Horror en el cuarto negro (1935)

La dualidad de Karloff. El innegable talento de una estrella que se fraguó con gruñidos y frases cortas. El disfraz sin careta. La cara oculta del "rostro" por excelencia de los 30.

Una obra gótica con reminiscencias monstruosas de su protagonista. Localizaciones tenebrosas que son testigo de maldiciones familiares. Un Dr. Jekyll and Mr. Hyde sin pócimas.

Las lagunas del argumento perjudican a una trama predecible. A pesar de ello, resulta entretenida por su ritmo y atmósfera.

Un placer disfrutar de la doble interpretación del señor Karloff y de la tierna belleza de la señorita Marsh.

Una vieja familia nobiliaria carga con una profecía: la dinastía se acabará en el momento en que el barón tenga dos hijos gemelos. Pues el título nació, asimismo, con dos hermanos gemelos, y el menor asesinó al mayor en ''el cuarto negro'' del castillo.

Ambientada en el siglo XIX, precisamente en la época en la que triunfó la literatura gótica, ''The black room'' es una joyita cinematográfica del más puro sabor gótico que fue capaz de parir el Hollywood de los años treinta. Boris Karloff (me quito el sombrero ante él) interpreta aquí a los dos últimos descendientes de la mencionada dinastía, dos hermanos gemelos de caracteres inversos. ¿Se cumplirá la profecía de la familia o se trata solo de un cuento de viejas? Genuino cuento gótico: el castillo, el doppelganger, la maldición, el villano cruel, la doncella indefensa... Y en medio de todo, el ''cuarto negro'', representación de los horrores del pasado y la maldición que golpea en el presente.