Santos el magnífico (1955)

Imagino que hubo algunos motivos para que esta película no fuera del agrado de mucha gente: El primero porque, por fortuna, cada vez es mayor el número de personas -entre las que me encuentro- que considera el toreo como una expresión de maltrato animal que no debe tener espacio en una sociedad civilizada. También pienso que, para los aficionados a las corridas, debe haber resultado inaceptable que, en una película sobre la vida de un torero, ¡no se mate a un solo toro!... y por los lados de Norteamérica, seguramente no vieron con buenos ojos que, una rica y muy bella estadounidense, resulte fascinada con un “insignificant bullfighter” que, además, termina entusiasmándola por las corridas.

Contra todo esto, <<SANTOS EL MAGNÍFICO>>, contiene un trasfondo humano de gran peso y los personajes protagónicos poseen una sensibilidad que, inevitablemente, nos atrapa. En la historia abunda la solidaridad, el afán de entender al otro, la buena disposición ante las flaquezas repentinas… y palpita una admiración y un respeto por la vida humana que se advierte a todo lo largo de la película… y en lo personal, aplaudo la discreción y la dignificación que, a su manera, hace el director, Budd Boetticher, de los animales.

Para, Boetticher, el gran peso argumental -el guion lo firmó Charles Lang, pero, la historia es suya, arrancada, quizás, de sus propias experiencias como torero- se asienta en el peligro de juzgar, pues, mientras no conozcamos las razones del alma, siempre existe el grave riesgo de suponer en falso… y aquí también tendremos la ocasión de prejuzgar, pues, durante buena parte de la historia sabremos lo mismo que, Karen Harrison, o que cualquiera de los resentidos espectadores que vieron al gran torero huir, “temeroso de enfrentarse con la nueva promesa del toreo”.

Pero, es aquí donde la historia funciona como una tarde lluviosa donde, luego de la tormenta, las nubes gradualmente comienzan a diluirse… y-poco-a-poco comienza a asomarse el maravilloso astro sol… y entonces uno siente que esa tarde está más bella que nunca, sobre todo cuando en un costado del horizonte consigue formarse un esplendoroso arcoíris.

Anthony Quinn, logra una muy cálida interpretación como, Luis Santos, el ídolo admirado por todos que, de manera repentina, se convierte en una suerte de decepción que nadie consigue entender. Maureen O’Hara, de nuevo nos cautiva con su belleza, y de su personalidad aflora una capacidad psicológica que la convertirá en el ángel salvador que, el Universo, suele poner en nuestro camino cuando a nuestras acciones las alientan buenas intenciones.

Richard Denning (Mark), jugará el papel del hombre débil de carácter que tendrá ocasión de mostrarse tal cual es frente a este conflicto; y Manuel Rojas, es el joven torero Rafael Reyes, el discípulo que ansía emular a su ídolo… incluso en su dignidad.

Quedo muy a gusto con, <<SANTOS EL MAGNÍFICO>>, pero, sigo confiando en que la sensibilidad social se siga incrementando para que, un día, desaparezca por fin todo maltrato hacia las especies animales.