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Los dioses deben estar locos (1980)

Los dioses deben estar locos
109 min.
6,6
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Una botella de cristal de Coca-Cola llega a parar a una tribu africana y los miembros de la misma la reciben con alegría creyendo que es un regalo de los dioses, pero tarde o temprano, la susodicha botella comienza a traer problemas entre ellos por lo que deciden deshacerse del vil objeto. Xixo, uno de los miembros de la tribu, inicia un viaje a través de la sabana para arrojar la botella por las cataratas. Mientras tanto, Andrew Steyn, un biólogo de la zona intentará conquistar a Kate, una profesora que imparte clase en Bostwana. Ambos se verán inmersos en el conflicto bélico-político del momento y convivirán a duras penas, en el desierto del Kalahari. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Aventuras África
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Botswana Botswana
Título original:
The Gods Must Be Crazy
Duración
109 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Botswana-Sudáfrica;
Grupos
Los dioses deben estar locos
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Premios
1983: Premios César: Nominada a Mejor película extranjera
1984: Asociación de Críticos de Los Angeles: Nom. Mejor película extranjera
8
Algo cayó desde el cielo
"Un día, algo cayó desde el cielo. Parecía hecho de agua, pero era más duro que cualquier otra cosa que conociese." [...]
"De pronto una cosa que jamás antes habían necesitado pasó a ser de primerísima necesidad"

Que una botella de Coca Cola, uno de los mayores iconos de la globalización y el consumismo que puedan existir, caiga del cielo (por culpa de un piloto irresponsable) y con ello cambié la vida de una pequeña tribu del desierto del Kalahari me ha parecido desde siempre un planteamiento magnífico.

Este inicio tal como se desarrolla en la peli, la vida en el desierto, el "objeto mágico", la nueva situación y sus consecuencias (¡todos la necesitaban y en todo momento!!), así como la indudable simpatía de los bosquimanos hacen que pase alrededor de una hora con una sonrisa en los labios.

La suelen reponer en TV todos los años y merece la pena por lo menos disfrutarla una vez. Quizá sí se haga algo larga, pero como ya he dicho antes ofrece un rato muy divertido.
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60 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una divertidísima lección de ecología
No sé cuántas veces he visto "Los dioses deben estar locos", pero es tal la diversión que me proporciona, que no me canso de verla.
Esta película tiene mucho más trasfondo de lo que pudiera parecer a primera vista, pues nos ilustra sobre muchos aspectos y somete diversos temas a una aguda y simpática crítica.
-Una voz en off nos va explicando cómo es el desierto del Kalahari (la historia se desarrolla en Botswana, que es uno de los países entre los que se sitúa este desierto) y cómo viven en él los bosquimanos. Resulta muy interesante ver el modo de vida de esas agradables y pacíficas personas.
-Se compara, de un modo simpático y sin acritud, la vida compleja y ajetreada de la gente de nuestra civilización occidental con la tranquila y sencilla de los bosquimanos.
-También se ridiculiza la guerra, que forma parte del trasfondo de la película.
-Se nos transmiten conocimientos ecológicos, en los que los bosquimanos, por supuesto, son expertos. Para esta tribu, la "gente grande" (como llaman a las personas de nuestra civilización) es gente analfabeta incapaz de leer ni de interpretar los signos de la naturaleza. Es muy divertido vernos a nosotros mismos desde el punto de vista de los bosquimanos, y comprobamos cuánta razón tienen. Nosotros nos hemos complicado tanto la vida, que hemos perdido el contacto con la madre naturaleza.
-En suma, podemos pararnos a analizar nuestros modos de vida y reírnos de muchas cosas absurdas que hacemos.
-También observamos la reacción de una tribu de bosquimanos, cuyas vidas se ven alteradas por la aparición en sus tierras de una botella de Coca-Cola, que ellos toman por un objeto mágico enviado por sus dioses. Tanto llega a alterarse su modo de vida, que deciden deshacerse de la botella. Esto dará lugar a que un bosquimano viva muchas aventuras y que su camino se cruce con el de un patoso doctor en biología que realiza trabajos de investigación en el desierto, y con una periodista que ha ido a Botswana para trabajar como maestra. Van a ocurrir situaciones divertidísimas cuando el biólogo y la maestra no tengan más remedio que convivir en el desierto unos días, mientras el incansable y amable bosquimano aparecerá en sus vidas y terminarán por hacerse amigos y ayudarse mutuamente.
Un magistral canto a la naturaleza, una llamada a nuestra sensibilización y a nuestra capacidad para reírnos de nosotros mismos.
Un buen rato muy, muy agradable. Garantizado.
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51 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
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