Casual Day (2007)

Algunos puntos de esta película la salvarían de la quema si no fuera porque en su conjunto resulta bastante decepcionante. El primero y más importante de ellos es sin duda Juan Diego. Ni Luis Tosar ni Alberto San Juan ni Álex Angulo logran hacerle sombra a un hombre que no necesita ni pestañear para interpretar personajes absolutamente verosímiles y carismáticos. Es el caso de este José Antonio que con cada aparición eleva al filme por encima de la mediocridad. Su encarnación de jefe campechano, aparentemente cercano pero claramente hijo puta resume el mensaje fallido de la película: en las relaciones empresa-empleado raramente se da la equidad.

La empresa promete, juega con las ambiciones de todo joven que aspira a obtener un beneficio a cambio de los años invertidos en inútiles estudios. La empresa, en contraprestación, exige esfuerzo y entrega, araña horas de la esfera privada, promueve la competencia en un supuesto ambiente de compañerismo, con el único fin de lograr un beneficio mayor del que uno pueda obtener jamás a cambio, aunque se trate en el mejor de los casos del ansiado Audi A8 que pilota el mandamás de la compañía. Como bien dice José Antonio, la empresa espera, grabado en la silla, el hueco de tu culo.

La imagen de Casual day que mejor refleja esa sensación de desamparo frente a las decisiones de un superior es la que nos muestra a un grupo de trabajadores en lo alto de un tractor. En sus caras, y en lo surrealista de la situación, se refleja a la perfección la forzada impotencia que todo empleado sufrirá en algún momento de su vida. La crítica al cinismo laboral se encuentra presente en muchos otros elementos del filme: la citada verborrea de José Antonio, la venganza en forma de osito decorativo, el cabreo de la pobre explotada a la que tras dos años de contrato temporal le anuncian que su puesto ha sido cubierto por el nuevo yerno del jefe.

Max Lemcke cuenta que se inspiró en sus doce años como empleado de Telefónica para crear su opera prima comercial. Muy quemado debió quedar con la empresa cuando nos relaciona el entorno laboral con un ambiente tan frío y áspero. Sin embargo, más allá del mensaje evidente, parece olvidarse del desenlace como parte esencial de toda historia. El devenir de los personajes no conduce a ningún sitio, ni siquiera a un final descorazonador, que es a lo que invitaban los acontecimientos.

Una película más que aceptable. Tiene algo que contar y lo cuenta muy bien. Muestra la lógica interna de las grandes y medianas empresas, aunque yo lo extendería al mundo de las organizaciones en general. Es toda una lección de las relaciones de poder que se dan en casi todas las organizaciones jerárquicas, por cierto, ¿hay alguna que no lo sea?, que conste que no me considero ni de lejos un ácrata, simplemente constato la realidad.
Nos enseña con cierta ironía, y algo de tristeza diría yo, los distintos roles que se suelen dar en las organizaciones jerarquizadas: El jefe, el subjefe, el frustrado, el pelota, el psicólogo, etc. Y las nuevas (viejas) mentiras que intentan vender, en torno al compañerismo, el objetivo común, el esfuerzo…. Una muestra de en lo que se está convirtiendo a marchas forzadas, la sociedad posmoderna donde la democracia es solo un espantajo de la cruda realidad y lo que prima es el PODER del déspota y el que manda.
Es una película especialmente recomendada para ser proyectada y comentada en las escuelas de negocio donde continuamente se forman los futuros ejecutivos, donde les siguen vendiendo la moto de que el triunfo es para el que más sabe y se esfuerza. Se darán cuenta que lo importante no es lo que sepas o te esfuerces, sino la capacidad que tengas de prostituirte hasta el final.
Los actores en general bien, especialmente destacaría a Juan Diego en el papel de JEFE supremo, lo borda.
Si eres joven y mileurista o aspirante, prohibido perdértela.