Bochorno (1962)

Una de las películas que analizaron con más brillantez ciertos temas relacionados con la juventud española de los años 60 aunque eso si con mayor hincapié moralizante que otros exponentes de la misma temática como pueden ser "Siempre es domingo" o "Nuevas amistades" que eran películas más relajadas en sus planteamientos. Juan de Orduña quiso demostrar que podia adaptarse perfectamente a los nuevos tiempos que corrian y logró una obra muy actual para su época aunque sin perder el tono sobreactuado y tremendista que desde los primeros años 40 fue su sello. El tono meloso de las escenas románticas representa uno de los pocos defectos que se le pueden encontrar. Orduña va subiendo gradualmente el tono de afectación dramática despues de una primera mitad distendida y consigue una última media hora llena de fuerza y desgarro. La sobreactuación no tiene que ser necesariamente un defecto por lo que la interpretación de Gina Romand resulta grata. José Moreno y Antonio Durán trabajaron más veces con Orduña y aciertan plenamente con el tono interpretativo. María Mahor interpreta su papel con ese sentido del decoro habitual en ella y ha sido una de las actrices más interesantes del cine nacional. También destaca Paula Martel que fue una de las mejores amigas de la malograda Irán Eory. No hay que olvidar tampoco la gran creación de Roberto Camardiel. Y en el resto del reparto hay más nombres importantes. Es uno de los mejores empeños de Orduña.

"Diálogo entre padres:

- El padre: A veces no sabemos lo que hacen nuestros hijos. Entran y salen por la puerta y no sabemos qué hacen en la calle.
- La madre: Lo importante es que sean buenos.
Él chico no me preocupa, pero Piluca cuando llega por las noches tengo que creer que no le ha pasado nada, que viene igual que se fue por la mañana. Le espío, le miro el bolso, le revuelvo la ropa, escucho cuando le llaman por teléfono. Si pudiera le palparía desnuda como cuando era pequeña".

Película española dirigida con muchísima moralina y sin ningún sentido del ridículo, por Juan de Orduña, lejos ya de su exitoso pasado. Es una adaptación de la novela de Ángel María de Lera, con guión del propio realizador y de Manuel Tamayo.
Aquí trata de denunciar, poner en solfa o enviar a la juventud española un mensaje acerca de los peligros de las malas decisiones, de las costumbres "aperturistas" acerca del sexo, y de las malsanas relaciones con personas que ponen en peligro la excelsa unidad de la familia (tradicional nacional católica española, faltaría más).
Para mi, la visión de esta cinta ha constituido toda una lección de historia... que me ha causado vergüenza ajena. Sí, ya sé que viéndola en pleno siglo XXI, en el 2020 (en pleno confinamiento por el estado de alarma por el maldito Covid 19) pues la percepción es muy distinta, supongo, a la que habría tenido viéndola en su día. Pero creo que ya en el momento de su estreno olía a naftalina y los jóvenes se reirían a mandíbula batiente (a escondidas de sus mayores, supongo).
Me ha parecido ridícula su idea del noviazgo, pernicioso cuando cualquiera de los miembros de una pareja siente deseos de tener relaciones sexuales con el otro/a. Y en definitiva, haciendo un sencillo juego de palabras, he sentido verdadero "bochorno" viendo este espectáculo que al final me ha causado tanto tristeza como rabia.
¡Pero qué reprimidos estarían los jóvenes en aquellos comienzos de los sesenta español nacional-católico, o creo que mejor aún, qué reprimidos y castrantes eran los políticos y censores, amén de los salvaguardores de las buenas costumbres!.
En fin, que no quiero hablar más salvo comentar que en líneas generales es bastante aburrida.
Sí que gusta ver a buenos intérpretes tratando de salvar sus ridículos personajes, pero al menos es cierto que hay algunas buenas interpretaciones, como las de Roberto Camardiel en un personaje abyecto.
Como película es francamente floja, como documento "histórico" no tiene precio.

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