La familia y uno más (1965)

Secuela de "La gran familia" de 1962. Se dice que el gobierno de Franco animaba a rodar este tipo de películas para fomentar la natalidad en la época.

Realmente es de estas películas ñoñas que hemos visto mil veces en la tele. La anterior,"La gran familia", es una película entretenida, emotiva y con ratos divertidos y esta secuela repite el esquema pero falla en lo esencial. Se centra en la vida de viudo del padre y eso realmente no nos interesa. Lo más divertido es ver la que lían Críspulo, Chencho y compañía (no recuerdo como se llamaban todos). Hay machismo por todos lados: las niñas son las que cuidan de los hermanos pequeños y se ocupan de las tareas del hogar, pero no olvidemos que era otra época.

Desde mi punto de vista se pasaron en algunos aspectos, por ejemplo:
- La familia de compras en Galerías Preciados. Vamos a ver, una familia de tantos miembros y con solo un sueldo, lo normal es que la ropa la heredasen los unos de los otros. Supongo que la escena era solo para anunciar las dichosas galerías.........

- El hijo mayor estudiando una carrera. En aquella época lo más lógico era que se pusiera a trabajar de lo que fuera para poder ayudar a la familia que falta hacía.

Esta secuela también fue un éxito y al productor Pedro Masó se le ocurrió rodar la 3ª parte a finales de los 70. Si os gustó algo de la 1ª o de la 2ª no se os ocurra visionar la 3ª porque lo estropea todo desde mi punto de vista.

Esta secuela de "La Gran Familia" no llega ni por asomo al nivel de la primera. La original se salvaba solo por las excelentes interpretaciones del cuarteto protagonista, Alberto Closas, Amparo Soler Leal, José Luis López Vázquez y Pepe Isbert, pero en esta secuela desaparecen dos de ellos (Amparo e Isbert) y eso se nota demasiado. Closas y López Vázquez repiten exactamente sus mismos papeles/personajes, pero quizá por eso mismo ya aburren un poco, se pierde la novedad.

De los hijos, algunos repiten, otros no, pero también cansan, sobre todo el personaje de Críspulo (Pedro Mari Sánchez), que si ya en la primera resultaba repelente, en esta secuela se hace totalmente odioso.

Salvaría a Julia Gutiérrez Caba y Soledad Miranda, la musa de Jess Franco, en dos personajes nuevos que dan algo de frescura a la película.

En resumen, como ocurre con el 95% de las secuelas, floja y prescindible.