Mientras ellas duermen (2016)

Se transforma en algo tan cotidiano como un par de huevos fritos con patatas; pero ni las patatas son buenas, ni los huevos frescos.

La descomposición japonesa de la estupenda novela de Javier Marías, resulta palabrería más que diálogo. La claridad del relato, aquí se transforma en incomprensible ruína, con un toque de cotidiana mediocridad.

Estupenda fotografía que contrasta con las actuaciones tan frías y medidas, que restan credibilidad al conjunto .

Un puzle de momentos reales, fijaciones morales y momentos oníricos, entre lo que deseas y lo que no comprendes, esa atracción por lo desconocido y el interés por lo que no comprendemos. Un viaje al mundo de la codicia y los anhelos, a la parte oscura con un guion inspirador aunque cáustico en su presentación. La necesidad de respuestas no se sacia, los interrogantes quedan abiertos con la percepción del desengaño visual de la quimera personal. Las intuiciones guían al espectador, pero sin un apoyo en la trama capaz de desligar el entendimiento a la percepción visual. Las interpretaciones son formidables, pero la plasmación de la idea puede quedarse corta.