El misterio de la Puerta del Sol (1930)

Obra capital de la cinematografía española, no tanto por su más que cuestionable calidad sino por el hecho de ser la primera película sonora española.

Antes de nada me gustaría dar unas pequeñas pinceladas sobre el autor de la obra: Francisco Elías. Fue todo un trotamundos. Comenzó trabajando en la Gaumont francesa encargado de la traducción de los intertítulos para las películas mudas. Con la experiencia acumulada en el campo, emigra a EEUU y funda allí una compañía especializada en la creación de títulos para el mercado hispanohablante. Allí conoce nada menos que a David W. Griffith, con quien llega a colaborar en un par de obras ("Las dos tormentas" y "Las dos huérfanas"). Cada vez más interesado por el cine, regresa a Europa donde viaja durante un tiempo de un lugar a otro hasta establecerse por fin en España.

Es en esta época cuando dirigirá "El misterio de la Puerta del Sol" utilizando el sistema sonoro de Lee de Forest, el Phonofilm. La película se estrenó en Burgos en el año 1930, en pésimas condiciones por cierto, debido básicamente a que el cine no estaba acondicionado de manera satisfactoria al sistema sonoro de Lee de Forest. La proyección resultó un rotundo fracaso (a lo que hay que añadir que la crítica de la época la masacró sin piedad), hecho que propició que su carrera comercial se truncara de manera irreversible e impidió que la película pudiera ser exhibida en Madrid o en Barcelona. El filme estuvo desaparecido hasta 1995, año en que se localizó una copia en posesión de la hija del propio autor.

Pasando ya a la película en sí, hay que decir en primer lugar que no es sonora al cien por cien, sino sólo parcialmente. Así, existe una combinación de pasajes sonoros y otros mudos, con intertítulos. El humor es de lo más absurdo e irreverente, y se trata sin duda de la mayor virtud del filme. Se nos cuenta la historia de dos "perturbados del cine" que van al cásting de un célebre director americano y son rechazados por no ser famosos. Para darse a conocer deciden simular la muerte de uno de ellos en manos del otro. Pero todo comienza a complicarse y termina yéndoseles de las manos...

A nivel técnico el filme no consigue encandilarnos en ningún momento. Esa parcialidad en cuanto al sonido resulta bastante molesta e incómoda. Además, las partes sonoras muchas veces están incluidas para mostrar las virtudes del cine sonoro, pero sin aportar nada al desarrollo de la trama. Hecho que se pone de manifiesto con la presencia de determinados números musicales, que llegan a hacerse bastante pesados no sólo por su duración, sino porque nada aportan al devenir de la trama.

Obra no demasiado redonda que pese a tener ciertas gracias basadas en su absurdo y pintoresco humor, no habría tenido calado alguno de no ser por el tema sonoro. En cualquier caso puede resultar de cierto interés para los cinéfilos completistas y, por qué no, para los que quieran ver la Puerta del Sol en los años '30. Para el resto: elegid mejor otra película.

La verdad que no se que nota poner a esta película;la primera película sonora del cine español, con utilización del sonido mas con ánimo de sorprender que narrativo, y siendo esta una película con tono histórico fotográmico (1929) pues el ponerle una nota sería como algo injusto, como una traición a los principios de nuestro cine. No es una obra maestra, las actuaciones son sobreactuadas y cuasiteatrales, no es un prodigio narrativo el montaje, pero tiene algo del pasado que atrae y que no te deja indiferente (soy un romántico,no me importa admitirlo).
Si, porque ver ese Madrid del 1929: la puerta del Sol, La Gran Vía, la estación de Atocha, la estación del Norte me ha encantado. Luego te das cuentas que el sonido aunque no forma parte del complejo narrativo me encanta los momentos en que se utiliza(no olvidemos que el Cantor de Jazz es del 1927): una hucha al romperse, un reloj de cuco, las máquinas de la rotativa del periódico, los números musicales que pasan del cante mucho hondo, a la folclórica y a la revista, donde unas chicas un poco rellenitas te dan una idea nostálgica de la mujer de esa época, y donde los actores tienen una voz de pitillo.
Y lo curioso es que la película pega un giro que te acaba enganchando para luego encontrarte con un final que se adelantó a la "Mujer del Cuadro" 15 años antes.
Añadir que el director se atrevió con el ruido de una avión al que le siguen unas panorámicas aéreas que terminan en un Madrid donde se ven las Ventas y la gran Vía con el edificio de Telefónica.
Si tienes ganas de hacer una revisión visual histórica de ese Madrid de 1929, ver una curiosidad en nuestro cine donde la narración muda, teatral y la adaptación del sonido en la imagen se mezclan sin ningún pudor, y sabiendo que es la primera película sonora del cine patrio creo que esta película vale la pena toda ella.