El taxi de los conflictos (1969)

Película muy divertida y entretenida de hace 47 años codirigida por José Luis Sáenz de Heredia y Mariano Ozores con guión de los mismos y protagonizada por Juanjo Menéndez en el papel de Tadeo Fernández, un pobre taxista madrileño que durante su larga jornada de trabajo de 6 a.m. a 6 p.m. en uno de esos antiguos Seat 1500 negro con la raya roja se ve inmerso en un mar de líos a causa de un enorme plantel formado por 50 famosos personajes de lo más popular de los años 60 que actuaron sin cobrar para ayudar al director y productor Benito Perojo en la ruina más total y que falleció en 1974.

Resaltar los entretenidos y graciosos títulos de crédito animados, tanto iniciales como finales con ese taxi de dibujo lleno de color rodeado de las caricaturas de todos los personajes muy del estilo de los originales créditos de Plácido (Berlanga, 1961) e introduciendo los nombres en orden de aparición y no de popularidad o alfabético y que te enganchan hasta el final sacándote otra sonrisa más si cabe.

Todas las situaciones más inverosímiles y graciosas le sucederán a Tadeo que sólo le hubiera faltado que hubiera atropellado a Pepe Isbert, protagonista de las siguientes comedias donde el taxi es el vehículo principal de la trama:

Los ángeles del volante (1957) de Ignacio F. Iquino.
Un día perdido (1954) de José María Forqué.
Amor sobre ruedas (1954) de Ramón Torrado.

Una comedia de enredo muy simpática que se ve del tirón con curiosas historias que suceden en el interior de un taxi y que sólo le hubiera faltado una escena en la que el inspector Rovira (Antonio Ozores) le hubiera perseguido también en otro coche por todo Madrid, ahí tendríamos otro gag muy gracioso.

La verdad, no entiendo las críticas negativas de esta película repleta de actores, cómicos y cantantes destacados y reconocidos que no reconocibles que participaron desinteresadamente, muy diferente de los famosillos de las pelis de Torrente.

Curioso que Peret saliese en esta película pues Benito Perojo, con quien hizo El mesón del gitano (1970) de Antonio Román le acusó de haberle buscado la ruina. Además, Peret protagonizó Amor a todo gas (1969) de Ramón Torrado una cinta donde es un taxista aficionado a la música y como aquí se canta en una gasolinera.

Dijo Peret “El cine clásico es maravilloso, y el musical es maravilloso con música.”

Tampoco entiendo como en los títulos de crédito iniciales figura como director Antonio Ozores y no su hermano Mariano Ozores como si sucede en el cartel promocional y la caratula de la cinta.

Los cuatro temas musicales que también son protagonistas y acompañan a la historia:

• “Será el amor” interpretada por Carmen Sevilla en una sala de fiestas.
• “Corazón contento” interpretada por Marisol en una gasolinera.
• “Pleitos tengas” interpretada por Peret y sus dos palmeros en la comisaría.
• “Que me coma el tigre” interpretada por Lola Flores y Antonio González "El Pescaílla" junto a sus hijos Rosario y Antonio en la estación de Chamartín.

Lo mejor: Juanjo Menéndez, uno de los mejores actores cómicos de este país tan entrañable haciéndonos reír con sus típicos gestos y su risa boba, o quién no se ha reído cuando un señor fuertote dice “me gustan todos los hombres” en la escena de la gasolinera.

Lo peor: Que doblaran la voz a Manolo Codeso, Zori y Santos y Rafael López Somoza.

Postdata: se hace un guiño a modo de caricaturas a Amancio, jugador del Real Madrid; a Fidel Castro, dictador cubano y también al final, no lo dicen pero creo que a Jackie Kennedy y Aristóteles Onassis cuando se casaron en 1968.

Un numeroso y variopinto elenco de actores y de representantes de la canción española se dan cita a las órdenes de M. Ozores y de J.L. Sáenz de Heredia para componer una comedia sencilla y sin pretensiones con brotes de tipismo.
La película resulta relajante, entretenida y con cierta guasa aunque por momentos el argumento flaquea.
Busca la sonrisa fácil, la provocación ingenua y los intérpretes cumplen su cometido y sus peripecias, de fortuna dispar, confluyen en el taxi que utilizan.
Posee agilidad narrativa, un encanto que puede hoy parecer anticuado pero su humor es diáfano y sin complicaciones.
Mención especial merece A. Ozores por su intervención.