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La infancia de Iván (1962)

La infancia de Iván
95 min.
7,8
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Sinopsis
Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Frente Oriental. Iván, un niño ruso de 12 años, cuyos padres murieron durante la invasión nazi, trabaja espiando a los alemanes. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Bélico II Guerra Mundial Espionaje Infancia Nazismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Ivanovo detstvo (Ivan's Childhood)
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1962: Festival de Venecia: León de Oro
El primer filme de Tarkovsky narra cómo Iván, un niño ruso de fuertes convicciones, se embarca en una complicada misión contra los nazis. Como todos las obras del director ruso, es un relato complejo y visualmente fascinante, pero uno no puede dejar de sentir ciertas reservas ante la artificiosidad de la narración, palpable tanto en el formalismo "de vanguardia" como en las pretensiones del mensaje. Escenas como la de Iván corriendo por el agua resultan, no obstante, estremecedoras.
[FilmAffinity]
12
11
Positiva
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Neutra
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Negativa
10
LA AMPUTACIÓN DEL ALMA
1) Iván fue niño en un bosque soleado por donde se movía en volandas al encuentro de su madre, quien le ofrecía agua reciente del pozo. Él bebía como un animalillo, metiendo la cara en el caldero y alzándola para advertir el canto del cuco y sonreír maravillado.

Pero esa infancia apenas duró. Le fue amputada.

A los doce años, un chaval quiere jugar. Todo lo intuye, razona poco; menos aún si la guerra se ha llevado a su familia, y ha sumergido la vida en vengativos desafíos bélicos. Imbuido de espíritu partisano, Iván busca aportar el mayor daño, como explorador y mensajero, en misiones inhumanas que asustan a soldados curtidos. Es capaz de nadar durante la noche kilómetros en aguas heladas para espiar posiciones enemigas. Con intimidatoria terquedad, se convierte en el fruto monstruoso de la lógica militar, que asume furioso, entregado con ciego heroísmo a la aniquilación de quienes le mataron madre y hermana, presencias de su niñez alegre. La primera línea del frente es su elemento. Vivir en la retaguardia le resulta inconcebible.

Cuando el agotamiento le cierra los ojos, sueña con el mundo luminoso donde junto a su hermana corre hasta la madre, entre brillos de agua, en una inmensa orilla que es la extensión de la vida dichosa.

La vida feliz, amputada del alma por las bombas y las balas.

2) En su primer largometraje, el joven Tarkovsky volcó ideas acumuladas en el periodo de formación. Durante el rodaje se fue encontrando con las constantes de su obra, entre ellas lo después teorizado como “ligazón orgánica de idea y forma”.

El mundo de Iván es representado integrando lo real con sueños y recuerdos mediante transiciones totalmente fluidas, con deslumbrante virtuosismo en secuencias como la del fondo del pozo al que se asoman Iván y su madre.
Idéntica fluidez resuelve los cambios de ritmo entre, por una parte, la velocidad trepidante de los pasajes de tono más épico, repletos de tensión, y por otra la lentitud lírica de las secuencias profundamente poéticas, que ahondan en el sufrimiento, anhelos y soledad de los personajes.

El viejo que, enloquecido por la pérdida de la familia, cierra con llave la puerta de su isba sin paredes; el cortejo erótico en el tupido bosque de abedules, con el impresionante beso a la oficial suspendida en el aire; el sueño puro del carro de manzanas y los caballos, las bengalas que surcan el cielo nocturno sobre la zona pantanosa…, son algunas de las memorables escenas fotografiadas con gran arte por Vadim Yusov.

3) La aparición del actor infantil Nikolai Burlyayev decidió a Tarkovsky a encargarse de una película abandonada y con medio presupuesto ya gastado. Previó el extraordinario rendimiento que daría un chavalín que tuvo que enflaquecer, trabajar en condiciones inclementes y permanecer en las gélidas aguas del Dnieper en las noches de octubre para dar al personaje un carácter inolvidable, con una energía específica, capaz de transmitir entero el dolor inmenso y absurdo de toda guerra.
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167 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La infancia robada
Un escalofrío se apodera del espectador desde la primera escena y ya no lo abandona durante el resto de la película. Visualmente impactante, abunda en imágenes memorables: el beso en vilo; el rostro de Iván, mirando hacia lo alto; la exhibición de los cadáveres de los soldados capturados, con esa puesta en escena, minuciosa y terrible (un cuadro tan fugaz como sobrecogedor; la inmovilidad glacial); las aguas del pantano (¡el agua!, siempre presente en Tarkovsky). La dureza del niño, su mueca de adulto prematuro. Un guión magnífico. Una factura impecable. La película es sobria, conmovedora. Uno sale de ella con el agua en los labios. Y un pedazo de hielo en la garganta.
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121 de 141 usuarios han encontrado esta crítica útil
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