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La ciudad sin ley (1935)

La ciudad sin ley
97 min.
6,8
726
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Una mujer (Miriam Hopkins), en plena fiebre del oro llega a San Francisco para casarse pero inmediatamente le informan que su novio falleció tras perderlo todo en la ruleta. Luis Chamalis (Edward G. Robinson), el dueño del casino que domina la ciudad bajo el crimen, se ofrece a ayudarla y ella acepta. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Drama Siglo XIX Melodrama Juego
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Barbary Coast
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1935: Nominada al Oscar: Mejor fotografía
7
Una reflexión sobre la codicia.
Después del éxito conseguido con “Pasaporte a la fama”, la Warner vio que era el momento de que Edward G. Robinson volviera al estudio que le tenía contratado, pero todos los guiones que le mandaban eran de gángsters, así que al pasar el tiempo sin conseguir el interés del actor se llegó a un acuerdo con Samuel Goldwyn para prestarle a Robinson para United Artists, eso sí, pagando a la Warner el doble del salario del actor. Aunque “La Ciudad sin ley” fuera originalmente un proyecto que contaba con William Wyler como director y con Gary Cooper y Anna Sten como pareja protagonista, al final constituyó el reencuentro de Robinson con el director Howard Hawks, que a pesar de todos los problemas que tendría con el actor, le consideraba junto a Walter Huston y Paul Muni el mejor actor de todos a los que había dirigido. El rodaje estuvo lleno de tensión en parte por las diferentes ideologías políticas: Robinson y los escritores Ben Hetch y Charles MacArthur en el bando liberal y Hawks, Miriam Hopkins, Joel McCrea y Walter Brennan por el lado más conservador. Las batalla dialécticas no cesaban en ningún momento, pero eso no era todo, Miriam Hopkins, a pesar de su indudable talento, era una absoluta pesadilla para todo aquel que la rodeara, que actuaba como una diva insufrible constantemente, le gustaba improvisar las escenas, eclipsar a sus compañeros de escena, cambiar e improvisar líneas según le parecía y exigir lo que le daba la gana mientras el resto del equipo estaba esperando a que ella diera por finalizados sus caprichos aunque fuera por un momento.

Con todo, estamos ante una estupenda película, muy bien ambientada, con un gran reparto y un guión realmente interesante. No es uno de los más memorables trabajos de Robinson, pero consigue dar la talla como implacable dueño del San Francisco de la época. Tampoco es una de las grandes películas de Howard Hawks, pero estamos hablando de Hawks y esto ya son palabras mayores. Miriam Hopkins y Joel McRea están a un buen nivel, aunque el absoluto ganador de la película es el papel del gran Walter Brennan, uno de los mejores secundarios de la historia del cine, impactante y muy divertido en su personaje Old Atrocity, un carcamal entrañable y peligroso por igual. La película supuso la primera colaboración de Brennan con el director, Hawks recordando este encuentro comentaba lo siguiente: "Un tipo de producción me habló de él. Le dije que lo trajera, pero que le diera algunas frases para ver qué tal las decía. Así que cuando apareció le pregunté si le habían dado las frases. El respondió '¿quiere que se las lea?'. 'Sí, claro', dije yo. 'Y dijo, '¿con o sin?'. Yo dije, '¿con o sin qué?'. Dijo 'Dientes' y yo afirmé que quedaba contratado. No tuvo que leer las frases".

Comedia, drama, cine negro, western y Hawks sacándole el jugo al cóctel, ¿quién da más? Una interesante película, recomendable y demoledora.
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19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
OBRA DE MAESTRO
Sin encontrarnos quizás ante una de las obras cumbres de su director, Howard Hawks, sin lugar a dudas estamos ante un film más que notable, de ritmo extraordinario, y gran ambientación y tratamiento de personajes.

El peso del film recae sobre una gran Miriam Hopkins, llena de personalidad y carácter, en un entorno hostil y salvaje en el que sobrevive con dignidad. Hay personajes despiadados, y la ley brilla por su ausencia (a veces me recuerda a partes de "El hombre que mató a Liberty Valance").

Quizás su parte final no soporte del todo bien el paso del tiempo, el enamoramiento de la protagonista con Joel McCrea resulta en exceso onírico e irreal, y la última decisión de Edward G. Robinson parece más una forma de cerrar la película que una consecuencia clara de la historia y la evolución de los personajes.

En cualquier caso film más que estimable, muy bien hecho, lleno de ritmo, buenos personajes y estupendas situaciones cargadas de tensión y drama.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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