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Las ovejas no pierden el tren (2014)

Las ovejas no pierden el tren
103 min.
5,3
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Disponible en:
Suscripción
Tráiler HD (ESPAÑOL)
Sinopsis
Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo) se han visto obligados a irse a vivir al campo, pero la idílica vida rural enseguida empieza a mostrar su cara menos amable. A pesar de que la pareja no atraviesa por sus mejores momentos, Luisa está obsesionada con tener un segundo hijo, aunque el precio sea el sexo más apático imaginable. Quien ni se plantea pisar el campo es Juan (Alberto San Juan), el hermano de Alberto, periodista en horas bajas que, con 45 años, sale con Natalia (Irene Escolar), una joven entusiasta de 25 años en la que Juan ve una tabla de salvación. Por su parte la hermana de Luisa, Sara (Candela Peña), está acostumbrada a canalizar su ansiedad a través de los hombres, con quienes no acaba de encajar, hasta que aparece Paco (Jorge Bosch), un periodista deportivo que parece incluso dispuesto a llevarla al altar. O eso cree ella... (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Romance Drama Comedia romántica
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Las ovejas no pierden el tren
Duración
103 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
4
Ja, ja, ja
No me entiendan mal.
Las ovejas no pierden el tren es una película más o menos simpática, con buenas intenciones y agradable de ver en una tarde aburrida en la que no se tenga nada mejor que hacer.
Inma Cuesta demuestra una vez más su arrolladora versatilidad, y los momentos más divertidos son los que la tienen a ella en pantalla con Candela Peña y Kiti Manver, estupendas ambas. No se puede decir lo mismo de Raúl Arévalo, que tiene la misma cara de ajo durante todo el metraje. El problema es que la película es mucho menos divertida de lo que ella misma se cree (los mejores chistes son los del trailer, y con eso queda todo dicho) y la historia está más vista que el tebeo. No sorprende, no emociona, no nada. Es plana como una tabla de surf y apenas consigue arrancar algunas medias sonrisas. El tema de la familia estrambótica con madre y hermana alocadas, protagonista sufriente, tímida y poco o nada triunfadora (una imagen que no le pega nada a Cuesta, pese a que la actriz jienense lo defiende con talento) y problemas de pareja ya nos lo han presentado como ciento cincuenta mil veces antes, y nos lo han presentado mejor.
Regularcilla. No se puede decir otra cosa.

Lo mejor: Es simpática
Lo peor: No es demasiado divertida y sí muy tópica.
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36 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
SOLUCIÓN RURAL
Álvaro Fernández Armero regresa siete años después de su anterior película. Una demora inhabitual en su trayectoria hasta entonces, expresada en siete largometrajes (uno de ellos documental) en trece años.

Director de comedias y alguna película de terror, su producción ha coincidido con la explosión comercial de Emilio Martínez Lázaro, el gran triunfador de 2014 con «Ocho apellidos vascos», precedida por el binomio «El otro lado de la cama / Los dos lados de la cama».

Vienen a colación estas dos últimas comedias porque «Las ovejas no pierden el tren parece la continuación cronológica de aquellas. Si hasta este momento, Fernández Armero se decantaba hacia el público joven, urbanita, no mayor de los treinta, en pleno explosión física, profesional y afectiva, ahora los personajes muestran una crisis vital de madurez mal digerida.

Si la triunfadora dupla musical de Martínez Lázaro recogía con gran acierto el espíritu expansivo de la primera década del siglo XXI, esos locos años veinte en los que nos comíamos el mundo, en «Las ovejas no pierden el tren» los personajes viven muy por debajo de sus expectativas juveniles. Los escritores que fueron estrellas mediáticas ruegan por un contrato de plumilla y han perdido la inspiración, las mujeres escuchan el tictac de su reloj biológico, los padres envejecen y los antes incipientes empresarios ahora comparten coche o cierran el negocio. Y prácticamente todos muestran una necesidad de afecto incumplida.

Protagonizan Inma Cuesta y Raúl Arévalo, cuya actuación es el hilo conductor que sostiene el argumento. Logra al fin actuar en una comedia Candela Peña, como era su deseo. Destaca por su credibilidad siempre Alberto San Juan y sobresale la espontaneidad y la arrebatadora alegría juvenil de Irene Escolar. Asimismo, es un gusto reencontrarse con los ilustres Kivi Manver, Miguel Rellán, Petra Martínez y Mariano Venancio

La séptima ficción de Fernández Armero es una comedia agradable, blanca y sin aristas. Discurre suavemente y describe con gran precisión el estado emocional de nuestra actualidad.

En su conclusión, curiosamente, lo que nació como comedia urbana encuentra la solución en el mundo rural, en la fría Valdeprados de la provincia de Segovia. La salida, parece decir con cierta candidez, está en vivir del campo.
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28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
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