Stammheim, el proceso (1986)

Reconstrucción, casi en todo en un mismo plató, del larguísimo juicio en que sometieron a Andreas Baader y Ulrike Meinhoff, conocidos fundadores de la banda Baader-Meinhoff y dos componentes más acusados de atentar indiscriminadamente contra intereses americanos en Alemania Occidental. Su detención y posterior estancia en la prisión de Stuggart-Stammheim en celdas aisladas obligó a las autoridades judiciales, y por razones de seguridad, a procesarlos en las mismas instalaciones donde habían sido recluidos.

Durante las largas sesiones del juicio los mismos integrantes denunciaron las duras condiciones en que los funcionarios les sometían, desde el control de la correspondencia al aislamiento hasta saciarlos en un estado de fatiga mental que en las vistas judiciales se traducía en su ira extrapolada, ante la sorpresa del juez, los miembros de la fiscalía y los de la defensa. El Proceso a la Baader-Meinhoff sigue siendo uno de los capítulos más oscuros y a la vez rocambolescos de la Historia de los últimos cincuenta años en Alemania. En la notable "Facción del Ejército Rojo" de Uli Edel, también se apunta a reconstruir ese macroproceso que solamente fue una excusa del Gobierno Alemán para excusarse de que ya tenían encerrados a quienes interesaban. Pero la auténtica protesta estaba allí fuera...

Pero Reinhard Hauff no pretende humanizar a la banda terrorista. Se limita a crear dos frentes en el estrado; el de los ejecutores sometidos a la tortura psicológica (que no se muestra pero sí se insinua ante las quejas de los acusados) y las heridas de las víctimas que un día tuvieron que sucumbir a sus bombas. Film lleno de controversia, imparcial y duro que toma como base el duelo dialectal y la expresión corporal de los que intervienen, por lo que se resiente una base teatralizada y no ausente de improvisaciones. A destacar la presencia de un jóven Ulrich Tukur.

Impresionante recreación de un proceso judicial conocido por la sospechosa muerte de sus cuatro encausados, mientras eran presos en una cárcel de alta seguridad de la Alemania Federal.
La trama se desarrolla en dos ejes: la presión psicológica de un juicio interminable para cuatro terroristas del RAF en régimen de aislamiento desde hace 3 años y medio, y los diálogos enfrentados desde el banquillo de los acusados y leguleyos que modifican la legalidad a conveniencia. El diálogo se hace opresivo por la carga política y conceptual de las interpelaciones entre los acusados que a veces es difícil de seguir si no conoces las coordenadas históricas del caso o no acostumbras a cuestionarte el significado y funcionamiento del Estado de derecho. Un proceso kafkiano, asfixiante por la inmovilidad de las localizaciones y duelo dialéctico sobre ética y política que no da tregua.