es esencial en los momentos que vivimos. Por eso, sin hacer aspavientos, porque tampoco es ninguna maravilla del otro mundo, sí que la reivindico en la medida que presenta un fresco mental interesante del EE.UU anterior al 11-S, y donde se presentan caminos y preguntas que ahora en medio de la guerra contra el terrorismo internacional parecen no tener cabida en la sociedad norteamericana.

Porque claro hay que valorar que esta película hacerla después del 11-S sería imposible, ya que se consideraría ser un mal patriota y además los propios estudios de Hollywood no lo permitirían, pero lo peor en realidad es que hacerla antes de los atentados tal y como se produjo, tampoco ha servido de nada en cuanto a tener claro que la racionalidad y el derecho deben seguir siendo una seña de identidad de los llamados países democráticos. ¿Y por qué no sirvió? Entre otras cosas por estas malditas sociedades periodísticas en las que vivimos; que son aquellas que se caracterizan por carecer de memoria histórica y vivir el presente de forma espasmódica arrastrado por la actualidad y las noticias como si fueran bestias y animales de carga. Los culpables de ellos son los políticos, los periodistas y los publicistas entre otros. A la gente se les enseña el capote y embisten como potrillos y en EE.UU ha pasado eso y más desde el World Trade Center, aunque bien es cierto que comienzan leves signos de incredulidad, aunque débiles aún con la política neocon y unipolarista, mientras que va creciendo la visión realista.

Cinematográficamente la película tiende a que la trama se vaya desvirtuando y sucesivamente se va convirtiendo en más acción y más thriller, en vez de profundizar en los temas políticos donde hubiese innovado y aportado algo nuevo.

Destacar el magnífico trabajo de Denzel Washington, que ya había trabajado con Zwick en la estupenda “Tiempos de gloria”, que consigue dar credibilidad y honestidad a su personaje de agente del F.B.I que respeta la Ley. Ni puedo decir lo mismo de Annette Bening que anda muy perdida en toda la cinta y de Bruce Willis que no me parece la mejor opción para el general militarista antidemocrático que se pretendía, demasiado guasón para mi gusto.

La película no funcionó del todo y Edward Zwick no encajó bien el fracaso –aunque no era el primero- de la película, lo que le llevó de nuevo a la televisión, medio que por otra parte conocía bien puesto que es donde comenzó.
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31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
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