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El conde de Montecristo (1934)

El conde de Montecristo
113 min.
6,7
445
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Sinopsis
Tras pasar 13 años en prisión injustamente encarcelado, Edmundo Dantés logra fugar para maquinar una diabólica venganza contra sus enemigos. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Drama Drama de época Venganza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Count of Monte Cristo
Duración
113 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Alejandro Dumas
Links
Premios
1934: National Board of Review: Top mejores películas del año
6
La novela pide más metraje (6.5)
La que es, quizás, la más conocida de las adaptaciones ha envejecido bastante bien. Vista hoy nos parecerán algo teatrales las actuaciones, algo imprecisos decorados y vestuario, algo libres las modificaciones y algo ingenua la dirección (mucho más que el guión). Pero entretener, entretiene.

Comparemos con las versiones cinematográficas más recientes. Como todas las hechas de duración inferior a las dos horas, ha tenido que unificar, cuando no eliminar, personajes, y ha tenido que centrarse en el hilo argumental de la venganza casi por completo. Todo comprensible, pero, en esta historia más que en ninguna, triste. Triste porque se ven obligados a prescindir de los matices más interesantes de Edmond, que afloran justo hacia el final, cuando, gracias al cariz que toman sus relaciones con varios de los personajes secundarios que aparecen en la novela, encuentra motivos para replantearse el perdón.
Estas versiones tienen también el defecto de la premura. Sobre todo al principio y al final, la sucesión de acontecimientos, el constante cambio de escenarios, hacen resollar al espectador, pero también le transmiten sensaciones contraproducentes como la incredulidad (p. ej.: la aparición acelerada de la princesa Haydèe en una fiesta en vez de en el juicio, o el juicio que se vuelve contra Villefort, que resulta ridículo y ni se acerca a la crudeza con que en el libro se trata a esa familia).

¿Qué os estoy tratando de decir con todo esto? Pues que la adaptación que pide la novela de Dumas requiere mucho más metraje. Algo así como el de la producción para la televisión del 98, donde sí da tiempo a paladear las mieles de la venganza y, también, de la redención.
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19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Edmond Dantès: El hombre que supo hacer justicia
Tres hombres se confabularon para llevarlo a prisión. El primero, buscaba una recompensa; el segundo, pretendía quedarse con la mujer que él amaba; y el tercero, quería hacerse con la capitanía del barco, “El Faraón”, que el moribundo capitán Leclerc le había delegado. Así, Edmond Dantès, el marinero de aquel barco que nadaba en aguas francesas, lo perdió todo… y luego tendría que pasar años de torturas, aislamiento y abandono total, mientras que aquellos infames hombres (Danglars, Montego y Villefort) se convertían en miembros de la aristocracia y en acaudalados representantes del Estado y de la sociedad.

Variación de la real historia vivida, en 1807, por el zapatero parisino François Picaud, quien, víctima de las intrigas de cuatro amigos celosos de la adinerada y bella mujer con la que iba a casarse, se confabularon para denunciarlo como espía al servicio de Inglaterra. Fue a la cárcel, y tras 18 años de prisión, vivió y actuó luego en forma semejante a como lo hace el célebre, Edmond Dantès.

Ésta es la génesis de una historia inmortal que, del puño y letra de Alexandre Dumas (ahora se afirma que el también escritor, Augusto Maquet, aportó notablemente a la novela y que Dumas, en ésta y otras ocasiones, le pagó para que no figurara su crédito), se publicó por primera vez y por entregas, entre 1845 y 1846. El hecho se inicia en el período histórico conocido como Los cien días del gobierno de Napoleón (1814), cuando el emperador ha perdido su imperio y ahora tan solo dominaba sobre los escasos kilómetros de la isla Elba.

Por su loable fuerza narrativa, la originalidad de los hechos, el poderoso drama que vive aquel hombre injustamente castigado y desarraigado de todos sus derechos; y especialmente, por la manera sabia y brillante como se ejecuta aquella venganza que, antes que avenirse con lo personal, se convierte en un acto de verdadera justicia contra la maldad que aún persiste y que sigue dañando a muchos seres humanos, <<EL CONDE DE MONTECRISTO>>, se convierte en una de las mayores y estimables novelas de todos los tiempos.

Con un brillante protagonismo de Robert Donat, el director Rowland V. Lee, nos ofrece un meritorio clásico del cine, en el que la puesta en escena, edición, fotografía, vestuario… nos complacen plenamente, pues no obstante las obligadas reducciones de la adaptación, logramos sentir a profundidad, el terrible drama y la poderosa fuerza de la justicia que brota luego con la voluntad del hombre y del universo.

Pesan grandemente las palabras que, el abad Faria, dice a Dantès en aquellos días de prisión mutua:
“Cuando salgas a la luz, no seas un vengativo jinete del apocalipsis, sino un ángel vengador haciendo la obra de Dios”.

Literaria y cinematográficamente, <<EL CONDE DE MONTECRISTO>>, es una obra maestra.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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