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La solución final (TV) (2001)

La solución final (TV)
96 min.
6,8
3.913
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Sinopsis
El 20 de enero de 1942, líderes del partido nazi y oficiales del gobierno alemán mantuvieron una reunión secreta en las afueras de Berlín para planificar la llamada "solución final", es decir el exterminio de los judíos. Esta película es una recreación histórica de la Conferencia de Wannsee, presidida por Reinhard Heydrich, general de las S.S. y máximo responsable de la seguridad del Tercer Reich. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Nazismo Holocausto II Guerra Mundial Telefilm
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Conspiracy
Duración
96 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Reino Unido;
Links
Premios
2001: Emmy: Mejor actor (Kenneth Branagh) y guión. 10 nominaciones
2002: Premios BAFTA TV: Mejor telefilm. Nominada a mejor actor de drama (Branagh)
2001: Globos de oro: Mejor actor sec. serie, miniserie o película TV (Tucci). 3 nominaciones
2001: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores Programas de TV del año
2001: Sindicato de Directores (DGA): Mejor director (Miniserie/Telefilm)
8
Nadie puede ser progresista después de aquella reunión.
Aquel 20 de enero de 1942 se produjo una reunión en una mansión de una villa al sudeste de Berlín que haría que la historia del pueblo judío, de Europa y por lo tanto del Mundo cambiara radicalmente.
Aquella reunión convocada por quizá el más siniestro, pero también uno de los más estimulantes nazis de la época, Reinhard Heydrich, y organizada por el coronel de las SS Adolf Eichmann es contada de forma brillante en esta película producida para televisión del año 2001 y dirigida por Frank Pierson.
"La solución final", título mucho más acertado en español que el original "Conspiracy" (claramente pensado en atraer al anglosajón medio que de historia sabe tanto como yo de frenos de bicicletas) habla de como se fraguó la matanza sistemática y organizada del Holocausto judío. Pero lo hace sin sensacionalismo, si caer en el emotivismo barato que tanto abunda.
Ni tampoco pretende presentar a los nazis como seres diabólicos con rabos y cuernos. Al contrario, fuman, beben, comen, ríen, se enfadan, escuchan música, como hacemos nosotros.
La diferencia es que ellos lo hacen mientras hablan con total naturalidad de como van a eliminar a millones de personas.

La película está sustentada en un guión francamente bueno, sin artificios, pero no es una película de masas. No hay tiros ni explosiones ni gente gritando, sino gente pensando y hablando, no es por tanto una película de masas ni de fenómeno mediático. Con gran rigor histórico y verosimilitud en la recreación de las partes que no sabemos.

Frank Pierson -guionista de gente como Alan J. Pakula, Norman Jewison o Sidney Lumet- el director es el culpable de que aquello funcione, porque se limita a contar la historia, aprovecharse de los magníficos actores y poner la cámara donde mandan los cánones. Otros directores jovenzuelos les daría por buscar planos raros. Craso error.

Maravillosa fotografía de Stephen Goldblatt ("Cotton Club" "El secreto de la pirámide") que le saca partido a unas lentes simples mientras que otros necesitan filtros para hacerse los interesantes.

Pero donde encontramos como era lógico el poder de una película con corte teatral es inevitablemente en los actores, con unos Stanley Tucci y Kenneth Branagh portentosos y unos secundarios convincentes y discrepantes con la autoridad en varios casos aunque un tanto más definidos y caricaturescos.

Por cierto existe una película alemana "La Conferencia Wannsee" de 1984 que habla también del tema, aunque esta es mucho mejor sin duda.

Sólo para paladares sibaritas e interesados en el tema.

Muy Buena: 8,3
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87 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La banalidad del mal
Un producto de la HBO, aunque sea un telefilme, siempre es algo que cuidan hasta el detalle. Y en éste se nota este esmero, aunque no necesitase una elaborada producción. Sólo una mansión, un buen guión y unos cuantos actores competentes.

Y realmente se logra el propósito. Más que una reunión para decidir el destino de millones de personas, parece que entras en una reunión burocrática de cualquier ministerio o empresa. No hay odio, sólo intereses. No hay pasión, sólo es un trámite administrativo. No hay ni siquiera una lucha por un malvado ideal, sólo es un papeleo más. Es lo que Hannah Arendt llamaba con acierto "la banalidad del mal". Y por eso horroriza más.

La estructura es muy teatral, pero poco a poco logra captar tu atención demostrando como se puede preparar un infierno en la tierra... con sólo un bolígrafo.
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45 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
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