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Cirkus Columbia (2010)

Cirkus Columbia
113 min.
6,6
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Disponible en:
Suscripción
Escena (SERBOCROATA con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Bosnia-Herzegovina, 1991. Los comunistas han perdido el poder y Divko Buntic vuelve a su pueblo a reclamar la casa familiar. Tras veinte años de exilio en Alemania, regresa, en su ostentoso Mercedes, con una novia jovencita, con Bonny, el gato negro de la suerte, y con los bolsillos llenos de marcos alemanes. Utiliza su dinero y sus relaciones para desahuciar a la fuerza a su esposa Lucija, de la que está separado, pero hace lo posible por volver a ver a su hijo Martin, de veinte años. Ocupados en sus actividades cotidianas, los habitantes del pueblo hacen caso omiso de los rumores acerca de disturbios políticos de carácter secesionista. Para ellos resulta imposible imaginar que las dos regiones que siempre han formado Bosnia-Herzegovina puedan separarse algún día. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Guerra de Bosnia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Bosnia y Herzegovina Bosnia y Herzegovina
Título original:
Cirkus Columbia
Duración
113 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Bosnia y Herzegovina-Francia-Reino Unido-Alemania-Eslovenia-Bélgica-Serbia;
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6
Un No a la Guerra
Donde estuvo el sobrecogedor campo de concentración de Auschwitz se recoge en una placa la frase de un filósofo español (Jorge Santayana): "El que olvida su historia está condenado a repetirla".

Hay que agradecer al director de esta película, Danis Tanovic, y al autor del libro en que está basada, Ivica Djikic, el recordatorio de la guerra de los Balcanes, con la estela de brutalidad y terror que trajo consigo la eufemísticamente llamada "limpieza étnica", que más exactamente debió haberse llamado "aniquilación étnica".

El alegato de la película contra la guerra huye de la grandilocuencia para hacernos ver cómo pueden cambiar las cosas sin que una mayoría sea consciente de que se está precipitando al abismo. Unamuno tuvo el acierto de acuñar el concepto de "la intrahistoria": sobre una humanidad silenciosa se encaraman los que meten bulla —por decirlo con sus propias palabras—, que son los que se acaban apropiando de la Historia. Por debajo de los grandes acontecimientos —venturosos o trágicos— late la vida cotidiana, la de aquellos que no tienen el foco de los medios de comunicación y cuyas actuaciones no serán recogidas en los libros de texto, pero que al final determinan lo que acaba ocurriendo.

Se nos muestra la rutina diaria de una sociedad que pronto va a verse bruscamente sacudida por una cruenta contienda. Así, cuando Martin se enemista con el que había sido su gran amigo, los bandos enfrentados habían sustituido ya a los grupos nacionalistas diferenciados que habían podido convivir. Así, cuando su madre, Lucija, arroja el agua que empezaba a hervir en su olla a los policías que se habían presentado en su casa para desahuciarla, ya había empezado a hervir en la gran olla de la Historia la monstruosa guerra civil.

Tanovic ha entendido muy bien la mecánica de la guerra: "Si prescindes de sus motivos abstractos —ideología, religión…— y haces un análisis en profundidad, te encuentras con los verdaderos motivos, los motivos eternos: la envidia, la avaricia, el miedo…". A los que habría que añadir la venganza. Venganza que solo es dulce para aquéllos a los que el rencor les ha destrozado el gusto. Un sentimiento tan negativo no engendrará nunca sentimientos positivos.

Efectivamente, el protagonista, Divko Buntic —personaje ambivalente interpretado por un inspirado Miki Manojlovic, que sabe hacérnoslo rechazar y apreciar cuando así lo requiere el guión— ha sido obligado a exiliarse. Cuando cambian las tornas y puede regresar a su tierra trae una fijación que le ha reconcomido durante veinte años: su particular "ajuste de cuentas" familiar por agravios pasados —que acabarán demostrándose infundados—. Ésa es la gran lección de la película: lo que a muy pequeña escala parecía que era irreconciliable acaba muy reconciliado, mientras que a una escala mucho mayor prevalece la incompatibilidad que conducirá a la guerra por haberse descartado una conciliación, que siempre y en cualquier lugar debiera preferirse a la confrontación.
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32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Camino hacia la guerra de Bosnia
En Cirkus Columbia se analiza el papel del nacionalismo croata y de los croatas que emigraron o se exiliaron (como Divko) que ayudaron a la causa desde fuera, sobre todo desde Alemania, en el comienzo de la guerra en Bosnia y Hercegovina, en concreto en Hercegovina, la región de la república con más croatas. Todo lo que se cuenta tiene más valor y es más interesante si se tiene en cuenta que esta es una película basada en una novela escrita por un croata de Bosnia dirigida por Danis Tanović, un bosnio que luchó en la ARBiH (Ejército de la República de Bosnia y Hercegovina) durante la guerra, y que ahora ha formado un partido multiétnico en Bosnia, cansado de que años después del acuerdo de Dayton los temas étnicos sigan dominando la escena política de su país.


Esta película es más balcánica que "En tierra de nadie", del mismo director, y vuelve a criticar los nacionalismos intransigentes que llevaron a Yugoslavia a la guerra fratricida, así como el papel de los de fuera. Aquí "los de fuera" no son las organizaciones internacionales, sino los croatas en el exilio, aunque la elección de las letras EU en la matrícula del coche de Divko (después de la M de Múnich) puede que no sea casual y sea una pequeña crítica velada a estas. No creo que se presente a los serbios como los buenos, sino que la distinción es entre nacionalistas separatistas y pro-yugoslavos. De hecho, no conocemos la "etnia" de Lucija y Martin, solo que el padre de esta era partisano y que Martin es hincha del Velež, un equipo de Mostar cuyos seguidores procedían de las tres "etnias" (el otro equipo de esta ciudad, el Zrinjski fue prohibido durante la Yugoslavia de Tito por ser de carácter nacionalista croata). Sin embargo, el hijo del nuevo alcalde (nacionalista croata) y amigo de Martin lleva una camiseta del Dinamo de Zagreb. Savo, que ha ayudado mucho a Lucija y su hijo, es de "etnia" serbia, pero se declara yugoslavo y se muestra incapaz de luchar por la causa nacionalista serbia.

Durante el metraje se muestra el avance del proceso de tensiones entre "etnias", entre yugoslavos y nacionalistas, capaz de romper cualquier vínculo anterior. El proceso que acabaría llevando también a Bosnia a la guerra, ese lugar que, como dice Lucija, "nadie se atrevería a dividir, porque allí la gente siempre había vivido junta".
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25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
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