arrow

Las nieves del Kilimanjaro (2011)

Las nieves del Kilimanjaro
109 min.
6,9
4.710
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
Suscripción
Trailer (ESPAÑOL)
Ver 3 más
Sinopsis
A pesar de haber perdido su trabajo, Michel vive feliz con Marie-Claire desde hace treinta años. Sus hijos y sus nietos los llenan de alegría. Tienen amigos muy cercanos. Están orgullosos de sus actividades sindicales y políticas. Sus conciencias son tan transparentes como sus miradas. Pero ese bienestar salta por los aires cuando dos hombres armados y enmascarados los golpean, los atan y se fugan con sus tarjetas de crédito. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama social
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Les neiges du Kilimandjaro (The Snows of Kilimanjaro)
Duración
109 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Victor Hugo
Links
Premios
2011: Premios Cesar: Nominada a Mejor actriz (Ariane Ascaride)
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso (sección "Un certain regard")
2011: Festival de Valladolid - Seminci: Espiga de Plata, Premio del Público
4
¡Que te emociones y te rías, coño!
En los telefilmes americanos es frecuente que, durante la primera media hora, se nos muestre la felicidad extrema de un personaje o de una familia; el espectador ya sabe que el arte, aunque sea malo, no se ha inventado para narrar la felicidad (que es una cosa que más bien se vive), e intuye con tino que pronto ocurrirá alguna desgracia. De lo contrario, ¿qué clase de trama sería ésa? Aunque Las nieves del Kilimanjaro intente disfrazarse de película francesa sutil, pequeña, sublime y preciosa, sus procedimientos narrativos son, sin duda, dignos de cualquier mala película: su afán es manipular al espectador de modo burdo, para arrancarle a trompicones algún tipo de empatía.

En la primera escena vemos cómo una empresa portuaria recorta personal para no cerrar. Veinte serán los despedidos a causa del bien común. En vez de analizar a cada empleado, o fijar un criterio de antigüedad, se hace un sorteo. Da lo mismo que uno tenga 62 años y le queden meses para jubilarse; o que alguien padezca una minusvalía; o que haya un inepto entre los empleados: se sortea; y, al que le toque, pues despedido. El protagonista, Michel, que es un sindicalista honesto y bueno, se incluye en el bombo de los posibles despedidos: y le toca. Éste es el absurdo punto de partida, el hecho inverosímil.
A continuación regresa a su casa mirando al infinito, mientras suena una música triste de fondo para que así el espectador –por si acaso está despistado– sepa que hay que ponerse triste. No sabe el pobre Michel cómo decirle a su mujer que está despedido. Pero se lo dice, y añade que quizá fuese de idiotas el haber incluido su nombre. Éste es el momento dramático, tenso, duro, social.
Su mujer le mira, le sonríe, y (como si no hubiera pasado nada), contesta suspirando: “¡Qué duro es vivir con un héroe!”. Éste es el momento tierno, chiquitito, lleno de amor, de humor sano, de ironía sutil y europea, de intimidad y optimismo.

Pues bien: toda la película repite el mismo esquema. Pasa algo inverosímil, se da un momento de tensión dramática, y luego todos son muy buenos, y ríen mucho, y abren una puerta al infinito optimismo. Lo cual resulta, a la larga, increíble e irritante.

En conjunto una película artificial, construida de modo evidente y previsible, que juega sucio para que todos nos emocionemos y riamos por cojones, y que, aunque muchos incautos caigan en su juego, pues para eso está hecho, no es sino una sucesión de diálogos desastrosos, humor simplón, y escenas inverosímiles. Y del final, ni hablamos.

Más ejemplos concretos de por qué la película hace agua, en el spoiler. Y encima en algunos (un lujo) explico por qué el director la cagó con esas escenas.
[Leer más +]
100 de 160 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LAS NIEVES DEL KILIMANJARO YA NO SON PERPETUAS, PERO SIGUEN DESTILANDO AGUA PURA
Comenta Robert Guédiguian que fue un poema de Victor Hugo titulado "La gente pobre" el que alimentó "Las nieves del Kilimanjaro". El mérito de Robert Guédiguian es haber sido capaz de mostrarnos con total naturalidad como aquellas nieves que en tiempos de Victor Hugo eran perpetuas, ahora se están desmoronando. Y como, a pesar de todo, siguen destilando agua pura.

Robert retrata desde fuera, más como juez que como parte, como se van erosionando algunos de los pilares de nuestra sociedad contemporánea. Retrata el azote del paro en la gente joven (memorable el giro que experimenta la película cuando los sindicalistas son atracados, y desde ese momento son vistos como burgueses por aquellos que realmente no tienen nada). Retrata el conformismo de las clases trabajadoras, incapaces de sacrificar las comodidades adquiridas en su sociedad del "bienestar" (memorable también la escena en la que se muestra a unos hijos incapaces de comprender el sacrificio generoso y desinteresado de sus padres). Retrata el papel de los abuelos en nuestros días, entregados a taponar las heridas que nuestra sociedad provoca en nuestros menores, etc, etc.

Pero Robert también muestra, esta vez desde muy adentro (más como parte que como juez), que a pesar de todo las nieves siguen destilando agua pura. Al igual que Víctor Hugo, Robert cree y apuesta en el hombre, y lo presenta como una víctima de una sociedad que camina hacia un humanismo demasiado materialista. Se esfuerza en empatizar con todos los personajes (por complejas que sean sus circunstancia) y procura sintonizarlos a través de su inteligencia emocional, de sus sentimientos. El delincuente, la madre que abandona a sus hijos, el sindicalista intransigente, todos tienen su porqué. Esa visión esperanzadora nos arrancará algunas lágrimas reconfortantes.

Ahora bien, si el fondo de la historia es profundo y está bien trabajado, tampoco las formas se han descuidado lo más mínimo. No faltan las grúas del puerto en cualquier encuadre con mar de fondo, el mismo mar para los burgueses y para la gente pobre. No faltan las incursiones por las viviendas, comisarías, talleres y calles de barrios humildes por donde discurre la historia. Como tampoco es casual la presencia de un viento racheado e incómodo bajo un cielo gris y plomizo durante buena parte de la peli.

Y todo ello arropado por un reparto que está francamente bien, sin histrionismos ni concesiones gratuitas. Mención especial las interpretaciones de Ariane Ascaride (Marie-Claire) y sobre todo Jean-Pierre Darroussin (Michel), soberbio.

Resumiento, que Robert Guédiguian se ha empeñado en que Las nieves del Kilimanjaro vuelvan a ser perpetuas ... Y eso desde luego es una muy buena noticia !!
[Leer más +]
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Las nieves del Kilimanjaro
Fichas más visitadas