El genio (1975)

Uno de los géneros en los que Bud Spencer y Terence Hill solían decantarse para amenizarnos la tarde con toda su retaila de mamporros, era el western. Sin embargo, a pesar de ser películas ambientadas en el oeste, se olvidaban del característico patrón de estas para seguir con el suyo propio. Eso las convertía en westerns atípicos en donde contaban más simpaticas e ingénuas historias frente a las duras y sangrientdas disputas contra indios y forajidos. Aunque en ésta, Terence Hill se encuentre huérfano de su inseparable colega, no cambia ni un ápice esas características correrías por el oeste.

Joe Thanks es un simpático tipejo que se gana la vida con todo tipo de triquiñuelas logradas gracias a su enorme inteligencia. Su amigo Bill "Locomotora", en cambio es otro "granuja" que trata de hacer las mismas pillerías que Joe Thanks, pero con escaso éxito dada su poca inteligencia. Ambos junto con la guapísima Lucy tratarán de realizar un plan para robar una ingente cantidad de dinero al ejército.

A pesar de ser un producto concebido sin ningún tipo de pretensión y dirigido hacia la humor sencillo, se trata de una película muy recomendable para amenizar la jornada. La historia tiene el amgnetismo suficiente como para no aburrirnos en ningún momento, el guión contempla situaciones interesantemente divertidas, y los personajes están muy bien logrados. Su punto malo es una musica de fondo muy machacona y un final dificil de entender.

A pesar de la ausencia de Bud Spencer, el largometraje sigue las mismas pautas que cuando ha estado. Es decir, dos personajes: uno debilucho, pero inteligente (Terence Hill) y otro fuertote, pero tontorrón (Robert Charlebois en vez de Bud Spencer). Ahí destaca el sustituto del habitual compañero de Terence Hill que clava su personaje. También destaca una Miou Miou tan buena actriz como bella.

Provoca alguna sonrisa. Toda la película descansa en Terence Hill. Pero no es el mejor Terence Hill. Nada que ver con la saga Trinidad. Al guión le falta continuidad. No se entiende bien porque pasan ciertas cosas, ni tampoco la relación que tienen algunas con otras. Empieza con cierta fuerza, pero va perdiendo interés según avanza. Pretende sorprender, pero sin coherencia. Tampoco las interpretaciones dicen gran cosa. En definitiva: flojita.