El dedo en el gatillo (1965)

Acabada la guerra de Secesión, otra vez detrás del famoso tesoro de la Confederación que los sudistas buscan para proseguir la lucha, los yanquis para el Estado y los espabilados para forrarse. Ya lo hemos visto muchas veces.
La trama se presenta muy embarullada y el guion aclara poco las cosas.
Por un lado una decena de soldados nordistas al mando del capitán Larry Winton (Calhoun) llegan a Fort Grant muertos de hambre y de sed. Allí un grupo de sudistas que dirige el también capitán Adam Hyde (Philbrook) aguarda la llegada del oro, despachan a los yanquis que se refugian en un pueblo abandonado donde, ¡casualidad!, encuentran el oro.
Para terminar de complicar las cosas, anda por la zona un grupo grande de indios pésimamente caracterizados, con plumajes que parecen sacados de un "todo a cien". Tratados, además, como si fueran idiotas camuflándose detrás de hierbas o de cubas para atacar con sus lanzas o flechas un cañón y numerosos rifles.
La imprescindible belleza femenina (Solar) tiene una aparición estelar a bordo de un precioso landó, que incluye cochero negro vestido con una librea roja de botonadura dorada. Vamos, lo "ideal" para moverse por las ramblas almerienses.
Muchos tiros y mucho dedo en el gatillo, pero el ritmo es cansino y lento. Carece de tensión dramática y de personajes de calado.
Menos mal que Calhoun y el resto del elenco se toman en serio el trabajo y tratan de levantar el nivel de la cinta.
Banda sonora excesivamente solemne a ratos.
Cinta que no pasa de regular. Recomendable solo a los fieles del western. Y eso que es un tipo de películas que en otro tiempo buscábamos, sobre todo en aquellas sesiones dobles que programaban una interesante del tema que fuese y el consabido western de relleno. Aunque Vanaclocha despachase sin contemplaciones a este último en la Cartelera Turia con un cero.