Buscando a Amanda (2008)

Habida cuenta del mortecino tono habitual de la comedia moderna (salvo honrosas pero contadas excepciones) americana, encontrarse con esta "Finding Amanda" es un descanso y un placer. Y eso que, el espectador lo irá descubriendo poco a poco, su contenido en drama tampoco se queda corto. Que la historia nos lleve otra vez a Las Vegas, esa ciudad que ya tenemos tan visualmente sobada que da pereza volver a ella (siempre cinematográficamente hablando claro está) parece indicar otra sesión de aburrimiento tópico. Pero el señor Tolan, a la vez realizador y guionista se guarda bajo la manga un tono más alejado de lo común para su género, unos personajes perdidos en sus calamitosas vidas que se encuentran y no son capaces de ayudarse como sería otro tópico común en historias similares. La cuesta abajo de su existencia se representa con un humor ácido e inteligente en su mayor parte. Fans de "Superfumados", "Tropic Thunder" y otras de su estilo, ésta no es otra de las vuestras. Pasad de largo.

Taylor Mendon (Matthew Broderick), un productor de televisión en horas bajas, ex alcohólico y ludópata, que vive con su mujer Lorraine (Maura Tierney), tras una de las frecuentes broncas con esta, debido a su ludopatía, y para congratularse con ella ya que está bastante preocupada con la vida disoluta que su sobrina Amanda (Brittany Snow), parece ser lleva en Las Vegas, decide trasladarse a dicha ciudad a intentar convencer a su la misma para que abandone la prostitución y las drogas e ingrese en un programa de rehabilitación.
Entretenida, veraz, divertida y adulta comedia dramática, con un buen trabajo actoral por parte de Matthew Broderick y Brittany Snow cuya química recuerda a la que tenia con Reese Witherspoon en “Election 1999”, unos inteligentes, divertidos (a veces) e ingeniosos diálogos, que sin ser nada del otro jueves se deja ver con agrado y te mantiene atento al devenir de estos personajes veraces, tiernos e hipócritas debido al tiempo que se toma la trama para describirlos certeramente, a lo acertado del retrato de las debilidades humanas y a un final de la historia completamente alejado de las pueriles estupideces al uso.
A mi juicio, el personaje interpretado por Matthew Broderick podría ser perfectamente uno de los caminos que hubiera tomado la vida de su Ferris Bueller de “Todo en un día 1986” (C'est la Vie).