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Romeo y Julieta (1954)

Romeo y Julieta
138 min.
6,4
212
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Sinopsis
Adaptación del clásico de William Shakespeare. La versión de Castellani es probablemente la mejor gracias, sobre todo, a la fidelidad al texto y al acierto de las localizaciones. Los escenarios veroneses, donde se supone que ocurrieron los hechos, son fotografiados admirablemente por Robert Krasker. En 1954 la película fue elegida como mejor film inglés por la British Academy Awards. (FILMAFFINITY)
Género
Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Romeo e Giulietta
Duración
138 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Reino Unido;
Grupos
Shakespeare: Romeo y Julieta
Premios
1954: Venecia: León de oro
1954: Premios BAFTA: 3 nominaciones, incluyendo Mejor película y film británico
1954: Círculo de Críticos de Nueva York: Nom. a mejor película y mejor director
1954: National Board of Review: Top Mejores películas extranjeras y Director
7
Danza en colores primarios
A pesar de ser una adaptación muy fiel que respeta el 90% del verso original, lo último que yo recomendaría con este “Romeo y Julieta” es verlo como una versión de la obra de Shakespeare. Fácilmente se puede concluir que es un fracaso; si comparamos el aspecto actoral con la película de Zeffirelli (1968), vemos que allí el manejo interpretativo es abrumador, fresco, lleno de imaginación dramática y, sobre todo, de pura y coral interactuación escénica; aquí es casi siempre convencional, encorsetado, recitativo y carente de ambición. Sin llegar a la pobreza de la versión de Cukor (1936), desde luego. Los amantes de Verona sumaban entre ambos 28 años; Zeffirelli se acerca a la cifra (35 años) y eso se nota, es la versión de mayor lozanía; el intento de Castellani se queda más lejos (46 años entre Laurence Harvey y Susan Shental) y el de Cukor (77 años para Leslie Howard más Norma Shearer) es decididamente rancio y polvoriento.

Leo las críticas inglesas de la época y la indignación me parece justificada. Castellani ha eliminado el discurso de Mercutio sobre la Reina Mab, uno de los mejores textos del teatro universal que recibió un hermoso tratamiento en la versión de Zeffirelli. Ha convertido a Fray Lorenzo en una especie de zoquete bienintencionado, con el agravante de cambiarle el sentido a su maquiavélico monólogo de presentación. Y ha prescindido del uso de actores shakespearianos en los roles más importantes, con la excepción de Flora Robson y una breve introducción de John Gielgud. Es culpable de todos esos cargos.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Los amantes veroneses.
64/29(25/02/30) Decepcionante adaptación de la que es sin duda la mayor historia de amor de la historia literaria, esta obra escrita en 1597 por William Shakespeare, un romance trágico que ha trascendido los siglos, y desde 1908 ha sido versionado en multitud de ocasiones para el cine. Esta que me ocupa es una co-producción ítalo-británica dirigida por el desconocido Renato Catellani se distingue por ser la primera en color rodada en Italia, aunque el idioma de la cinta es el inglés, y su pareja protagonista son anglo-parlantes. Tiene una preciosa ambientación con la filmación en renacentistas escenarios de Siena, Verona, Padua y Venecia (interiores rodados en los ingleses Pinewood Studios), tiene una meritoria fotografía de Robert Krasker (aunque tiene fallas en la iluminación), de clara influencias pictóricas renacentistas italianos, posee una lírica música creada por el rumano (aunque nacido en Ucrania, y nacionalizado en última instancia de italiano) Roman Vlad (componiendo un emotivo Gallilard, que se repite en diferentes variaciones), tiene unos buenos secundarios en Flora Robson como la doncella de Julieta (pero a la que se le recorta su papel de modo erróneo), y sobre todo un racial y sensacional Sebastian Cabot como Lord Capuleto, padre de Julieta (la reprimenda que él da a su vástaga cuando no quiere casarse con Paris es arrolladora). Tiene esos valores universales que toca de las debilidades humanas del honor, y las ansias de venganza atávica, frente a las bondades del amor puro, el idealismo de los sentimientos nobles, y como no como las poderosas fuerzas del azar nos convierten (dixit) en juguetes del destino.

