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Cara de ángel (1953)

Cara de ángel
91 min.
7,7
7.799
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Disponible en:
Suscripción
Escena (Español)
Sinopsis
Frank Jessup es un enfermero de urgencias que acude a una mansión para atender a la señora Tremayne que, según parece, ha intentado suicidarse. Sin embargo él sospecha que en realidad alguien ha intentado asesinarla. Allí conoce también a Diane, la hijastra de la señora Tremayne, una joven delicada, sensual y un tanto inestable, ante la que cae rendido inmediatamente. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Intriga Drama Celos Melodrama Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Angel Face
Duración
91 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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"Título clave en la historia del cine negro. (...) relato cargado de pasión. Mitchum es un conductor de ambulancias que accede a ser el chófer de una acaudalada familia en la que no todo es tan plácido como parece. Una cita ineludible."
[Diario El País]
3
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8
NI BLANCO NI NEGRO…
1) Preminger ha pasado a la Historia del Cine como maestro de la ambigüedad. La etiqueta da lugar a equívoco porque parece referirse peyorativamente a un estilo vaporoso, inconcreto, que dice las cosas a medias, cuando en realidad Preminger utiliza un lenguaje diáfano, lleno de precisión y detalles reveladores, para describir lo ambivalente de la naturaleza humana, sus abundantes matices y facetas, la cambiante tensión con que en todo momento se oponen pros y contras. Al revés que los estereotipos, que son de una sola cara, monográficos.

Una “femme fatale” no tiene por qué aparecer como vampiresa de voz gutural fumando en boquilla.
Un tipo duro, convencido de su inmunidad, puede resultar vulnerable y fácil de manejar tras las bravatas (recuerda al Mitchum de “Retorno al pasado”).
El medio de cultivo de una mente homicida no es por fuerza un hogar analfabeto y mísero. Puede ser un grupo familiar instalado en lujoso palacete, que compra vestidos caros un día sí y otro no, que tiene criado japonés que les prepara los cócteles, y que necesita un chófer.

2) Al llegar a esa apartada mansión, lugar de un confuso accidente casero, el conductor de la ambulancia, Frank, conoce a una joven y tarda poco en plantarle un bofetón (en plan terapéutico, eso sí). Según los clichés del cine negro, estamos ante el tipo duro, llamado a enloquecer a la protagonista, y más si tiene la pétrea fisonomía de Mitchum.
Pero ya desde el principio los esquemas van siendo desbordados: la señorita no es una cándida enamoradiza. Proyecta sobre su madrastra turbios odios. Habla de “ella” y la pinta como un ser siniestro y peligroso. Por supuesto, no lo parece.
La novia de Frank, que es perspicaz, trabajadora, despierta, cala a su rival al golpe de vista, en una escena de precisión absoluta, lo contrario de ambigua o vaporosa: cada palabra, cada pestañeo, cada pausa en la réplica…
Diana se muestra curiosa y preguntona, pero también maquiavélica y liante tras su fachada ingenua. Mientras toca dulcemente el piano urde sus confabulaciones. Esto no necesita explicación. Se ve, gracias al excelente trabajo expresivo de Jean Simmons y a los planos creados por el director.

3) ¿No hay sentimientos auténticos? ¿Todo es pura instrumentalización? El propio juicio es una investigación más sobre la verdad, no tan evidente. Fiscal y defensor argumentan con fuerza pareja ante el jurado.

4) Preminger evita la jerga psicoanalítica y va directo a lo que se ve. Prodiga escenas mudas de impecable factura, subrayadas por piano y orquesta románticos con aire a Rachmaninoff, apoyadas en los rostros de los magníficos actores.
Interludios emotivos: un personaje recorre la casa vacía, se hace patente que los demás no están. Las piezas de un tablero de ajedrez simbolizan el desenlace.
En silencio, sin parloteos, hablando las imágenes, en buena ley cinematográfica: ni blanco ni negro, sino todo lo contrario.
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76 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
LE FALTA ALGO DE BOUQUET
No es oro todo lo que reluce y el espectador busca y descubre, en cada primer plano de Jean Simmons, algo oculto, alguna perversidad que otra, porque lo de “Cara de Angel” está bastante claro que es una ironía y hasta Robert Mitchum se ha dado cuenta que algo no encaja y que la maquinaria mental de la niña rica no anda demasiado bien engrasada.

Claro que, uno se pregunta, ¿cómo se deja engatusar de esta forma? ¿Porqué no hizo las maletas cuando debía? ¡Vaya usted a saber! Exigencias del guión, tal vez. O quizás esa mezcla de ingenuidad, belleza y sensualidad le hizo perder el “oremus”. El caso es que el único culpable de ese deslizarse por la pendiente es él mismo. No hay excusas que valgan.

En el orden puramente cinematográfico, cabe decir que aunque la película tiene elementos destacables como por ejemplo la música de Tiomkin ó la labor en la dirección de Preminger no es, a mi parecer, la mejor obra de éste. Laura tiene un “algo” de lo que carece Cara de Ángel. Incluso Al borde del peligro ó Anatomía de un asesinato la superan. Y aunque nos deja escenas notables como por ejemplo el desarrollo del juicio ó la “confesión” en el despacho del abogado, tiene un algo previsible que la vacía un tanto de suspense y por ende de contenido.

Es de Preminger. Eso se nota. Pero aunque nos deja un buen sabor de boca, le falta algo de bouquet. Aunque como dice el refrán: “Sobre gustos no hay disputas”.
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63 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
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