Misterios del océano (2005)

james Cameron opera desde la ficción, es un director de cine. Esta parecería ser una excepción, una suerte de experimento y el objeto a documentar, las profundidades del mar y sus secretos, presenta su lado pura y exclusivamente informativo como así también una fuerte tendencia a la estilización del documento a exhibir.

Es cierto que, de una forma u otra, cualquier documental es una ficción: se selecciona el material, se eligen las imágenes más bonitas o impactantes para así conformar un producto "bello", sea cual sea el contenido del mismo. Mi intención no es generar un planteo sobre la realidad mostrada, si esta es cercana al concepto de objetividad y esas tintas, porque me estaría metiendo en una camisa de once varas.

Lo que sí necesita ser remarcada es la manipulación evidente del material a mostrar en lo que respecta a fotografía y montaje: lejos de ser una cámara manual o más bien fija, asistimos a un desfile de travellings, paneos y hasta secuencias definitivamente "calculadas": la escena en donde el calamar gigante irrumpe en la toma con su respecto efecto sonoro chan-chan!! es una clara evidencia de ello.

Ahora bien, remitiéndose a esta decisión formal, la peli en sí aumenta mucho en las expectativas que crea sobre el espectador: el halo de misterio está muy logrado; las descripciones poseen esos puntos suspensivos que aumentan el misterio y la explicación de cada fenómeno posee una fuerza didáctica que favorece al producto.

En cambio, el guión no es del todo organizado: por momentos se intenta establecer una relación entre las profundidaes abisales y el espacio exterior que resulta muy arbitraria y parcial. Por otro lado tenemos la presentación de los personajes expertos en la investigación con sus cuestiones personales intercaladas con el eje del documental, lo cual hace que este se interrumpa frente a factores que nos son del todo irrelevantes.

Lejos de ser un documental "puro", Misterios... apela más al efectismo que a la verdadera instrucción sobre el tema elegido, y esto se resiente demasiado.

James Cameron tarata de meternos en relieve su pasión por los fondos marinos con un documental...

...pero no lo logra.

El documental carece de interés en imagen plana, está trucado (anda que esas tomas en los batiscafos no huelen a chroma key) y parece más una acumulación de imágenes de científicos fascinados asombrándose ante cada cosa que ven en las profundidades que a un documental proyectable en un cine.