Pero hierra en varios elementos claves que la hacen naufragar, empezando por su pareja de enamorados encarnados por un sosainas Laurence Harvey como Romeo, y una debutante (y como se nota) Susan Shentall como una inane Julieta, y entre los dos la nada de vibraciones, cero química, nula pasión, no ayuda que ni siquiera vemos el mítico primer beso que es el deux machine de su amor, y esto es un lastre permanente para colocar un muro para nuestra posible emoción y empatía con los amantes de Verona (aparte que sus edades distan y mucho de las de la obra original, que tenían 15 y 14 años respectivamente). Se le recortan a Romeo ententes con sus padres, que resultan unos seres reconocidos y fríos cuando los vemos despedirse de su retoño desterrado. Tiene al fraile Lorenzo embestido como un bufón risible y estúpido por Mervyn Johns (incluso su soliloquio de presentación resulta tergiversado en su sentido), está un Mercucio al que da vida Ubaldo Zollo, que queda reducido a poco más que un cameo, perdiendo toda su esencia (incluso se le cercena su monólogo de la Reina Mab), tanto que cuando muere (no puede ser spoiler algo tan conocido) no sientes nada, y tampoco te puede llegar el dolor de Romeo, pues nunca has sentido su cercanía. Están las escenas de acción culminantes con Romeo de por medio que resultan anticlimáticas en su resolución, me refiero al doble duelo, Mercucio vs Tebaldo (Enzo Fiermonte), y al posterior Tebaldo vs Romeo, resueltos a toda prisa y de modo ridículo, y también en el rush final el de Romeo vs Paris (insípido Norman Woodland) que produce de forma grotesca propia de una película de Bud Spencer y Terence Hill (ridículo). Está la legendaria escena del balcón de Julieta que aquí queda muy torpe en su escenificación, pues en la obra Romeo está abajo en el jardín y ella arriba, hasta que el trepa para besarla (no hay beso como he dicho), pero aquí se da con él en las escaleras cerca de ella y de una forma bufa no se le acerca, matienen el diálogo de modo extraño en su exposición. En contra añaden una pequeño inserto con Rosaline (la anterior amada de Romeo), que nada suma. Todo esto en contra no hace más revalorar la que es sin duda la mejor adaptación, la de 1968 dirigida por Franco Zeffirelli, en comparación con esta queda en esbozo emborronado de lo que sucederá 14 años después.

Hay un recurso visual bien manejado por Castellani, como son los paseos de Romeo por Verona, por sus estrechas calles y sus altos y robustos muros exhiben el aislamiento de él y su amor, de los muros que obstaculizan cual titanes su romance.

Susan Shentall, como Juliet, era una estudiante de secretaría que fue descubierta por el director en un pub de Londres, y fue elegida por su "piel pálida y dulce y cabello rubio miel". Superó las exigencias del papel, pero se casó poco después del rodaje y nunca regresó a la pantalla; Otras partes fueron interpretadas por actores inexpertos, Mercucio fue interpretado por un arquitecto, Montague por un gondolero de Venecia y el Príncipe por el novelista Ennio Flaiano; Un conocido Romeo de escenario, John Gielgud, interpretó el coro de Castellani (y volvería a interpretar el papel en la versión de 1978 de la BBC Shakespeare). El escritor italiano Ennio Flaiano interpreta al Príncipe de Verona, acreditado con su nombre real de Giovanni Rota; La película ganó el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia y fue nombrada mejor película extranjera por el National Board of Review, que también nombró a Castellani como mejor director. La respuesta comercial a la película fue decepcionante. Un periodista lo describió como el "fracaso indiscutible del año".

No es que sea mala, es que el material de origen merece mucho (pero mucho) más que este caramelo huero, es decir mucho envoltorio, pero poca chicha. Fuerza y honor!!!

PD: Lo dicho, el que quiera ver la versión definitiva de la Obra Maestra del Bardo de Avon es la de Zeffirelli de 1968, conmueve y emociona de modo epicúreo.
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