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El año que mis padres se fueron de vacaciones (2006)

El año que mis padres se fueron de vacaciones
104 min.
6,4
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Sinopsis
Brasil, 1970. El país está sometido a una dictadura militar desde 1964; mientras tanto, en México, la selección brasileña de fútbol trata de ganar su tercera Copa del Mundo. Mauro, un niño de 12 años, cuyos padres deben irse de "vacaciones", como tantos otros izquierdistas, queda al cuidado de un abuelo, en Sao Paulo, pero él sólo sueña con que Pelé y compañía consigan el preciado título. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Años 70 Infancia Fútbol Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Brasil Brasil
Título original:
O ano em que meus pais saíram de férias
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2007: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes
8
Fútbol, política, religión e infancia
Es esta película brasileña una muy agradable sorpresa. La historia es bastante compleja y se trata de una forma muy acertada. La dictadura vista desde los ojos de un niño en un marco incomparable en Brasil como es la copa del mundo de fútbol. Nunca sabemos cuales son los tejemanejes que se traen entre manos los adultos, no hace falta. Como a Mauro, lo único que nos hace falta es la sensación de saber que algo no va bien...

De fondo, claro está, se encuentra todo el debate entre política, familia y religión y todo ello enmarcado en un ambiente futbolero e infantil que no deja a uno de los aspectos sobresalir por encima de los otros. Así vemos a todos los judíos celebrar los goles de Brasil por encima de todo, luego al grupo de jóvenes socialistas emocionarse con los goles de Pelé... Por cierto, muy gracioso el momento en que dicen si gana Checoslovaquia es el triunfo del socialismo pero a la hora de la verdad la canarinha tiramucho más...

Pero al final se llega a lo inevitable, a donde todos sabíamos que se iba a llegar. El fútbol no era más que una excusa para Mauro, para el espectador y para todos los protagonistas en general para no hacer frente a la realidad que acaba por atrapanos a todos. Y cuando llega ese momento no hay final de mundial que valga...

Pero lo importante es que no todo ha sido en vano ya que por mucho que la realidad sea dura como al final se aprecia, el proceso de su descubrimiento es vital y el cóctel descrito en esta película nos enseña que siempre se puede ver el mundo con otros ojos...

En resumidas cuentas, un drama muy bien tratado, tierno pero no demasiado y sin demagogia alguna.

Muy recomendable
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22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El año que las vacaciones se hicieron eternas
Cualquiera diría que no quedan modos de narrar las dictaduras militares latinoamericanas. Pero Cao Hamburger ha encontrado una forma que nos recuerda un poco a una fusión entre Kamchatka (Marcelo Piñeyro, 2002) y La vida es bella (Roberto Benigni, 1998). No es por tanto, algo muy original, pero trata la dictadura brasileña desde una óptica no tan trillada. De hecho, el punto fuerte de este trabajo es que durante casi toda la película no llegamos a saber nada de los padres de Mauro (Michel Joelsas), lo que viene a decir que la dictadura es sólo el trasfondo político-deportivo del que se vale el director para narrar las semanas de junio donde Brasil se convirtió en tricampeona del mundo.

Existen muchas buenas maneras y suficientes razones de peso para que esta película representara Brasil en los Oscars. Existen momentos de gran cine en “El año que mis padres se fueron de vacaciones”. Cuando hablo de gran cine, últimamente me refiero más a momentos donde la puesta en escena me da toda la información que necesito, donde no es necesario de voces en off, de diálogos o subtítulos de más. Y como hoy en día existe la necesidad o miedo de no dejar al espectador con posibles dudas o lagunas informativas, cuando un director y guionista pretende romper esta norma y nos hace pensar, un regocijo me alimenta durante el tiempo que trascurre la película. Suena un teléfono, es Mauro que llama a casa de sus padres. Y una cámara fija (de las de toda la vida) nos muestra el teléfono paterno. Y no se mueve, y casi no existe otro enfoque, pero percibimos que la casa ha cambiado.

Incluso en su recta final, cuando todo parece que nos sobrarán explicaciones, Hamburger mantiene el tipo. Su director habla de soledades, de ausencias y de tristeza contenida, pero siempre desde el optimismo, cuando los obstáculos se salvan con la ayuda de la gente que tienes a tu lado.

Es cierto que el guión recurre a lugares comunes de la infancia, y parece como algo inevitable ligado a la experiencia personal de cada uno, y por tanto universal y reconocible como propio. También me sobran las escenas de la revuelta porque hace más tangible y real la dictadura cuando durante toda la cinta queda como algo soterrado de lo que Mauro es ajeno.

Son muchas las imágenes de archivo del Mundial de México ’70 que van apareciendo durante la película. Hubiera sido de matrícula que las únicas imágenes de archivo que aparecieran fueran las últimas que pone el director, cuando levantan la copa y se desata la euforia. Igual debemos esperar un poco más para que Hamburger nos haga partícipes de un Mundial de fútbol sin mostrarnos ni un momento de ese Mundial.

“El año que mis padres se fueron de vacaciones” es una gran película, de esa que cuando se proyectan la sala está vacía. Luego nos quejamos de que las distribuidoras no traen películas interesantes.
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18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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