Mujercitas (1949)

Cuando era un crío esta peli era uno de los clásicos de las fiestas navideñas, junto con los belenes, el árbol, las luces a tutiplén; y sentarse en las faldas del Rey Melchor, mintiéndole como un bellaco diciendo que habías sido buenísimo para pedirle el oro y el moro (con permiso de Baltasar). Sí, esta peli la ponían por estas fechas en todas las cadenas, o sea en la única.

Yo siempre protestaba cuando la echaban. Que si qué cursilada, que si ya estamos otra vez con la ñoñería esta, que si no podían echar otra cosa, que si patatín que si patatán. Pero lo confieso, me la tragaba enterita cada año, y luego me retiraba discretamente a mi cuarto a derramar la lagrimita que había retenido sudorosamente durante dos horitas. En fin, supongo que queda muy machote y varonil ponerla a parir, pero es lo bueno que tiene el internete este, que nadie te conoce y puedes hacer sangrantes confesiones.

Sí, adoraba "Mujercitas" en secreto. Y la echo de menos. Navidad ya no es lo mismo si no la echan por la tele.

Es bien cierto que la novela de Marie Louise Alcott ha tenido muchas adaptaciones cinematográficas y teatrales pero tal vez ninguna tan brillante, tan emotiva como ésta. El reparto es de campanillas y la historia vuelve a conmovernos una y otra vez sin que pierda un ápice de su encanto. Rodada con todo el preciosismo de la MGM de la época, el film es un maravilloso retrato coral de una familia norteamericana antes y después de la guerra de secesión. A destacar la interpretación genial de Margaret O'Brian niña prodigio del momento.