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El duelo (1973)

Sinopsis
Dramática historia acerca de dos jóvenes, dos intelectuales del año 1890. Una historia sobre un personaje complejo. Siendo torturado por la ignorancia y el aburrimiento de la vida, el empleado Layevsky anhela romper el depravado círculo de su existencia. Su antípoda moral, el naturalista Von Coren está seguro de que la gente como Layevsky son dignos de ser destruidos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XIX
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Plokhoy khoroshiy chelovek
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Antón Chéjov
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8
“Si hay que ahogar y colgar a la gente, ¡al diablo tu civilización!”
Una de las cosas que más me lacera el alma y me remueve las entrañas, es ver a esos individuos (hombres o mujeres) que, habiendo nacido en familias privilegiadas y habiendo podido estudiar en colegios y universidades de alto nivel, al ejercer su profesión se dejan seducir por la tentación del poder, el éxito y/o el dinero… y terminan vendiéndole el alma al diablo como cualquier iletrado nacido en la miseria. En ocasiones, he estado frente a tribunas oyéndolos hablar... y una profunda sensación de desencanto e impotencia es lo que logro sentir ante esos penosos seres que, haciendo demagogia, diciendo mentiras y cometiendo, luego, toda suerte de patrañas, lo que se roban es el dinero y/o las propiedades que pertenecen al pueblo. Se convierten, así, en los peores canallas, pues, no hay excusa con qué justificarlos.

Igualmente decepcionantes, son aquellos intelectuales que se convierten en enciclopedias ambulantes, alcanzan una gran elocuencia y se tornan bastante persuasivos, pero, de respeto y de moral, andan tan arrastrados que no hay animal con el que pueda comparárseles.

Al contrario, hay individuos a los que fácilmente se juzga porque no posan de caballeros ni de seres inmaculados, pero, tras su apariencia mundana y “sin futuro”, se ocultan valores tales como una enorme generosidad, una profunda lealtad, un gran respeto por la vida y una irrestricta solidaridad con los más humildes. Lucen ateos, izquierdosos, rebeldes… y paradójicamente, suelen ser la gente más íntegra del mundo.

En su novela corta, “El Duelo” (дуэль), que, el escritor ruso Antón Chéjov, publicara primero por entregas en el periódico, Novoe Vremya (1891), dos seres de tales estilos cruzarán sus vidas… y mientras el uno lucha contra las vicisitudes que surgen en su camino, el otro planea cómo aniquilarlo porque lo considera un ser indeseable que no merece vivir.

Iván Andreevich Layevski, es un pianista que, en el presente convive con Nadezhda Fyodorovna, una mujer casada -que aún ignora su condición de viuda- a quien ha dejado de querer; y su rival, Nikolai Vasilievich Von Koren, es un zoólogo darwinista (¡la selección natural!), que tan solo sueña con una sociedad depurada de toda suerte de “gusanos”. ¿Anticipación de Chéjov al fascismo que pronto se avendría en Europa?

Aunque está enterado de sus “correrías” con algunos pretendientes, Layevski (muy bien interpretado por Oleg Dal) no se atreve a abandonar a Nadezhda porque sabe que le necesita; entre tanto, Von Koren (un impertérrito, Vladimir Vysotiki) alimenta su odio hacia él, mientras, en el medio, surge el doctor, Aleksandr Davidich Samoilenko (magnífico, Anatoli Papanov), un hombre de gran corazón y enorme sensatez que los aprecia a ambos.

El director y guionista, Iósif Kheifits, quien ya había brillado con la adaptación del cuento de Chéjov, “La Dama y el Perrito”, tiene aquí un nuevo acierto al recrear, con gran soltura y sensibilidad, ésta comedia dramática con la que, por enésima vez, el escritor ruso se revela como un gran conocedor del alma humana.

Aunque, “El Duelo”, ha sido mejor conocida en adaptaciones teatrales, Kheifits de nuevo se preserva fiel a la novela y al estilo literario del autor, rodando en exteriores, sirviéndose de metáforas (el rebaño, el baldado de agua…) e interrelacionando al hombre con el poder de la naturaleza; y de nuevo, se siente la gran satisfacción de apreciar la honda sensibilidad y el buen gusto que tenía ese maravilloso escritor llamado, Antón Chéjov.

<<UN HOMBRE MALO BUENO>> -como prefirió llamar, Kheifits, a su película, para que nadie la asociase con un western-, sin duda se merece un gran reconocimiento.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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