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La pelirroja indómita (1955)

La pelirroja indómita
112 min.
5,8
123
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Sinopsis
La pelirroja Julia llega a Santa Fe en 1879 para reunirse con su hermano, un aventurero. Sin embargo, nada más llegar, la hija del cacique del pueblo le advierte que éste no la quiere en Santa Fe. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Strange Lady in Town
Duración
112 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
¿QUE COMO TE AMO?
No le hagan ningún caso a la nota media que tiene esta película. "La pelirroja indómita" es una excelente cinta dirigida por el prolífico Mervyn LeRoy que contiene buena dosis de aventura, romance y discrepancias médicas. Por si esto no fuera suficiente, una espléndida Greer Garson lidera el frente femenino en esta desigual guerra de sexos y, aunque no sale victoriosa, al menos vence y convence -lo que es más importante- al hombre que ama y al temor de un pueblo indígena que primero la mira receloso pero luego la adora.
Greer Garson es la película de principio a fin y, fíjense ustedes si esto es cierto que, cuando ésta termina, nos da la sensación de haber visto una película con muchos toques de comedia. Pero realmente no los hay. Lo que ha ocurrido es que la atractiva y arrolladora personalidad de la doctora Winslow ha llenado cada secuencia de una simpatía, una luminosidad y una alegría desbordantes.
Como yo también ando desbordado y seducido por tan maravillosa mujer, me sentaré al piano, al igual que Dana Andrews, y con la misma cara de primavera, le voy a recitar aquello de: "¿Qué cómo te amo? De muy diversas formas..."
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Doctora en Nuevo México.
Cinta ambientada en el entorno de la ciudad de Santa Fe (Nuevo México) en 1880, cuya protagonista Julia Winslow Gard (Garson) es una joven licenciada en el Colegio Femenino de Medicina de Filadelfia.
No es ningún disparate. La primera escuela de Medicina para mujeres se abrió poco antes de la Guerra Civil estadounidense que comenzó en 1861. La Universidad Drexel de Filadelfia con su Escuela de Medicina de la Mujer será una de las pioneras, marcando un camino que se generalizará a finales del siglo XIX con numerosos centros docentes similares.
No fueron fáciles los comienzos profesionales de Julia, que deberá abandonar su ciudad de Boston ante la intolerancia y el vacío que recibió de sus colegas varones. Algo de esto mismo denunciaba recientemente la cineasta afroamericana Valerie Scoon en Daring Women Doctors: Physicians in the 19th Century (Doctoras atrevidas médicas en el siglo XIX). Un documental que busca dar a conocer a estas “mujeres pioneras que se enfrentaron a la hostilidad, el racismo y el sexismo para convertirse en médicos”.
Esto mismo es lo que bajo el envoltorio de un western nos muestra la película de LeRoy, trasladado en esta ocasión a una ciudad próxima a México, con una fuerte tradición católica y bajo el control de un poderoso ganadero que … también es médico, el Dr. Rourke O’Brien (Andrews).
Al llegar a Santa Fe tiene Julia ya dispuesta la consulta médica en la casa de su hermano el teniente David Gard (Mitchell), un apuesto sinvergüenza, jugador y tramposo. Todo está perfectamente organizado, con su sillón de dentista, camilla, vitrinas, frascos, batas blancas, aparatos de esterilización, etc. En la puerta un cartel indica: “Julia Winslow. M.D. Physician and Surgeon” (Médico y cirujano).
Pero también hay preparada en su contra una parte de la sociedad local con el Dr. O’Brien a la cabeza: “Una mujer médica es una cosa muy extraña, como un pollo con dos cabezas … la echarán a carcajadas”. Convencido que se trata de una fea solterona que abraza la medicina a falta de un buen marido, “Seguro que su pecho es liso como una tabla” o “¿Quién va a querer a una mujer que se pasa el día recetando pastillas”, se llevará toda una sorpresa al encontrarse con la bella pelirroja. Y, claro, él es viudo y todavía de buen ver …
Un auténtico choque de personalidades y de visión de la medicina se produce cuando ambos se conocen personalmente. En una de las mejores escenas los dos marchan en dirección contraria por la calle central de Santa Fe, cada uno en su coche de caballos, se cruzan, se miran ... persecución en medio del gentío, accidente aparatoso, pérdida del sentido. En la siguiente escena O’Brien se recupera perfectamente vendado en la pulcra clínica de Julia.
Los celos profesionales no hacen más que empezar al comprobar la limpieza y el uso tan frecuente que hace como antiséptico del ácido carbólico (fenol, como se sabe de olor muy penetrante), “No puedo salir a la calle con este maldito olor a desinfectante”. Admirado, le pregunta con retintín lo que le debe por la asistencia y si ha podido montar esa clínica y adquirir la elegante ropa que viste solo con sus beneficios médicos. Julia responde sincera: “Ni en mi mejor época hubiera podido comprarme vestidos con mis ingresos”, y un lacónico “No cobro a colegas”.
Los enfrentamientos entre los doctores se suceden a cuenta de Lister y de sus ideas modernas sobre la higiene quirúrgica. Rourke la acusa de falta de ética profesional por captar descaradamente su clientela de pago como venganza hacia los médicos masculinos. A todo esto, mientras tanto, surge el amor entre los dos colegas para complicar más las cosas … o para resolverlas.
Guion elaborado con una buena asesoría médica y dirigido con habilidad. Entre los personajes destaca claramente el de Julia, de personalidad muy bien definida que recuerda a ratos “La fierecilla domada” (Shakespeare, 1594). Cosa que no sucede con los demás protagonistas cuyos caracteres quedan un tanto desdibujados, especialmente su hermano David. Algo parecido ocurre con las interpretaciones, con Garson por encima de todos los demás, especialmente de Andrews al que se le ve muy envarado, con nota para algunos secundarios.
Estamos pues ante un western del subgénero médico, con un tratamiento entre la comedia romántica y el melodrama, pero con una evidente y muy temprana reivindicación de los méritos profesionales de la mujer en el terreno de la medicina.
Una buena película que no deben perderse todos aquellos que critican el papel de “florero” que, dicen, el género otorga siempre a la mujer, generalización con la que no estamos en absoluto de acuerdo.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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