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Capitalismo: Una historia de amor (2009)

Capitalismo: Una historia de amor
127 min.
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Sinopsis
El siempre polémico Michael Moore denuncia el sistema capitalista de Wall Street, adoptando un punto de vista que analiza la crisis finaciera mundial y la economía estadounidense en plena transición entre la administración entrante de Barack Obama y la saliente de George W. Bush. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Política Crisis económica 2008 Bolsa & Negocios Sátira
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Capitalism: A Love Story
Duración
127 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2009: Festival de Venecia: Sección oficial largometrajes a concurso
2009: Nominada a Critics' Choice Awards: Mejor documental
2009: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor documental
2009: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión en documental
8
Socialista no, por favor, SOCIALDEMÓCRATA (que los otros tienen rabo y tridente)
Bueno, pues para situarnos, ya así de primeras, diré que “Capitalismo: una historia de amor” no es nada más y nada menos que otra MOORADA. Vamos, que a quien le gusten las pelis de Michael, le va a encantar, y a quien no, pues... NO, está claro.

Es más de lo mismo, es decir, Mr. Moore sigue con su tónica “mi país es una mierda, no obstante, me encanta” y arremete ahora contra el sistema económico por antonomasia: EL CAPITALISMO (música siniestra, por favor). Y teniendo en cuenta que EEUU no sólo es la cuna de este sistema, sino además la más ferviente defensora de su versión más recalcitrante e inhumana, chicha hay, para qué negarlo, para dos horas y lo que haga falta.

A mí, personalmente, me gusta el estilo Moore, qué queréis que os diga; me parece un tipo con mucha gracia. Lo que cuenta me parece muy interesante y la forma en que lo hace no se queda atrás: imágenes de archivo, películas, vídeos caseros, entrevistas plagadas de preguntas ingeniosas... todo ello aderezado con una banda sonora genial y con los comentarios irónicos y las tonterías de turno que se le ocurren a Miguelín. Yo, sinceramente, he disfrutado, me lo he pasado muy bien. Además, si le añadimos el hecho morboso de que, qué curioso, estudio economía... JE. Y, por cierto, tampoco tengo nada que criticarle por este lado; ningún detalle, ningún dato me ha parecido escandalosamente exagerado... creo que la realidad es tal cual, o peor, de lo que Mr. Moore apunta.

En conclusión, que Michael Moore puede ser el hombre más ególatra del mundo, ¿por qué no? Pero su forma de criticar, dejando siempre espacio para el optimismo y el humor, y su manera de explicarlo todo de esa manera tan sencilla y amena opino que tiene mucho mérito.

PD: Y, por cierto, es en estos momentos cuando doy gracias por vivir en la Vieja Europa... YEAH.

PD2: En el spoiler, por si a alguien le interesa, me he aventurado (con toda esa valentía acumulada durante todos estos años de sedentarismo en el mundo desarrollado) a aclarar un poco eso que NADIE ha sido capaz de explicar en la película: ¿Qué narices es un producto derivado?
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158 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Dónde está la demagogia?
Sobre Michael Moore pesa últimamente una gran campaña de desprestigio. Se dice que posee una casa de millón de dólares en pleno Manhattan, fruto de las cuantiosas ganancias que le han reportado sus documentales en contra de las desigualdades sociales. Se comentó en el pasado Festival de Venecia, cuando fue a presentar Capitalismo: una historia de amor, que las distribuidoras exigían 2.000 euros a los medios de comunicación para poder entrevistarle. Al realizador de Flint se le juzga con la misma facilidad con la que se mitifica a otros directores de intocable renombre. Y cabría preguntarse por qué, hasta llegar rápidamente a una conclusión: Michael Moore es un personaje incómodo.

Moore es una excepción en el panorama cinematográfico. El único que cuenta con la confianza de un gran estudio para denunciar a políticos, instituciones y otras corporaciones gigantes que, como General Motors, Citibank o Wal Mart, aprovechan los resquicios abiertos por la política para instaurar un capitalismo salvaje, desprovisto de cualquier atisbo de humanidad.

Lo único que podría reprochársele a Moore es su abuso de testimonios lacrimógenos o su tendencia a montar el espectáculo. Sin embargo, hay que entender que es la única manera de hacer digerible para todos los públicos un tema tan poco comercial como la economía basada en el capitalismo. El resto de material es una lúcida recopilación de datos en la que no hay cabida para la invención, puesto que cada uno de ellos viene perfectamente documentado con declaraciones, cifras y nombres. Ni trampa ni cartón.

¿Dónde está entonces la demagogia? Desde luego no en Michael Moore, encargado de sacar a la luz, con mayor o menor acierto, las perversidades del venerado sistema capitalista. Por supuesto, el director nos ofrece una lección sobre demagogia pero no llevándola a cabo en primera persona sino denunciando la degeneración de la democracia a la que ha conducido el libre mercado. Demagogia practicó Bush fomentando el miedo a la crisis en un discurso ante los ciudadanos y demagogia denotaron republicanos y demócratas en el congreso cuando concedieron bajo ese pretexto 700.000 millones de dólares de las arcas públicas a la banca privada. Desde luego, prefiero ver llenos los bolsillos de alguien capaz de abrirnos los ojos que los de multimillonarios directores empeñados en colocarnos una venda en forma de gafas tridimensionales. Para algunos esto será demagogia, puede que de las más baratas, pero conviene distinguir entre aquellas que pretenden ser instructivas y las que simplemente destruyen.
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